Muerte física y la muerte simbólica de los trabajadores -
Las explicaciones simplificadoras que prosperaron durante algunos meses con las que se pretendía asimilar la crisis económica actual a la vivida durante La Gran Depresión podían llevarnos a imaginar un futuro con suicidios de empresarios desesperados.
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Pero ha ocurrido lo contrario puesto que los suicidios se producen en el bando de los trabajadores. Mientras, los gestores de las empresas con problemas han sido recompensados con indemnizaciones golosas con lo que es poco probable que tengan ganas de suicidarse.
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El caso más vistoso aunque no único, es el de France Telecom dónde en los últimos dieciocho meses ha habido más de dos docenas de empleados suicidados.
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Los suicidios no han sido un hecho limitado al actual mandato derechista de Sarkozy; también lo hubo en los años de gobierno de la izquierda plural. Esto elimina la posibilidad de atribuirlo todo a la vulnerabilidad de un empleado en particular o a una cuestión meramente de coyuntura. A la vez, ponen de manifiesto que la violencia en los puestos de trabajo y la desesperación extrema de los trabajadores se han convertido en una cuestión generalizada y estructural.
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El miedo, el acoso, la imposición de unos objetivos mal definidos, la competencia extrema y las altas exigencia psicológicas se encuentran entre los procedimientos de una gestión empresarial que únicamente se preocupa por la salud (o sea, por el precio) de las acción. En cambio, se desentiende de la salud de los trabajadores.
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Los cambios organizativos en France Telecom que han desembocado en la actual oleada de suicidios se iniciaron a la sombra de unas privatizaciones que se presentaron como un gran avance y que convertirían al cliente en rey. Con el tiempo se ha descubierto que la argumentación era una farsa. El único rey son los beneficios empresariales a los cuales se subordina el resto.
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Lo que ocurre en France Telecom no puede desvincularse de los cambios que han afectado al sistema productivo y a las relaciones laborales durante décadas. El paro generalizado que se empezó a vivir a partir de los años setenta y que ahora está rebrotando, permitió borrar del centro del debate las cuestiones vinculadas a los derechos laborales y a las condiciones de trabajo, para sustituirlas por un debate genérico sobre la necesidad de asegurar nuevos puestos de trabajo, sin preocuparse para nada de sus características. Esta concepción se ha incrustado y ahora se dan todas las condiciones para que pueda ser utilizada de nuevo.
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Los suicidios de France Telecom, han tenido un cierto impacto en los medios de comunicación. Sin embargo, únicamente son un árbol más dentro de un frondoso bosque poblado por multitud de muertes y enfermedades con origen laboral. Ya hace muchos años que los trabajadores mueren físicamente en el trabajo. Pero también mueren simbólicamente debido a la falta de reconocimiento público, legal y penal de las causas que ocasionan su muerte.
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LQSomos. Antoni Puig Solé. Octubre de 2009.
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LQSomos/21/10/2009
