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LA PAZ (AFP) — Bolivia y Estados Unidos reconocieron que las relaciones diplomáticas bilaterales no pasan por un buen momento, a raíz de las denuncias del gobierno de La Paz que involucran al embajador norteamericano en afanes conspirativos y por el reclamo de la Casa Blanca que pide que cesen las acusaciones.
El canciller aymara David Choquehuanca -citado este viernes por medios locales- reconoció que "las relaciones no pasan por su mejor momento", mientras que el embajador norteamericano en La Paz, Philip Goldberg, dijo que estaba "consciente de los problemas que existen en este momento".
En Washington el portavoz del departamento de Estado, Sean McCormack, señaló que su gobierno pidió a Bolivia frenar las acusaciones de confabulación hechas por el presidente Evo Morales y el ministro de Gobierno (Interior), Alfredo Rada, en contra de su diplomático en Bolivia.
McCormack afirmó que el "mensaje básico es que paren con eso. Basta", lo que provocó la respuesta del embajador de Bolivia en Washington, Gustavo Guzmán, quien declaró en una entrevista telefónica con una radio de La Paz que el vocero estadounidense habló como "rey y virrey".
El vocero estadounidense dijo que Guzmán fue convocado para expresarle una protesta formal, mientras que el aludido negó el encuentro y señaló que "sigo esperando la convocatoria del Departamento de Estado".
El ministro boliviano de Relaciones Exteriores morigeró las declaraciones de este país al afirmar que "nosotros queremos tener buenas relaciones (...) no queremos pelearnos en ningún momento con ningún otro país".
En las últimas semanas el gobierno boliviano ha multiplicado sus denuncias de complot por parte de Estados Unidos y lo que define como la "oligarquía criolla", compuesta básicamente por la oposición de los departamentos ricos del sur y oriente del país.
El jueves el ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, señaló que la agencia de ayuda internacional de Estados Unidos (Usaid) financia la resistencia de grupos opositores y que, por tal motivo, se procederá a su expulsión, sin precisar cuándo se procedería a ello. La oposición boliviana exigió al gobierno pruebas de esa sindicación.
Las denuncias de conspiración del gobierno boliviano se producen tras varios sobresaltos en la relación diplomática desde la llegada de Morales al poder en enero de 2006.
En un episodio que agría más la relación, la semana pasada en la Cumbre Iberoamericana de Chile el presidente Morales mostró un foto en que el embajador Goldberg aparece con un presunto paramilitar colombiano actualmente detenido en la sureña ciudad boliviana de Santa Cruz.
El diplomático respondió que esa fotografía fue tomada de manera casual durante una feria empresarial en el mes de septiembre, semanas antes de su captura.
Bolivia ha establecido a principios de septiembre relaciones diplomáticas con Irán, cuyo presidente Mahmud Ahmadinejad es cuestionado por la Casa Blanca por su política de enriquecimiento de uranio que -según Teherán- tiene fines pacíficos.
El presidente Morales también impulsa la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) -junto a Cuba y Venezuela- cuyos líderes políticos son claros adversarios de la administración del presidente George W. Bush.
En las últimas horas el mandatario aymara ahondó en sus denuncias de conspiración, al asegurar que hay una "guerra política y económica" desde la pujante región de Santa Cruz con el propósito de "tumbarme", aunque en esta oportunidad no mencionó a Estados Unidos.
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El canciller aymara David Choquehuanca -citado este viernes por medios locales- reconoció que "las relaciones no pasan por su mejor momento", mientras que el embajador norteamericano en La Paz, Philip Goldberg, dijo que estaba "consciente de los problemas que existen en este momento".
En Washington el portavoz del departamento de Estado, Sean McCormack, señaló que su gobierno pidió a Bolivia frenar las acusaciones de confabulación hechas por el presidente Evo Morales y el ministro de Gobierno (Interior), Alfredo Rada, en contra de su diplomático en Bolivia.
McCormack afirmó que el "mensaje básico es que paren con eso. Basta", lo que provocó la respuesta del embajador de Bolivia en Washington, Gustavo Guzmán, quien declaró en una entrevista telefónica con una radio de La Paz que el vocero estadounidense habló como "rey y virrey".
El vocero estadounidense dijo que Guzmán fue convocado para expresarle una protesta formal, mientras que el aludido negó el encuentro y señaló que "sigo esperando la convocatoria del Departamento de Estado".
El ministro boliviano de Relaciones Exteriores morigeró las declaraciones de este país al afirmar que "nosotros queremos tener buenas relaciones (...) no queremos pelearnos en ningún momento con ningún otro país".
En las últimas semanas el gobierno boliviano ha multiplicado sus denuncias de complot por parte de Estados Unidos y lo que define como la "oligarquía criolla", compuesta básicamente por la oposición de los departamentos ricos del sur y oriente del país.
El jueves el ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, señaló que la agencia de ayuda internacional de Estados Unidos (Usaid) financia la resistencia de grupos opositores y que, por tal motivo, se procederá a su expulsión, sin precisar cuándo se procedería a ello. La oposición boliviana exigió al gobierno pruebas de esa sindicación.
Las denuncias de conspiración del gobierno boliviano se producen tras varios sobresaltos en la relación diplomática desde la llegada de Morales al poder en enero de 2006.
En un episodio que agría más la relación, la semana pasada en la Cumbre Iberoamericana de Chile el presidente Morales mostró un foto en que el embajador Goldberg aparece con un presunto paramilitar colombiano actualmente detenido en la sureña ciudad boliviana de Santa Cruz.
El diplomático respondió que esa fotografía fue tomada de manera casual durante una feria empresarial en el mes de septiembre, semanas antes de su captura.
Bolivia ha establecido a principios de septiembre relaciones diplomáticas con Irán, cuyo presidente Mahmud Ahmadinejad es cuestionado por la Casa Blanca por su política de enriquecimiento de uranio que -según Teherán- tiene fines pacíficos.
El presidente Morales también impulsa la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) -junto a Cuba y Venezuela- cuyos líderes políticos son claros adversarios de la administración del presidente George W. Bush.
En las últimas horas el mandatario aymara ahondó en sus denuncias de conspiración, al asegurar que hay una "guerra política y económica" desde la pujante región de Santa Cruz con el propósito de "tumbarme", aunque en esta oportunidad no mencionó a Estados Unidos.
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AFP/16/11/2007
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