24/08/2007
Opinión académica:
Autor: Oded Balaban (Desde Israel)
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“Chávez extraña a los felices días de la Guerra Fría, trata de transformar su deseo en realidad e intenta abrir brechas, acentuar disidencias, crear bloques y tensiones. Los judíos no tienen en esto arte ni parte. Son nuevamente sacrificados como medios para otros fines” afirma el profesor Balaban -docente de Filosofía Política de la Universidad de Haifa- en este artículo que aporta a la discusión sobre el supuesto antisemitismo del actual presidente venezolano.
El presidente venezolano Hugo Chávez dijo en su discurso de Nochebuena en "Manantial de los Sueños" en el estado de Miranda, Venezuela, el 24 de Diciembre de 2005, las siguientes palabras:"El mundo tiene para todos, pues, pero resulta que unas minorías, los descendientes de los mismos que crucificaron a Cristo, los descendientes de los mismos que echaron a Bolívar de aquí y también lo crucificaron a su manera en Santa Marta, allá en Colombia. Una minoría se adueñó de las riquezas del mundo, una minoría se adueñó del oro del planeta, de la plata, de los minerales, de las aguas, de las tierras buenas, del petróleo, de las riquezas, pues, y han concentrado las riquezas en pocas manos: menos del diez por ciento de la población del mundo es dueña de más de la mitad de la riqueza de todo el mundo y a la... más de la mitad de los pobladores del planeta son pobres y cada día hay más pobres en el mundo entero".
Son tres las posibles interpretaciones de este texto hermético:
El Centro Simon Wiesenthal, dedicado a combatir el antisemitismo y perseguir criminales de guerra nazis condenó enérgicamente sus declaraciones y demandó una "inmediata retracción y disculpas públicas".
Fred Pressner, presidente de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela, afirmó por el contrario que las referencias a la crucifixión de Cristo no tienen nada que ver con los judíos sino que fueron emitidas contra "la oligarquía blanca que ha dominado la región desde la época de la colonia". Pressner agregó que el Centro Wiesenthal ha actuado por cuenta propia, sin consultarlo, sobre cuestiones que ellos no conocen o entienden, aludiendo -quizá- a su desconocimiento de español elemental.
Finalmente están los que, como el que suscribe estas líneas, creen que esta discusión le basta y sobra al presidente venezolano para llevar adelante sus designios políticos.
¿Cómo puede un párrafo tan claro crear tanta hermenéutica? El culpable es la riqueza policrómica del español.
Al Presidente Hugo Chávez le sobran las palabras para expresar con claridad ciertas ideas. La polisemia de su idioma le impide expresarse con claridad y nitidez. En español, en efecto, términos diversos pueden tener un mismo significado y un mismo término puede aludir a innumerables significados.
Para salvar esta dificultad, hay dos tácticas posibles. Una, acortar el discurso, la otra enriquecerlo.
La primera, en su versión ideal, consiste en dejar a los polisílabos una sílaba nada más prescindiendo de verbos y participios.
La dificultad con esta reforma del lenguaje es que lo hace parco y poco atractivo. Las palabras del presidente sonarían algo así como: "la riqueza del mundo está concentrada en pocas manos y la mayoría de los humanos viven en la pobreza". Esta afirmación, si bien evita la polisemia, queda exenta de color y de imágenes plásticas.
Es por eso que el presidente Chávez optó por la alternativa policrómica, arriesgándose a ser malentendido y tergiversado. Para revelar quién ostenta hoy en día el poder en el mundo, quienes son esas minorías selectas, nos recuerda hechos que, aunque lejanos en el tiempo, están presentes en la memoria colectiva. Nos recuerda que Simón Bolívar fue crucificado. Por supuesto que no literalmente, tal como Chávez mismo lo reconoce: lo crucificaron, así dijo, "a su manera". No es el 'Bacilo Mycobacterium Tuberculosis' el que puso fin a su vida un 17 de Diciembre de 1830. Chávez se apoya en la versión científica del médico de cabecera de Bolívar, Alejandro Próspero Reverend: "Debo confesar que afecciones morales vivas y punzantes como debían ser las que afligían continuamente el alma del General, contribuyeron poderosamente a imprimir en la enfermedad un carácter de rapidez de su desarrollo, y de gravedad en las complicaciones, que hicieron infructuosos los socorros del arte de la medicina".
Como el lector podrá apreciar, esto no es sino "crucifixión". Y ya que casualmente usa esta palabra, eso le recuerda, por eficiente (y no exenta de creatividad) asociación de ideas, que los que ostentan el poder hoy en día son descendientes directos de los que han afligido a Bolívar. Pero estas minorías tienen otros descendientes que se asemejan a los anteriores: como los primeros, ostentan el poder y como ellos, también crucificaron. Son los que crucificaron a Cristo. Los que dominan el mundo hoy son también descendientes de éstos últimos. No dice, en efecto, que quienes crucificaron a Bolívar son descendientes de los que crucificaron a Cristo. Pero como ambas minorías se han unido hoy en día a fin de dominar el mundo, ¡vaya uno a saber!
Además, figuran juntas en una misma frase, prueba de que alguna relación deberán tener. David Hume enseñaba que la asociación de ideas es descendiente de su contigüidad, y la continuidad puede hacer que ideas diversas se unifiquen.
Los que ostentan el poder son descendientes de los enemigos de Bolívar y de los enemigos de Cristo. No importa quiénes hayan sido éstos y quiénes aquellos. Los nombres, individuales o colectivos, no tienen importancia en las metáforas. Lo importante es que se comprenda el nuevo sentido que se quiere enseñar con ellas.
Evidentemente no es antisemitismo lo que se oculta en sus palabras. Chávez habló en lenguaje metafórico. Es su modo de criticar a los científicos de la isla volante que creían que las palabras son meros sustitutos de nombres propios, y los nombres sustitutos de cosas. La alternativa policrómica de Chávez se logra usando un lenguaje carente de nombres propios. Chávez quiere sólo informar acerca de quiénes son esos descendientes de los que crucificaron a Bolívar y, por contigüidad, señalarlos como los descendientes de los que crucificaron a Cristo. Nos faltan los nombres de estas razas elitistas. Solo nos informa acerca de sus oficios. ¿A qué se dedican? No es a crucificar. Eso ya lo han hecho y con éxito. Ahora se dedican, dice, a apoderarse de los patrimonios naturales de la humanidad.
También en esto Chávez no optó por la policromía. A juzgar por el orden de prioridades que Chávez establece, el primer patrimonio en importancia es el oro. Ahora se nos ha creado una cadena de significados sugestivos de otro modo inimaginables. Luego viene el resto: la plata, luego minerales de menor importancia: el agua, las tierras y finalmente, el menos significativo, el petróleo.
Como miembro de la OPEP se supondría que debería cambiar el orden de prioridades y poner al último a la cabeza. Pero para facilitar la lógica asociativa del oyente, ha hecho bien en poner el oro al frente de la lista.Y no es porque quiera respaldar su moneda con el oro. El oro, aunque esté físicamente en las arcas del Banco Central de Venezuela, está espiritual y políticamente, como es sabido, en manos de los que crucificaron a Jesús y a Bolívar. En otros idiomas, como los que hablan los descendientes norteamericanos de los ingleses, descendientes a su vez de los sajones, y bárbaros de origen, el petróleo va primero y el oro -aunque su precio suba en los mercados- después.
Esos enemigos de los fisiócratas lo han, incluso, sustituido por el papel. Los del Norte respaldan su moneda sólo con la confianza que se tenga en ella.
Esto vaya dicho para esclarecer a quienes creían que Chávez ha hecho alusiones antisemitas. Me resta demostrar que se equivocan quienes creen que se trata de una mera recopilación de datos históricos.
Supongamos que tal es el caso. Pero es también el caso que ante las acusaciones del Centro Wiesenthal, el presidente Chávez podría haber reaccionado con sensibilidad simétrica indicando que si alguien se ha sentido ofendido por sus palabras, pide que acepten sus sinceras disculpas ya que ésa no ha sido su intención.Por el contrario, el presidente aprovechó la oportunidad para declarar que la denuncia "es parte de la ofensiva del imperio (estadounidense)".
Chávez se ofende de los ofendidos y, como es natural en los seres humanos, responde con ofensas. Esta táctica me hizo -finalmente- comprender las palabras de Felipe González al declarar que en lugar de crear áreas de consenso, a Hugo Chávez "le gusta ser polémico".
Chávez extraña a los felices días de la Guerra Fría y trata de transformar su deseo en realidad. Se trata de abrir brechas, acentuar disidencias, crear bloques y tensiones. Los judíos no tienen en esto arte ni parte. Son nuevamente sacrificados como medios para otros fines. Chávez con sus declaraciones, invitaba a los ofendidos a responder para poder ofenderlos y así justificar su política.
Parafraseando a Kierkegaard, la quintaesencia de la sabiduría de Chávez se puede resumir así: si te ofendes por sus palabras, te ganaré. Si no te ofendes, también te ganaré. Te ofendas o no te ofendas, te ganaré igual. O te ofendas o no te ofendas, te ganaré en ambos casos.
El presidente venezolano Hugo Chávez dijo en su discurso de Nochebuena en "Manantial de los Sueños" en el estado de Miranda, Venezuela, el 24 de Diciembre de 2005, las siguientes palabras:"El mundo tiene para todos, pues, pero resulta que unas minorías, los descendientes de los mismos que crucificaron a Cristo, los descendientes de los mismos que echaron a Bolívar de aquí y también lo crucificaron a su manera en Santa Marta, allá en Colombia. Una minoría se adueñó de las riquezas del mundo, una minoría se adueñó del oro del planeta, de la plata, de los minerales, de las aguas, de las tierras buenas, del petróleo, de las riquezas, pues, y han concentrado las riquezas en pocas manos: menos del diez por ciento de la población del mundo es dueña de más de la mitad de la riqueza de todo el mundo y a la... más de la mitad de los pobladores del planeta son pobres y cada día hay más pobres en el mundo entero".
Son tres las posibles interpretaciones de este texto hermético:
El Centro Simon Wiesenthal, dedicado a combatir el antisemitismo y perseguir criminales de guerra nazis condenó enérgicamente sus declaraciones y demandó una "inmediata retracción y disculpas públicas".
Fred Pressner, presidente de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela, afirmó por el contrario que las referencias a la crucifixión de Cristo no tienen nada que ver con los judíos sino que fueron emitidas contra "la oligarquía blanca que ha dominado la región desde la época de la colonia". Pressner agregó que el Centro Wiesenthal ha actuado por cuenta propia, sin consultarlo, sobre cuestiones que ellos no conocen o entienden, aludiendo -quizá- a su desconocimiento de español elemental.
Finalmente están los que, como el que suscribe estas líneas, creen que esta discusión le basta y sobra al presidente venezolano para llevar adelante sus designios políticos.
¿Cómo puede un párrafo tan claro crear tanta hermenéutica? El culpable es la riqueza policrómica del español.
Al Presidente Hugo Chávez le sobran las palabras para expresar con claridad ciertas ideas. La polisemia de su idioma le impide expresarse con claridad y nitidez. En español, en efecto, términos diversos pueden tener un mismo significado y un mismo término puede aludir a innumerables significados.
Para salvar esta dificultad, hay dos tácticas posibles. Una, acortar el discurso, la otra enriquecerlo.
La primera, en su versión ideal, consiste en dejar a los polisílabos una sílaba nada más prescindiendo de verbos y participios.
La dificultad con esta reforma del lenguaje es que lo hace parco y poco atractivo. Las palabras del presidente sonarían algo así como: "la riqueza del mundo está concentrada en pocas manos y la mayoría de los humanos viven en la pobreza". Esta afirmación, si bien evita la polisemia, queda exenta de color y de imágenes plásticas.
Es por eso que el presidente Chávez optó por la alternativa policrómica, arriesgándose a ser malentendido y tergiversado. Para revelar quién ostenta hoy en día el poder en el mundo, quienes son esas minorías selectas, nos recuerda hechos que, aunque lejanos en el tiempo, están presentes en la memoria colectiva. Nos recuerda que Simón Bolívar fue crucificado. Por supuesto que no literalmente, tal como Chávez mismo lo reconoce: lo crucificaron, así dijo, "a su manera". No es el 'Bacilo Mycobacterium Tuberculosis' el que puso fin a su vida un 17 de Diciembre de 1830. Chávez se apoya en la versión científica del médico de cabecera de Bolívar, Alejandro Próspero Reverend: "Debo confesar que afecciones morales vivas y punzantes como debían ser las que afligían continuamente el alma del General, contribuyeron poderosamente a imprimir en la enfermedad un carácter de rapidez de su desarrollo, y de gravedad en las complicaciones, que hicieron infructuosos los socorros del arte de la medicina".
Como el lector podrá apreciar, esto no es sino "crucifixión". Y ya que casualmente usa esta palabra, eso le recuerda, por eficiente (y no exenta de creatividad) asociación de ideas, que los que ostentan el poder hoy en día son descendientes directos de los que han afligido a Bolívar. Pero estas minorías tienen otros descendientes que se asemejan a los anteriores: como los primeros, ostentan el poder y como ellos, también crucificaron. Son los que crucificaron a Cristo. Los que dominan el mundo hoy son también descendientes de éstos últimos. No dice, en efecto, que quienes crucificaron a Bolívar son descendientes de los que crucificaron a Cristo. Pero como ambas minorías se han unido hoy en día a fin de dominar el mundo, ¡vaya uno a saber!
Además, figuran juntas en una misma frase, prueba de que alguna relación deberán tener. David Hume enseñaba que la asociación de ideas es descendiente de su contigüidad, y la continuidad puede hacer que ideas diversas se unifiquen.
Los que ostentan el poder son descendientes de los enemigos de Bolívar y de los enemigos de Cristo. No importa quiénes hayan sido éstos y quiénes aquellos. Los nombres, individuales o colectivos, no tienen importancia en las metáforas. Lo importante es que se comprenda el nuevo sentido que se quiere enseñar con ellas.
Evidentemente no es antisemitismo lo que se oculta en sus palabras. Chávez habló en lenguaje metafórico. Es su modo de criticar a los científicos de la isla volante que creían que las palabras son meros sustitutos de nombres propios, y los nombres sustitutos de cosas. La alternativa policrómica de Chávez se logra usando un lenguaje carente de nombres propios. Chávez quiere sólo informar acerca de quiénes son esos descendientes de los que crucificaron a Bolívar y, por contigüidad, señalarlos como los descendientes de los que crucificaron a Cristo. Nos faltan los nombres de estas razas elitistas. Solo nos informa acerca de sus oficios. ¿A qué se dedican? No es a crucificar. Eso ya lo han hecho y con éxito. Ahora se dedican, dice, a apoderarse de los patrimonios naturales de la humanidad.
También en esto Chávez no optó por la policromía. A juzgar por el orden de prioridades que Chávez establece, el primer patrimonio en importancia es el oro. Ahora se nos ha creado una cadena de significados sugestivos de otro modo inimaginables. Luego viene el resto: la plata, luego minerales de menor importancia: el agua, las tierras y finalmente, el menos significativo, el petróleo.
Como miembro de la OPEP se supondría que debería cambiar el orden de prioridades y poner al último a la cabeza. Pero para facilitar la lógica asociativa del oyente, ha hecho bien en poner el oro al frente de la lista.Y no es porque quiera respaldar su moneda con el oro. El oro, aunque esté físicamente en las arcas del Banco Central de Venezuela, está espiritual y políticamente, como es sabido, en manos de los que crucificaron a Jesús y a Bolívar. En otros idiomas, como los que hablan los descendientes norteamericanos de los ingleses, descendientes a su vez de los sajones, y bárbaros de origen, el petróleo va primero y el oro -aunque su precio suba en los mercados- después.
Esos enemigos de los fisiócratas lo han, incluso, sustituido por el papel. Los del Norte respaldan su moneda sólo con la confianza que se tenga en ella.
Esto vaya dicho para esclarecer a quienes creían que Chávez ha hecho alusiones antisemitas. Me resta demostrar que se equivocan quienes creen que se trata de una mera recopilación de datos históricos.
Supongamos que tal es el caso. Pero es también el caso que ante las acusaciones del Centro Wiesenthal, el presidente Chávez podría haber reaccionado con sensibilidad simétrica indicando que si alguien se ha sentido ofendido por sus palabras, pide que acepten sus sinceras disculpas ya que ésa no ha sido su intención.Por el contrario, el presidente aprovechó la oportunidad para declarar que la denuncia "es parte de la ofensiva del imperio (estadounidense)".
Chávez se ofende de los ofendidos y, como es natural en los seres humanos, responde con ofensas. Esta táctica me hizo -finalmente- comprender las palabras de Felipe González al declarar que en lugar de crear áreas de consenso, a Hugo Chávez "le gusta ser polémico".
Chávez extraña a los felices días de la Guerra Fría y trata de transformar su deseo en realidad. Se trata de abrir brechas, acentuar disidencias, crear bloques y tensiones. Los judíos no tienen en esto arte ni parte. Son nuevamente sacrificados como medios para otros fines. Chávez con sus declaraciones, invitaba a los ofendidos a responder para poder ofenderlos y así justificar su política.
Parafraseando a Kierkegaard, la quintaesencia de la sabiduría de Chávez se puede resumir así: si te ofendes por sus palabras, te ganaré. Si no te ofendes, también te ganaré. Te ofendas o no te ofendas, te ganaré igual. O te ofendas o no te ofendas, te ganaré en ambos casos.
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