Los pueblos indígenas panameños concentraron varias delegaciones en la capital panameña el lunes, 12 de octubre, para conmemorar el Día de la Resistencia Indígena con una marcha a la Presidencia. La misma fue el punto culminante de la caminata indígena y campesina realizada desde San Félix, provincia de Chiriquí, hasta la ciudad de Panamá. En el calendario latinoamericano el 12 de octubre ya no se celebra como el día del “descubrimiento” o el día de la “raza”. Los pueblos indígenas están reivindicando su lucha contra la invasión europea y el símbolo de su llegada al continente en 1492.
La visita de las delegaciones indígenas fue rechazada por el presidente Ricardo Martinelli, quien decidió no recibir en el Palacio de las Garazas a los representantes de los pueblos originarios panameños. Según fuentes allegadas a la marcha, el presidente Martinelli intentó infiltrar agentes indígenas, que en su mayoría no participaron de la caminata, como condición para iniciar un diálogo con las delegaciones.
Los representantes de los pueblos ngobe-buglé y otros campesinos le querían plantear al presidente Martinelli la necesidad urgente de detener la construcción de las hidroeléctricas. Estos proyectos, que no responden a un plan de desarrollo nacional, están acabando con las cuencas de las provincias occidentales del país. A su vez, le iban a presentar los resultados desastrosos de los proyectos turísticos en ambas costas del país. Los nasos, por su lado, siguen luchando para recuperar sus tierras ocupadas por un contingente policial al servicio de un empresario ganadero terrateniente.
Las delegaciones llegaron a la Plaza Catedral, a una cuadra de la Presidencia, a las 5 de la tarde. En el lugar el gobierno colocó recientemente una cerca permanente para interrumpir el paso libre entre los dos monumentos históricos panameños (la Catedral y el Palacio de las Garzas). Cuando las delegaciones llegaron al perímetro defendido por la Policía, fueron atendidos por el director de Política Indigenista, del Ministerio de Gobierno y Justicia. Ese despacho ejecutó hace poco la orden de desalojo contra los nasos que protestaban en la Plaza Catedral.
El gobierno decidió que sólo podían pasar seis personas. Los dirigentes de los pueblos indígenas reclamaron que la delegación debía ser más grande. Ante el desacuerdo, los representantes del gobierno decidieron darle la espalda a los indígenas. Es lamentable que situaciones de este tipo, mal manejadas y sin una adecuada dirección política, perjudiquen a las comunidades más vulnerables del país. Otra decisión podría haber marcado el inicio de un diálogo saludable para ambas partes.
Las delegaciones esperaron durante tres horas y media antes de retirarse. Mientras se deliberaba en torno al desaire del presidente Martinelli, se desarrolló la Tribuna de los Pueblos Indígenas y Campesinos, donde se presentaron declaraciones de los movimientos participantes y distintas muestras de la cultura indígena y campesina.
Los diferentes grupos denunciaron el carácter prepotente que caracteriza la actitud del gobierno. El pasado viernes, 9 de octubre, Martinelli tampoco atendió a los delegados de los educadores que participaron de una marcha convocada por varios gremios.
En la Plaza Porras, donde se encuentra ubicada la Embajada del Reino de España en Panamá, la marcha se detuvo para condenar el genocidio de miles de indígenas americanos desde el primer desembarco de europeos hace 517 años.
Panamá, 15 de octubre de 2009.
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*Marco A. Gandásegui, hijo, (Profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA)
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ALAI/16/10/2009