BOGOTA (AFP) - La política colombo-francesa Ingrid Betancourt, convertida en Francia en un símbolo de la tragedia del secuestro en Colombia y que completa el jueves 2.000 días en poder de la guerrilla de las FARC, es en su país apenas una más entre los más de 3.000 plagiados.
El secuestro de Betancourt, ocurrido el 23 de febrero de 2002, si bien en su momento sacudió a los colombianos, no tanto por el plagio en sí sino por tratarse de una candidata presidencial, pronto pasó en la memoria de los colombianos a engrosar la lista de esos casos.
"Ingrid en el contexto colombiano es una secuestrada más de los 3.000; es parte de ese fenómeno y no la protagonista como es percibida en Francia", dijo a la AFP el politólogo y catedrático Vicente Torrijos.
En esa apreciación coincide su colega Fernando Giraldo, quien destaca "la indolencia de la sociedad colombiana frente a este problema" y asegura que ésta obedece al hecho que miles padezcen el problema y en el colectivo del país "se ha conformado un especie de caparazón".
Giraldo, director del programa de Ciencia Política de la privada universidad Javeriana de la ciudad de Cali (suroeste), destaca además los diferentes escenarios políticos de Francia y Colombia para explicar la percepción desigual que se tiene sobre el caso Betancourt en ambos países.
"Francia tiene una democracia muy consolidada, mientras que en Colombia, si bien tenemos una democracia muy antigua, no es igual porque aquí tenemos un conflicto armado interno", señaló.
"Eso hace que la forma como se asume este tipo de problema sea diferente. Para los franceses es un caso aislado que les importa mucho; para nosotros (en Colombia) es moneda corriente (de todos los días)", agregó el politólogo.
Al respecto Torrijos, catedrático de la privada universidad del Rosario, en Bogotá, también resalta "los dos contextos diferentes" de Francia y Colombia, por lo que -añade- "la lectura sociológica del caso es muy diferente".
Aludiendo a que Betancourt desatendió una advertencia del gobierno de entonces para que no realizara campaña electoral en esa zona por el riesgo que representaba, Torrijos señaló que ese hecho también pesa en la forma como los colombianos perciben su secuestro.
"En el entorno sociológico colombiano Ingrid es una persona que desatendió el llamado del gobierno para que no fuera a esa zona; y además es una política contestataria que generó admiración y odios", apuntó Torrijos.
Betancourt y su jefa de campaña, Clara Rojas, fueron secuestradas por las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en cercanías de la localidad de San Vicente del Caguán (740 km al sureste de Bogotá), zona de fuerte presencia guerrillera.
Si bien Giraldo comparte el principio de Torrijos sobre la "imprudencia" de Betancourt de ir a esa zona, rechaza que ello la haga culpable de su secuestro. "Esto sería hacer culpable a la víctima", puntualizó.
Contrariando la percepción de la mayoría de los colombianos sobre el secuestro de Betancourt, el padre de uno de los 45 rehenes que las FARC propone canjear por 500 de sus militantes presos, se queja por la falta de solidaridad en Colombia.
"Siento una profunda admiración por el pueblo francés, por su sentido de solidaridad. Por una ciudadana suya (...) han movilizado a todo el país y a todo el mundo", dijo a la AFP Gustavo Moncayo, cuyo hijo Pablo Emilio cumplirá en diciembre 10 años en poder de las FARC./pro/sab/cd
El secuestro de Betancourt, ocurrido el 23 de febrero de 2002, si bien en su momento sacudió a los colombianos, no tanto por el plagio en sí sino por tratarse de una candidata presidencial, pronto pasó en la memoria de los colombianos a engrosar la lista de esos casos.
"Ingrid en el contexto colombiano es una secuestrada más de los 3.000; es parte de ese fenómeno y no la protagonista como es percibida en Francia", dijo a la AFP el politólogo y catedrático Vicente Torrijos.
En esa apreciación coincide su colega Fernando Giraldo, quien destaca "la indolencia de la sociedad colombiana frente a este problema" y asegura que ésta obedece al hecho que miles padezcen el problema y en el colectivo del país "se ha conformado un especie de caparazón".
Giraldo, director del programa de Ciencia Política de la privada universidad Javeriana de la ciudad de Cali (suroeste), destaca además los diferentes escenarios políticos de Francia y Colombia para explicar la percepción desigual que se tiene sobre el caso Betancourt en ambos países.
"Francia tiene una democracia muy consolidada, mientras que en Colombia, si bien tenemos una democracia muy antigua, no es igual porque aquí tenemos un conflicto armado interno", señaló.
"Eso hace que la forma como se asume este tipo de problema sea diferente. Para los franceses es un caso aislado que les importa mucho; para nosotros (en Colombia) es moneda corriente (de todos los días)", agregó el politólogo.
Al respecto Torrijos, catedrático de la privada universidad del Rosario, en Bogotá, también resalta "los dos contextos diferentes" de Francia y Colombia, por lo que -añade- "la lectura sociológica del caso es muy diferente".
Aludiendo a que Betancourt desatendió una advertencia del gobierno de entonces para que no realizara campaña electoral en esa zona por el riesgo que representaba, Torrijos señaló que ese hecho también pesa en la forma como los colombianos perciben su secuestro.
"En el entorno sociológico colombiano Ingrid es una persona que desatendió el llamado del gobierno para que no fuera a esa zona; y además es una política contestataria que generó admiración y odios", apuntó Torrijos.
Betancourt y su jefa de campaña, Clara Rojas, fueron secuestradas por las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en cercanías de la localidad de San Vicente del Caguán (740 km al sureste de Bogotá), zona de fuerte presencia guerrillera.
Si bien Giraldo comparte el principio de Torrijos sobre la "imprudencia" de Betancourt de ir a esa zona, rechaza que ello la haga culpable de su secuestro. "Esto sería hacer culpable a la víctima", puntualizó.
Contrariando la percepción de la mayoría de los colombianos sobre el secuestro de Betancourt, el padre de uno de los 45 rehenes que las FARC propone canjear por 500 de sus militantes presos, se queja por la falta de solidaridad en Colombia.
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Univisión-USA/18/07/2007
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