23/4/07

Estados Unidos: No os asombréis; Es la ley del revólver

Aunque lo intento, no consigo que lo ocurrido en el Virginia Tech me asombre. Tal vez sea por mí ambivalente comprensión de la sociedad norteamericana, una entidad que percibo a horcajadas entre lo perfecto y lo abominable.
Estados Unidos es el único de los países desarrollados con pasado colonial, el que realizó a la vez la independencia y la unidad política de 13 colonias diferentes, echando las bases de un imperio dotado de una constitución que no puso límites al territorio, no estableció idioma oficial ni se afilió a ninguna religión.

Jorge Gómez Barata (especial para ARGENPRESS.info)

Sin titubeos los forjadores de Estados Unidos, mediante compras, diplomacia y presiones, se hicieron con todas las posesiones europeas en Norteamérica y en carros tirados por bueyes y a lomos de caballo, desplazaron sus fronteras 4000 kilómetros al oeste hasta salir al Pacifico y convertirse en potencia de los dos más grandes océanos.

Los 122 años que corren entre 1776 y 1898 fueron suficientes para que Estados Unidos retara a España, la derrotara en menos de cien días y desplazara a Europa como eje de la política mundial, apoderándose de los restos de su imperio colonial. Cuba, Puerto Rico y Filipinas, entre ellos.

Sin la menor consideración por la soberanía o la cultura de otros, en 1853, con los cañones apuntando al corazón del imperio feudal, el comodoro Matthew Perry abrió las fronteras del Japón y consagraron la presencian norteamericana en Asia.

Cuando, tras un intenso debate en torno a la esclavitud, sectores oligárquicos sureños trataron de dividir al país y disgregar al Estado, los elementos más avanzados de la clase política, encabezados por Lincoln, protagonizaron la más grande y devastadora guerra civil del Nuevo Mundo, que en cuatro años costó casi 700 000 muertos, un millón de heridos y perdidas económicas por más de diez mil millones. A cuatro millones de negros se les concedió la libertad, más no la igualdad.

Por una inexplicable vocación, derivada tal vez del temor a perder la exclusividad con que nacieron la historia norteamericana, está sesgada por una inveterada propensión a la violencia que se ha incorporado a su DNA, forma parte de su herencia cultural y es explotada como el más formidable de los negocios.

Estados Unidos, paradigma de belleza, modernidad y progreso, lo es también de la violencia y las actitudes primitivas. La sociedad que ha legado al mundo los más prácticos y espectaculares inventos, las tecnologías con que el hombre devora distancia, conquista alturas y bate record de velocidad y eficiencia, creó también la ley del revolver.

Estados Unidos es también cuna del gangsterismo, paraíso de la droga y el lugar del planeta donde existen más armas por metro cuadrado y por habitantes. Doscientos millones de revólveres, pistolas, rifles, carabinas y ametralladoras conviven con los norteamericanos en sus hogares, viajan con ellos en sus automóviles y finalmente entran en sus escuelas, bibliotecas y academias y son manipuladas por niños, jóvenes, delincuentes y desquiciados.

En la historia norteamericana, los duelos a tiros en las calles, los linchamientos, el tomarse la justicia por su mano, la venganza calculada y cumplida y los odios de todo tipo, son exhibidos en los filmes y narrados en la literatura sin crítica alguna. El Ku Klu Klan, las milicias fascistas, las sectas satánicas son asumidas como si de valores se tratara.

La misma Nación que quiso, obtuvo y codificó para sí todas las libertades y todos los derechos, no respetó nunca las libertades y los derechos de otros. A las largas cronologías de matanzas internas, expuestas a propósito de los sucesos de Virginia, habrá que sumar las protagonizadas en el extranjero.

Ningún joven de los que murieron en el VT donde se reúne una expresión genuina de la elite de la juventud instruida y culta a que debe Estados Unidos su grandeza y su lugar de privilegio, estaba en el lugar equivocado. No hay sitio mejor para un joven que un aula, ni escenario más legítimo para los sueños de una nación que una universidad.

Equivocada está la cultura de la violencia y la venganza; equivocados están los afanes de conquista y la codicia ilimitada y equivocados están los que convierten a sus jóvenes en carne de cañón al servicio de oscuros intereses. Nadie ni nada es suficientemente poderoso como para no necesitar lecciones de humildad. Estados Unidos no es una excepción.

ARGENPRESS.info/22/04/2007

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