El que la visita fugaz a Brasilia de la presidenta electa e integrantes de su futuro gabinete, entre ellos el pronto a ser ministro de Economía, Martín Lousteau, haya sido tratada como un éxito contundente tanto por sus acompañantes como por los anfitriones, refleja la esperanza generalizada de que el reemplazo del presidente Néstor Kirchner por su esposa suponga un cambio positivo en la política exterior nacional. Es evidente que a diferencia de su marido, Cristina de Kirchner se siente cómoda al reunirse con sus homólogos de otros países, en especial los que cuentan con prestigio en el Primer Mundo y, por lo demás, parece querer privilegiar las relaciones con Brasil y Chile, alejándose un tanto de la Venezuela de Hugo Chávez. Aunque Cristina se ha cuidado de decirlo ya que no le convendría del todo verse incluida en la larga lista de blancos de la ira de quien es el comprador principal de bonos argentinos, no puede ignorar que se interpretaría la decisión de acompañar a su marido a Santiago de Chile donde se celebraba la Cumbre Iberoamericana y poco después viajar sin él a Brasil, como una señal de que por lo menos en el ámbito diplomático habrá algunos cambios importantes.
Así y todo, si bien el clima llamativamente amistoso que rodeaba el encuentro de Cristina con el presidente Luiz Inácio "Lula" da Silva contribuirá a suavizar la relación bilateral, de por sí no servirá para eliminar los conflictos. Algunos son puntuales. Mientras que Lousteau se encargó de reiterar las quejas ya rutinarias por el creciente déficit comercial con Brasil que en los primeros tres trimestres del año corriente llegó a casi 3.000 millones de dólares a pesar de que el real no ha dejado de apreciarse frente al dólar estadounidense, al cual el peso está efectivamente clavado, los brasileños aprovecharon la oportunidad para pedir que el gobierno argentino trate mejor a Petrobras, la empresa estatal que aspira a comprar las instalaciones de Esso norteamericano que ha optado por retirarse del país. Puesto que la petrolera brasileña acaba de anunciar el hallazgo de un yacimiento gigantesco cerca de su costa pero a casi seis kilómetros de profundidad, y sus técnicos sospechan que podría extenderse hacia nuestras aguas territoriales, Cristina tendrá buenos motivos para estimular su participación de la exploración de la zona y, desde luego, traer inversiones cuantiosas, pero a cambio tendría que estar dispuesta a ofrecer algunas concesiones. Asimismo, es del interés de ambos países que colaboren más en todo lo vinculado con la energía.
Otra fuente de dificultades consiste en que en la actualidad Brasil está pasando por un buen momento. La "ortodoxia" económica del gobierno de Lula ha impresionado favorablemente a los inversores internacionales y en todas partes se ha difundido la idea de que, como China y la India, Brasil pronto será una potencia mundial que debería contar con un lugar permanente, con el veto correspondiente, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En cambio, a pesar de un lustro de crecimiento muy vigoroso, nuestro país dista de haberse recuperado de la caída estrepitosa que experimentó en el 2001 y 2002: de todos los emergentes, ha sido el más afectado por las turbulencias financieras mundiales más recientes y sigue sin conseguir acceder a los mercados crediticios. Como resultado, en las próximas negociaciones con Brasil nos encontraremos en una situación desventajosa, lo que plantearía tanto el riesgo de resignarse a la primacía brasileña como el de resistirse a ella con vehemencia excesiva por motivos nacionalistas. Para restaurar cierto equilibrio, sería necesario que el gobierno de Cristina alcanzara un acuerdo con los perjudicados por el default, comenzando con los miembros del Club de París, y que se reconciliara con el FMI. Aunque parecería que Cristina es consciente de que los eventuales beneficios del aislamiento financiero son meramente internos y por eso quiere que la política exterior de su gobierno sea menos autista que la actual, no le será fácil modificarla mucho sin brindar la impresión de romper con la "estrategia" impulsada por su marido. Con todo, el saldo mayormente simbólico de su visita breve a Brasilia hace pensar que por lo menos hará un esfuerzo por adoptar una postura internacional más abierta.
-
Rio Negro On Line - Argentina/22/11/2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario