1/10/07

Contra los descoloniales

Freddy Quezada
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Estoy por ver que algunos de estos “intelectualotes” tomen mis provocaciones con humor, me digan alguna grosería ingeniosa, me manden a comer mierda con estilo, se burlen de ellos mismos. Estoy esperando todavía a uno solo que lo haga. Pero la mayoría no lo hace, antes bien, se toman demasiado en serio a sí mismos y, lo peor, a sus ideas mezquinas. No tienen remedio. Para mí los descoloniales giran alrededor de cinco cosas que los obsesionan:
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a) Creen ser los primeros y únicos que han denunciado y desenmascaran el eurocentrismo (pasando por encima de los propios críticos europeos que, al menos desde Herder y los románticos alemanes, criticaron a la Ilustración, ya no digamos antropólogos, anarquistas, sesentayochistas y pensadores post de la última hora). Es curioso que haya sido Alemania, esa nación que siempre quiso ser imperio dos veces y no pudo, por medio de la cual conocimos todos los secretos de los imperialistas franceses e ingleses, sus hermanas rivales, vendiendo el secreto con el solo objeto de debilitarlas. Edward Said, en su obra “Orientalismo”, habla de esto aunque muy débilmente. Me pregunto si Marx al denunciar a las burguesías francesas e inglesas con saña, no estaba siguiendo la tradición. Pasa siempre con los envidiosos nobles, como Humberto Eco con Dan Brown que, mientras denuncia sus ligerezas con los templarios y los Sabios de Sión, denuncia el método que él mismo emplea y que, incluso, una vez le representó la misma fortuna a aquel, con El Nombre de la Rosa.
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b) Vicio viejo latinoamericano denunciado muy bien por Doris Sommer: copiar y negar.
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Desde Sarmiento con Cooper, se nos ha hecho creer que la copia es superior al original. El Pierre Menard borgiano es el paradigma. A veces me da la impresión que todo lo descolonial es una parodia argentina. En el camino de buscarse un camino propio fuera del modelo postcolonial de sus amigos becarios de la India y Egipto, los postoccidentales quebraron hacia Fanon y Cesaire (emancipadores clásicos) y se unieron a la marcha Dussel y otros viejos liberacionistas incurables. Dieron, en el pico de la curva, el giro hacia las viejas aspiraciones. Total: regreso a las andadas.
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c) Las preposiciones “desde” y “con” los subalternos son sustitutos de “hablar por” y “defender a”, con la ligera diferencia que esta vez los vanguardistas no ofrecerán su vida porque han reconocido un lugar más cómodo y menos comprometido: las becas de universidades ricas. Si es así, prefiero a los viejos dogmáticos que probaban sus argumentos con su vida y no a profesores amanerados que saludan a los que de verdad morirán desde los balcones de las universidades. La sola idea de descolonizar las mentes y las almas es salvífica. Es una ilusión creer que un intelectual puede acompañar a los subalternos: o los dirige o los combate, pero jamás tolerará una relación de igualdad (como entre profesores) con ellos. Los pobres reales hieden.
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d) Ahora resulta que, como no somos modernos (la realidad es que sólo lo han sido capas muy pequeñas), sino coloniales, hay que dar marcha atrás a la historia nuestra, hasta regresar a la escena primordial: la independencia que, de ahora en adelante, cargará comillas y desde la que se ofrecerá una modernidad “otra”. Regresa la vieja pregunta que una vez se hizo Lenin: ¿podemos construir una sociedad nueva con ladrillos viejos?
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e) Los mundos “otros” no son más que las variedades que ellos mismos venden ante el mercado universitario de ideas. No se sale a ofrecer con la sonrisa estúpida de un vendedor casa por casa, paradigmas “otros” (menos de “aborígenes” y “afrodescendientes” que, por lo demás, saben escribir muy bien como Cugoano y Pomán de Ayala y cuyas citas ni siquiera usan, por preferir atacar las de sus “odiados” europeos de los cuales viven) en medio de un sistema que es un inmenso campo de fuerzas y tejidos de estrategias de resistencias y poderes. Sigo creyendo que la crítica (la otra cara de la utopía) es lo que mantiene vivos a los sistemas modernos cuyas cunas fueron precisamente las críticas a favor de lo nuevo. En cambio, las estrategias de los subalternos no son siempre críticas. Muchas veces se sale a resistir, a hacerse el pendejo, el obediente, a callarse porque no hay de otra, a halagarlos por puro gusto, a divertirlos, a serruchar en sordina al poderoso de turno, a golpearlos de ladito, a atacar de frente, a calumniarlos, a suicidarse frente a ellos, etc, pero es raro, y ahora veo que no es imposible, que se tomen todos del brazo y se descubran el abrigo, como el Loco Hugo, para darse por satisfechos frente al verdugo de turno y creer que lo han atemorizado por la longitud de sus intenciones.

Ramón Grosfoguel escribió:
Estimado Freddy:
Vi tu artículo “Descolonialidad: el regreso de la emancipación” en EL NUEVO DIARIO. Allí haces algunas acusaciones al grupo de la colonialidad/decolonialidad que me parecen absolutamente infundadas. Si has leído con detenimiento lo que estamos planteando, en ningún momento hay pretensiones de “hablar por”, “ni hablar a nombre de” nadie y mucho menos pretendemos reemplazar las voces de negros e indígenas en América Latina. Yo mismo en mis ensayos he dicho varias veces que no pretendo representar la perspectiva de ningún grupo racializado en el mundo. Lo que te quiero decir con esto es que si realmente quieres iniciar un debate, hagámoslo sobre lo que realmente son diferencias epistémicas, políticas, teóricas o de otro tipo y no sobre algo con lo cual estamos en absoluto acuerdo: no representar a ningún grupo ni hablar a nombre de ninguno.

Esto no quita que hagamos interpretaciones propias sobre los diversos grupos o sobre la perspectiva expresada por diversos grupos, con lo cual podemos coincidir o discrepar, pero en ningún momento pretendemos “hablar a nombre de...” Por último, no sé cuánto conoces la realidad de los Estados Unidos.

Pero si gente como por ejemplo yo y Nelson Maldonado-Torres, puertorriqueños que como sabes venimos de una colonia dentro del imperio, estamos en universidades de prestigio en Estados Unidos es porque se le han arrancado espacios a la supremacía blanca dentro del imperio a través de luchas que han costado mucho sudor y dolor (me refiero a la represión). Digo esto porque el Departamento de Estudios Étnicos al cual pertenecemos tanto Nelson como yo se formó a partir de una huelga de estudiantes asiáticos, latinos, indígenas y negros en 1969. Y las plazas que tanto Nelson como yo tenemos actualmente se formaron a partir de otra huelga de estudiantes de color que arrancaron 10 plazas de profesores a la administración para nuestro departamento debido a que entre 1969 y 1999 las autoridades de la Universidad de California intentaron cerrar el departamento de Estudios Étnicos no renovando las plazas de los profesores que se retiraban. Así pretendían que poco a poco fueran desapareciendo las plazas hasta que se cerrara el departamento.

Digo esto porque si mantienes una visión maniquea de que todos los que estamos dentro del imperio somos agentes del imperio, pierdes de vista las luchas internas decoloniales al interior del imperio y pierdes de vista de donde venimos muchos de los que hoy estamos identificados en América Latina como parte del grupo de la colonialidad/decolonialidad. Espero que tomes estos comentarios como críticas constructivas y no como insultos a tu artículo. Así debatimos sobre lo que realmente son diferencias teóricas y políticas y no sobre descripciones y estereotipos más propios de la imaginación que de la realidad... Saludos, Ramón.
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Freddy Quezada escribió:
Le propongo esta polémica: ¿pueden los que interpretan a los otros, cualesquiera que sean, hablar por ellos? Y si no lo pueden o no lo quieren hacer, ¿cuál es el sentido de comprenderlos? ¿Consolarlos, llorar junto a ellos, compadecernos todos juntos? Vamos, Ramón, usted puede dar más que estas tonterías. Saludos cordiales. Freddy Quezada.
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Ramón Grosfoguel escribió:
Se trata de pensar junto a y desde ellos para buscar vías políticas/epistémicas decoloniales frente al mundo moderno/colonial que vivimos. Vamos, Freddy, sabes muy bien que la descolonización es un proyecto que no está finalizado y que uno de los grandes mitos del siglo XX es pensar que estamos mas allá de las relaciones coloniales. El eurocentrismo sigue con gripe pero todavía vivo, la dominación Norte-Sur no ha terminado, etc. Usted sabe más que eso. Pero si su respuesta es tan simplista, tonta y reduccionista como lo que acaba de escribir en su e-mail abajo, entonces no hay debate ni diálogo sino “monólogo con sordera”. Y si éste fuera el caso, no vale la pena seguir el intercambio.... Ramón.
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Freddy Quezada escribió:
Sólo le propuse un tema y usted no respondió “sí” o “no”. Le repito: el que trata de comprender a los demás lo hace para salvarlo. Weber, el teórico de la “Verstehen”, siempre lo ocultó. Pero es lo que tratan de hacer usted y sus amigos. Por qué no dejar en paz a los demás. Dejen de vivir de ellos, por todos los santos. Ése es el asunto. Saludos cordiales. Freddy Quezada. PD: Indíqueme hora y lugar para el debate.
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Ramón Grosfoguel escribió:
No estamos “comprendiendo” a los demás. La retórica de salvación es precisamente el proyecto de la modernidad que esconde la lógica de la colonialidad. Este último es el proyecto epistémico colonial de las ciencias sociales y de la mayoría de los movimientos de izquierda. Estamos pensando “junto con” y “desde” pensadores críticos que vienen de posiciones subalternizadas por el eurocentrismo. No pretendemos salvar a nadie sino participar de una lucha descolonizadora a todos los niveles de la existencia social. No estamos estudiando a nadie sino produciendo conocimiento junto con diversos intelectuales en diversas trincheras de lucha. Yo mismo soy un sujeto colonial racializado al interior del imperio. No necesito que nadie me estudie como objeto ni estudiar a nadie como objeto, sino producir conocimiento encaminado a la liberación partiendo desde mi propia experiencia y aprender junto con los demás para producir pensamiento crítico decolonial que nos conduzca por nuestra propia lucha (sin salvar a nadie y sin que nadie nos salve) hacia un mundo mas allá de la dominación y explotación capitalista/colonial/patriarcal/eurocéntrica/cristiana. Esto estará pasado de moda para usted, pero no para mucha gente que todavía luchamos por estos viejos objetivos más allá del marxismo-leninismo eurocentrista, del capitalismo de estado socialista del siglo XX y de la socialdemocracia light eurocentrada. No vivimos de nadie sino que luchamos junto a gente sin pretender dictarles lo que tienen que hacer.

Pero no importa cuánto le trate de aclarar, pareciera que usted ya tiene una idea preconcebida de lo que estamos haciendo. Léase mi ensayo en el libro que co-edité con Castro-Gómez titulado EL GIRO DECOLONIAL (Siglo del Hombre, Bogotá, 2007). Ahí distingo la política zapatista de la política leninista. Hago ahí una crítica a la cosmología cristiana mesiánica de salvación que subyace al leninismo y la distingo del zapatismo que desde una cosmología tojolabal plantea una forma de hacer política “otra” más allá de los mesianismos judeo-cristianos. No tengo problemas en discrepar y debatir, pero, por favor, más seriedad en la crítica. Es lo único que le pido...
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El Nuevo Diario - Nicaragua/01/10/2007

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