19/9/07

Brasil: Sigue la telenovela

Renan Calheiros (al centro), presidente del Senado de Brasil, antes del debate legislativo sobre su continuidad.
(AP)
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De momento, Renán Calheiros, presidente del Senado y aliado político de Lula da Silva, logra sobrevivir a las acusaciones de corrupción.
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Episodios increíbles, sin antecedentes en la historia política de Brasil, sacuden la más alta estructura del poder legislativo: congresistas enfrentándose con los puños, insultos proferidos de manera vulgar, ofensas y denuncias de toda índole, han desnudado públicamente el escaso prestigio del Senado de este país.
Los actuales acontecimientos políticos subieron de tono el pasado jueves cuando 40 senadores votaron por la absolución del presidente del Senado, Renán Calheiros, amigo personal de Lula da Silva y acusado de corrupción, lavado de dinero y quiebra del decoro senatorial.
Desde hace más de tres mes y tras denuncias aparecidas en medios de prensa de importancia nacional, como la revista Veja, adjunta a la poderosa Editora Abril, el consejo de ética del Senado y la Policía Federal iniciaron sendos procesos investigativos al senador del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) por el presunto cobro de propinas a una empresa constructora. El PMDB es aliado político del gubernamental Partido de los Trabajadores (PT).
Los resultados de las pesquisas dejan entrever que el presidente de la casa legislativa no ha podido defenderse sobre su presunta participación en acciones de lavado de dinero, que le habrían permitido hacer donativos a familiares cercanos durante casi un año.
Renán Calheiros se niega a renunciar, a pesar de las continuas y coincidentes acusaciones. Incluso miembros de su partido se lo han pedido, por el bien del Senado y de la nación.
La oposición a la ofensiva
Fuerzas políticas de la oposición han comenzado a señalar que lo ocurrido en el pleno del Senado se debe a una artimaña del PT, que en su opinión organizó y previó las seis abstenciones de sus parlamentarios, entre ellas las del propio presidente del Senado, decisivas todas en la absolución del proceso y en la no casación del mandato.
En lo que ya se puede entender como la más grave crisis política de la que se tenga noticia desde el proceso de impeachment al ex presidente Fernando Collor de Mello, senadores de seis partidos han anunciado que van a boicotear todas las reuniones presididas por Calheiros.
Según estos políticos, el presidente del Senado carece de moral y ética para presidir reuniones relacionadas con el futuro del Brasil.
Los senadores de la oposición exigen que Calheiros responda por los procesos pendientes en el Consejo de Ética del Senado y que se aparte definitivamente de la alta magistratura. Asimismo, en declaraciones a periodistas de diversos medios de prensa, el presidente del Senado dijo que lo acontecido la víspera era simplemente una victoria de la democracia y aseguró no guardar rencor contra todos los que votaron en su contra (35 de los 81 senadores).
La reunión donde se le absolvió de las acusaciones, que de ser aprobadas acarrearían el cese de su mandato, aconteció a puertas cerradas y a los senadores no se les permitió el uso de celulares ni de computadoras portátiles.
Lula dice
El presidente brasileño, que se encontraba de gira de trabajo por los países nórdicos mientras el Senado casi ardía, manifestó antes de la votación que la decisión, cualquiera que fuese, debía ser acatada con prudencia.
Después del veredicto, Lula dijo mostrarse confiado en la búsqueda de una solución definitiva a lo que definió como "cierto desorden". Enfatizó, sin embargo, que bajo ningún concepto lo acontecido en el Senado brasileño amenazaría la estabilidad política ni económica del país.
El mandatario no ha emitido hasta ahora ningún juicio que favorezca o perjudique la gestión del presidente del legislativo, aunque figuras representativas de la oposición expresaron sus dudas sobre la imparcialidad de Lula con los resultados de una votación que hizo mantener en la silla principal a Calheiros.
Analistas políticos aseguran que el clima que se vive en el Senado brasileño es de franca hostilidad y resentimiento.
Los niveles llegan a tal punto, que partidos hasta ahora aliados a la gestión presidencial se han mostrado apáticos a manifestarse y/o interceder ante las diversas iniciativas del presidente, que incluyen la prorroga del cobro de la denominada Contribución Provisoria sobre Movimientos Financieros, importante vía de ingresos que permite al gobierno proyectar diversos gastos públicos y sociales.
El tema es de tanto interés para el gobierno que su no ratificación podría dejar en el olvido numerosos programas como Bolsa Familia y Hambre Cero. Desde Dinamarca, Lula se manifestó partidario de la búsqueda de un consenso que permita prorrogar el impuesto que vence en diciembre de 2007, según la Constitución nacional.
El cambio de opinión de diversos senadores y partidos sobre el asunto ha sido motivado precisamente por el caso Renán, que parece tener aún otros capítulos.
Pocos se atreven a vaticinar el futuro de los actuales acontecimientos, que mantienen paralizada la labor diaria del Senado brasileño. Con una caída en los índices de popularidad, el partido del presidente Lula tendrá que hilar bien fino en la búsqueda de una salida definitiva a la situación actual.
Con huelgas en diversos sectores federales (Correos y Policía Civil y Militar de varios estados), el aumento del índice de violencia en Río de Janeiro y Sao Paulo, y la continuidad de la crisis aérea, parece que el gobierno no tendrá días tranquilos a corto plazo.
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Encuentro en la Red - Cuba/19/09/2007

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