23/9/07

Mucho antes de la histeria por China, una agencia estadounidense aprobó la exportación de artículos prohibidos dentro de EE.UU.

23/09/2007
Informe de investigación
Russell Carollo
Rebelión/sacbee.com
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Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
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Hace diez días, la Comisión de Seguridad de Productos de Consumo [CPSC, por sus siglas en inglés] anunció una más de una serie de retiradas muy publicitadas de artículos hechos en China: estuches de pintura infantil con lápices de pastel, marcadores, acuarelas, lápices, pinturas al pastel – y plomo – distribuidos por Toys "R" Us. “Los consumidores deben apartar de inmediato los productos de los niños,” advirtió un comunicado de prensa del órgano de control gubernamental para miles de artículos domésticos, “la CPSC está comprometida con la protección de los consumidores y sus familias.”

Pero 13 meses antes, en julio de 2006, la CPSC, sin un comunicado de prensa o la atención mediática correspondiente, autorizó a una compañía de Los Ángeles a exportar a Venezuela 16.520 estuches que violaban el mismo estándar de la CPSC de protección de los niños de suministros de arte peligrosos. El mes siguiente, la agencia autorizó a una compañía de Miami a exportar a Jamaica 5.184 juegos de lápices de cera que también violaban la norma.

Aunque las retiradas coordinadas por la CPSC de artículos hechos en China han llegado a los titulares recientemente, la agencia federal ha permitido durante décadas que compañías basadas en EE.UU. exporten productos considerados peligrosos dentro del país.

Esos productos pueden presentar peligros aún mayores en un país que sólo tiene un puñado de empleados gubernamentales dedicados a la protección del consumidor, dijo R. David Pittle, ex presidente interino de CPSC que pasó 22 años como primer vicepresidente de la Unión de Consumidores.

“Si EE.UU. no tiene muchos inspectores, ¿cuántos cree que hay en Honduras, o Jamaica o Trinidad o Bulgaria;” preguntó Pittle.

Utilizando la base de datos de la CPSC de exportaciones de productos no aprobados y cientos de páginas de documentos obtenidos mediante la Ley federal de Libertad de la Información, The Bee descubrió que entre octubre de 1993 y septiembre de 2006, la CPSC recibió 1.031 solicitudes de compañías para la exportación de productos que la agencia había considerado peligrosos para consumidores estadounidenses. La CPSC aprobó 991 de esas solicitudes, o sea un 96%.

El portavoz de la agencia, Scott Wolfson dijo que la CPSC simplemente sigue la ley de notificación de exportación “tal como la estableció para nosotros el Congreso.” Pero el comisionado de la CPSC, Thomas Moore, objetó enérgicamente a esa política.

“Nuestra agencia, mediante sus estatutos vigentes, no puede pretender mucha superioridad moral sobre los chinos, o cualquier otro país extranjero, cuando se trata de nuestra política de exportación,” dijo Moore en una lista de sus propuestas legislativas sometidas al Congreso en julio. “Nuestra política de exportación se basa en el deseo de ver que los fabricantes estadounidenses puedan competir en países extranjeros en términos de precio y comerciabilidad, no seguridad.

“... Es algo hipócrita que recriminemos a algún otro país por no requerir que sus fabricantes cumplan con la miríada de normas obligatorias y voluntarios para la seguridad de los productos de EE.UU.”

La base de datos de la CPSC no especifica cuántas de las exportaciones aprobadas se referían a productos hechos fuera de EE.UU. que simplemente fueron devueltos a sus fabricantes y a cuántos hechos dentro del país o en otros sitios y que fueron realmente exportados para la venta en otros países. Los datos también representan sólo una porción de todos los productos que violan los estándares de la CPSC y que fueron exportados de EE.UU. a otros países.

Bajo la ley actual, las compañías tienen que solicitar la aprobación de la CPSC cuando exportan productos que violan estándares o prohibiciones obligatorios. Pero sólo cerca de un 13% de los estándares de la CPSC son obligatorios.
La agencia se halla bajo un mandato del Congreso de buscar primero estándares voluntarios, que carecen de fuerza legal, y las compañías exportadoras de productos que violan estándares voluntarios no tienen que notificar a la CPSC antes de exportar.

La mayor cantidad de solicitudes de exportación a la CPSC por productos prohibidos provino de compañías de California, que representaron cerca de un tercio, o sea 338, del total durante el período estudiado por The Bee. La vasta mayoría de las solicitudes de California provinieron del área de Los Ángeles.
One Stop Customs Brokers de Los Ángeles, la compañía que solicitó el embarque de materiales de arte a Venezuela para otra compañía de Los Ángeles, Kico Toys, declaró a The Bee que los materiales habían llegado a California por error. El agente de Aduanas Randy Tang dijo que funcionarios de Kico Toys le dijeron que los juegos de estuches de pintura deberían haber ido directamente de China a Venezuela.

Días antes de la solicitud de Kico Toys, la compañía de Tang solicitó a la CPSC, por cuenta de S H Toys Inc. de Los Ángeles que embarcara 15.120 trenes, autobuses y otros juguetes al Caribe. La CPSC aceptó y notificó a la Embajada de Granada, Pero Tang dijo que esos juguetes nunca fueron exportados.

En S H Toys, una mujer que se identificó como la propietaria y que sólo dio su nombre, Lisa, dijo que su compañía decidió no embarcar los juguetes por preocupaciones de seguridad. Los documentos de incorporación indican que la dueña/presidenta de la compañía es Lisa Tran.

Por lo menos 18 de las solicitudes de exportación estudiadas por The Bee eran del área de la Bahía de San Francisco, y una compañía, All That Glitters, que estuvo ubicada en Second Street en San Francisco, sumaba ocho de ellas.

El 12 de abril de 1996, un comunicado de prensa de la CPSC anunció que All That Glitters Inc. había sido objeto de un proceso criminal por agentes corporativos bajo la Ley federal de Tejidos Inflamables. El comunicado dijo que los propietarios de la compañía, David y Gail Daly, se declararon culpables ante el Tribunal del Distrito de EE.UU. de una acusación criminal de violación intencional de la ley federal y de violar los requerimientos de seguridad de inflamabilidad de la CPSC.

La compañía fue acusada de vender faldas, blusas y pañuelos de chiffón que no cumplían con las normas que proteger al público de “vestimentas altamente inflamables,” según el comunicado.

“La mala conducta intencional del señor y de la señora Daly puso en riesgo a los consumidores de serias quemaduras,” citaron a la presidente de la CPSC de aquel entonces, Ann Brown. “Esas declaraciones de culpabilidad subrayan nuestra posición dura contra cualesquiera individuos que ignoren sus obligaciones de seguridad.”

A pesar de todo, antes y después de las declaraciones de culpabilidad de los Daly, la CPSC aprobó cuatro solicitudes de All That Glitters para exportar pañuelos y otra vestimenta, que, según la CPSC, violaban las mismas normas estadounidenses de inflamabilidad. Cartas solicitando permisos para exportar a Rumania, Brasil y Panamá fueron firmadas por el propietario de la compañía, David Daly.

La CPSC aprobó otras cuatro solicitudes de la compañía en 1994 y 1995, pero no se encontraron antecedentes detallados al respecto.

Ubicada el jueves, Gail Daly dijo que ella y su esposo comenzaron a exportar las vestimentas después del comienzo de la investigación de la CPSC a fines de 1994 o comienzos de 1995. La investigación, que terminó por obligar a la compañía a cerrar en 1998, comenzó cuando un antiguo empleado descontento los denunció, dijo Daly.

“Por eso buscábamos otros sitios donde enviar las cosas porque no podíamos venderlas en EE.UU.,” dijo. “No creo que a ellos (la CPSC) les importe lo que va a otros países.”

La CPSC aprobó una de las solicitudes de All That Glitters, de embarcar 693 pañuelos de San Francisco a Río de Janeiro, Brasil, sólo dos meses después de anunciar las declaraciones de culpabilidad. Aprobó la exportación de 15.170 vestidos, faldas, blusas y pañuelos de chiffón de rayón a Zona Libre Colón, Panamá, más de un año después de que anunciara las declaraciones.
El embarque de 1.500 pañuelos y otras piezas de vestimenta hechos en India y dirigidos a Bucarest, Rumania, fue aprobado en octubre de 1995, y dos meses después el envío de más de 20.000 pañuelos y piezas de vestimenta fue aprobado para Bahía, Brasil.

En el 4% de solicitudes de exportación rechazadas se encontraban varias destinadas a Canadá o México. Los archivos de la CPSC muestran que la agencia estaba preocupada de que los productos prohibidos podrían cruzar las fronteras y volver a entrar a EE.UU. y que la agencia aprueba exportaciones a Canadá y México sólo cuando los productos están siendo devueltos al fabricante.
“Nos preocupa mucho de que puedan volver al país a través de la frontera,” dijo Wolfson, portavoz de la CPSC.

El 6 de septiembre de 2005, Great Lakes Products Inc., de Indianapolis, presentó dos solicitudes para enviar productos conteniendo nitrito de isobutilo, utilizado como fragancia en artículos como los aromatizantes de ambientes. CPSC rechazó el embarque a Canadá, pero aprobó la solicitud de embarcar entre 14.400 y 28.800 botellas de aromatizantes de ambientes conteniendo el mismo producto químico prohibido a la República Checa.

El nitrito de isobutilo, utilizado en inhaladores conocidos como “poppers” para fortalecer la excitación sexual, fue prohibido en EE.UU. en 1988 después de afirmaciones de efectos colaterales médicos, incluyendo la propagación del SIDA.
El abogado Walt Sanders, vicepresidente de una firma de cabildeo del área de Washington que habló por cuenta de Great Lakes Products, dijo que los productos fueron producidos en EE.UU. para la exportación.
“Si Great Lakes desea vender esos productos a cualquier país del mundo que los acepte, está libre de hacerlo, siempre que no los venda en EE.UU.,” dijo Sanders.
Expertos en el consumo consideran que la política de EE.UU. de exportar productos que no quiere que se vendan dentro del país es una mala política de relaciones públicas. Pero los intentos de terminar con esa práctica han encontrado resistencia.

Pittle, antiguo presidente interino de la CPSC, dijo que trató sin éxito que la comisión impidiera la exportación de productos no-aprobados.

“Para mí no hay ni que pensar en que los niños de los consumidores en otro país no sentirán el dolor causado por un producto peligroso exactamente como ocurriría en EE.UU., de modo que no pienso que esté bien que se descarguen esas cosas en otro país,” dijo Pittle, quien también sirvió como comisionado de la CPSC de 1973 a 1982. “Piezas pequeñas de juguetes que se pueden trabar en la garganta de los niños. Pienso que probablemente es universal, no importa donde se vaya. Es global.”

Robert S. Alder, un asesor legal de los comisionados de la CPSC y actualmente profesor de empresariado en la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill, sugirió que la política de exportación de la agencia podría terminar por dañar el comercio estadounidense.

“Dentro de veinticinco años, cuando Rumania o algunos de esos otros países hayan realmente recuperado sus economías y busquen con quien quieren hacer negocios,” dijo, ¿van a estar realmente tan interesado en hacerlo con un país que está descargando cosas en sus países que no habrían sido seguras para la venta en EE.UU.?”

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