El presidente del Senado de Brasil, Renan Calheiros (I) parte hacia el Congreso, el 12 de septiembre de 2007 en Brasilia. Este importante líder del Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, centro) fue absuelto por el Senado durante un juicio político por un caso de presunta corrupción.
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BRASILIA-La absolución en juicio político del presidente del Senado de Brasil, Renan Calheiros, un aliado del gobierno del mandatario Luiz Inacio Lula da Silva, no acaba con la crisis del Congreso acosado por constantes denuncias de corrupción.
"Lo que interesa es que el Senado vuelva a funcionar con normalidad, porque tenemos cosas muy importantes que deben ser votadas", reclamó el jueves Lula, que está de gira en Europa.
El plenario del Senado libró el miércoles del desafuero a Calheiros, un importante líder del Partido de Movimiento Democrático (PMDB) aliado del gobierno Lula, quien había sido cuestionado porque el lobista de una constructora pagó la pensión de su ex amante.
El problema es que Calheiros continúa jugándose el desafuero, ya que enfrenta otros tres procesos en el Senado por denuncias de corrupción, que pueden durar meses y terminar también en juicio político.
"La agonía del Senado, el calvario, el sufrimiento institucional continúan", reconoció el vicepresidente de la cámara alta, Tiao Viana, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) de Lula. Viana pidió un acuerdo de opositores y oficialismo para impedir que el Senado se paralice, aunque reconoció que "hay mucho resentimiento de los partidos de la oposición".
"La absolución de Calheiros no acaba con la crisis" porque "deja un Senado magullado y dividido" y un presidente con una "dramática reducción de su capacidad de gerencia política", dijo a la AFP el director de la consultora Arko Advice, Murillo da Aragao.
"Ese ambiente de Senado semiparalizado complica la aprobación de medidas que el gobierno necesita con urgencia", como la prórroga del impuesto a las transacciones financieras CPMF considerado vital para los compromisos presupuestarios, dijo a la AFP el analista de MCM Consultores Ricardo Ribeiro.
Calheiros aseguró el jueves en entrevista a la Radio Gaúcha que "el Senado no paró" y que sigue fuerte para conducir el Congreso.
La prensa brasileña condenó unánimemente la absolución de Calheiros en una insólita sesión secreta: "Vergüenza Nacional" tituló a toda portada el principal diario de la capital, Correio Braziliense. "El Senado contra el pueblo", resumió Jornal do Brasil.
"Es un momento vergonzoso para la historia del legislativo brasileño", evaluó el editorial de Folha de Sao Paulo; "Quien salió derrotado fue el Congreso", dijo Globo.
"Me gustaría recordarles que Antonio Gramsci decía que, con instituciones débiles, los medios se convierten en Partido Político", dijo Calheiros la víspera en su defensa, citado por Globo.
Calheiros acusa a la prensa de acosarlo, ya que de ésta surgieron las denuncias en su contra, como la de que habría participado de un esquema de recaudación de dinero de ministerios comandados por su partido.
Calheiros se declara inocente de todas las denuncias.
El Congreso Brasileño ha pasado los últimos años implicado en escándalos de corrupción y los principales denunciados salieron indemnes de juicios políticos.
El más grave escándalo de los últimos años comenzó a ser juzgado hace dos semanas en el Supremo Tribunal Federal brasileño, con 40 denunciados, entre éstos tres ex ministros y la antigua cúpula del partido de Lula, acusados de presunta compra de votos de diputados aliados para garantizar apoyo al gobierno.
Una encuesta del instituto Sensus reveló que el Congreso es la institución que menos confianza inspira en la población brasileña, con 1%.
"La imagen del Congreso no es positiva (...) Recuerda la situación de Italia, donde la economía va bien, pero la política está siempre en crisis. Brasil va bien, es la clase política la que va mal", resumió el jueves a la AFP el director de Sensus, Ricardo Guedes.
"Lo que interesa es que el Senado vuelva a funcionar con normalidad, porque tenemos cosas muy importantes que deben ser votadas", reclamó el jueves Lula, que está de gira en Europa.
El plenario del Senado libró el miércoles del desafuero a Calheiros, un importante líder del Partido de Movimiento Democrático (PMDB) aliado del gobierno Lula, quien había sido cuestionado porque el lobista de una constructora pagó la pensión de su ex amante.
El problema es que Calheiros continúa jugándose el desafuero, ya que enfrenta otros tres procesos en el Senado por denuncias de corrupción, que pueden durar meses y terminar también en juicio político.
"La agonía del Senado, el calvario, el sufrimiento institucional continúan", reconoció el vicepresidente de la cámara alta, Tiao Viana, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) de Lula. Viana pidió un acuerdo de opositores y oficialismo para impedir que el Senado se paralice, aunque reconoció que "hay mucho resentimiento de los partidos de la oposición".
"La absolución de Calheiros no acaba con la crisis" porque "deja un Senado magullado y dividido" y un presidente con una "dramática reducción de su capacidad de gerencia política", dijo a la AFP el director de la consultora Arko Advice, Murillo da Aragao.
"Ese ambiente de Senado semiparalizado complica la aprobación de medidas que el gobierno necesita con urgencia", como la prórroga del impuesto a las transacciones financieras CPMF considerado vital para los compromisos presupuestarios, dijo a la AFP el analista de MCM Consultores Ricardo Ribeiro.
Calheiros aseguró el jueves en entrevista a la Radio Gaúcha que "el Senado no paró" y que sigue fuerte para conducir el Congreso.
La prensa brasileña condenó unánimemente la absolución de Calheiros en una insólita sesión secreta: "Vergüenza Nacional" tituló a toda portada el principal diario de la capital, Correio Braziliense. "El Senado contra el pueblo", resumió Jornal do Brasil.
"Es un momento vergonzoso para la historia del legislativo brasileño", evaluó el editorial de Folha de Sao Paulo; "Quien salió derrotado fue el Congreso", dijo Globo.
"Me gustaría recordarles que Antonio Gramsci decía que, con instituciones débiles, los medios se convierten en Partido Político", dijo Calheiros la víspera en su defensa, citado por Globo.
Calheiros acusa a la prensa de acosarlo, ya que de ésta surgieron las denuncias en su contra, como la de que habría participado de un esquema de recaudación de dinero de ministerios comandados por su partido.
Calheiros se declara inocente de todas las denuncias.
El Congreso Brasileño ha pasado los últimos años implicado en escándalos de corrupción y los principales denunciados salieron indemnes de juicios políticos.
El más grave escándalo de los últimos años comenzó a ser juzgado hace dos semanas en el Supremo Tribunal Federal brasileño, con 40 denunciados, entre éstos tres ex ministros y la antigua cúpula del partido de Lula, acusados de presunta compra de votos de diputados aliados para garantizar apoyo al gobierno.
Una encuesta del instituto Sensus reveló que el Congreso es la institución que menos confianza inspira en la población brasileña, con 1%.
"La imagen del Congreso no es positiva (...) Recuerda la situación de Italia, donde la economía va bien, pero la política está siempre en crisis. Brasil va bien, es la clase política la que va mal", resumió el jueves a la AFP el director de Sensus, Ricardo Guedes.
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AFP/15/09/2007
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