11/8/09

Entrevista: Maras; un peligroso fenómeno.

Laura Etcharren.
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Los invito a compartir la entrevista que el Periodista Juan Carrá me realizó para el Diario El Atlántico de Mar del Plata sobre el estado embrionario de Maras en Argentina y la situación en Centroamérica.
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http://www.diarioelatlantico.com/diario/2009/07/31/76-el-estado-embrionario-de-un-peligroso-fenomeno.html
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La posibilidad de que las llamadas “Maras” se instalen en el país es una realidad. La socióloga Laura Etcharren, especialista en el tema, dialogó con El Atlántico sobre las implicancias del fenómeno.-

Oriundo de Centroamérica, el fenómeno de las Maras amenaza con irrumpir en la Argentina. La socióloga Laura Etcharren, especialista en el tema, en diálogo exclusivo con El Atlántico aseguró que de no existir una política seria en términos de seguridad este flagelo se instalará en el país con fuertes vínculos con el narcotráfico. Además, Etcharren sugirió que Argentina, Uruguay y Chile conforman un triángulo donde el estado embrionario de las Maras es un hecho.


-¿En qué se basa para decir que hay Maras en estado embrionario en el país?
-A partir de la penetración de los carteles de la droga en el país, se comienza a establecer un proceso de reorganización de los chicos en bandas que son captados y luego alineados por los narcotraficantes y/o el crimen organizado. Preparados mental y tácticamente para trascender la lucha entre pandillas que defienden el barrio, pasan a realizar trabajos que tiene que ver con los sicarios.
Por eso es importante aclarar que en Argentina no hay Maras. No obstante, lo que sí hay, es un estado embrionario de este fenómeno. Un estado larval de Maras significa pequeños brotes regados, minuciosa y lentamente, por la penetración del narcotráfico en el país frente a la permeabilidad de las fronteras, a la falta de un continente educativo que pueda sostener a los chicos en banda que buscan escalar y a la negación del problema que convierte a nuestra Nación en un espacio propicio para el desarrollo y arribo de las Maras vinculadas al narcoterrorismo.
Argentina integra junto a Uruguay y Chile lo que he dado en llamar Triángulo embrionario Latinoamericano de Maras.
Las diferencias con los países que padecen el fenómeno de manera concreta y materializada tienen que ver con las características sociales, históricas y económicas. Con nuevas formas de construcción de la subjetividad que fueron condicionando las formas de actuar y sentir.

-¿Qué elementos diferencian a las Maras de otro tipo de bandas delictivas?
-Básicamente, Bandas y Maras son agrupaciones de formación ecléctica. El eclecticismo más evidente se observa en la composición de las Maras. Resulta que, en ellas, se mezclan menores procedentes de la marginalidad con “cerebros” militares de alta complejidad que supieron captarlos; en cambio, las bandas se componen de individuos provenientes de distintos estratos sociales, en su mayoría, de bajos recursos. Vinculados a la exclusión social, son apetecibles para ser tentados e iniciarlos dentro de un nuevo campo, forjándolos para salir de ese embrión.
Algunos poseen capital cultural y otros carecen del mismo, conforme a la condición social de cada quien y a los intereses de superación que alberguen. Se creen poderosos por estar reunidos y se sienten vulnerables, puesto que además de pandilleros son parte de una generación contestaría y rebelde frente a todo.
Por su parte, las Tribus Urbanas tienen características más livianas pero no por ello menos preocupantes. Es decir que, bajo el lema que remite a que las condiciones que plantea el sistema capitalista no son igualitarias, se crea una construcción subjetiva que maneja un universo de significados distante de los parámetros que rigen la dinámica urbana relacional y laboral.
Se encienden, en el medio de las grandes ciudades, nuevas formas de presentación de las culturas juveniles. Las cuales, no son privativas de tal o cual clase social. Porque, de un tiempo a esta parte, los códigos de referencia, así como la elección de una estética que diferencie a un grupo de otro y al mismo tiempo de ese resto que siente que no los comprende, entiéndase sociedad de consumo, se ha convertido en un desafío al interior de algunos sectores de las nuevas generaciones y de las ya existentes.
Con lo cual, la contención de la familia como célula de la sociedad y la educación en el marco institucional se ven desbordadas ante los nuevos planteos contestatarios frente al orden social establecido.
De hecho, un país como Argentina, colapsado en todas sus esferas y embebido de la importación voluntaria de problemas, aparece como un espacio propicio para la creación de otras formas de agrupación. Sean nativas o bien, emergentes del arribo extranjero.
Tanto es así, que la proliferación de la violencia en cualquiera de sus formas representa ese colapso. Aunque también el hastío forma parte de esta profunda crisis de identidad que muchas sujetos creen sobrellevar mediante la edificación de nuevos modelos “culturales”. Modelos por los cuales, ingresan en una lucha demencial de conversión a prototipos o paradigmas imperantes.
En síntesis, las llamadas “Tribus Urbanas” están vinculadas a los estereotipos estéticos y al cliché del desencantamiento del mundo. Son nuevos conjuntos juveniles que utilizan la tecnología como una manera de relacionarse pero que conviven, en realidad, bajo el velo de una tensa tolerancia entre ellas mismas.

-¿Cuándo se podría hablar de Maras en Argentina? ¿Qué elementos serían los que tienen que aparecer?
-Si no se reconoce la ingerencia del narcotráfico al interior de los grandes grupos del poder político y económico; si se continúa reduciendo el problema de la inseguridad a la pobreza y a la marginalidad y no se toma conciencia del estado de situación atravesado por la anomia, el estado embrionario pasará a tener definitiva estructura de Maras en un tiempo casi inmediato.
Pensemos lo siguiente: Si bien no existe un relevamiento de datos específico, el número de pandillas en Argentina es cada vez más grande. Esta realidad se profundiza con la ignorancia y el desconocimiento voluntario. Entonces, la base existe. Son las pandillas, la violencia y la benevolencia de la ley.
En Argentina, una de las pandillas más sobresaliente es la de “Las Pirañas”, la cual encuentra semejantes en México. Allí, existe un grupo llamado de la misma manera que se enfrenta, como comúnmente sucede, con otro grupo. En este caso, “Los Dragones”.
Estos chicos, reunidos en pandillas, se metamorfosearon del mismo modo que las bandas en Argentina. Pasaron de los encuentros en las esquinas y las peleas a golpes de puños, al delito a gran escala y al uso de armas blancas y hasta, en algunos casos, de fuego.
Otras son “La Banda del Guacho”, el semillero Narco en el Barrio Chino dentro de la Villa 31 en Capital Federal. En Rosario explotaron “Las Fabelas” y “Los niños Populares”, y otras agrupaciones ubicadas en la zona del Abasto sin un nombre distintivo pero conformado en su mayoría por ciudadanos peruanos y bolivianos.

-¿Hay elementos socio culturales en nuestro país para que aparezca este fenómeno?
-La globalización, la pobreza, la mercantilización de las relaciones humanas, los avances tecnológicos y el crecimiento del narco-crimen como factor que mueve los hilos sociales del poder son algunos de los elementos disparadores para que surjan las pandillas y luego, las Maras.
Educación precaria y segmentada. Legitimidad de la ley al delito y ausencia de normas, son también instrumentos que nos convierten en una sociedad que no tiene capacidad para evitar los avances del delito a nivel local. Y somos además, un país que importa las características delictivas de países que conforman el Triángulo Maras Centroamericano (El Salvador, Honduras y Guatemala). De ahí los delitos con rasgos mafiosos y la presencia de droga en los ilícitos más destacados de los últimos tiempos.
Culturalmente, la sociedad argentina, tiene una tendencia sostenida a la adopción de normas de urbanidad, estilos de vida, usos y costumbres. Eso se observa desde típicas festividades norteamericanas hasta el vínculo que se establece con la droga desde las distintas clases sociales. Porque la droga o mejor dicho, su tráfico y consumo mantiene estrecha relación con una ideología narcótica que supera los estratos sociales en cuanto a las sustancias.
Cambian los niveles socio económicos pero no lo que se consume. De hecho, el paco, trascendió los barrios marginales y las villas.

-¿Cómo podría prevenirse? ¿Cómo evalúa la política de seguridad en general y este tema en particular?
-Primeramente, valiéndonos de esta distinción sobre la cual vinimos haciendo hincapié a lo largo de esta entrevista. Luego, aplicando programas de rigor tanto de formación como de educación en los cuales familia y escuela actúen dialécticamente no dejando todo en manos de una institución.
Además, debemos hablar de algo que tal vez pueda sonar trillado que tiene que ver con prevenir y tomar conciencia. Dos instancias que son los pilares para evitar, por un lado, el surgimiento de nuevas bandas y/o Maras y por otro lado, la expansión de las mismas en el mundo.
Con una política de seguridad débil como la que tenemos y con la existencia de grupos delictivos dentro de la policía, el problema no se supera. Lo mismo, si tenemos en cuenta que muchos apartados por causas de las fuerzas de seguridad son hoy los líderes de importantes grupos delictivos.
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*Laura Etcharren.
Socióloga, especialista en la problemática de Las Maras en Centroamérica y su estado embrionario en Argentina. Analista de Medios de Comunicación. Columnista de: Total News Agency. A.N.A News Agency (New York). Opiniones de Vanguardia (Montevideo/Uruguay).
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informesdemedios - Argentina/11/08/2009

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