7/11/07

Bush atrae a Sarkozy a la OTAN

La coincidencia entre Estados Unidos y Francia es total por primera vez en medio siglo
Sarkozy saluda a Laura Bush, junto al presidente norteamericano, antes de la cena en la Casa Blanca
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Marta G. Hontoria Washington- El Gobierno estadounidense quiere que Francia juegue un papel más relevante en la OTAN. Esto no es novedad, lo que sí es nuevo es que la Administración Bush sabe que la química que fluye con la Francia de Nicolas Sarkozy va a ser la mejor oportunidad de lograrlo. Los desafíos nucleares de Irán y la posibilidad de que Francia ingrese en el comando militar de la Organización del Tratado Atlántico Norte son los platos fuertes de la primera visita oficial que inició ayer el líder galo a la Casa Blanca. Como guarnición, nadie lo duda: musicalidad y armonía entre George W. Bush y «Sarko l’Americain». Francia ha estado fuera del mando militar de la OTAN desde que el presidente De Gaulle retiró las tropas francesas en 1966. Sin embargo, dada la milagrosa recuperación de la relación bilateral entre Francia y EE UU, los expertos apuntan a que todo es posible. En palabras de Nile Gardiner, experto del «think tank» conservador «The Heritage Foundation», «en sólo unos meses, Sarkozy ha protagonizado uno de los cambios más impresionantes en política exterior de los últimos años». Prueba de ello es el rosario de honores que el líder galo con fama de hiperactivo («l’hyperpresident», dice la Prensa francesa) recibirá en una visita de Estado que en realidad durará sólo 24 horas. Sarkozy llegó ayer a las 2 de la tarde, hora local de Washington, para participar en un encuentro con empresarios antes de asistir a la cena y entretenimiento ofrecidos por la Casa Blanca. Los Bush hicieron con el presidente francés la excepción de irse tarde a la cama (a las 10 de la noche). Hoy, el presidente estadounidense paseará a Sarkozy por Mount Vernon, la casa que perteneció a George Washington, el primer presidente de este país. El último jefe de Estado que la Casa Blanca paseó por este lugar histórico a las afueras de la capital estadounidense fue el fallecido rey Husein de Jordania en 1989. Horas antes, Sarkozy acudirá al Capitolio para pronunciar un discurso ante las dos cámaras del Congreso estadounidense, «un gran honor y raro privilegio», dicen los expertos, especialmente para el líder de un país con el que EE UU ha forcejeado abiertamente en los últimos años, fundamentalmente a raíz de la guerra en Irak. Relación tensa entre países Los analistas comentan estos días las tirantes relaciones que Estados Unidos ha mantenido con Francia y recuerdan, por ejemplo, que en 2003, el entonces portavoz de la mayoría republicana, Roy Blunt, iba por los pasillos del Congreso contando un chiste: «¿Sabes cuántos franceses se necesitan para defender París? No se sabe, nunca se ha intentado». Esta semana, Blunt instaba a sus colegas a escuchar el discurso de Sarkozy. El cambio no se debe a la mayor transigencia republicana sino a la personalidad del nuevo presidente francés, que además de escuchar a Elvis y veranear en New Hampshire, no ha dudado en condenar las ambiciones nucleares iraníes y se ha mostrado abierto a la posibilidad de tomar en el futuro próximo ese papel más activo en la OTAN que quieren los estadounidenses. Son gestos que ayer la Prensa de este país plasmaba con una caricatura que mostraba a Sarkozy como el nuevo «caniche» del presidente Bush. No son todo, sin embargo, carantoñas en la nueva etapa de la relación franco-americana. Igual que su predecesor Jaques Chirac, Sarkozy quiere cerrar la puerta de Europa a Turquía, un punto de vista que Washington quiere cambiar.
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La Razón - España/07/11/2007

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