La Habana-El bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba afectó, entre mayo del 2006 a mayo del presente año, a 30 naciones que sufrieron el carácter extraterritorial de esa política.
Desde que la Casa Blanca aprobó las Leyes Torricelli y Helms-Burton y en 2004 consintiera el Plan Bush para acelerar la destrucción del orden institucional cubano, son mayores cada día los afectados dentro y fuera del país.
Al respecto, el informe de Cuba a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la necesidad de poner fin al cerco económico precisa que esos daños alcanzaron niveles sin precedentes en el último año.
El objetivo es impedir el derecho de otras naciones de beneficiarse de las oportunidades que genera la economía cubana, al obstaculizar que subsidiarias norteamericanas en otros territorios realicen cualquier otro tipo de transacción con la mayor de las Antillas.
Sobre esa base Alemania, Australia, Brasil, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Suecia, España, Finlandia, Japón, México, Noruega y Suiza, entre otros, soportaron las consecuencias de tan injusto proceder de un gobierno contra otro Estado y pueblo.
Tales restricciones provocaron que ciudadanos cubanos residentes en terceros países fueron obligados a retirar sus cuentas bancarias o amenazados con la cancelación de las mismas en instituciones locales con algún tipo de vínculo con bancos norteamericanos.
Esta situación se agudiza al calor de las actuales alianzas y fusiones empresariales encabezadas por Washington, lo que reduce el espacio económico externo de Cuba y dificulta la búsqueda de nuevos socios comerciales, al tiempo que no son pocos los que cortan tales vínculos.
Así la firma Datex-Ohmeda de Finlandia, fabricante de equipos de anestesia, tras su adquisición por la compañía General Electric prohibió vender sus productos a la isla para evitar ser procesada por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
Desde que la Casa Blanca aprobó las Leyes Torricelli y Helms-Burton y en 2004 consintiera el Plan Bush para acelerar la destrucción del orden institucional cubano, son mayores cada día los afectados dentro y fuera del país.
Al respecto, el informe de Cuba a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la necesidad de poner fin al cerco económico precisa que esos daños alcanzaron niveles sin precedentes en el último año.
El objetivo es impedir el derecho de otras naciones de beneficiarse de las oportunidades que genera la economía cubana, al obstaculizar que subsidiarias norteamericanas en otros territorios realicen cualquier otro tipo de transacción con la mayor de las Antillas.
Sobre esa base Alemania, Australia, Brasil, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Suecia, España, Finlandia, Japón, México, Noruega y Suiza, entre otros, soportaron las consecuencias de tan injusto proceder de un gobierno contra otro Estado y pueblo.
Tales restricciones provocaron que ciudadanos cubanos residentes en terceros países fueron obligados a retirar sus cuentas bancarias o amenazados con la cancelación de las mismas en instituciones locales con algún tipo de vínculo con bancos norteamericanos.
Esta situación se agudiza al calor de las actuales alianzas y fusiones empresariales encabezadas por Washington, lo que reduce el espacio económico externo de Cuba y dificulta la búsqueda de nuevos socios comerciales, al tiempo que no son pocos los que cortan tales vínculos.
Así la firma Datex-Ohmeda de Finlandia, fabricante de equipos de anestesia, tras su adquisición por la compañía General Electric prohibió vender sus productos a la isla para evitar ser procesada por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
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Prensa Latina - Cuba19/09/2007
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