Colombia se negó a dar a conocer el texto de los acuerdos con Estados Unidos para la instalación de al menos siete bases militares en su territorio durante la reunión extraordinaria del Consejo Suramericano de Defensa de la UNASUR que se llevó a cabo el martes 15 de septiembre en Quito.
Este pedido tuvo el respaldo de once de los 12 miembros de la UNASUR. “Colombia podía presentar el texto del convenio a UNASUR pero lamentablemente Colombia dice que está sujeta al consentimiento de Estados Unidos. El mandato de los Presidentes era establecer medidas de confianza, pero por la intransigencia de Colombia no hemos podido llevar a cabo esto”, señaló el canciller boliviano David Choquehuanca al término de la reunión que congregó a 12 cancilleres e igual número de ministros de Defensa de la UNASUR.
Los representantes de Colombia, el canciller Jaime Bermúdez y el ministro de la Defensa, Gabriel Silva, no dieron respuestas satisfactorias sobre la falta de transparencia que envuelve el tema de la instalación de las bases militares estadounidenses, intentando más bien que la UNASUR acoja la agenda colombiana de seguridad. Ante una nube de periodistas, Bermúdez señaló: “estamos dispuestos a avanzar en medidas de confianza en todos los temas, en el tema de los acuerdos de cooperación pero también en la compra de armas, armamentismo, ejercicios o pruebas nucleares, etc. También la presencia de grupos terroristas en la región, también en el tema del narcotráfico, en fin, no se logró acuerdo en esos temas y hay que seguir trabajando con ánimo propósito para llegar a acuerdos finales”.
Al día siguiente de la reunión del Consejo Suramericano de Defensa, el Ministro de Defensa colombiano Gabriel Silva señaló que no descarta la posibilidad de retirarse de la UNASUR si se mantiene la posición de algunos países de evitar debatir los temas que Bogotá plantea relativos al narcotráfico, el terrorismo y el armamentismo.
El canciller brasileño Celso Amorín resumió con estas palabras el sentimiento casi generalizado en la reunión de Quito: “Colombia no ha entendido la sensibilidad que ha causado el acuerdo de las bases militares”.
La reunión del Consejo Suramericano de Defensa de la UNASUR fue convocado por decisión de los jefes y jefas de Estado reunidos el 28 de agosto de 2009 en San Carlos de Bariloche, Argentina, quienes dispusieron que los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa celebren una reunión extraordinaria para que en “pos de una mayor transparencia diseñen medidas de fomento de la confianza y la seguridad de manera complementaria a los instrumentos existentes en el marco de la OEA”[1]
Si bien la posición colombiana impidió que se llegara a un acuerdo para avanzar en el “fomento de la confianza y la seguridad”, el canciller ecuatoriano Fander Falconí evaluó positivamente la reunión de Quito.
“El primer resultado es el fortalecimiento de UNASUR, es decir como UNASUR estamos en la capacidad de procesar los problemas regionales (…) , no tenemos que recurrir extra-regionalmente a discutir nuestras problemáticas en temas tan álgidos como los temas de seguridad, o la creación de medidas de confianza mutua”, señaló Falconí.
“Un segundo punto – prosiguió- en el que se avanzó es en la notificación de todos los acuerdos regionales y extra-regionales una vez que se hayan aprobado los acuerdos de negociación, sin embargo hubo una disyuntiva sobre si estos acuerdos tenían que tener o no el consentimiento de un tercer país, y aquí fue un punto de estancamiento, básicamente Colombia solicitó tiempo para hacer consultas internas; los 11 países estuvieron de acuerdo con entregar los acuerdos que estén debidamente notificados. Se aceptó la tesis de la no-extraterritorialidad, Colombia aceptó el concepto de no extra-territorialidad y esto es un paso significativo en el proceso de UNASUR, sin embargo la discusión se estancó, se pedían garantías plenas y garantías formales y nuevamente aquí el Gobierno de Colombia solicitó un mayor tiempo para hacer consultas internas en su país para poder continuar con el proceso de diálogo y poder seguir avanzando en ese proceso”.
Por su parte, Javier Ponce, ministro de Defensa del Ecuador, señaló que “En cuanto a los ejercicios intra y extra-regionales hay que tener en cuenta que este capitulo hace referencia a las seguridades a nivel de las fronteras. Hubo pleno acuerdo en notificar a UNASUR el desarrollo de ejercicios militares con países de la región o extra-regionales, invitar observadores militares y establecer mecanismos de comunicación entre las fuerzas militares siempre en función de alcanzar plena transparencia; aumentar la eficiencia y vigilancia en las fronteras y algo que ha venido planteando Colombia en la reunión de UNASUR en Bariloche, adoptar medidas necesarias para impedir la presencia o acción de grupos armados al margen de la ley, este es un punto en que estamos de acuerdo y hay pleno consenso. En cuanto al cumplimiento y verificación hemos establecido un mecanismo voluntario de visitas a instalaciones militares, esto es fundamental por que no hace solo referencia a intercambio de información sino también a intercambio de experiencias de situaciones en las fronteras que puedan provocar incidentes”.
Una nueva reunión del Consejo Suramericano de Defensa deberá convocar el Ecuador, país que ejerce la presidencia pro-tempore de UNASUR, para seguir abordando los temas antes anotados.
Carrera armamentista
Una carta que envió al evento el presidente de Perú, Alan García, dio la oportunidad para hablar sobre la “carrera armamentista” en América Latina En su comunicado, García planteó que en los últimos cinco años “nuestros países han destinado al gasto militar un total de 156 mil millones de dólares pero, además con recursos presupuestales han adquirido en esos cinco años un aproximado de 23 mil millones de dólares adicionales en nuevas armas, cañones, aviones y naves”. Agrega que “nuestras Fuerzas Armadas agrupan, aproximadamente 1 500 mil personas entre oficiales, tropa, servicios de inteligencia y actividades conexas. Por ello, en el año 2005, el gasto militar fue de 28.900 millones; en el 2006 de 29.000 millones; en el 2007 de 32.000 millones; en 2008 de 34.000 millones y podría alcanzar en este año a 38.000 millones de dólares”.
El mandatario peruano, sin embargo, omitió señalar las causas de esta carrera armamentista, quien promueve la guerra y los países que se benefician de la venta de armamento. El gasto militar de Estados Unidos en 2007 fue de 716.400 millones, en su delirio de imponer su hegemonía en el mundo y de controlar los flujos de petróleo, minerales y agua y la biodiversidad, Estados Unidos tiene 865 bases militares en 46 países que albergan a más de 190.000 soldados. Estados Unidos es un país en guerra, participa con efectivos y armamento en las guerras de Irak y Afganistán y mantiene un sinnúmero de frentes abiertos en África y Asia en la llamada “guerra global contra el terrorismo”. En América Latina tiene en bases e instalaciones militares en El Salvador (Comalapa), Honduras (Soto Cano), Puerto Rico, Cuba (Guantánamo), Aruba, Curazao, Perú (Iquitos y Nanay), Paraguay (Estigarribia) y ahora ha convertido a Colombia en una gran base militar proyectando utilizar al menos cinco bases aéreas y dos puertos. Interviene directamente en el conflicto colombiano con ayuda militar (la tercera en el mundo, luego de Israel y Egipto), asistencia tecnológica, militares y mercenarios. Desde que se instalaron gobiernos de izquierda en América Latina, ha desplegado la Cuarta Flota que estaba inactiva desde finales de la segunda guerra mundial. Estados Unidos tiene, entre sus objetivos, apoderarse del petróleo de Venezuela (que tiene una de las mayores reservas del mundo) y controlar la Amazonía, la mayor reserva de agua dulce y biodiversidad del mundo.
Al hablar de armamentismo, la gran prensa señala a Venezuela, pero no dice nada de Colombia. Con 254 mil efectivos, el ejército colombiano es el segundo en América Latina solo superado por Brasil. Colombia destina el 4 por ciento del Producto Interno Bruto a gastos militares, el más alto de América Latina. Venezuela, luego de que Estados Unidos le negara la provisión de repuestos para sus aviones y otros equipos militares, ha adquirido armas, aviones a Rusia y otros países, pero este equipamiento, según señaló el Vicepresidente de Venezuela Ramón Carrizalez, es de carácter defensivo, agregando que lo “hemos tenido que adquirir como consecuencia de la amenaza que se ha instalado en la República de Colombia” y “para garantizar la integridad de nuestro territorio”. Carrizalez agregó que Venezuela tiene la “decisión de proporcionar toda la información que le sea requerida por el Consejo de Defensa de UNASUR”.
Finalmente, el canciller venezolano, Nicolás Maduro dijo: “Suramérica ya ha debatido sobre el tema de las bases militares estadounidenses y todo este debate que se ha dado en los gobiernos, toda la presión de la opinión pública, de los movimientos sociales, de los ciudadanos de nuestros países tiene que tener un resultado para consolidar toda esta conciencia que se está dando de rechazo a las bases militares que lo que trae es violencia, guerra, amenaza a nuestro continente, y más temprano que tarde el pueblo de Colombia tendrá que (pedir cuentas) a estos gobiernos entreguistas que han cedido el territorio y pretenden poner el territorio de Colombia para que venga armamento, venga tecnología a amenazar a nuestro continente”.
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[1] Declaración de la Reunión Extraordinaria de Jefes y Jefas de Estados de la UNASUR. -
ALAI/17/09/2009