Por Antoaneta Bezlova
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BEIJING-La participación de soldados de China en la misión de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Sudán, a partir del mes próximo, muestra al gigante asiático con una diplomacia más segura de sí misma y poniendo fin a su política de no intervención.
Con su ingreso en la fuerza de paz recién entrenada, China también exporta una diplomacia alternativa, la cual confía en que servirá mejor a sus intereses de superpotencia en ascenso. Este país, que ha seguido un modelo de crecimiento económico sin una democracia de tipo occidental, promovió hasta ahora una fórmula de resolución de conflictos basada sobre por asistencia al desarrollo sin inmiscuirse en cuestiones políticas internas. No hay otro lugar en el mundo donde esta fórmula esté más a prueba que Sudán. Muchos en la comunidad internacional consideran que Beijing tiene la clave para poner fin a la guerra civil que desde hace cuatro años sufre la occidental región sudanesa de Darfur, porque compra dos tercios de su producción de crudo del país africano y suministra armas a su régimen autoritario. El conflicto enfrentó a China con las potencias occidentales, que reclamaban sanciones contra el régimen por considerar que apoya a las milicias árabes Janjaweed ("hombres a caballo"), a cargo de una campaña de limpieza étnica contra tres tribus negras por su supuesto respaldo a dos grupos guerrilleros. Los problemas de Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzaron en los años 70, con disputas por las tierras de pastoreo entre nómades árabes y agricultores indígenas negros. La crisis derivó en una guerra civil en febrero de 2003, cuando guerrilleros negros respondieron con violencia al hostigamiento de las milicias Janjaweed, armadas por el gobierno. Más de 200.000 personas murieron y 2,5 millones fueron desplazadas desde que comenzaron los combates en esa región en 2003. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, calificó esta masacre de genocidio. En tanto que miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con poder de veto sobre sus resoluciones, China bloqueó las iniciativas de sancionar al régimen de Jartum e insistió en que sólo debían enviarse fuerzas de paz a Darfur con el consentimiento del gobierno sudanés. Beijing rechazó de plano las críticas de que su asistencia a Jartum contribuía de forma indirecta a prolongar la crisis humanitaria. Funcionarios chinos insistieron en que un gran crecimiento económico impulsado por el comercio y las inversiones reduciría los conflictos sociales al elevar los ingresos y mejorar la calidad de vida. Expertos chinos en relaciones internacionales coincidieron con ese argumento y señalaron que Beijing trabajaría para que su postura política fuera aceptada por el resto. "La salida a la crisis de Darfur radica en la supervivencia ecológica y no en conflictos raciales", dijo el jefe de estudios africanos de la Academia China de Ciencias Sociales, He Wenping, al Beijing Youth Daily. "Esa visión todavía no es compartida por todo el mundo, pero cada vez más políticos se dan cuenta de que la mejor forma de ayudar a Darfur no es mediante sanciones, sino con ayuda económica capaz de erradicar la pobreza", explicó. Las declaraciones de He coincidieron con la presentación a la prensa extranjera de los 315 integrantes de la unidad de ingenieros que partirá en octubre a Darfur como vanguardia de la fuerza de paz conjunta de la ONU y la Unión Africana (UA), aprobada por el Consejo de Seguridad en julio. Los soldados chinos tendrán la misión de construir puentes y caminos y explorar las fuentes de agua en Darfur, según el coronel Dai Shaoan, director de la oficina de asuntos de paz del Ministerio de Defensa. El despacho de esa unidad representa la voluntad "de restaurar de inmediato la paz y dar inicio a los trabajos de reconstrucción", declaró Dai desde la base de entrenamiento en Qinyang, en la oriental provincia de Henan. Expertos chinos señalan que el consentimiento de Jartum al despliegue de una fuerza conjunta de la ONU y la UA de 26.000 efectivos tras meses de negociaciones se debió a la diplomacia tras bambalinas practicada por Beijing y su inquebrantable apoyo al gobierno sudanés. "Ni los críticos más acérrimos de China pueden negar el decisivo papel que tuvieron sus gestiones para convencer al gobierno sudanés de que accediera a implementar el próximo paso del plan de paz propuesto por el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, para Darfur", señaló He. Diplomáticos extranjeros y expertos en el conflicto de Darfur señalaron que Beijing también ayudó a convencer a Sudán de participar en las negociaciones con representantes insurgentes, que se celebrarán en Libia el mes próximo. El enviado especial de Estados Unidos para Darfur, Andrew Natsios, declaró no estar seguro de los motivos que impulsaron a Beijing a actuar con contundencia en los últimos meses, pero "China está teniendo un papel constructivo y usa su influencia con el gobierno sudanés". "Creo que los chinos son como una locomotora que acelera", dijo Natsios en una conferencia del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington. "Están haciendo cosas que nosotros no les pedimos." Se especula que China se decidió a tomar cartas en el asunto por una campaña internacional que vincula el genocidio de Darfur con los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Activistas de derechos humanos y celebridades de Hollywood se unieron para proponer un boicot a los Juegos si China no hacía algo para frenar la violencia en Darfur. Beijing contrarrestó la tentativa de politizar el acontecimiento deportivo buscando más apoyo e invitando a varias celebridades mundiales. En la conferencia del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), celebrado en Sydney este mes, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, informó que aceptó la invitación del presidente chino Hu Jintao a asistir a la inauguración de los Juegos en agosto próximo. El enviado especial chino sobre Darfur, Liu Guijin, defendió la postura de Beijing hacia Sudán y dijo que su país seguiría evitando la presión política sobre Jartum. *** +Presionar a Sudán a través de China (http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=42091) +Satélites revelan crímenes (http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=42046)
BEIJING-La participación de soldados de China en la misión de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Sudán, a partir del mes próximo, muestra al gigante asiático con una diplomacia más segura de sí misma y poniendo fin a su política de no intervención.
Con su ingreso en la fuerza de paz recién entrenada, China también exporta una diplomacia alternativa, la cual confía en que servirá mejor a sus intereses de superpotencia en ascenso. Este país, que ha seguido un modelo de crecimiento económico sin una democracia de tipo occidental, promovió hasta ahora una fórmula de resolución de conflictos basada sobre por asistencia al desarrollo sin inmiscuirse en cuestiones políticas internas. No hay otro lugar en el mundo donde esta fórmula esté más a prueba que Sudán. Muchos en la comunidad internacional consideran que Beijing tiene la clave para poner fin a la guerra civil que desde hace cuatro años sufre la occidental región sudanesa de Darfur, porque compra dos tercios de su producción de crudo del país africano y suministra armas a su régimen autoritario. El conflicto enfrentó a China con las potencias occidentales, que reclamaban sanciones contra el régimen por considerar que apoya a las milicias árabes Janjaweed ("hombres a caballo"), a cargo de una campaña de limpieza étnica contra tres tribus negras por su supuesto respaldo a dos grupos guerrilleros. Los problemas de Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzaron en los años 70, con disputas por las tierras de pastoreo entre nómades árabes y agricultores indígenas negros. La crisis derivó en una guerra civil en febrero de 2003, cuando guerrilleros negros respondieron con violencia al hostigamiento de las milicias Janjaweed, armadas por el gobierno. Más de 200.000 personas murieron y 2,5 millones fueron desplazadas desde que comenzaron los combates en esa región en 2003. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, calificó esta masacre de genocidio. En tanto que miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con poder de veto sobre sus resoluciones, China bloqueó las iniciativas de sancionar al régimen de Jartum e insistió en que sólo debían enviarse fuerzas de paz a Darfur con el consentimiento del gobierno sudanés. Beijing rechazó de plano las críticas de que su asistencia a Jartum contribuía de forma indirecta a prolongar la crisis humanitaria. Funcionarios chinos insistieron en que un gran crecimiento económico impulsado por el comercio y las inversiones reduciría los conflictos sociales al elevar los ingresos y mejorar la calidad de vida. Expertos chinos en relaciones internacionales coincidieron con ese argumento y señalaron que Beijing trabajaría para que su postura política fuera aceptada por el resto. "La salida a la crisis de Darfur radica en la supervivencia ecológica y no en conflictos raciales", dijo el jefe de estudios africanos de la Academia China de Ciencias Sociales, He Wenping, al Beijing Youth Daily. "Esa visión todavía no es compartida por todo el mundo, pero cada vez más políticos se dan cuenta de que la mejor forma de ayudar a Darfur no es mediante sanciones, sino con ayuda económica capaz de erradicar la pobreza", explicó. Las declaraciones de He coincidieron con la presentación a la prensa extranjera de los 315 integrantes de la unidad de ingenieros que partirá en octubre a Darfur como vanguardia de la fuerza de paz conjunta de la ONU y la Unión Africana (UA), aprobada por el Consejo de Seguridad en julio. Los soldados chinos tendrán la misión de construir puentes y caminos y explorar las fuentes de agua en Darfur, según el coronel Dai Shaoan, director de la oficina de asuntos de paz del Ministerio de Defensa. El despacho de esa unidad representa la voluntad "de restaurar de inmediato la paz y dar inicio a los trabajos de reconstrucción", declaró Dai desde la base de entrenamiento en Qinyang, en la oriental provincia de Henan. Expertos chinos señalan que el consentimiento de Jartum al despliegue de una fuerza conjunta de la ONU y la UA de 26.000 efectivos tras meses de negociaciones se debió a la diplomacia tras bambalinas practicada por Beijing y su inquebrantable apoyo al gobierno sudanés. "Ni los críticos más acérrimos de China pueden negar el decisivo papel que tuvieron sus gestiones para convencer al gobierno sudanés de que accediera a implementar el próximo paso del plan de paz propuesto por el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, para Darfur", señaló He. Diplomáticos extranjeros y expertos en el conflicto de Darfur señalaron que Beijing también ayudó a convencer a Sudán de participar en las negociaciones con representantes insurgentes, que se celebrarán en Libia el mes próximo. El enviado especial de Estados Unidos para Darfur, Andrew Natsios, declaró no estar seguro de los motivos que impulsaron a Beijing a actuar con contundencia en los últimos meses, pero "China está teniendo un papel constructivo y usa su influencia con el gobierno sudanés". "Creo que los chinos son como una locomotora que acelera", dijo Natsios en una conferencia del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington. "Están haciendo cosas que nosotros no les pedimos." Se especula que China se decidió a tomar cartas en el asunto por una campaña internacional que vincula el genocidio de Darfur con los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Activistas de derechos humanos y celebridades de Hollywood se unieron para proponer un boicot a los Juegos si China no hacía algo para frenar la violencia en Darfur. Beijing contrarrestó la tentativa de politizar el acontecimiento deportivo buscando más apoyo e invitando a varias celebridades mundiales. En la conferencia del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), celebrado en Sydney este mes, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, informó que aceptó la invitación del presidente chino Hu Jintao a asistir a la inauguración de los Juegos en agosto próximo. El enviado especial chino sobre Darfur, Liu Guijin, defendió la postura de Beijing hacia Sudán y dijo que su país seguiría evitando la presión política sobre Jartum. *** +Presionar a Sudán a través de China (http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=42091) +Satélites revelan crímenes (http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=42046)
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IPS Noticias - Uruguay/26/09/2007
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