24/9/07

México: Por buen camino

Gobernar México no es fácil, pero el liderazgo prudente de Felipe Calderón podría solucionar los actuales escollos en la economía nacional.

El presidente mexicano Felipe Calderón, durante la celebración del Día de la Independencia.
(AP)
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Washington - ¡Qué diferencia marca el paso de un año! En septiembre del año pasado la victoria rasante por la presidencia de Felipe Calderón aún sacudía México. Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, se proclamaba "presidente legítimo" y a Calderón lo tildó de "usurpador".
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) impidió que Vicente Fox pronunciara su mensaje anual a la nación desde la Cámara de Diputados. AMLO desplazó a Fox del Zócalo de la Ciudad de México en la celebración tradicional del Día de la Independencia, el 15 de septiembre. La mayoría de los mexicanos creía que el fraude invalidaba la elección del 2 de julio o tenía dudas sobre el proceso electoral.
Investido como presidente el primero de diciembre, Calderón tiene ya un índice de aprobación del 65% y tendría el 45% de los votos si se celebrara ahora una elección. Por el contrario, los mexicanos no aprueban la autoproclamación de AMLO como presidente, con un margen de tres a uno, y no más del 30% votaría hoy a su favor. Algunas encuestas lo sitúan, incluso, ligeramente a la zaga de Roberto Madrazo, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien terminó la carrera electoral en un tercer lugar bastante alejado de los dos primeros.
Calderón merece los mayores elogios por salvar a México del abismo político que lo amenazaba el pasado año. Como presidente electo, marcó el paso que ha distinguido a su gobierno: la colaboración, el diálogo y la negociación. Una vez en el poder, desplegó las fuerzas militares contra el crimen organizado. Aunque esta medida resulta polémica y no ha mostrado resultados concretos, la decisión le ganó el respeto de la mayoría. También trabajó con el Congreso para lograr la aprobación del presupuesto para el año 2007 y una reforma del sistema federal de pensiones. Los mexicanos tienen de nuevo a un presidente que decide.
Una bendición disimulada
Hay que dar también crédito a otros protagonistas. Como viejo zorro, el PRI se alzó de las cenizas a las que quedó reducido tras la paliza electoral del año pasado. El Partido eligió como presidenta a Beatriz Paredes, una figura política honesta y astuta que tiene una buena relación de trabajo con Calderón.
Bajo la tutela de Paredes, el PRI ha logrado una jornada electoral excepcional: en Yucatán, ganó una dura pelea por el cargo a gobernador, sin duda auxiliado por las divisiones internas del dominante Partido de Acción Nacional (PAN); ganó siete de las ocho elecciones para las legislaturas de los estados; e incluso su fracaso en la campaña por el gobierno de Baja California fue una bendición disimulada, ya que su candidato era un dinosaurio de la peor especie.
El PAN y el PRI están trabajando dentro de los límites institucionales de la política, de igual forma que los gobernadores emanados del PRD, salvo el alcalde del Distrito Federal. Por desgracia, este último partido sufre un período enloquecido de autodestrucción. Hace mucho que se desvaneció el aura triunfante que siguió a las elecciones de julio del año 2006. Es cierto que AMLO perdió por muy poco, pero el PRD ganó mucho y es el mayor partido de oposición en la Cámara de Diputados. Este año, las pérdidas del partido en las urnas han sido devastadoras, lo que podría convertirse en pérdidas catastróficas si no logra en noviembre el gobierno del estado de Michoacán.
El PRD celebró su congreso nacional a mediados de agosto. Aunque la facción anti-AMLO controlaba al 63% de los delegados, López Obrador y su grupo elaboraron un documento en que detallaban los errores del candidato y del partido antes y después de las elecciones presidenciales. A su vez, el congreso ratificó a AMLO como "un ganador que fue despojado de su triunfo a través del fraude". Como resultado, el congreso se estancó por el acto inútil de no reconocer a Calderón como presidente de México.
¿Hasta cuándo el PRD seguirá rindiendo pleitesía a AMLO? La política debe regir el juego y el candidato derrotado está llevando al PRD por el camino de la perdición. Los gobernadores del partido —quizás también en secreto el alcalde del Distrito Federal— entienden bien lo que es la realidad política. Lo sabe también la mayoría de los militantes que votó por los delegados anti-AMLO para su congreso.
La izquierda ha realizado contribuciones inmensas a la apertura política mexicana. La consolidación democrática necesita un PRD moderno, socialdemócrata, al que AMLO opone una decidida resistencia. Si triunfa en su intento, el PRI, de seguro, llenará el vacío.
Nubes en la economía
Pero no todo va bien en México. Por segunda vez, en un término de dos meses, el Ejército Popular Revolucionario ha atacado instalaciones estatales de gas y petróleo. Afortunadamente, nadie ha resultado herido, pero son graves las pérdidas económicas. Calderón debe actuar para proteger los intereses vitales de México antes que resurja el peligro del grupo guerrillero.
También se acumulan nubes en la economía nacional por la incertidumbre en la estadounidense. Podría estar en riesgo la reducción de la pobreza y la expansión de la clase media. Gobernar México no es fácil, en absoluto, pero el liderazgo prudente de Calderón podría ser lo que se precisa para vencer los escollos.
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Encuentro en la Red - Cuba/24/09/2007

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