24/01/2008
Felipe de J. Pérez Cruz
Rebelión
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Que Cuba tenga servicios de salud pública de excelencia a nivel mundial, no significa que estemos libres de insuficiencias y retos. Precisamente un privilegio que da el socialismo, tal como lo concebimos en nuestro país, es el de hacer un constante ejercicio de análisis autocrítico, de inconformidad con lo que no se ha logrado aún, de intransigencia frente a lo que pudiera ser y no es.
No todo esta resuelto, pero se trabaja en las soluciones
Mantener los fundamentales logros de la salud cubana en el período especial, ha sido una heroicidad de laboriosidad, inteligencia y patriotismo de los directivos y trabajadores del sistema de salud. Con ese mismo espíritu de trabajo enfrentan en estos momentos la solución de no pocas problemáticas materiales y también subjetivas, que se acumularon durante la última década, y deterioraron parte de los servicios y el más idóneo clima laboral. Hoy se impulsan en el sector 12 programas de desarrollo.
La propaganda enemiga silencia muchos de los logros del sistema de salud cubano y sobre todo, los esfuerzos en la rehabilitación de los servicios. Se dedica a mentir y tergiversar la realidad, a partir de los problemas y las demandas de la población que aún no se han podido resolver. Un tema muy recurrido ha sido el de tratar de debilitar la confianza de los ciudadanos en la soluciones en curso, y minar el espíritu solidario de nuestro pueblo, al hacer responsable de las dificultades existentes a los contingentes de colaboradores de la salud que dan su apoyo a otros países de América Latina y el mundo. Tan oscuro proceder halla su más rotundo mentís en la propia dinámica del sector y en el enfoque autocrítico y constructivo que predomina.
No hay dudas de que los compromisos en el exterior han creado una nueva situación. De la relativa holgura en personal, hoy los servicios se tensan y precisan de un alto –minucioso diríamos- nivel de organización y búsqueda de eficiencia. Lo más fácil es renunciar al aporte internacionalista, tal como nos lo proponen los heraldos del individualismo, lo verdaderamente revolucionario es cumplir con nuestra cuota de aporte a la humanidad y brindar modestamente parte de lo que tenemos, a otros pueblos necesitados de América Latina y el mundo. Y el reto para ello está en lograr más efectivos procesos de utilización de los recursos humanos de que dispone el sector. Esto por demás no puede concebirse solo como un actuar tecnocrático de carácter organizacional. Se trata por su esencia humanista y eminentemente ética, de apelar a la siempre manifiesta disposición de las y los médicos, enfermeros, técnicos y trabajadores de la salud, a su entrega profesional y revolucionaria dentro y fuera de las fronteras nacionales.
Las cubanas y cubanos saben que en esos médicos que hoy faltan esta la vida y el bienestar de millones de personas de otros pueblos. Las molestias que causa a una población acostumbrada a tener un médico a menos de 500-600 metros de su casa, el dirigirse hacia una consulta territorial, en una casa del médico de la familia relativamente más lejana, o en el policlínico territorial, donde ahora van a esperar unos minutos más antes de ser atendidos; deben ser compensadas con una real excelencia en los servicios, con la eliminación de conductas burocráticas e indolentes. Y ese es precisamente el contenido de las principales demandas de la población.
No es concebible que el país disponga de la capacidad para salvar y prolongar la vida de cualquiera de sus ciudadanos, sin reparar en gastos verdaderamente millonarios, y que sin embargo el sistema se recienta porque en una consulta no hay recetas médicas, en una farmacia esté en falta una aspirina para calmar un simple dolor “de cabeza”, o un sofisticado equipo no funcione porque sus operadores disfruten en esos momentos de sus merecidas vacaciones y se carezca de sustitutos
Tenemos el privilegio de contar con médicos que realizan diagnósticos y tratamientos certeros, accedemos a todo tipo de exámenes y análisis, sin que el paciente ambulatorio o el hospitalizado y sus familiares tengan que desembolsar un solo centavo, aunque la estancia en un centro de salud se prolongue durante meses. Si un enfermo necesita un fármaco del área de moneda convertible, se le busca, cueste lo que cueste. La alimentación de los pacientes internos, ni siquiera flaqueó en los días más difíciles de la recesión económica, y a pesar de la falta de materias primas y de la escasa entrada de insumos al país, los enfermos nunca dejaron de efectuar sus comidas reglamentarias. Hoy crecientemente disfrutan de nuevas y cómodas áreas y cubículos para el descanso. Pero todas estas calidades no excluyen la existencia de diversos problemas subjetivos que debilitan el servicio, y provocan que los pacientes y sus familiares no reciban la más esmerada atención. A la solución de estos y otros problemas de calidad, eficiencia y eficacia del sistema, se dirigen ingentes esfuerzos.
El proceso inversionista
Como resultado del proceso inversionista, se terminaron más de 1 900 obras en los últimos cuatro años, mas de 200 policlínicos reconstruidos o ejecutados totalmente, varios importantes hospitales remodelados y ampliados, 454 salas de rehabilitación integral y 10 clínicas estomatológicas. Más de 24 000 nuevos equipos se han instalado en policlínicos y en los principales hospitales (1). De las obras concluidas 230 son policlínicos ofrecen el doble de los servicios de salud y posibilitan dar respuesta a las necesidades de un gran número de pacientes que antes tenían que dirigirse hacia los grandes hospitales. De tal manera se han creado nuevas consultas de dermatología, salud mental, oftalmología, salud reproductiva y otras, así como también de los servicios de laboratorio, rayos x, ultrasonido, endoscopía y trombolisis, y miles de salas de rehabilitación, que acercan los servicios a nuestro pueblo y elevan su calidad de vida. Ciento once municipios tienen al menos un policlínico totalmente reparado y equipado con todos los servicios.
En las nuevas inversiones se realiza un esfuerzo particular para el desarrollo de hospitales clínico- quirúrgicos de primer nivel mundial. Con los servicios de atención más avanzados que existen: bomba de cobalto, acelerador lineal de última generación y Resonancia Magnética Nuclear y Ultrasonido tridimensional, a fin de realizar diagnósticos no invasivos. En todas las provincias se abren centros de diagnóstico altamente especializados, para la atención de enfermedades cardíacas y oftalmológicas. También transcurre un proceso inversionista en las capacidades productivas que ya alcanza a 93 talleres y ópticas. Cuando este programa concluya duplicará las capacidades actuales, y podrá resolver las limitaciones existentes. En el programa de desarrollo de los policlínicos y en la dotación técnico material de un grupo de hospitales el Estado ha invertido en los últimos años más de de 150 millones de dólares.
De acuerdo con la Política de Informatización de la Sociedad Cubana, en estos momentos se trabaja en el establecimiento de las redes nacionales de Bancos de Sangre, Nefrología, e Imágenes Médicas. Asimismo se estructura el Registro Informatizado de Salud, el Sistema de Gestión Hospitalaria, de Atención Primaria de Salud, de Gestión Académica, los Proyectos de Genética Medica, Neurociencias, de Realidad Virtual en Cirugía de Mínimo Acceso, y de Software Educativo.
Se sabe que para lograr que la inversión en salud realmente transforme la situación, el componente humano es decisivo. El perfeccionamiento de la atención en cuerpos de guardia y en los nuevos servicios de policlínicos y hospitales, el logro de una alta eficiencia en la utilización de las tecnologías, el cuidado y mantenimiento de las nuevas instalaciones y servicios, constituyen tareas de máxima prioridad para los directivos y trabajadores de la salud. Y por supuesto, también es una responsabilidad para el pueblo que asiste a las instalaciones y disfruta de los nuevos servicios. El concepto de que las nuevas inversiones y tecnologías en la salud deben acompañarse de sensibilidad y ética, ha sido planteado con medular claridad tanto por el Sindicato de Trabajadores de la Salud Pública, como por la dirección del Ministerio del ramo (2).
En el presupuesto de salud, y en particular en las nuevas inversiones, se dedica una importante partida de recursos, para la atención a las condiciones de trabajo y vida de las y los médicos, enfermeros, especialistas y trabajadores del sistema. También el Estado realiza un esfuerzo para aumentar los ingresos de los trabajadores del sector, y los incluyen en los programas de estímulos materiales y morales, tales como la construcción y otorgamiento de viviendas.
El programa de formación
El futuro de la salud pública cubana sin dudas descansa en el continuo perfeccionamiento y la capacitación. No resulta ocioso recordar que en 1959 solo existía una sola Escuela de Medicina y otra de Odontología en la Universidad de La Habana, y un número reducido de Escuelas de Enfermería las cuales no otorgaban grado universitario. El egreso de los estudiantes de la escuela de medicina no rebasaba los 500 médicos por año y casi el 50 por ciento de ellos abandonaban el país básicamente hacia los Estados unidos. No más de 30 de los egresados anualmente podían hacer Residencia en el Hospital Universitario Calixto García y en el Hospital de las Mercedes, hoy Dr. Piti Fajardo. Una alta proporción de técnicos de la salud se formaban por la vía empírica, trabajando en centros de radiología o laboratorios sin ninguna uniformidad o calificación teórica, y ni soñar con la existencia de las actuales bibliotecas y centros de información médica –hoy en red-, que permitieran entonces la actualización continuada del personal egresado (3).
En estas casi cinco décadas se ha creado el Instituto Superior de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón”, y otros tres institutos –universidades- de Ciencias Médicas, 22 Facultades de Medicina y 20 filiales que abarcan todas las provincias del país, una Escuela Nacional de Salud Pública de postgrado también con sedes en casi todas las provincias, la Escuela de Medicina Latinoamericana en la Ciudad de La Habana, y la Escuela de Medicina Caribeña en Santiago de Cuba (4). En el curso 2002-03 se inició en Cuba la Licenciatura en Tecnología de la Salud con un nuevo modelo pedagógico, la cual junto a las carreras de Medicina, Estomatología y Licenciatura en Enfermería, forma parte de la preparación académica de nivel superior que se estudian en esa rama, adscriptas a las universidades de Ciencias Médicas. Junto médicos y demás especialistas, hay conciencia de la necesidad de redoblar esfuerzos en la preparación del personal de servicio, hasta que alcancen los más altos niveles.
El primer gran aporte de la Revolución en salud pública, que posibilitaría los ambiciosos programas educacionales desarrollados en las ciencias médicas en más de cuatro décadas, lo constituyó la introducción del concepto de universalización de la docencia médica. Por tal concepto se pasó a integrar a los estudiantes de medicina y enfermería durante su proceso de formación, a las unidades asistenciales convertidas en centros docentes, lo que permitió alcanzar la masificación de los programas de formación de los recursos humanos en la esfera sanitaria. Hoy acercar los servicios médicos a la población no sería posible sin estos programas, que se han ido perfeccionando con un plan de estudios enfocado a la atención médica primaria. Ello ha hecho posible la dispensarización de acciones de salud a casi la totalidad de la población del país.
La actual situación y en particular la disponibilidad de médicos para cumplir los ambiciosos planes nacionales y consolidar nuestro aporte en otros pueblos que precisen de colaboración, tenderá a resolverse con las nuevas hornadas de profesionales que ya cursan estudios en las universidades del país. Actualmente en las universidades médicas y en 308 policlínicos docentes, estudian 186 689 estudiantes en especialidades de medicina, estomatología, enfermería, psicología y de técnicos de la Salud. También más de 23 500 jóvenes extranjeros se preparan en nuestro país, y como parte de su formación actúan en el sistema de salud. Para el 2008 Cuba graduará 22 363 profesionales de la salud, de ellos 3 000 médicos, cantidad que llegará a 21 000 en los próximos cinco años, lo cual nos consolidará como el país con más médicos per cápita en el mundo. Tales profesionales se forman con una concepción humanista integral, por cuanto el trabajador de la salud, se asume como un educador social.
Nuevos retos
La solución de los problemas existentes y la consolidación de los logros alcanzados no bastan, si se trata de garantizar el continuo perfeccionamiento y dar respuestas a las nuevas circunstancias que se presentan para la sociedad cubana y su contexto internacional. Precisamente para ello el país se propone avanzar en nuevos retos de salud. Para el 2015 aspira a equipararse con los niveles de mortalidad materna de los países del primer mundo, y controlar los factores de riesgo que más afectan a la salud de los ciudadanos. Entre las áreas prioritarias figuran los factores relacionados con el ambiente que constituyen problemas de salud, las perspectivas para la salud ocupacional, las enfermedades trasmisibles o no, las bucodentales, la discapacidad, la mitigación de los impactos del tiempo sobre la salud humana, y los grupos especiales, en los que se sitúan las edades pediátricas, las mujeres y los adultos mayores.
El patrón de la mortalidad en Cuba es similar al de los países desarrollados. Se sitúa en lo fundamental en enfermedades crónicas no transmisibles. Las enfermedades del corazón, los tumores malignos, las enfermedades cerebrovasculares y los accidentes, representan casi las dos terceras partes de todas las defunciones que se producen. Además merecen mencionarse por su morbilidad la diabetes mellitus, la cirrosis hepáticas, el asma y la hipertensión arterial. De las nuevas inversiones se benefician de manera muy particular los enfermos de cáncer y de afecciones cardiacas, que constituyen las primeras causas de muerte en el país, pero este esfuerzo institucional no basta.
Las enfermedades que dan origen hoy a la mortalidad en el país, se encuentran relacionadas con los hábitos y estilos de vida, donde se resaltan riesgos como la obesidad, sedentarismo, hábito de fumar, y el tipo de dieta que se consume. Aquí se abre un frente de lucha para el abordaje de estos problemas de salud, el incremento de las acciones intersectoriales, en las que deben participar los principales grupos de especialistas e instituciones, pero donde es decisivo el acompañamiento de la población, e incluso el enfrentamiento de hábitos, conductas y hasta prejuicios, cuya solución permita alcanzar mejores resultados. Las resistencias de los varones a la prueba rectal, para detectar tempranamente el cáncer de próstata, puede ser un ejemplo significativo de cómo las herencias de la ideologías retardarías del machismo, ponen en riego la salud de no pocos cubanos.
El alto nivel alcanzado en la salud materno infantil, agrega el reto de sostener y seguir mejorando esos altos niveles, especialmente en lo relacionado con la salud de los adolescentes. La iniciativa del “Club de los 120 años”, en tanto promoción y filosofía de salud, para que las personas de todas las edades se propongan vivir 120 y más años'', constituye un buen camino para alcanzar cambios en la psicología y el modo de vida de las cubanas y cubanos. En aras de llegar a esa meta se potencia la motivación de los participantes, una alimentación nutritiva y sana, la prevención de salud, el ejercicio físico, la cultura como disfrute y equilibrio, y la integración de la mujer y el hombre al medio ambiente.
El sistema de salud trabaja por crear una plataforma que permita incrementar el intercambio entre los especialistas, y que contribuya a potenciar proyectos de investigación-desarrollo, y consolide la posición de vanguardia de la medicina cubana. Para ello resultará decisivo el perfeccionamiento avanzado de informatización y la máxima interconectividad entre los diferentes institutos de investigación, universidades y unidades hospitalarias, para crear de manera progresiva bases de conocimiento que faciliten la toma de decisiones administrativas, científicas, productivas, docentes y clínicas.
La propia extensión, cobertura y acceso universales del sistema cubano, resultan un reto en términos de sostenibilidad económica, eficiencia, efectividad y calidad de los servicios (5). La estrategia sanitaria definida por el país para los próximos años, identifica los problemas que el sistema tiene y los nuevos retos, como áreas priorizadas de trabajo y refuerza la necesidad de continuar fortaleciendo la descentralización, las acciones promocionales y preventivas, la participación comunitaria y el enfoque intersectorial en las acciones de salud, en el marco del desarrollo social sostenible del modelo social cubano.
Debido a las limitaciones de recursos que tiene un país como el nuestro y el alto costo que representan para la sociedad los servicios de salud, se hace necesario introducir las herramientas de la evaluación económica aplicadas a la salud, con el objetivo de evaluar no solo la efectividad de las nuevas tecnologías y servicios, sino también su eficiencia (6). La denuncia de las soluciones tecnocráticas, mercantilistas e individualistas del capitalismo y el neoliberalismo, no significa que la medicina socialista, renuncia a cualificar sus procesos desde la más minuciosa contabilidad y la asociación entre su efectividad y su costo, sin renunciar a un enfoque social. También debe trabajar el sistema con un enfoque intersectorial en la administración de la salud, en beneficio del perfeccionamiento continúo del sistema sanitario y de su integración al conjunto de las acciones estatales, gubernamentales, ministeriales y sociales, que deben garantizar soluciones colectivas, en el objetivo de dar cada día más seguridad, más bienestar y felicidad al pueblo cubano.
La solución de los problemas relacionados con la calidad del aire, la contaminación de las aguas y el manejo de los desechos, son también retos de presente y futuro que asume la salud y la calidad de la vida cubana. En urbes como la Ciudad de La Habana se aprecian resultados En los primeros cinco años de esta década la carga contaminante en la capital cubana se ha reducido a un ritmo promedio del 3 por ciento anual, mientras aumentó el índice de reforestación y el suministro de agua potable cubre el 99,1 por ciento de su población total. Pero aún este movimiento sobre el estado del medio ambiente, no ha alcanzado en otras ciudades del país la coordinación institucional y el apoyo de masas que su despliegue precisa. Para ello la educación ambiental jugará en los próximos años un papel muy importante.
El aporte de la salud cubana a la vida y la felicidad de otros pueblos del mundo se consolidará en el futuro inmediato y mediato. Como expresión de los principios de solidaridad, en la esfera internacional se desarrolla el Programa Integral de Salud, que brinda asistencia médica a 18 países de América Latina, Asia y África. En total la mayor de las Antillas tiene 36 mil trabajadores sanitarios en 60 países. En estos países los médicos cubanos realizaron millones de consultas, atendieron partos, operaron y vacunaron a los niños, y han reducido los indicadores básicos de salud como la mortalidad infantil y materna, con todo ello crearon entornos más saludables. Solo en Venezuela desde el 2003 hasta la fecha, los profesionales de la salud cubanos han salvado 57 mil vidas mediante la “Misión Barrio Adentro”. A su vez en la Escuela Latinoamericana de Medicina de la Habana, y en institutos y facultades dentro y fuera país, los especialistas cubanos contribuyen a la formación de 49 mil nuevos galenos para más de cien países.
La iniciativa de Cuba a través de la Operación Milagro -en cooperación con Venezuela-, ha beneficiado a un millón de personas procedentes de 31 países pobres. Estos enfermos que en su inmensa mayoría carecían de recursos, recuperaron la vista al ser gratuitamente tratados e intervenidos quirúrgicamente por médicos cubanos. El plan, puesto en marcha en julio del 2004, incluyó la donación por parte de nuestra nación de 37 centros de cirugía oftalmológica a ocho países. Y al finalizar el pasado año 2007 se trabaja en la instalación de otros siete centros. La experiencia a su vez, ha servido de modelo para que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lance un Programa de Prevención y Eliminación de la Ceguera en el continente Americano.
Hoy en el contexto de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), los médicos y técnicos cubanos, con el apoyo de equipos y la tecnología oftalmológica más avanzada, crean capacidades para operar anualmente a cerca de un millón de pacientes. De acuerdo con estadísticas de organismos internacionales, alrededor de 50 millones de personas son ciegas en el mundo, un millón y medio de ellas menores de 16 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó recientemente que en América Latina unos cinco millones de niños, jóvenes y adultos necesitan operaciones oftalmológicas diversas, mientras en el Caribe la cifra se eleva a medio millón. La Revolución Cubana ambiciona ser útil a todos esos seres humanos necesitados de tratamientos y curas.
Las vacunas cubanas desarrolladas y pensadas para los problemas que azotan a los pueblos el llamado Tercer Mundo, abren otro amplio frente de colaboración. Por eso los científicos cubanos trabajen arduamente por una vacuna contra la malaria, una enfermedad que no existe en el país. Las transnacionales no gastan dinero en tales estudios, pues esas son medicinas de pobres, no existiría nunca el mercado con capacidad para revertir y multiplicar los costos de la investigación-desarrollo-producción. Las pandemias como el SIDA no solo precisan de vacunas, sino de nuevas batallas humanistas por crear los entornos de salud y educación, capaces de erradicar las causas sociales y culturales que están en la base del crecimiento de las enfermedades.
Como lo realiza con su personal de médicos, especialistas y trabajadores, el sistema de salud cubano, se propone también dar su contribución a la continua capacitación y perfeccionamiento de los recursos humanos que ha formado para América Latina y el mundo.
¿Se trata solo de salud?
En las naciones capitalistas la salud es sinónimo de propiedad privada, mercantilización y lucro. Se hace marketing para vender a los médicos, las consultas y los fármacos. Hay que pagar el seguro social, la visita al médico, el diagnóstico y los tratamientos, el acceso y la atención hospitalaria. El paciente se convierte en cliente de un sistema que cobra por vender salud, y da a cada cual según pague. Las gratuidades de la salud pública en algunos de los países capitalistas más desarrollados, han sido sistemáticamente barridas tras el asalto neoliberal al llamado “Estado de bienestar”. Hoy donde han sobrevivido los servicios públicos, se mantienen reducidos, desatendidos y en constante cuestionamiento. El sistema médico cubano representa un vuelco a toda esta realidad contemporánea. Es de alcance universal, gratuito y accesible en todo el archipiélago y brinda también su ayuda desinteresada a todo aquel país que lo necesite.
Aún con sus limitaciones e insuficiencias, los logros y cobertura del sistema nacional de salud cubano, superan todo lo que se conoce como atención pública en el planeta. Y esta realidad no nace de un milagro. Si de una situación revolucionaria, de la implementación de la política revolucionaria, y la realización de la ideología de la Revolución Cubana. Tienen en su base -y dinamiza- las fortalezas de una economía nacional y sociedad socialistas. Y es manifestación y posibilidad de perfeccionamiento y desarrollo de esa economía y su sociedad.
Todas las conquistas de la salud pública cubana, se han realizado frente a la continuada política de bloqueo por parte de los Estados Unidos. Su triunfo entonces no escapa de la dialéctica del enfrentamiento de la nación cubana contra el principal antagonista de su libertad e independencia.
El sistema de la salud pública en Cuba es expresión de un derecho humano que trasciende la letra del Pacto internacional, para avanzar hacia niveles de realización humanista aún no alcanzados por la mayoría de los pueblos que habitan el planeta, incluso posee expresiones de excelencia y privilegio para toda su población, que no se alcanzan en países ricos del mundo Occidental. Vivir en Cuba es no correr riesgo de ser infectado por 13 enfermedades, tener una rápida y eficiente respuesta ante un infarto te encuentres en la ciudad o el campo, contar con ocho de los diez más importantes productos biotecnológicos de salud que se fabrican en el mundo… Es un amplio espectro de servicios y posibilidades, beneficios y contextos saludables y también más.
La salud en Cuba es un proyecto y una realización anticapitalista, de desarrollo de la propiedad social, de creación de relaciones e idealidad socialistas. Resulta de un sistema de relaciones sociales humanistas, de la trascendente dialéctica salud-enfermedad, vida-muerte y su solución progresiva; relaciones de conocimiento, ciencia, tecnología y producción, relaciones pedagógicas, relaciones culturales, ideológicas y sociomorales. Relaciones de desenajenación abiertas a todo el conjunto de la sociedad civil, en desarrollo y reproducción, en lucha emancipadora por la creación de una socialidad superior. Precisamente por eso el trabajador de la salud es ante todo un educador social, y cada acto de salud, es esencialmente un acto de emancipación.
La salud en Cuba manifiesta de manera muy nítida la esencia y función de un Estado revolucionario, en tanto es expresión de múltiples formas de recuperación de la política por la sociedad civil. La universalidad, gratuidad y accesibilidad del sistema de salud expresa el democratismo superior de la sociedad revolucionaria. Es un hecho que trasciende los marcos estatales para abrir causes al protagonismo popular, a la acción de los médicos y demás especialistas, de los ciudadanos y ciudadanas, de sus familias y organizaciones, para comprometerse todos con el proyecto de salud y ética de vida de la Revolución. Así se estimula la evaluación autocrítica, la persuasión y el desarrollo de los sujetos implicados. Resulta entonces el hecho de salud, contenido y manifestación de un proceso resolutivo y participativo, que trasciende las estrechas fronteras formales del liberalismo burgués y su llamada democracia representativa, para abrir causes a la dialéctica de expresión de la democracia socialista.
El sistema de salud en Cuba demuestra que esos entornos de salud y educación, decisivos para salvar la vida y la felicidad de millones de latinoamericanos, africanos, asiáticos, y también de europeos y norteamericanos, pasan por la erradicación de la pobreza, por el diseño y la construcción de proyectos de desarrollo humano, de protección y despliegue del ser en su naturaleza, en su entorno social, biológico y geoambiental.
La salud en Cuba en tanto conquista heroicamente defendida en las más difíciles circunstancias por el pueblo y la dirección revolucionaria, hoy en pleno despliegue de sus programas humanistas; constituye un modelo de socialismo real –no tengamos objeciones al término porque aquí si hablamos de hechos, cantidades y cualidades inobjetables-, en el Siglo XXI.
Notas
1. República de Cuba. Ministerio de Salud Publica. Información en el Programa Televisivo “Mesa Redonda”, La Habana, 5 de diciembre del 2007; Raisa Pagés y Lourdes Pérez Navarro: Nuevas tecnologías en la Salud deben acompañarse de sensibilidad y ética, Granma, 6 de diciembre del 2007.
2. Ident. Ant.
3. Rosa M Duran García y Roberto E. Capote: Historia del dengue en Cuba, La Habana, Noviembre del 2003, http://www.uvs.sld.cu/humanidades
4. Gregorio Delgado García: Desarrollo histórico de la enseñanza médica superior en Cuba desde sus orígenes hasta nuestros días,
Felipe de J. Pérez Cruz
Rebelión
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Que Cuba tenga servicios de salud pública de excelencia a nivel mundial, no significa que estemos libres de insuficiencias y retos. Precisamente un privilegio que da el socialismo, tal como lo concebimos en nuestro país, es el de hacer un constante ejercicio de análisis autocrítico, de inconformidad con lo que no se ha logrado aún, de intransigencia frente a lo que pudiera ser y no es.
No todo esta resuelto, pero se trabaja en las soluciones
Mantener los fundamentales logros de la salud cubana en el período especial, ha sido una heroicidad de laboriosidad, inteligencia y patriotismo de los directivos y trabajadores del sistema de salud. Con ese mismo espíritu de trabajo enfrentan en estos momentos la solución de no pocas problemáticas materiales y también subjetivas, que se acumularon durante la última década, y deterioraron parte de los servicios y el más idóneo clima laboral. Hoy se impulsan en el sector 12 programas de desarrollo.
La propaganda enemiga silencia muchos de los logros del sistema de salud cubano y sobre todo, los esfuerzos en la rehabilitación de los servicios. Se dedica a mentir y tergiversar la realidad, a partir de los problemas y las demandas de la población que aún no se han podido resolver. Un tema muy recurrido ha sido el de tratar de debilitar la confianza de los ciudadanos en la soluciones en curso, y minar el espíritu solidario de nuestro pueblo, al hacer responsable de las dificultades existentes a los contingentes de colaboradores de la salud que dan su apoyo a otros países de América Latina y el mundo. Tan oscuro proceder halla su más rotundo mentís en la propia dinámica del sector y en el enfoque autocrítico y constructivo que predomina.
No hay dudas de que los compromisos en el exterior han creado una nueva situación. De la relativa holgura en personal, hoy los servicios se tensan y precisan de un alto –minucioso diríamos- nivel de organización y búsqueda de eficiencia. Lo más fácil es renunciar al aporte internacionalista, tal como nos lo proponen los heraldos del individualismo, lo verdaderamente revolucionario es cumplir con nuestra cuota de aporte a la humanidad y brindar modestamente parte de lo que tenemos, a otros pueblos necesitados de América Latina y el mundo. Y el reto para ello está en lograr más efectivos procesos de utilización de los recursos humanos de que dispone el sector. Esto por demás no puede concebirse solo como un actuar tecnocrático de carácter organizacional. Se trata por su esencia humanista y eminentemente ética, de apelar a la siempre manifiesta disposición de las y los médicos, enfermeros, técnicos y trabajadores de la salud, a su entrega profesional y revolucionaria dentro y fuera de las fronteras nacionales.
Las cubanas y cubanos saben que en esos médicos que hoy faltan esta la vida y el bienestar de millones de personas de otros pueblos. Las molestias que causa a una población acostumbrada a tener un médico a menos de 500-600 metros de su casa, el dirigirse hacia una consulta territorial, en una casa del médico de la familia relativamente más lejana, o en el policlínico territorial, donde ahora van a esperar unos minutos más antes de ser atendidos; deben ser compensadas con una real excelencia en los servicios, con la eliminación de conductas burocráticas e indolentes. Y ese es precisamente el contenido de las principales demandas de la población.
No es concebible que el país disponga de la capacidad para salvar y prolongar la vida de cualquiera de sus ciudadanos, sin reparar en gastos verdaderamente millonarios, y que sin embargo el sistema se recienta porque en una consulta no hay recetas médicas, en una farmacia esté en falta una aspirina para calmar un simple dolor “de cabeza”, o un sofisticado equipo no funcione porque sus operadores disfruten en esos momentos de sus merecidas vacaciones y se carezca de sustitutos
Tenemos el privilegio de contar con médicos que realizan diagnósticos y tratamientos certeros, accedemos a todo tipo de exámenes y análisis, sin que el paciente ambulatorio o el hospitalizado y sus familiares tengan que desembolsar un solo centavo, aunque la estancia en un centro de salud se prolongue durante meses. Si un enfermo necesita un fármaco del área de moneda convertible, se le busca, cueste lo que cueste. La alimentación de los pacientes internos, ni siquiera flaqueó en los días más difíciles de la recesión económica, y a pesar de la falta de materias primas y de la escasa entrada de insumos al país, los enfermos nunca dejaron de efectuar sus comidas reglamentarias. Hoy crecientemente disfrutan de nuevas y cómodas áreas y cubículos para el descanso. Pero todas estas calidades no excluyen la existencia de diversos problemas subjetivos que debilitan el servicio, y provocan que los pacientes y sus familiares no reciban la más esmerada atención. A la solución de estos y otros problemas de calidad, eficiencia y eficacia del sistema, se dirigen ingentes esfuerzos.
El proceso inversionista
Como resultado del proceso inversionista, se terminaron más de 1 900 obras en los últimos cuatro años, mas de 200 policlínicos reconstruidos o ejecutados totalmente, varios importantes hospitales remodelados y ampliados, 454 salas de rehabilitación integral y 10 clínicas estomatológicas. Más de 24 000 nuevos equipos se han instalado en policlínicos y en los principales hospitales (1). De las obras concluidas 230 son policlínicos ofrecen el doble de los servicios de salud y posibilitan dar respuesta a las necesidades de un gran número de pacientes que antes tenían que dirigirse hacia los grandes hospitales. De tal manera se han creado nuevas consultas de dermatología, salud mental, oftalmología, salud reproductiva y otras, así como también de los servicios de laboratorio, rayos x, ultrasonido, endoscopía y trombolisis, y miles de salas de rehabilitación, que acercan los servicios a nuestro pueblo y elevan su calidad de vida. Ciento once municipios tienen al menos un policlínico totalmente reparado y equipado con todos los servicios.
En las nuevas inversiones se realiza un esfuerzo particular para el desarrollo de hospitales clínico- quirúrgicos de primer nivel mundial. Con los servicios de atención más avanzados que existen: bomba de cobalto, acelerador lineal de última generación y Resonancia Magnética Nuclear y Ultrasonido tridimensional, a fin de realizar diagnósticos no invasivos. En todas las provincias se abren centros de diagnóstico altamente especializados, para la atención de enfermedades cardíacas y oftalmológicas. También transcurre un proceso inversionista en las capacidades productivas que ya alcanza a 93 talleres y ópticas. Cuando este programa concluya duplicará las capacidades actuales, y podrá resolver las limitaciones existentes. En el programa de desarrollo de los policlínicos y en la dotación técnico material de un grupo de hospitales el Estado ha invertido en los últimos años más de de 150 millones de dólares.
De acuerdo con la Política de Informatización de la Sociedad Cubana, en estos momentos se trabaja en el establecimiento de las redes nacionales de Bancos de Sangre, Nefrología, e Imágenes Médicas. Asimismo se estructura el Registro Informatizado de Salud, el Sistema de Gestión Hospitalaria, de Atención Primaria de Salud, de Gestión Académica, los Proyectos de Genética Medica, Neurociencias, de Realidad Virtual en Cirugía de Mínimo Acceso, y de Software Educativo.
Se sabe que para lograr que la inversión en salud realmente transforme la situación, el componente humano es decisivo. El perfeccionamiento de la atención en cuerpos de guardia y en los nuevos servicios de policlínicos y hospitales, el logro de una alta eficiencia en la utilización de las tecnologías, el cuidado y mantenimiento de las nuevas instalaciones y servicios, constituyen tareas de máxima prioridad para los directivos y trabajadores de la salud. Y por supuesto, también es una responsabilidad para el pueblo que asiste a las instalaciones y disfruta de los nuevos servicios. El concepto de que las nuevas inversiones y tecnologías en la salud deben acompañarse de sensibilidad y ética, ha sido planteado con medular claridad tanto por el Sindicato de Trabajadores de la Salud Pública, como por la dirección del Ministerio del ramo (2).
En el presupuesto de salud, y en particular en las nuevas inversiones, se dedica una importante partida de recursos, para la atención a las condiciones de trabajo y vida de las y los médicos, enfermeros, especialistas y trabajadores del sistema. También el Estado realiza un esfuerzo para aumentar los ingresos de los trabajadores del sector, y los incluyen en los programas de estímulos materiales y morales, tales como la construcción y otorgamiento de viviendas.
El programa de formación
El futuro de la salud pública cubana sin dudas descansa en el continuo perfeccionamiento y la capacitación. No resulta ocioso recordar que en 1959 solo existía una sola Escuela de Medicina y otra de Odontología en la Universidad de La Habana, y un número reducido de Escuelas de Enfermería las cuales no otorgaban grado universitario. El egreso de los estudiantes de la escuela de medicina no rebasaba los 500 médicos por año y casi el 50 por ciento de ellos abandonaban el país básicamente hacia los Estados unidos. No más de 30 de los egresados anualmente podían hacer Residencia en el Hospital Universitario Calixto García y en el Hospital de las Mercedes, hoy Dr. Piti Fajardo. Una alta proporción de técnicos de la salud se formaban por la vía empírica, trabajando en centros de radiología o laboratorios sin ninguna uniformidad o calificación teórica, y ni soñar con la existencia de las actuales bibliotecas y centros de información médica –hoy en red-, que permitieran entonces la actualización continuada del personal egresado (3).
En estas casi cinco décadas se ha creado el Instituto Superior de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón”, y otros tres institutos –universidades- de Ciencias Médicas, 22 Facultades de Medicina y 20 filiales que abarcan todas las provincias del país, una Escuela Nacional de Salud Pública de postgrado también con sedes en casi todas las provincias, la Escuela de Medicina Latinoamericana en la Ciudad de La Habana, y la Escuela de Medicina Caribeña en Santiago de Cuba (4). En el curso 2002-03 se inició en Cuba la Licenciatura en Tecnología de la Salud con un nuevo modelo pedagógico, la cual junto a las carreras de Medicina, Estomatología y Licenciatura en Enfermería, forma parte de la preparación académica de nivel superior que se estudian en esa rama, adscriptas a las universidades de Ciencias Médicas. Junto médicos y demás especialistas, hay conciencia de la necesidad de redoblar esfuerzos en la preparación del personal de servicio, hasta que alcancen los más altos niveles.
El primer gran aporte de la Revolución en salud pública, que posibilitaría los ambiciosos programas educacionales desarrollados en las ciencias médicas en más de cuatro décadas, lo constituyó la introducción del concepto de universalización de la docencia médica. Por tal concepto se pasó a integrar a los estudiantes de medicina y enfermería durante su proceso de formación, a las unidades asistenciales convertidas en centros docentes, lo que permitió alcanzar la masificación de los programas de formación de los recursos humanos en la esfera sanitaria. Hoy acercar los servicios médicos a la población no sería posible sin estos programas, que se han ido perfeccionando con un plan de estudios enfocado a la atención médica primaria. Ello ha hecho posible la dispensarización de acciones de salud a casi la totalidad de la población del país.
La actual situación y en particular la disponibilidad de médicos para cumplir los ambiciosos planes nacionales y consolidar nuestro aporte en otros pueblos que precisen de colaboración, tenderá a resolverse con las nuevas hornadas de profesionales que ya cursan estudios en las universidades del país. Actualmente en las universidades médicas y en 308 policlínicos docentes, estudian 186 689 estudiantes en especialidades de medicina, estomatología, enfermería, psicología y de técnicos de la Salud. También más de 23 500 jóvenes extranjeros se preparan en nuestro país, y como parte de su formación actúan en el sistema de salud. Para el 2008 Cuba graduará 22 363 profesionales de la salud, de ellos 3 000 médicos, cantidad que llegará a 21 000 en los próximos cinco años, lo cual nos consolidará como el país con más médicos per cápita en el mundo. Tales profesionales se forman con una concepción humanista integral, por cuanto el trabajador de la salud, se asume como un educador social.
Nuevos retos
La solución de los problemas existentes y la consolidación de los logros alcanzados no bastan, si se trata de garantizar el continuo perfeccionamiento y dar respuestas a las nuevas circunstancias que se presentan para la sociedad cubana y su contexto internacional. Precisamente para ello el país se propone avanzar en nuevos retos de salud. Para el 2015 aspira a equipararse con los niveles de mortalidad materna de los países del primer mundo, y controlar los factores de riesgo que más afectan a la salud de los ciudadanos. Entre las áreas prioritarias figuran los factores relacionados con el ambiente que constituyen problemas de salud, las perspectivas para la salud ocupacional, las enfermedades trasmisibles o no, las bucodentales, la discapacidad, la mitigación de los impactos del tiempo sobre la salud humana, y los grupos especiales, en los que se sitúan las edades pediátricas, las mujeres y los adultos mayores.
El patrón de la mortalidad en Cuba es similar al de los países desarrollados. Se sitúa en lo fundamental en enfermedades crónicas no transmisibles. Las enfermedades del corazón, los tumores malignos, las enfermedades cerebrovasculares y los accidentes, representan casi las dos terceras partes de todas las defunciones que se producen. Además merecen mencionarse por su morbilidad la diabetes mellitus, la cirrosis hepáticas, el asma y la hipertensión arterial. De las nuevas inversiones se benefician de manera muy particular los enfermos de cáncer y de afecciones cardiacas, que constituyen las primeras causas de muerte en el país, pero este esfuerzo institucional no basta.
Las enfermedades que dan origen hoy a la mortalidad en el país, se encuentran relacionadas con los hábitos y estilos de vida, donde se resaltan riesgos como la obesidad, sedentarismo, hábito de fumar, y el tipo de dieta que se consume. Aquí se abre un frente de lucha para el abordaje de estos problemas de salud, el incremento de las acciones intersectoriales, en las que deben participar los principales grupos de especialistas e instituciones, pero donde es decisivo el acompañamiento de la población, e incluso el enfrentamiento de hábitos, conductas y hasta prejuicios, cuya solución permita alcanzar mejores resultados. Las resistencias de los varones a la prueba rectal, para detectar tempranamente el cáncer de próstata, puede ser un ejemplo significativo de cómo las herencias de la ideologías retardarías del machismo, ponen en riego la salud de no pocos cubanos.
El alto nivel alcanzado en la salud materno infantil, agrega el reto de sostener y seguir mejorando esos altos niveles, especialmente en lo relacionado con la salud de los adolescentes. La iniciativa del “Club de los 120 años”, en tanto promoción y filosofía de salud, para que las personas de todas las edades se propongan vivir 120 y más años'', constituye un buen camino para alcanzar cambios en la psicología y el modo de vida de las cubanas y cubanos. En aras de llegar a esa meta se potencia la motivación de los participantes, una alimentación nutritiva y sana, la prevención de salud, el ejercicio físico, la cultura como disfrute y equilibrio, y la integración de la mujer y el hombre al medio ambiente.
El sistema de salud trabaja por crear una plataforma que permita incrementar el intercambio entre los especialistas, y que contribuya a potenciar proyectos de investigación-desarrollo, y consolide la posición de vanguardia de la medicina cubana. Para ello resultará decisivo el perfeccionamiento avanzado de informatización y la máxima interconectividad entre los diferentes institutos de investigación, universidades y unidades hospitalarias, para crear de manera progresiva bases de conocimiento que faciliten la toma de decisiones administrativas, científicas, productivas, docentes y clínicas.
La propia extensión, cobertura y acceso universales del sistema cubano, resultan un reto en términos de sostenibilidad económica, eficiencia, efectividad y calidad de los servicios (5). La estrategia sanitaria definida por el país para los próximos años, identifica los problemas que el sistema tiene y los nuevos retos, como áreas priorizadas de trabajo y refuerza la necesidad de continuar fortaleciendo la descentralización, las acciones promocionales y preventivas, la participación comunitaria y el enfoque intersectorial en las acciones de salud, en el marco del desarrollo social sostenible del modelo social cubano.
Debido a las limitaciones de recursos que tiene un país como el nuestro y el alto costo que representan para la sociedad los servicios de salud, se hace necesario introducir las herramientas de la evaluación económica aplicadas a la salud, con el objetivo de evaluar no solo la efectividad de las nuevas tecnologías y servicios, sino también su eficiencia (6). La denuncia de las soluciones tecnocráticas, mercantilistas e individualistas del capitalismo y el neoliberalismo, no significa que la medicina socialista, renuncia a cualificar sus procesos desde la más minuciosa contabilidad y la asociación entre su efectividad y su costo, sin renunciar a un enfoque social. También debe trabajar el sistema con un enfoque intersectorial en la administración de la salud, en beneficio del perfeccionamiento continúo del sistema sanitario y de su integración al conjunto de las acciones estatales, gubernamentales, ministeriales y sociales, que deben garantizar soluciones colectivas, en el objetivo de dar cada día más seguridad, más bienestar y felicidad al pueblo cubano.
La solución de los problemas relacionados con la calidad del aire, la contaminación de las aguas y el manejo de los desechos, son también retos de presente y futuro que asume la salud y la calidad de la vida cubana. En urbes como la Ciudad de La Habana se aprecian resultados En los primeros cinco años de esta década la carga contaminante en la capital cubana se ha reducido a un ritmo promedio del 3 por ciento anual, mientras aumentó el índice de reforestación y el suministro de agua potable cubre el 99,1 por ciento de su población total. Pero aún este movimiento sobre el estado del medio ambiente, no ha alcanzado en otras ciudades del país la coordinación institucional y el apoyo de masas que su despliegue precisa. Para ello la educación ambiental jugará en los próximos años un papel muy importante.
El aporte de la salud cubana a la vida y la felicidad de otros pueblos del mundo se consolidará en el futuro inmediato y mediato. Como expresión de los principios de solidaridad, en la esfera internacional se desarrolla el Programa Integral de Salud, que brinda asistencia médica a 18 países de América Latina, Asia y África. En total la mayor de las Antillas tiene 36 mil trabajadores sanitarios en 60 países. En estos países los médicos cubanos realizaron millones de consultas, atendieron partos, operaron y vacunaron a los niños, y han reducido los indicadores básicos de salud como la mortalidad infantil y materna, con todo ello crearon entornos más saludables. Solo en Venezuela desde el 2003 hasta la fecha, los profesionales de la salud cubanos han salvado 57 mil vidas mediante la “Misión Barrio Adentro”. A su vez en la Escuela Latinoamericana de Medicina de la Habana, y en institutos y facultades dentro y fuera país, los especialistas cubanos contribuyen a la formación de 49 mil nuevos galenos para más de cien países.
La iniciativa de Cuba a través de la Operación Milagro -en cooperación con Venezuela-, ha beneficiado a un millón de personas procedentes de 31 países pobres. Estos enfermos que en su inmensa mayoría carecían de recursos, recuperaron la vista al ser gratuitamente tratados e intervenidos quirúrgicamente por médicos cubanos. El plan, puesto en marcha en julio del 2004, incluyó la donación por parte de nuestra nación de 37 centros de cirugía oftalmológica a ocho países. Y al finalizar el pasado año 2007 se trabaja en la instalación de otros siete centros. La experiencia a su vez, ha servido de modelo para que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lance un Programa de Prevención y Eliminación de la Ceguera en el continente Americano.
Hoy en el contexto de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), los médicos y técnicos cubanos, con el apoyo de equipos y la tecnología oftalmológica más avanzada, crean capacidades para operar anualmente a cerca de un millón de pacientes. De acuerdo con estadísticas de organismos internacionales, alrededor de 50 millones de personas son ciegas en el mundo, un millón y medio de ellas menores de 16 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó recientemente que en América Latina unos cinco millones de niños, jóvenes y adultos necesitan operaciones oftalmológicas diversas, mientras en el Caribe la cifra se eleva a medio millón. La Revolución Cubana ambiciona ser útil a todos esos seres humanos necesitados de tratamientos y curas.
Las vacunas cubanas desarrolladas y pensadas para los problemas que azotan a los pueblos el llamado Tercer Mundo, abren otro amplio frente de colaboración. Por eso los científicos cubanos trabajen arduamente por una vacuna contra la malaria, una enfermedad que no existe en el país. Las transnacionales no gastan dinero en tales estudios, pues esas son medicinas de pobres, no existiría nunca el mercado con capacidad para revertir y multiplicar los costos de la investigación-desarrollo-producción. Las pandemias como el SIDA no solo precisan de vacunas, sino de nuevas batallas humanistas por crear los entornos de salud y educación, capaces de erradicar las causas sociales y culturales que están en la base del crecimiento de las enfermedades.
Como lo realiza con su personal de médicos, especialistas y trabajadores, el sistema de salud cubano, se propone también dar su contribución a la continua capacitación y perfeccionamiento de los recursos humanos que ha formado para América Latina y el mundo.
¿Se trata solo de salud?
En las naciones capitalistas la salud es sinónimo de propiedad privada, mercantilización y lucro. Se hace marketing para vender a los médicos, las consultas y los fármacos. Hay que pagar el seguro social, la visita al médico, el diagnóstico y los tratamientos, el acceso y la atención hospitalaria. El paciente se convierte en cliente de un sistema que cobra por vender salud, y da a cada cual según pague. Las gratuidades de la salud pública en algunos de los países capitalistas más desarrollados, han sido sistemáticamente barridas tras el asalto neoliberal al llamado “Estado de bienestar”. Hoy donde han sobrevivido los servicios públicos, se mantienen reducidos, desatendidos y en constante cuestionamiento. El sistema médico cubano representa un vuelco a toda esta realidad contemporánea. Es de alcance universal, gratuito y accesible en todo el archipiélago y brinda también su ayuda desinteresada a todo aquel país que lo necesite.
Aún con sus limitaciones e insuficiencias, los logros y cobertura del sistema nacional de salud cubano, superan todo lo que se conoce como atención pública en el planeta. Y esta realidad no nace de un milagro. Si de una situación revolucionaria, de la implementación de la política revolucionaria, y la realización de la ideología de la Revolución Cubana. Tienen en su base -y dinamiza- las fortalezas de una economía nacional y sociedad socialistas. Y es manifestación y posibilidad de perfeccionamiento y desarrollo de esa economía y su sociedad.
Todas las conquistas de la salud pública cubana, se han realizado frente a la continuada política de bloqueo por parte de los Estados Unidos. Su triunfo entonces no escapa de la dialéctica del enfrentamiento de la nación cubana contra el principal antagonista de su libertad e independencia.
El sistema de la salud pública en Cuba es expresión de un derecho humano que trasciende la letra del Pacto internacional, para avanzar hacia niveles de realización humanista aún no alcanzados por la mayoría de los pueblos que habitan el planeta, incluso posee expresiones de excelencia y privilegio para toda su población, que no se alcanzan en países ricos del mundo Occidental. Vivir en Cuba es no correr riesgo de ser infectado por 13 enfermedades, tener una rápida y eficiente respuesta ante un infarto te encuentres en la ciudad o el campo, contar con ocho de los diez más importantes productos biotecnológicos de salud que se fabrican en el mundo… Es un amplio espectro de servicios y posibilidades, beneficios y contextos saludables y también más.
La salud en Cuba es un proyecto y una realización anticapitalista, de desarrollo de la propiedad social, de creación de relaciones e idealidad socialistas. Resulta de un sistema de relaciones sociales humanistas, de la trascendente dialéctica salud-enfermedad, vida-muerte y su solución progresiva; relaciones de conocimiento, ciencia, tecnología y producción, relaciones pedagógicas, relaciones culturales, ideológicas y sociomorales. Relaciones de desenajenación abiertas a todo el conjunto de la sociedad civil, en desarrollo y reproducción, en lucha emancipadora por la creación de una socialidad superior. Precisamente por eso el trabajador de la salud es ante todo un educador social, y cada acto de salud, es esencialmente un acto de emancipación.
La salud en Cuba manifiesta de manera muy nítida la esencia y función de un Estado revolucionario, en tanto es expresión de múltiples formas de recuperación de la política por la sociedad civil. La universalidad, gratuidad y accesibilidad del sistema de salud expresa el democratismo superior de la sociedad revolucionaria. Es un hecho que trasciende los marcos estatales para abrir causes al protagonismo popular, a la acción de los médicos y demás especialistas, de los ciudadanos y ciudadanas, de sus familias y organizaciones, para comprometerse todos con el proyecto de salud y ética de vida de la Revolución. Así se estimula la evaluación autocrítica, la persuasión y el desarrollo de los sujetos implicados. Resulta entonces el hecho de salud, contenido y manifestación de un proceso resolutivo y participativo, que trasciende las estrechas fronteras formales del liberalismo burgués y su llamada democracia representativa, para abrir causes a la dialéctica de expresión de la democracia socialista.
El sistema de salud en Cuba demuestra que esos entornos de salud y educación, decisivos para salvar la vida y la felicidad de millones de latinoamericanos, africanos, asiáticos, y también de europeos y norteamericanos, pasan por la erradicación de la pobreza, por el diseño y la construcción de proyectos de desarrollo humano, de protección y despliegue del ser en su naturaleza, en su entorno social, biológico y geoambiental.
La salud en Cuba en tanto conquista heroicamente defendida en las más difíciles circunstancias por el pueblo y la dirección revolucionaria, hoy en pleno despliegue de sus programas humanistas; constituye un modelo de socialismo real –no tengamos objeciones al término porque aquí si hablamos de hechos, cantidades y cualidades inobjetables-, en el Siglo XXI.
Notas
1. República de Cuba. Ministerio de Salud Publica. Información en el Programa Televisivo “Mesa Redonda”, La Habana, 5 de diciembre del 2007; Raisa Pagés y Lourdes Pérez Navarro: Nuevas tecnologías en la Salud deben acompañarse de sensibilidad y ética, Granma, 6 de diciembre del 2007.
2. Ident. Ant.
3. Rosa M Duran García y Roberto E. Capote: Historia del dengue en Cuba, La Habana, Noviembre del 2003, http://www.uvs.sld.cu/humanidades
4. Gregorio Delgado García: Desarrollo histórico de la enseñanza médica superior en Cuba desde sus orígenes hasta nuestros días,
http://www.uvs.sld.cu/humanidades.
5. Julio Suárez Jiménez: El sistema de salud en Cuba. Desafíos hacia el año 2000, Revista Cubana Salud Pública v.23 n.1-2 Ciudad de La Habana ene.-dic, 1997
6. Alberto Baly Gil y otros: La economía de la salud, la eficiencia y el costo de oportunidad, Revista Cubana Medicina General Integral, v.17, n.4, Ciudad de La Habana jul.-ago. 2001
5. Julio Suárez Jiménez: El sistema de salud en Cuba. Desafíos hacia el año 2000, Revista Cubana Salud Pública v.23 n.1-2 Ciudad de La Habana ene.-dic, 1997
6. Alberto Baly Gil y otros: La economía de la salud, la eficiencia y el costo de oportunidad, Revista Cubana Medicina General Integral, v.17, n.4, Ciudad de La Habana jul.-ago. 2001
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