CHINA-El sonido de los tambores inundó el salón. Más de una docena de pequeños chinos vestidos con pantalones rojos y camisetas blancas de seda comenzaron la danza. Ellos, estudiantes de la escuela primaria china Amistad Cuba – China, fueron los encargados de dar comienzo a la velada cultural que conmemoró en Beijing, la llegada de los primeros chinos a Cuba hace 160 años.
Como se recordó durante la jornada, tras el desembarco del bergantil Oquendo en junio de 1847, Cuba nunca más fue la misma. Los chinos, nuevo componente de la nacionalidad cubana, se encargaron de enriquecer su historia y de echar los cimientos de los lazos que han unido a nuestros pueblos a lo largo de más de siglo y medio.
La noche se vistió de rojo entre las evocaciones. La reunión entre chinos y cubanos en la sede diplomática isleña, a nombre de quienes hicieron el viaje más largo y echaron el ancla, se convirtió en el perfecto trasporte para el viaje al pasado, pero también para renovar los compromisos del presente.
Las huellas de la presencia china en Cuba en la música, el baile, en la cocina, en el tiempo fueron el hilo conductor de las certezas.
“La distancia geográfica no ha sido obstáculo para la identificación mutua entre los pueblos de Cuba y China. Quienes primero arribaron a la Isla creyeron en un sueño, pero sobre todo muchos pensaron en regresar. Años después algunos lograron hacerlo, pero la mayoría echó raíces en nuestra querida isla para agregar un poco de esta noble tierra a la sangre de los cubanos”, apuntó Carlos Miguel Pereira Hernández, embajador de Cuba en China.
Expresiones de cubanía salpicadas de los aportes de China estuvieron presentes a la vuelta de cada mirada, pero cuando dos jóvenes chinos iniciaron – él con un piano y ella con una pipa, instrumento tradicional chino- la interpretación de Siboney, la mítica pieza de Ernesto Lecuona, explosionó la sorpresa. El salón en el que disfrutaban de la velada autoridades del partido y la cancillería de la nación asiática, jóvenes chinos recién graduados de español en Cuba, miembros del cuerpo diplomático se llenó de sonrisas. Todos se deleitaron en la excelsitud de la pieza y el virtuosismo de los intérpretes.
Una demostración de Wushu, por una joven cubana de origen chino, la interpretación de la popular canción “Soy cubano soy popular” por David, un chino bailador de casino, también formaron parte del espectáculo. Concluyó la conga santiaguera con el inconfundible sonido de la trompeta china.
La recordación de la fecha fue además el escenario para la presentación de una página especial dentro del sitio web de la misión cubana por el 160 de la llegada de los chinos a Cuba.
La amistad chino - cubana nació en el campo de batalla y ello ha marcado los lazos inamovibles entre ambos países. Por si fuera poco, miles de chinos hicieron de la mayor de las Antillas su segunda patria. Crecieron, lucharon y amaron.
El sonido de los tambores chinos, los acordes de la música cubana, la mezcla de sabores aún pueblan los espacios que chinos y cubanos ocuparon en Beijing para recordar la génesis. Por Nyliam Vázquez García ( Cubaminrex – Embacuba China ).
Como se recordó durante la jornada, tras el desembarco del bergantil Oquendo en junio de 1847, Cuba nunca más fue la misma. Los chinos, nuevo componente de la nacionalidad cubana, se encargaron de enriquecer su historia y de echar los cimientos de los lazos que han unido a nuestros pueblos a lo largo de más de siglo y medio.
La noche se vistió de rojo entre las evocaciones. La reunión entre chinos y cubanos en la sede diplomática isleña, a nombre de quienes hicieron el viaje más largo y echaron el ancla, se convirtió en el perfecto trasporte para el viaje al pasado, pero también para renovar los compromisos del presente.
Las huellas de la presencia china en Cuba en la música, el baile, en la cocina, en el tiempo fueron el hilo conductor de las certezas.
“La distancia geográfica no ha sido obstáculo para la identificación mutua entre los pueblos de Cuba y China. Quienes primero arribaron a la Isla creyeron en un sueño, pero sobre todo muchos pensaron en regresar. Años después algunos lograron hacerlo, pero la mayoría echó raíces en nuestra querida isla para agregar un poco de esta noble tierra a la sangre de los cubanos”, apuntó Carlos Miguel Pereira Hernández, embajador de Cuba en China.
Expresiones de cubanía salpicadas de los aportes de China estuvieron presentes a la vuelta de cada mirada, pero cuando dos jóvenes chinos iniciaron – él con un piano y ella con una pipa, instrumento tradicional chino- la interpretación de Siboney, la mítica pieza de Ernesto Lecuona, explosionó la sorpresa. El salón en el que disfrutaban de la velada autoridades del partido y la cancillería de la nación asiática, jóvenes chinos recién graduados de español en Cuba, miembros del cuerpo diplomático se llenó de sonrisas. Todos se deleitaron en la excelsitud de la pieza y el virtuosismo de los intérpretes.
Una demostración de Wushu, por una joven cubana de origen chino, la interpretación de la popular canción “Soy cubano soy popular” por David, un chino bailador de casino, también formaron parte del espectáculo. Concluyó la conga santiaguera con el inconfundible sonido de la trompeta china.
La recordación de la fecha fue además el escenario para la presentación de una página especial dentro del sitio web de la misión cubana por el 160 de la llegada de los chinos a Cuba.
La amistad chino - cubana nació en el campo de batalla y ello ha marcado los lazos inamovibles entre ambos países. Por si fuera poco, miles de chinos hicieron de la mayor de las Antillas su segunda patria. Crecieron, lucharon y amaron.
El sonido de los tambores chinos, los acordes de la música cubana, la mezcla de sabores aún pueblan los espacios que chinos y cubanos ocuparon en Beijing para recordar la génesis. Por Nyliam Vázquez García ( Cubaminrex – Embacuba China ).
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Ministerio de Relaciones Exteriores Cubano-Cuba/12/07/2007
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