Entrevista al Secretario General del PCE
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Comienza el curso político y acaba la legislatura con la Ley de la Memoría pendiente de aprobarse. Acabamos de analizar los resultados de las elecciones municipales y autonómicas y comenzamos la precampaña de las generales. El bipartidismo PP-PSOE amenaza con imponerse y el PCE lucha porque IU pueda presentarse claramente como la fuerza alternativa de cambio. Paco Frutos revisa la actualidad nacional e internacional y expone el programa político, económico y social que presenta el Partido Comunista de España.
M.O.: En la agenda internacional los focos de tensión se repiten año tras año: Palestina, el Sahara, Iraq, ¿Dónde está la solución de estos conflictos y a quién le corresponde mover las piezas para resolverlos?
P.F.: La solución sólo puede venir del cumplimiento de las leyes internacionales y, en muchos casos, del cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas. Creo que está claro en el caso de Palestina, el Sahara o Iraq.
La Unión Europea debe tener una política propia y defenderla frente a los EE.UU. que, por desgracia, (siempre llueve sobre mojado hablando de EE.UU.) tiene actualmente la Administración más belicista, criminal, corrupta e inepta de su historia. Cuando un personaje como Bush puede ser presidente del país más decisivo de la tierra, mal asunto.
A nosotros nos corresponde intentar, una vez tras otra, articular esfuerzos, unir gente, impulsar movilizaciones por una política contra la guerra y por la paz, por el desarrollo económico, social y humano de todos los pueblos. Tenemos que defender que el mundo puede ser una balsa de aceite, es decir, de bienestar, y sólo será posible si desaparecen de él las ideas y actos de guerra, de barbarie, de rapiña. Tal como está el panorama podríamos decir como el clásico: "que largo me lo fiáis". Es posible, pero es la única vía razonable.
M.O.: Por el contrario América Latina sigue abriendo camino en su lucha contra el liberalismo, con Venezuela a la cabeza ¿Por qué hay una campaña mediática tan dura contra Chávez y se habla tan poco de las reformas revolucionarias que ha venido aplicando hasta ahora y que seguirá desarrollando en la nueva Constitución?
P.F.: Las campañas contra Chávez, Morales, Correa y otros continuarán, por parte de la derecha sin complejos, por parte de la derecha liberal y por parte de la izquierda socioliberal. La vida es así y las campañas serán de las instituciones dominadas por esas fuerzas, de los medios de comunicación de derechas y liberales, tanto da, y de los partidos que se levantan por la mañana y van a depositar velas en el altar del sagrado mercado, atreviéndose a decir de vez en cuando que el mercado no debe tener cortapisas políticas. ¡Vaya desvergüenza!
En América Latina continuará un proceso de soberanía y unidad de sus pueblos acompañado del desarrollo social necesario. No hay otra alternativa. Nosotros haremos todo lo posible en España y en Europa para que la mejora de vida de los pueblos de América sea constante e irreversible. Nuestros intereses en América no son los de Repsol, Telefónica o Endesa, sino los de las gentes que hoy son pobres, o incluso miserables materialmente, cuando a su alrededor hay riquezas inmensas, que deben ser comunes, y hay, sobre todo, parásitos que viven del robo de sus pueblos. Un día desaparecerá esto. Contribuyamos a que este día sea cercano.
M.O.: Continuamos a la cabeza de la precariedad en Europa, el presidente de la CEOE, hombre de ultraderechas, aplaude la reforma laboral de Zapatero y la gente que ve disminuir su poder adquisitivo y sus derechos laborales no sale a protestar a la calle. ¿Qué está pasando en este país y dónde se ha quedado la clase obrera?
P.F.: Pasa, sencillamente, que poco a poco se ha ido aceptando la filosofía del otro por parte de lo que históricamente, con sus luces y sombras, ha sido el movimiento obrero (partidos y sindicatos). Es una pendiente por la que se desliza muy fácilmente si no se tiene suficientemente en cuenta los principios y valores que han creado el Movimiento Obrero. Por esta razón el Presidente de la patronal se atreve a decir con total desparpajo lo que ha dicho. No nos extrañemos. Por nuestra parte se trata de intentar, conscientes del mal momento que atraviesan las ideas de cambio, articular un nuevo discurso y, sobre todo, una nueva práctica que haga tres cosas al mismo tiempo: explicar y convencer, organizar y movilizar. Puede tardar, pero es el único camino para hacer posible que las ideas y propuestas de cambio social prosperen progresivamente. El modelo de acumulación basado en el ladrillo caro, el sol y el trabajo inmigrante, con la privatización total, con el superávit público a costa de las inversiones, con la reducción de impuestos y la precarización del trabajo, toca a su fin. Debe abrirse paso una propuesta alternativa.
M.O.: En España ya hay cuatro millones de emigrantes, lo que representa más del 10 % de la población ¿Cuál es la política del PCE en materia de migración e integración de la población?
P.F.: Para empezar, hacer falta planes de desarrollo equilibrado social y ecológicamente en los países de origen de las migraciones masivas actuales, en muchos casos caóticas y multiplicadoras del empobrecimiento de esos países ya que emigra una parte importante de sus gentes más cualificadas cultural y técnicamente.
Y luego, que en España y en Europa que todos los inmigrantes tengan los mismos derechos y deberes, igual que cualquier persona de aquí. No es tolerable que la inmigración sea, como siempre, un ejército de reserva barato para el respectivo capitalismo. El núcleo fuerte del empresariado español no protesta por la inmigración porque la explota. Protestan los que creen, equivocadamente, que ésta es la responsable de la falta, o pérdida parcial de servicios sociales públicos, es decir, los sectores más proletarios de la sociedad.
Reivindicamos derechos y deberes para todos, exigencia de inversiones en las infraestructuras y personal de los servicios sociales públicos y capacidad para buscar y encontrar el hilo conductor común de los y las trabajadores/as de aquí y los que han venido, o pueden venir, de fuera. Se trata de reconstruir un discurso y una práctica de clase que una a todos los trabajadores y trabajadoras para que a partir de su conciencia, entienda la solidaridad como algo natural a practicar por los y las que venden su fuerza de trabajo en el mercado.
M.O.: ¿Cree que aún hay tiempo de aprobar una Ley integral de la Memoria que haga justicia con los luchadores por la república y el antifranquismo antes de sea demasiado tarde para que puedan verla los protagonistas?
P.F.: Según la importancia que se le dé al asunto y, consecuentemente, al ritmo legislativo. Como no creo que haya mucha voluntad, veo difícil aprobar la ley.
He escuchado a CIU decir que no apoyarán la ley si no se habla de las ilegalidades y actos de represión republicanos. Me ha hecho gracia, por no decir pena, el razonamiento de querer equilibrar los abusos y crímenes de un lado con los del otro lado. Por una elemental razón: la II república era el régimen democrático establecido que, con todas sus posibles insuficiencias, representaba la legalidad popular. El levantamiento contra ella fue un acto fascista apoyado por el fascismo internacional. La ilegalidad total nace con el levantamiento que se convierte en guerra civil. Durante un largo periodo se asesina a republicanos que quedan en la cuneta. Derrotada la República a miles y miles de republicanos se les continúa asesinado, utilizando leyes dictatoriales, simplemente, sin papeles ni legalidad democrática. Los antiguos republicanos fueron diezmados y perseguidos. Esto no pasó con los ganadores de la guerra. No se pide ahora perseguirles, sino desenterrar los muertos y hacer justicia con ellos y con los vivos. Plantear ahora una equidistancia entre republicanos y facciosos es un despropósito que solo se le puede ocurrir a un partido, o a dos, que les da lo mismo ocho que ochenta en el terreno moral. El PCE quiere que se haga justicia con los/as luchadores/as de la República y con los antifranquistas. Sin venganzas, pero sin olvidos. No aceptamos que los consejos de guerra que condenaron a miles de republicanos comunistas, anarquistas, socialistas, nacionalistas sean legalizados ante la historia por el silencio o convirtiendo
el asunto en algo personal, evitándole el carácter colectivo de los asesinatos realizados con la legalidad franquista. Y así, otras cosas que van en un mismo sentido.
M.O.: La dirección federal del PSOE ha dado la espalda a la izquierda navarra y a los ciudadanos que optaron mayoritariamente por el cambio y el giro a la izquierda ¿Cómo interpreta que el partido socialista haya optado por la continuidad de la derecha en lugar de permitir un tripartito de izquierdas entre PSN, Nafarroa Bai e IU, similar al de Cataluña?
P.F.: El PSOE tiene sus contradicciones internas y, sobre todo, sus intereses. Actualmente, estos intereses no pasaban por formar un tripartito en Navarra habiendo sido el tercer partido en votos. Tampoco es que la trayectoria del tripartito catalán haya sido tan brillante como para entusiasmar. Pero, a lo dicho: el PSOE tiene su estrategia y su táctica, basada en sus intereses políticos. Desarrollan la política que les interesa en cada momento y en cada ámbito, acordando pactos de poder. IU necesita una verdadera política de alianzas, que acuerde y pacte lo que sea necesario, sin perder nunca la propia personalidad y propuesta política.
M.O.: De acuerdo a los resultados municipales y autonómicos obtenidos por IU en mayo, ¿qué estrategia deberíamos trabajar para las próximas elecciones generales de marzo?
P.F.: Para las próximas elecciones, para ahora y para mañana solo hay una estrategia válida para una organización de izquierdas que quiera mantener y defender su programa con soberanía e independencia: proponer una alternativa política concreta, basada en los elementos esenciales que conforman la vida de la gente.
En primer lugar, el trabajo, las condiciones en que se realiza éste y los derechos que genera. Es imprescindible no solo luchar por ello, sino interesar a las trabajadoras y a los trabajadores de que es un asunto suyo, de que nadie les arreglará las condiciones de trabajo, si no son ellos mismos a través de su presión organizada, lo cual significa estar en los sindicatos no como un mero afiliado con pocos derechos y ninguna obligación, sino construir desde el sindicato una sólida unidad que no pueda ser burlada o eludida por la patronal en mesas de negociación sin presión. El trabajo, y las condiciones en que se practica, es el eje vertebrador de una sociedad socialmente desarrollada, el principio de emancipación humana para que nadie alimente a parásitos de toda especie que viven del trabajo ajeno y para construir una sociedad solidaria, tendencialmente socialista.
En segundo lugar, el trabajo y las condiciones en que se desarrolla, debe tener un marco de derechos sociales que garanticen salud, educación y seguridad.
Para ello es necesario disponer de una vivienda en condiciones, propia o de alquiler. Sin la posibilidad de una vivienda asequible a las economías medias de una ciudadanía a la que han convertido o quieren convertir en especulador, no hay estabilidad en todo lo demás. La vivienda es un bien de uso, no de especulación o de negocio y debe recuperarse este sentido. Esto exige tener las cosas claras y no dejarse embaucar por los ministros/as, agentes inmobiliarios y gente cuya principal función en la vida es acumular dinero, a costa de lo que sea
La salud es el elemento indispensable para abordar el resto de los aspectos de la vida. Sin un sistema de salud público, eficiente y que se desarrolle en función de las necesidades que se van creando, una sociedad es insegura y sus miembros lo sienten y lo sufren. El sistema sanitario español no es malo. Nació, en su vertiente moderna, en la IIª República, se desarrolló en el franquismo, con notorias insuficiencias pero con un carácter general, fruto de la presión del movimiento obrero, y dio el salto definitivo en la transición a la actual universalización. Es decir, es un buen sistema por su base, tiene desarrollo y es capaz, técnicamente, de asumir e integrar en su funcionamiento los más complejos adelantos médicos y farmacológicos, tanto en prevención y diagnosis, como en tratamiento y cirugía.
Pero tiene un gran defecto de fondo: está en una situación en la que faltan infraestructuras adecuadas y aprovechadas, personal que puede dedicarle el tiempo suficiente, tiempo de tratamiento que no remita al especialista al medio año o más, que coordine médico/a de cabecera con especialista y que simplifique trámites para que el /la médico/a se dedique a lo suyo, que es prevenir, tratar, curar.
En los últimos 10 años en España se han incorporado más de 5 millones de nuevos ciudadanos, que han venido de los más diversos países y con culturas diferentes.
Ellos y ellas trabajan y tienen, o deben tener, los mismos derechos y las mismas obligaciones que cualquiera de los nacidos aquí.
Sin embargo, las infraestructuras y el personal sanitario no han crecido al ritmo rapidísimo en que se ha producido esta llegada masiva de inmigrantes. Es una tarea de primer orden fortalecer el sistema sanitario público, con inversiones que mejoren su estructura y que preparen nuevo personal. El actual proceso de privatización descarada o encubierta degrada el sistema, facilitando el negocio privado y reduciendo el servicio público. Sin un buen sistema de salud público no se puede hablar, ni de democracia económica, ni de avances sociales a la izquierda, ni mucho menos, de socialismo. A lo sumo de capitalismo asistencial. Por eso, la salud y su servicio no es algo de segundo orden político, sino esencial para una propuesta de izquierdas que no sea una pura propuesta estética o progre. En las próximas elecciones generales esto debería formar parte de la lucha de ideas y realidades que defienden la derecha y la izquierda. Si PP y PSOE defienden, coma abajo, punto arriba, lo mismo, será cuestión de decir a la ciudadanía con rotundidad que practican, en un asunto tan importante, la misma política con retóricas diferentes.
Lo mismo podríamos decir del conjunto del sistema educativo. La gente pierde la orientación sobre si es LOGSE o LOE o un batiburrillo destinado al fracaso Lo cierto es que el sistema educativo español público tiene graves problemas, que empiezan en la guardería y en el parvulario y terminan en la universidad. Problemas que derivan de un cruce contradictorio entre líneas antagónicas. El anterior autoritarismo ha sido sustituido por una permisividad que roza la insensatez. Da la impresión de que se trata de aparcar jóvenes mientras el núcleo central de renovación técnica que necesita el actual capitalismo español, ya va surgiendo del sector privado, cofinanciado por el público, y de las multimillonarias expresiones pedagógicas de formación de élites.
Si la educación es fundamental para el desarrollo económico y social de un país, como se cansan de decir los charlatanes de uno u otro signo, lo lógico es que haya un análisis de fondo, realizado académicamente con el máximo rigor técnico y con la máxima objetividad posible, para establecer una diagnosis común que permita revisar a fondo el conjunto del sistema, establecer sus principales defectos y corregirlos con un acuerdo técnico y político que se concrete en una ley orgánica. Lo demás son historias de intereses y de apoyos bastardos. La educación debe ser pública, laica y gratuita. Es necesario defender desde la izquierda los tres conceptos: Pública, universal para todo el mundo y con las mismas oportunidades teóricas; laica, que significa un impulso a la conformación de una opinión libre en la mentalidad de la ciudadanía desde su más tierna edad; y gratuita, sin lo cual hablar de igualdad de oportunidades es un chiste malo.
Pero, además, es necesario dotar al sistema de las infraestructuras y personal necesario: en el parvulario con personal adecuado de apoyo para dar una base de partida a todos los niños y niñas, teniendo en cuenta que la diversidad de procedencia cultural de muchos y muchas, fruto del proceso migratorio, exige un permanente esfuerzo para situarles al día con unos conocimientos básicos comunes.
Asimismo podríamos hablar de la enseñanza media y superior para que éstas fueran un sólido anclaje en conocimiento y dominio de las técnicas, que evitara el alto nivel de fracaso escolar y la dispersión individual y social que afecta a un sector amplísimo de los estudiantes.
Lo anterior -trabajo, vivienda, salud, educación- forma parte imprescindible de una programa político de cambio, más social o más a la izquierda. Debe ir acompañado de una idea fuerte de la cual cuelgan una serie de elementos: la idea es la necesaria construcción de un nuevo discurso y de una nueva práctica, llamémosla revolucionaria o de pensamiento fuerte, basada en la necesidad de una democracia participativa que refuerce y vaya más allá del sistema representativo actual y que enfoque un cambio de carácter socialista. Frente al pensamiento sin complejos de la derecha y de los que, recogiendo voto popular de izquierdas, hacen en las políticas económicas, sociales y laborales básicas, lo mismo que la derecha, es preciso ir creando la conciencia de que no ha de ser siempre así, que las cosas se transforman si hay voluntad para ello.
Esto es necesario en España y en Europa. No es aceptable ni normal que con la política que practican los que aceptan el pensamiento y el mercado únicos, aunque lleven ropajes distintos, no sea posible una alternativa desde la izquierda social, política e intelectual. Debe recrearse un fuerte movimiento de izquierdas, capaz de influir y decidir desde las sociedades e instituciones europeas. Conformarse con lo que hay es echar por la borda la historia de lucha por el cambio del movimiento obrero y de la izquierda europeos y, más cerca, las grandes movilizaciones por la paz y por otra Europa posible, que tantas expectativas crearon hace poco tiempo. Expectativas que no pueden morir sin pena ni gloria ya que serían el entierro de una verdadera izquierda alternativa y unida en Europa.
En España esto debe concretarse en un relanzamiento del movimiento por la paz y alternativo, venciendo las resistencias de sectores minoritarios dogmáticos que tienen como objetivos el movimiento reducido como fin y no la movilización amplia como medio, u otros que sólo están en el movimiento para instrumentalizarlos y conducirlo a lo "políticamente correcto".
Debe representar una revitalización de la lucha social con objetivos claros y precisos en empleo, condiciones laborales, exigencia de intervención en los grandes asuntos económicos, para disputárselos a los especuladores y vividores que convierten Endesa, o el AVE, o los aeropuertos en el negocio privado que les da cada vez más beneficios mientras los servicios públicos, cada vez más privatizados, son cada vez más deficientes. Se debe reconstruir un espacio empresarial público en los sectores estratégicos de la economía y rechazar en la práctica los elementos más neoliberales de la Unión Europea. En todo caso, empresa pública en España y en Europa.
Se ha roto la burbuja inmobiliaria y especulativa, empezó en EE.UU. golpeando a los más pobres, y continúa en todas partes. Los bancos centrales salen a salvar el capital de los especuladores de toda laya a costa del dinero de toda la ciudadanía. Dejémonos de batallitas de salón por la identidad y creemos el movimiento para otra política.
M.O.: Tu, como secretario general del Partido y Felipe Alcaraz, como Presidente Ejecutivo del Comité Federal, el 8 de junio solicitasteis por escrito una entrevista con el coordinador general de IU para hablar de los resultados electorales y de la refundación de IU, ¿Ha contactado Llamazares con vosotros para realizar esa entrevista?
P.F.: No. Supongo que al estar tan ocupado con los dirigentes del PSOE y con los sectores nacionalistas que, en Valencia u otras partes rompen IU, no tiene tiempo de recibir a la dirección del PCE.
M.O.: Tras los resultados de los comicios de mayo, el Comité Ejecutivo pidió la celebración de la Asamblea oradinaria de IU a finales de este año, tal y como correspondía. Pero Llamazares ya se ha ofrecido a encabezar el cartel electoral de IU y ha anunciado que se convocará la Asamblea Ordinaria después de las elecciones. ¿Eso quiere decir que no se celebrará la Asamblea Extraordinaria que pide el Partido?.
P.F.: La Asamblea ordinaria no se celebrará, ya que gracias a diversas maniobras, Llamazares tiene mayoría en los órganos de dirección de IU.
Lo mejor que podría hacer Llamazares es no presentarse a nada. Ha conducido a IU a la crisis y a la pérdida de identidad. No se puede poner la ambición personal por delante de las necesidades democráticas de una organización. Es el momento de rechazar el tribalismo actual de IU y reconstruir el proyecto federal del que nunca debíamos apartarnos. Con organizaciones más nacionalistas de centro derecha como el Bloc, en Valencia, IU no tiene nada que hacer, salvo regalarles votos que por sí nunca tendrían. Si estos, además se juntan con los nacionalistas acomplejados de EUPV el resultado es la degradación absoluta de un proyecto.
M.O.: Lo que el PCE reclama a la actual dirección de IU es un perfil propio político, económico y social que le distinga del PSOE. Haciendo balance de esta legislatura que acaba, ¿cuáles son las diferencias básicas entre la política del PCE y la llevada a cabo durante estos últimos cuatro años por IU?
P.F.: Se ha subordinado la actuación de IU a ser algo tan etéreo, abstracto y difuso como una "oposición exigente e influyente" y no se ha sido ni exigente ni influyente. Para una y otra cosa es necesario que una organización esté activada, movilizada, convencida, con ganas de ganar "más adeptos sólidos" cada día. Hemos tenido una organización desflecada y anodina, sin personalidad fuerte, propia e independiente. La gente percibe esto y te trata como algo secundario.
M.O.: ¿Qué peligro corre la actual IU entre un bipartidismo que se agudiza cada día, unos medios de comunicación polarizados, y una ley electoral que castiga a IU y otras fuerzas políticas a favor de los dos grandes? ¿Estamos aún a tiempo de combatirlo?
P.F.: Sí. En primer lugar dejando claro en la práctica que tienes soberanía, que no formas parte secundaria de ningún bipartidismo, En segundo lugar, con la defensa política y la movilización social y cultural de otras políticas. Criticar y proponer. Conocer la realidad y actuar sobre ella, no pasándote ni quedándote corto. Es la difícil tarea de dirigir políticamente. La mejor dirección siempre será colectiva, democrática, participativa, pero también debe haber al frente de un equipo la persona capacitada para ello. En tercer lugar defender con toda la contundencia una ley electoral democrática y rigurosamente proporcional. Es incomprensible que con tan buenas relaciones con el gobierno actual, esto haya pasado sin pena ni gloria, con alguna pequeña acción justificatoria en el parlamento.
M.O.: Este año celebramos el 30 aniversario de la legalización del Partido y todos se han puesto de acuerdo para hablar del PCE en pasado, con los protagonistas de entonces que dejaron el Partido hace muchos años. ¿Por qué nos quieren silenciar?
P.F.: Por lo que representamos en la historia de este país, especialmente en el periodo más duro de la dictadura franquista, en la que nos tocó luchar casi en solitario desde el interior, creando organización, impulsando luchas y contribuyendo a mejorar la vida de la gente. Pero quieren silenciarnos por lo que podamos representar en el futuro. Han enterrado muchas veces nuestras ideas, al partido, nos tratan con dureza o desprecio. Pero no están seguros, quisieran remachar la faena. Por esto desentierran, y pagan bien, a las figuras que antes, cuando tenían una cierta decencia, atacaban ferozmente.
M.O.:¿Cuál es el presente y el futuro del Partido Comunista de España?
P.F.: El que seamos capaces de construir todos los militantes y todas las militantes. Para ello es preciso: rigor en conocer, compromiso de lucha y organización.
Todo ello debe tener su expresión en el futuro inmediato concretando en cada lugar y organizando la política aprobada por los órganos de dirección del partido. Diversos documentos han sido aprobados en este año, el último en el Comité Federal el pasado 14 de julio. Conocerlos, debatirlos y aplicarlos es la única forma de avanzar.
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Comienza el curso político y acaba la legislatura con la Ley de la Memoría pendiente de aprobarse. Acabamos de analizar los resultados de las elecciones municipales y autonómicas y comenzamos la precampaña de las generales. El bipartidismo PP-PSOE amenaza con imponerse y el PCE lucha porque IU pueda presentarse claramente como la fuerza alternativa de cambio. Paco Frutos revisa la actualidad nacional e internacional y expone el programa político, económico y social que presenta el Partido Comunista de España.
M.O.: En la agenda internacional los focos de tensión se repiten año tras año: Palestina, el Sahara, Iraq, ¿Dónde está la solución de estos conflictos y a quién le corresponde mover las piezas para resolverlos?
P.F.: La solución sólo puede venir del cumplimiento de las leyes internacionales y, en muchos casos, del cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas. Creo que está claro en el caso de Palestina, el Sahara o Iraq.
La Unión Europea debe tener una política propia y defenderla frente a los EE.UU. que, por desgracia, (siempre llueve sobre mojado hablando de EE.UU.) tiene actualmente la Administración más belicista, criminal, corrupta e inepta de su historia. Cuando un personaje como Bush puede ser presidente del país más decisivo de la tierra, mal asunto.
A nosotros nos corresponde intentar, una vez tras otra, articular esfuerzos, unir gente, impulsar movilizaciones por una política contra la guerra y por la paz, por el desarrollo económico, social y humano de todos los pueblos. Tenemos que defender que el mundo puede ser una balsa de aceite, es decir, de bienestar, y sólo será posible si desaparecen de él las ideas y actos de guerra, de barbarie, de rapiña. Tal como está el panorama podríamos decir como el clásico: "que largo me lo fiáis". Es posible, pero es la única vía razonable.
M.O.: Por el contrario América Latina sigue abriendo camino en su lucha contra el liberalismo, con Venezuela a la cabeza ¿Por qué hay una campaña mediática tan dura contra Chávez y se habla tan poco de las reformas revolucionarias que ha venido aplicando hasta ahora y que seguirá desarrollando en la nueva Constitución?
P.F.: Las campañas contra Chávez, Morales, Correa y otros continuarán, por parte de la derecha sin complejos, por parte de la derecha liberal y por parte de la izquierda socioliberal. La vida es así y las campañas serán de las instituciones dominadas por esas fuerzas, de los medios de comunicación de derechas y liberales, tanto da, y de los partidos que se levantan por la mañana y van a depositar velas en el altar del sagrado mercado, atreviéndose a decir de vez en cuando que el mercado no debe tener cortapisas políticas. ¡Vaya desvergüenza!
En América Latina continuará un proceso de soberanía y unidad de sus pueblos acompañado del desarrollo social necesario. No hay otra alternativa. Nosotros haremos todo lo posible en España y en Europa para que la mejora de vida de los pueblos de América sea constante e irreversible. Nuestros intereses en América no son los de Repsol, Telefónica o Endesa, sino los de las gentes que hoy son pobres, o incluso miserables materialmente, cuando a su alrededor hay riquezas inmensas, que deben ser comunes, y hay, sobre todo, parásitos que viven del robo de sus pueblos. Un día desaparecerá esto. Contribuyamos a que este día sea cercano.
M.O.: Continuamos a la cabeza de la precariedad en Europa, el presidente de la CEOE, hombre de ultraderechas, aplaude la reforma laboral de Zapatero y la gente que ve disminuir su poder adquisitivo y sus derechos laborales no sale a protestar a la calle. ¿Qué está pasando en este país y dónde se ha quedado la clase obrera?
P.F.: Pasa, sencillamente, que poco a poco se ha ido aceptando la filosofía del otro por parte de lo que históricamente, con sus luces y sombras, ha sido el movimiento obrero (partidos y sindicatos). Es una pendiente por la que se desliza muy fácilmente si no se tiene suficientemente en cuenta los principios y valores que han creado el Movimiento Obrero. Por esta razón el Presidente de la patronal se atreve a decir con total desparpajo lo que ha dicho. No nos extrañemos. Por nuestra parte se trata de intentar, conscientes del mal momento que atraviesan las ideas de cambio, articular un nuevo discurso y, sobre todo, una nueva práctica que haga tres cosas al mismo tiempo: explicar y convencer, organizar y movilizar. Puede tardar, pero es el único camino para hacer posible que las ideas y propuestas de cambio social prosperen progresivamente. El modelo de acumulación basado en el ladrillo caro, el sol y el trabajo inmigrante, con la privatización total, con el superávit público a costa de las inversiones, con la reducción de impuestos y la precarización del trabajo, toca a su fin. Debe abrirse paso una propuesta alternativa.
M.O.: En España ya hay cuatro millones de emigrantes, lo que representa más del 10 % de la población ¿Cuál es la política del PCE en materia de migración e integración de la población?
P.F.: Para empezar, hacer falta planes de desarrollo equilibrado social y ecológicamente en los países de origen de las migraciones masivas actuales, en muchos casos caóticas y multiplicadoras del empobrecimiento de esos países ya que emigra una parte importante de sus gentes más cualificadas cultural y técnicamente.
Y luego, que en España y en Europa que todos los inmigrantes tengan los mismos derechos y deberes, igual que cualquier persona de aquí. No es tolerable que la inmigración sea, como siempre, un ejército de reserva barato para el respectivo capitalismo. El núcleo fuerte del empresariado español no protesta por la inmigración porque la explota. Protestan los que creen, equivocadamente, que ésta es la responsable de la falta, o pérdida parcial de servicios sociales públicos, es decir, los sectores más proletarios de la sociedad.
Reivindicamos derechos y deberes para todos, exigencia de inversiones en las infraestructuras y personal de los servicios sociales públicos y capacidad para buscar y encontrar el hilo conductor común de los y las trabajadores/as de aquí y los que han venido, o pueden venir, de fuera. Se trata de reconstruir un discurso y una práctica de clase que una a todos los trabajadores y trabajadoras para que a partir de su conciencia, entienda la solidaridad como algo natural a practicar por los y las que venden su fuerza de trabajo en el mercado.
M.O.: ¿Cree que aún hay tiempo de aprobar una Ley integral de la Memoria que haga justicia con los luchadores por la república y el antifranquismo antes de sea demasiado tarde para que puedan verla los protagonistas?
P.F.: Según la importancia que se le dé al asunto y, consecuentemente, al ritmo legislativo. Como no creo que haya mucha voluntad, veo difícil aprobar la ley.
He escuchado a CIU decir que no apoyarán la ley si no se habla de las ilegalidades y actos de represión republicanos. Me ha hecho gracia, por no decir pena, el razonamiento de querer equilibrar los abusos y crímenes de un lado con los del otro lado. Por una elemental razón: la II república era el régimen democrático establecido que, con todas sus posibles insuficiencias, representaba la legalidad popular. El levantamiento contra ella fue un acto fascista apoyado por el fascismo internacional. La ilegalidad total nace con el levantamiento que se convierte en guerra civil. Durante un largo periodo se asesina a republicanos que quedan en la cuneta. Derrotada la República a miles y miles de republicanos se les continúa asesinado, utilizando leyes dictatoriales, simplemente, sin papeles ni legalidad democrática. Los antiguos republicanos fueron diezmados y perseguidos. Esto no pasó con los ganadores de la guerra. No se pide ahora perseguirles, sino desenterrar los muertos y hacer justicia con ellos y con los vivos. Plantear ahora una equidistancia entre republicanos y facciosos es un despropósito que solo se le puede ocurrir a un partido, o a dos, que les da lo mismo ocho que ochenta en el terreno moral. El PCE quiere que se haga justicia con los/as luchadores/as de la República y con los antifranquistas. Sin venganzas, pero sin olvidos. No aceptamos que los consejos de guerra que condenaron a miles de republicanos comunistas, anarquistas, socialistas, nacionalistas sean legalizados ante la historia por el silencio o convirtiendo
el asunto en algo personal, evitándole el carácter colectivo de los asesinatos realizados con la legalidad franquista. Y así, otras cosas que van en un mismo sentido.
M.O.: La dirección federal del PSOE ha dado la espalda a la izquierda navarra y a los ciudadanos que optaron mayoritariamente por el cambio y el giro a la izquierda ¿Cómo interpreta que el partido socialista haya optado por la continuidad de la derecha en lugar de permitir un tripartito de izquierdas entre PSN, Nafarroa Bai e IU, similar al de Cataluña?
P.F.: El PSOE tiene sus contradicciones internas y, sobre todo, sus intereses. Actualmente, estos intereses no pasaban por formar un tripartito en Navarra habiendo sido el tercer partido en votos. Tampoco es que la trayectoria del tripartito catalán haya sido tan brillante como para entusiasmar. Pero, a lo dicho: el PSOE tiene su estrategia y su táctica, basada en sus intereses políticos. Desarrollan la política que les interesa en cada momento y en cada ámbito, acordando pactos de poder. IU necesita una verdadera política de alianzas, que acuerde y pacte lo que sea necesario, sin perder nunca la propia personalidad y propuesta política.
M.O.: De acuerdo a los resultados municipales y autonómicos obtenidos por IU en mayo, ¿qué estrategia deberíamos trabajar para las próximas elecciones generales de marzo?
P.F.: Para las próximas elecciones, para ahora y para mañana solo hay una estrategia válida para una organización de izquierdas que quiera mantener y defender su programa con soberanía e independencia: proponer una alternativa política concreta, basada en los elementos esenciales que conforman la vida de la gente.
En primer lugar, el trabajo, las condiciones en que se realiza éste y los derechos que genera. Es imprescindible no solo luchar por ello, sino interesar a las trabajadoras y a los trabajadores de que es un asunto suyo, de que nadie les arreglará las condiciones de trabajo, si no son ellos mismos a través de su presión organizada, lo cual significa estar en los sindicatos no como un mero afiliado con pocos derechos y ninguna obligación, sino construir desde el sindicato una sólida unidad que no pueda ser burlada o eludida por la patronal en mesas de negociación sin presión. El trabajo, y las condiciones en que se practica, es el eje vertebrador de una sociedad socialmente desarrollada, el principio de emancipación humana para que nadie alimente a parásitos de toda especie que viven del trabajo ajeno y para construir una sociedad solidaria, tendencialmente socialista.
En segundo lugar, el trabajo y las condiciones en que se desarrolla, debe tener un marco de derechos sociales que garanticen salud, educación y seguridad.
Para ello es necesario disponer de una vivienda en condiciones, propia o de alquiler. Sin la posibilidad de una vivienda asequible a las economías medias de una ciudadanía a la que han convertido o quieren convertir en especulador, no hay estabilidad en todo lo demás. La vivienda es un bien de uso, no de especulación o de negocio y debe recuperarse este sentido. Esto exige tener las cosas claras y no dejarse embaucar por los ministros/as, agentes inmobiliarios y gente cuya principal función en la vida es acumular dinero, a costa de lo que sea
La salud es el elemento indispensable para abordar el resto de los aspectos de la vida. Sin un sistema de salud público, eficiente y que se desarrolle en función de las necesidades que se van creando, una sociedad es insegura y sus miembros lo sienten y lo sufren. El sistema sanitario español no es malo. Nació, en su vertiente moderna, en la IIª República, se desarrolló en el franquismo, con notorias insuficiencias pero con un carácter general, fruto de la presión del movimiento obrero, y dio el salto definitivo en la transición a la actual universalización. Es decir, es un buen sistema por su base, tiene desarrollo y es capaz, técnicamente, de asumir e integrar en su funcionamiento los más complejos adelantos médicos y farmacológicos, tanto en prevención y diagnosis, como en tratamiento y cirugía.
Pero tiene un gran defecto de fondo: está en una situación en la que faltan infraestructuras adecuadas y aprovechadas, personal que puede dedicarle el tiempo suficiente, tiempo de tratamiento que no remita al especialista al medio año o más, que coordine médico/a de cabecera con especialista y que simplifique trámites para que el /la médico/a se dedique a lo suyo, que es prevenir, tratar, curar.
En los últimos 10 años en España se han incorporado más de 5 millones de nuevos ciudadanos, que han venido de los más diversos países y con culturas diferentes.
Ellos y ellas trabajan y tienen, o deben tener, los mismos derechos y las mismas obligaciones que cualquiera de los nacidos aquí.
Sin embargo, las infraestructuras y el personal sanitario no han crecido al ritmo rapidísimo en que se ha producido esta llegada masiva de inmigrantes. Es una tarea de primer orden fortalecer el sistema sanitario público, con inversiones que mejoren su estructura y que preparen nuevo personal. El actual proceso de privatización descarada o encubierta degrada el sistema, facilitando el negocio privado y reduciendo el servicio público. Sin un buen sistema de salud público no se puede hablar, ni de democracia económica, ni de avances sociales a la izquierda, ni mucho menos, de socialismo. A lo sumo de capitalismo asistencial. Por eso, la salud y su servicio no es algo de segundo orden político, sino esencial para una propuesta de izquierdas que no sea una pura propuesta estética o progre. En las próximas elecciones generales esto debería formar parte de la lucha de ideas y realidades que defienden la derecha y la izquierda. Si PP y PSOE defienden, coma abajo, punto arriba, lo mismo, será cuestión de decir a la ciudadanía con rotundidad que practican, en un asunto tan importante, la misma política con retóricas diferentes.
Lo mismo podríamos decir del conjunto del sistema educativo. La gente pierde la orientación sobre si es LOGSE o LOE o un batiburrillo destinado al fracaso Lo cierto es que el sistema educativo español público tiene graves problemas, que empiezan en la guardería y en el parvulario y terminan en la universidad. Problemas que derivan de un cruce contradictorio entre líneas antagónicas. El anterior autoritarismo ha sido sustituido por una permisividad que roza la insensatez. Da la impresión de que se trata de aparcar jóvenes mientras el núcleo central de renovación técnica que necesita el actual capitalismo español, ya va surgiendo del sector privado, cofinanciado por el público, y de las multimillonarias expresiones pedagógicas de formación de élites.
Si la educación es fundamental para el desarrollo económico y social de un país, como se cansan de decir los charlatanes de uno u otro signo, lo lógico es que haya un análisis de fondo, realizado académicamente con el máximo rigor técnico y con la máxima objetividad posible, para establecer una diagnosis común que permita revisar a fondo el conjunto del sistema, establecer sus principales defectos y corregirlos con un acuerdo técnico y político que se concrete en una ley orgánica. Lo demás son historias de intereses y de apoyos bastardos. La educación debe ser pública, laica y gratuita. Es necesario defender desde la izquierda los tres conceptos: Pública, universal para todo el mundo y con las mismas oportunidades teóricas; laica, que significa un impulso a la conformación de una opinión libre en la mentalidad de la ciudadanía desde su más tierna edad; y gratuita, sin lo cual hablar de igualdad de oportunidades es un chiste malo.
Pero, además, es necesario dotar al sistema de las infraestructuras y personal necesario: en el parvulario con personal adecuado de apoyo para dar una base de partida a todos los niños y niñas, teniendo en cuenta que la diversidad de procedencia cultural de muchos y muchas, fruto del proceso migratorio, exige un permanente esfuerzo para situarles al día con unos conocimientos básicos comunes.
Asimismo podríamos hablar de la enseñanza media y superior para que éstas fueran un sólido anclaje en conocimiento y dominio de las técnicas, que evitara el alto nivel de fracaso escolar y la dispersión individual y social que afecta a un sector amplísimo de los estudiantes.
Lo anterior -trabajo, vivienda, salud, educación- forma parte imprescindible de una programa político de cambio, más social o más a la izquierda. Debe ir acompañado de una idea fuerte de la cual cuelgan una serie de elementos: la idea es la necesaria construcción de un nuevo discurso y de una nueva práctica, llamémosla revolucionaria o de pensamiento fuerte, basada en la necesidad de una democracia participativa que refuerce y vaya más allá del sistema representativo actual y que enfoque un cambio de carácter socialista. Frente al pensamiento sin complejos de la derecha y de los que, recogiendo voto popular de izquierdas, hacen en las políticas económicas, sociales y laborales básicas, lo mismo que la derecha, es preciso ir creando la conciencia de que no ha de ser siempre así, que las cosas se transforman si hay voluntad para ello.
Esto es necesario en España y en Europa. No es aceptable ni normal que con la política que practican los que aceptan el pensamiento y el mercado únicos, aunque lleven ropajes distintos, no sea posible una alternativa desde la izquierda social, política e intelectual. Debe recrearse un fuerte movimiento de izquierdas, capaz de influir y decidir desde las sociedades e instituciones europeas. Conformarse con lo que hay es echar por la borda la historia de lucha por el cambio del movimiento obrero y de la izquierda europeos y, más cerca, las grandes movilizaciones por la paz y por otra Europa posible, que tantas expectativas crearon hace poco tiempo. Expectativas que no pueden morir sin pena ni gloria ya que serían el entierro de una verdadera izquierda alternativa y unida en Europa.
En España esto debe concretarse en un relanzamiento del movimiento por la paz y alternativo, venciendo las resistencias de sectores minoritarios dogmáticos que tienen como objetivos el movimiento reducido como fin y no la movilización amplia como medio, u otros que sólo están en el movimiento para instrumentalizarlos y conducirlo a lo "políticamente correcto".
Debe representar una revitalización de la lucha social con objetivos claros y precisos en empleo, condiciones laborales, exigencia de intervención en los grandes asuntos económicos, para disputárselos a los especuladores y vividores que convierten Endesa, o el AVE, o los aeropuertos en el negocio privado que les da cada vez más beneficios mientras los servicios públicos, cada vez más privatizados, son cada vez más deficientes. Se debe reconstruir un espacio empresarial público en los sectores estratégicos de la economía y rechazar en la práctica los elementos más neoliberales de la Unión Europea. En todo caso, empresa pública en España y en Europa.
Se ha roto la burbuja inmobiliaria y especulativa, empezó en EE.UU. golpeando a los más pobres, y continúa en todas partes. Los bancos centrales salen a salvar el capital de los especuladores de toda laya a costa del dinero de toda la ciudadanía. Dejémonos de batallitas de salón por la identidad y creemos el movimiento para otra política.
M.O.: Tu, como secretario general del Partido y Felipe Alcaraz, como Presidente Ejecutivo del Comité Federal, el 8 de junio solicitasteis por escrito una entrevista con el coordinador general de IU para hablar de los resultados electorales y de la refundación de IU, ¿Ha contactado Llamazares con vosotros para realizar esa entrevista?
P.F.: No. Supongo que al estar tan ocupado con los dirigentes del PSOE y con los sectores nacionalistas que, en Valencia u otras partes rompen IU, no tiene tiempo de recibir a la dirección del PCE.
M.O.: Tras los resultados de los comicios de mayo, el Comité Ejecutivo pidió la celebración de la Asamblea oradinaria de IU a finales de este año, tal y como correspondía. Pero Llamazares ya se ha ofrecido a encabezar el cartel electoral de IU y ha anunciado que se convocará la Asamblea Ordinaria después de las elecciones. ¿Eso quiere decir que no se celebrará la Asamblea Extraordinaria que pide el Partido?.
P.F.: La Asamblea ordinaria no se celebrará, ya que gracias a diversas maniobras, Llamazares tiene mayoría en los órganos de dirección de IU.
Lo mejor que podría hacer Llamazares es no presentarse a nada. Ha conducido a IU a la crisis y a la pérdida de identidad. No se puede poner la ambición personal por delante de las necesidades democráticas de una organización. Es el momento de rechazar el tribalismo actual de IU y reconstruir el proyecto federal del que nunca debíamos apartarnos. Con organizaciones más nacionalistas de centro derecha como el Bloc, en Valencia, IU no tiene nada que hacer, salvo regalarles votos que por sí nunca tendrían. Si estos, además se juntan con los nacionalistas acomplejados de EUPV el resultado es la degradación absoluta de un proyecto.
M.O.: Lo que el PCE reclama a la actual dirección de IU es un perfil propio político, económico y social que le distinga del PSOE. Haciendo balance de esta legislatura que acaba, ¿cuáles son las diferencias básicas entre la política del PCE y la llevada a cabo durante estos últimos cuatro años por IU?
P.F.: Se ha subordinado la actuación de IU a ser algo tan etéreo, abstracto y difuso como una "oposición exigente e influyente" y no se ha sido ni exigente ni influyente. Para una y otra cosa es necesario que una organización esté activada, movilizada, convencida, con ganas de ganar "más adeptos sólidos" cada día. Hemos tenido una organización desflecada y anodina, sin personalidad fuerte, propia e independiente. La gente percibe esto y te trata como algo secundario.
M.O.: ¿Qué peligro corre la actual IU entre un bipartidismo que se agudiza cada día, unos medios de comunicación polarizados, y una ley electoral que castiga a IU y otras fuerzas políticas a favor de los dos grandes? ¿Estamos aún a tiempo de combatirlo?
P.F.: Sí. En primer lugar dejando claro en la práctica que tienes soberanía, que no formas parte secundaria de ningún bipartidismo, En segundo lugar, con la defensa política y la movilización social y cultural de otras políticas. Criticar y proponer. Conocer la realidad y actuar sobre ella, no pasándote ni quedándote corto. Es la difícil tarea de dirigir políticamente. La mejor dirección siempre será colectiva, democrática, participativa, pero también debe haber al frente de un equipo la persona capacitada para ello. En tercer lugar defender con toda la contundencia una ley electoral democrática y rigurosamente proporcional. Es incomprensible que con tan buenas relaciones con el gobierno actual, esto haya pasado sin pena ni gloria, con alguna pequeña acción justificatoria en el parlamento.
M.O.: Este año celebramos el 30 aniversario de la legalización del Partido y todos se han puesto de acuerdo para hablar del PCE en pasado, con los protagonistas de entonces que dejaron el Partido hace muchos años. ¿Por qué nos quieren silenciar?
P.F.: Por lo que representamos en la historia de este país, especialmente en el periodo más duro de la dictadura franquista, en la que nos tocó luchar casi en solitario desde el interior, creando organización, impulsando luchas y contribuyendo a mejorar la vida de la gente. Pero quieren silenciarnos por lo que podamos representar en el futuro. Han enterrado muchas veces nuestras ideas, al partido, nos tratan con dureza o desprecio. Pero no están seguros, quisieran remachar la faena. Por esto desentierran, y pagan bien, a las figuras que antes, cuando tenían una cierta decencia, atacaban ferozmente.
M.O.:¿Cuál es el presente y el futuro del Partido Comunista de España?
P.F.: El que seamos capaces de construir todos los militantes y todas las militantes. Para ello es preciso: rigor en conocer, compromiso de lucha y organización.
Todo ello debe tener su expresión en el futuro inmediato concretando en cada lugar y organizando la política aprobada por los órganos de dirección del partido. Diversos documentos han sido aprobados en este año, el último en el Comité Federal el pasado 14 de julio. Conocerlos, debatirlos y aplicarlos es la única forma de avanzar.
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La República - España/23/09/2007
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