14/12/07

Australia: el nuevo Gobierno se dirige a Oriente

Las elecciones federales de noviembre concluyeron con la aplastante victoria del Partido Laborista frente a la coalición electoral formada por el Partido Liberal y Nacional. La diferencia de votos con que Rudd ha vencido al ex primer ministro Howard ha sido del 6%, uno de los porcentajes más altos de la historia política australiana. Las políticas del nuevo Gabinete se centrarán sobre todo en política exterior, y se caracterizará por la firma del protocolo de Kioto y por la retirada de las tropas australianas desplegadas en Irak.
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Natascia Nicoletti
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Una victoria anunciada
El 24 de noviembre, más de 13 mil electores australianos fueron llamados a votar en las elecciones parlamentarias. La victoria laborista ya había sido prevista por los sondeos electorales que acompañaron la campaña electoral de los dos líderes rivales, el primer ministro saliente Howard y el laborista Kevin Rudd. De hecho, los resultados no sólo cumplieron con las expectativas, sino que las superaron ya que al Partido Laborista le hubiera bastado con conquistar 16 escaños más de los 60 que ya había conseguido en las anteriores parlamentarias. Sin embargo, el resultado final fue aumentar en 24 el número de escaños a su favor. El Partido Laborista obtuvo el 53,08% de los votos, conquistando 80 de los 150 escaños disponibles en el Parlamento. La coalición, formada por el Partido Liberal y el Partido Nacional, obtuvo un 46,92% de los votos, que le otorgaría 59 escaños (49 para el Partido Liberal, 10 para el Nacional). New South Wales fue la región que mayor apoyo dio al partido Laborista (obteniendo 28 escaños frente a los 19 de la coalición) junto con el estado natal de Rud, Queensland (obteniendo 14 escaños frente a los 10 de la coalición). Los laboristas recibieron además, el apoyo del Partido de los Verdes, que con un porcentaje de votos del 7,76%, se colocaron como tercer partido australiano, mientras que el Partido Democrático no obtuvo ningún resultado.El electorado australiano ha expresado, por tanto, con claridad, su deseo de una nueva clase dirigente tras 11 años de mandato del ya ex primer ministro Howard; esta realidad se ha visto confirmada tras la pérdida, por parte de Howard, del escaño de su ciudad natal de Bennelong, en Sidney. El único estado en el que el Partido Liberal venció al Laborista fue en Western Australia, donde obtuvo 10 escaños, frente a los 4 de los laboristas.
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La política interna
Kevin Rudd se presenta ante su electorado como símbolo de un cambio generacional con respecto a Howard; tiene una página web en MySpace y durante su campaña electoral, contaba con el consenso del 57% de los jóvenes australianos entre los 18 y los 34 años. Como nuevo líder, Rudd se apartó del habitual modus operandi del Partido Laborista, reservándose el derecho de elegir y nombrar a sus ministros sin previa consulta o influencia por parte del Partido. Examinando el nuevo Gabinete recién formado, se evidencia la novedad propuesta por Rudd y las diferencias que éste ha querido introducir con respecto a su predecesor. Rudd nombró como vice primera ministro a Julia Gillar, que se ocupará de las reformas del sistema escolar y de ajustar la ley sobre las relaciones industriales. Éstos son, de hecho, los principales puntos en los que se basa la política interna laborista: la reforma de la educación para modernizar el sistema, proporcionar a los estudiantes ordenadores con acceso a internet, y la modificación de las Workchoices, legislación que reducía la seguridad laboral de los ciudadanos australianos. Otro punto importante es la política medioambiental ya que no sólo ha nombrado a Peter Garrett como Ministro del Medio Ambiente, sino que ha creado el Ministerio del Cambio Climático y la Gestión Hídrica, bajo el mando de Penny Wong. El Ministerio de Asuntos Exteriores fue entregado a Stephen Smith, abogado de Western Australia mientras que el Ministerio de Defensa corre a cargo de Joel Fitzgibbon.Por su parte, la oposición estará liderada por Brendan Nelson, el anterior ministro de Defensa. Rudd presentó también excusas formales a la comunidad aborigen del Northern Territory, que había sido víctimas de acciones represivas por parte del Gobierno Howard; el plan para contener la violencia dentro de esta comunidad fue apoyado, de hecho, por el Partido Laborista y por el propio Rudd. La admisión de responsabilidades representó una gran diferencia con respecto a Howard, que rechazó presentar excusas a los aborígenes. En cuanto a la política económica, el Partido Liberal ha entregado a los laboristas un país que ha experimentado un inesperado crecimiento económico del 3%, si bien ante la celebración de las elecciones, el Banco Central Australiano tuvo que subir las tasas de interés un 0,25%; la subida se volvió necesaria debido al aumento de la inflación, que amenazaba con superar el 3%. A pesar del óptimo estado de la economía, el Partido Laborista ya ha declarado su intención de realizar una política económica prudente para controlar la tasa de inflación, sabiendo que probablemente esto significará una mayor presión fiscal sobre los ciudadanos australianos.
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La política estera
Parece que los grandes cambios de la política de Rudd se desarrollarán en materia de política exterior. Entre las primeras llamadas recibidas por el recién elegido Primer Ministro fue la del Presidente indonesio Susilo Bambang Yudhoyono, que lo invitó a la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático que se está desarrollando actualmente en Bali, donde el 12 de diciembre Rudd firmó el protocolo de Kioto, anunciando que el objetivo de Australia es la reducción del 60% de sus emisiones de gases que provocan el efecto invernadero antes del 2050. La nueva cartera dentro del Ejecutivo gestionada por Penny Wong fue creada, ad hoc, para gestionar dicha adhesión. La firma del protocolo de Kioto, además de ser un claro alejamiento de la posición adoptada por Howard, también señala un distanciamiento de la influencia estadounidense, hasta ahora característica principal de la política exterior australiana. La participación en la conferencia de Bali adquiere aún más importancia si se considera que en esta ocasión se están asentando las bases para un segundo acuerdo sobre el cambio climático (Kioto II y Kioto Plus) que debería completarse en el 2012; además, Rudd ha declarado que si en el nuevo acuerdo no se imponen los límites a las emisiones de gases efecto invernadero de India y China, no firmará el Kioto II. En cuanto al compromiso australiano en las campañas militares bajo mando estadounidense, Rudd ha anunciado que, en un período de siete meses, 500 soldados (casi un tercio de todo el contingente desplegado) serán retirados de Irak. Sin embargo, el Primer Ministro Laborista declaró que reforzará el contingente desplegado en Afganistán, que actualmente cuenta con casi 1.000 hombres. La decisión de diferenciar las dos misiones en Irak y Afganistán aumenta la distancia que experimenta frente a las decisiones estadounidenses de política exterior, y subraya la cercanía australiana a las políticas de la ONU. El alejamiento de la órbita estadounidense parece contrasta con el acercamiento a China. Las relaciones entre Canberra y Pekín han sido hasta ahora netamente económicas, ya que Australia es el mayor proveedor de carbón de China. Esta consideración, además de ser una clara contradicción con las políticas medioambientales promovidas por Rudd, hace presuponer que Australia, debido a su fuerte potencial minero, se inclinará por mantener relaciones con las nuevas potencias en expansión. Esta tendencia hacia la economía asiática emergente incluye también a India. De hecho se espera que Australia dé marcha atrás con respecto a la prohibición actual de vender uranio a los países no firmantes del tratado de No Proliferación Nuclear. Esta prohibición, de hecho, no permite a Australia vender uranio a Nueva Delhi y, por tanto, de impulsar el desarrollo de la energía nuclear civil en India. La eliminación de este obstáculo, entre otros, podría justificarse por la consideración de que la producción de energía a través de las centrales nucleares, sería una solución válida para limitar la emanación de gases contaminantes por parte de la India.
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Conclusiones
El nuevo Ejecutivo guiado por Rudd parece haber marcado ya claramente la dirección que tomará su Gobierno. Desde el punto de vista interno, el cambio fundamental es la modificación de la legislación Workchoices, lo que probablemente ralentizará el mercado laboral; sin embargo, a pesar de su impopularidad, desde su entrada en vigor, Australia registraba la tasa de desocupación más baja de los últimos 33 años. Por su parte, la política exterior se dirigirá hacia las economías asiáticas, alejando a Australia de la influencia estadounidense. Las relaciones con las potencias asiáticas, China e India, se dirigirán por un lado a la protección ambiental, y por otro, al potencial comercial que los dos países representan para Australia.
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Traducción de Diana Quintero Rodríguez
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Equilibri.net - Italy/14/12/2007

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