México, DF.– “Bajo estas circunstancias y con una segunda ronda de reformas, las perspectivas económicas del país en el mediano plazo se verían más prometedoras”.
La aprobación de reformas estructurales en México depende en gran medida de la habilidad política y negociadora que demuestre la actual administración federal, afirmó la calificadora internacional Moody’s.
Sostiene que “si el presidente (Felipe) Calderón falla, “entonces el país estará nuevamente condenado a la mediocridad económica por los próximos seis años”, añade en su análisis “Nuevas reformas en México? La aprobación requiere un mejor trabajo político”.
En el reporte elaborado por el economista senior para América Latina, Alfredo Coutiño, Moody’s asegura que un mayor consenso social en torno a las reformas demanda necesariamente tres ingredientes fundamentales por parte del gobierno.
Dichos ingredientes son: un mejor poder de convencimiento, mayor sensibilidad política y social, y un intenso trabajo de promoción y comunicación de los beneficios en toda la sociedad.
“Si el gobierno no redobla esfuerzos en esas tres direcciones, el futuro de las reformas estaría en muy alto riesgo”, advierte.
Considera que con la aprobación de la reforma al sistema de pensiones del ISSSTE se evidenció el mayor nivel de conciencia de las diferentes fuerzas políticas en torno a la necesidad de cambios estructurales en el país, que le permitan salir de la mediocridad y avanzar hacia un progreso económico mas sostenido.
Asimismo, añade, envió la señal de voluntad y disposición de los actores políticos para sentarse a discutir y negociar para alcanzar los consensos necesarios, dejando de lado las diferencias partidistas y anteponiendo los intereses de la nación.
Señala que la trascendencia de la aprobación de la reforma del ISSSTE no radica en la ganancia económica que pudiera generar en el mediano o largo plazos, sino en la coyuntura política que ha generado para la posible aprobación de nuevas reformas.
La calificadora subraya la importancia de que el gobierno esté consciente de que cualquiera de las reformas que proponga tiene una alta probabilidad de ser modificada por el Congreso.
Un país con una reforma fiscal modificada pero con los mínimos requeridos tiene más posibilidades de salir adelante que un país con un sistema fiscal obsoleto, sostiene.
De hecho, considera, uno de los grandes beneficios de la aprobación de una reforma fiscal modificada radicaría en el efecto psicológico que generaría en el atractivo-país, que aumentaría los flujos de inversión y la capacidad productiva en el mediano plazo.
Además, la aprobación de una reforma fiscal modificada no sólo aumentaría las posibilidades para la aprobación de otras reformas, sino que abriría las puertas para una segunda ronda de reforma fiscal en el futuro.
“Más vale empezar a reformar aunque sea lentamente, que seguir estancado esperando la llegada de la gran súper reforma”, añade.
Explica que una reforma fiscal mínima es definida como aquella que genera ingresos tributarios adicionales de por lo menos dos puntos porcentuales del Producto Interno Bruto y que mantiene el balance fiscal equilibrado, si no en superávit.
“La aprobación de una reforma fiscal mínima durante el primer año de la administración calderonista constituiría un gran avance en la construcción de los consensos políticos necesarios para impulsar los cambios y modernización del país”, añade Moody’s.
Reconoce que el proceso de reformas completas podría tomar su tiempo a lo largo del sexenio, pero el país avanzaría en la ruta del progreso económico, el cual ha permanecido estancado en los últimos seis años.
“Bajo estas circunstancias y con una segunda ronda de reformas, las perspectivas económicas del país en el mediano plazo se verían más prometedoras”, puntualiza.
La aprobación de reformas estructurales en México depende en gran medida de la habilidad política y negociadora que demuestre la actual administración federal, afirmó la calificadora internacional Moody’s.
Sostiene que “si el presidente (Felipe) Calderón falla, “entonces el país estará nuevamente condenado a la mediocridad económica por los próximos seis años”, añade en su análisis “Nuevas reformas en México? La aprobación requiere un mejor trabajo político”.
En el reporte elaborado por el economista senior para América Latina, Alfredo Coutiño, Moody’s asegura que un mayor consenso social en torno a las reformas demanda necesariamente tres ingredientes fundamentales por parte del gobierno.
Dichos ingredientes son: un mejor poder de convencimiento, mayor sensibilidad política y social, y un intenso trabajo de promoción y comunicación de los beneficios en toda la sociedad.
“Si el gobierno no redobla esfuerzos en esas tres direcciones, el futuro de las reformas estaría en muy alto riesgo”, advierte.
Considera que con la aprobación de la reforma al sistema de pensiones del ISSSTE se evidenció el mayor nivel de conciencia de las diferentes fuerzas políticas en torno a la necesidad de cambios estructurales en el país, que le permitan salir de la mediocridad y avanzar hacia un progreso económico mas sostenido.
Asimismo, añade, envió la señal de voluntad y disposición de los actores políticos para sentarse a discutir y negociar para alcanzar los consensos necesarios, dejando de lado las diferencias partidistas y anteponiendo los intereses de la nación.
Señala que la trascendencia de la aprobación de la reforma del ISSSTE no radica en la ganancia económica que pudiera generar en el mediano o largo plazos, sino en la coyuntura política que ha generado para la posible aprobación de nuevas reformas.
La calificadora subraya la importancia de que el gobierno esté consciente de que cualquiera de las reformas que proponga tiene una alta probabilidad de ser modificada por el Congreso.
Un país con una reforma fiscal modificada pero con los mínimos requeridos tiene más posibilidades de salir adelante que un país con un sistema fiscal obsoleto, sostiene.
De hecho, considera, uno de los grandes beneficios de la aprobación de una reforma fiscal modificada radicaría en el efecto psicológico que generaría en el atractivo-país, que aumentaría los flujos de inversión y la capacidad productiva en el mediano plazo.
Además, la aprobación de una reforma fiscal modificada no sólo aumentaría las posibilidades para la aprobación de otras reformas, sino que abriría las puertas para una segunda ronda de reforma fiscal en el futuro.
“Más vale empezar a reformar aunque sea lentamente, que seguir estancado esperando la llegada de la gran súper reforma”, añade.
Explica que una reforma fiscal mínima es definida como aquella que genera ingresos tributarios adicionales de por lo menos dos puntos porcentuales del Producto Interno Bruto y que mantiene el balance fiscal equilibrado, si no en superávit.
“La aprobación de una reforma fiscal mínima durante el primer año de la administración calderonista constituiría un gran avance en la construcción de los consensos políticos necesarios para impulsar los cambios y modernización del país”, añade Moody’s.
Reconoce que el proceso de reformas completas podría tomar su tiempo a lo largo del sexenio, pero el país avanzaría en la ruta del progreso económico, el cual ha permanecido estancado en los últimos seis años.
“Bajo estas circunstancias y con una segunda ronda de reformas, las perspectivas económicas del país en el mediano plazo se verían más prometedoras”, puntualiza.
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Milenio/Notimex/Inicio/20/06/2007
Milenio/Notimex/Inicio/20/06/2007
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