24/9/07

Un escenario poco confiable

TRIBUNA
Se está dando en el mundo la confluencia de líderes políticos que hacen poco y nada por el equilibrio de las relaciones internacionales. En nuestro país tampoco hay actitudes que estimulen el diálogo entre los dirigentes.


Raúl Alfonsín.

EX PRESIDENTE DE LA NACION

Para todos los que deseamos la paz y tenemos sentido común, el señor Ahmadinejad, presidente de Irán, es al menos una persona desagradable y peligrosa. Su desconocimiento del holocausto y su reiterada decisión de borrar del mapa al Estado de Israel nos advierte que estamos en presencia de un fanático.

Según Eric Fromm, el fanático "no se siente ligado al mundo que está a su alrededor; no se preocupa por nadie ni por nada (...) tiene la ilusión de "sentir", de la excitación interior, aunque no tiene sentimiento auténtico".

En consecuencia, el proceso de enriquecimiento del uranio en Irán, como también en Sudamérica lo han logrado Argentina y Brasil, no deja de preocuparnos, aunque una y otra vez sostenga que su finalidad es el desarrollo energético.

A pesar de todo, seguramente no estemos dispuestos a seguir, como lo expresa Eric Hobsbawm, la retórica del miedo irracional de la que se sirven gobiernos como el del presidente Bush, que ha dado muestras cabales de que para tomar decisiones de política exterior tiene más que nada en cuenta la política interior.

El señor Bush ha mentido reiteradamente a su propio pueblo, a las Naciones Unidas, a sus aliados y al mundo en general.

Como lo expresa el admirado historiador que he citado, "no encuentro sentido alguno a lo que ha sucedido en Estados Unidos desde que el 11 de setiembre permitiera que un conjunto de locos políticos diseñaran un plan a largo plazo para interpretar totalmente en solitario su propia versión de la supremacía mundial".

Para colmo de males, el señor Greenspan, ex director de la Fed, afirma ahora lo que era una sospecha generalizada, esto es, que el petróleo tuvo mucho que ver en el ataque a Irak.

En realidad, la única disculpa que puede tener el señor Bush es que padece una dolencia política, que se advierte fácilmente en los individuos cuando confunden lo probable con lo posible (Fromm). Se llama paranoia. Y también se produce en la actividad política. Su fuerza es tal que puede cambiar la naturaleza de un pueblo que siempre luchó por la libertad y que tuvo dos presidentes que procuraron construir organismos internacionales para preservar la paz: Wilson, la Sociedad de las Naciones, y Roosevelt, las Naciones Unidas.

Ahora advertimos la presencia de otro actor, no tan secundario, el extravagante presidente de Francia, señor Sarkozy, que parece haber resuelto cambiar la política exterior del señor Chirac, con cierta influencia gaullista, para acercarse, nada menos que cuando se advierte su final estrepitoso, al señor Bush.

Su ministro de Relaciones Exteriores acaba de sostener con respecto a Irán: "Nosotros debemos estar preparados para lo peor y lo peor es la guerra". La respuesta, bastante orientada, no se hizo esperar: "Los ocupantes del Eliseo son los ejecutores del testamento de la Casa Blanca", sostuvo la agencia de noticias iraní.

Desde luego, inmediatamente sobrevinieron las reacciones de Rusia y China.

En el marco de la euforia mundial por la baja de la tasa de interés en Estados Unidos y de la globalización insolidaria, llegaron las severas advertencias del señor Putin que, mientras asegura su sucesión, amenaza a Europa con cortar el abastecimiento de gas y emprende políticas atentatorias contra la democracia en su país.

Por si esto fuera poco, como dicen los vendedores callejeros, en patética actitud, un senador de Estados Unidos entabló una demanda contra Dios, Chávez amenaza con cerrar escuelas privadas y en nuestro país el ministro de Economía informó en la Comisión de Presupuesto el nuevo proyecto de presupuesto, pero los diputados no pudieron preguntar.

Clarín.com - Argentina/24/09/2007

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