Tras 18 años, la AFA decidió rescindir el contrato con las empresas que televisaban el fútbol y aseguró que desde este momento está abierta a recibir ofertas para la transmisión en el futuro.
La Asociación del Fútbol Argentino anunció en Ezeiza la noticia deportiva más importante de los últimos tiempos. La rescisión es una cruzada personal de Julio Grondona y el fútbol irá por televisión abierta. Prometen la judicialización de la medida.
El vocero de la AFA, Ernesto Cherquis Bialo, anunció anoche la rescisión del contrato del fútbol televisado.
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Por Gustavo Veiga
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“Vengo a comentarles en el nombre del Comité Ejecutivo de la AFA que el vínculo entre la Asociación del Fútbol Argentino y la empresa que hasta aquí ha comercializado los derechos acaba de finalizar.” Con esas palabras, el vocero Ernesto Cherquis Bialo dio públicamente por concluida una relación de dieciocho años. Así terminó una sociedad que mantuvo con candado el negocio del fútbol televisado desde el 1º de agosto de 1991. De un lado, los clubes representados por su entidad madre y del otro, TSC (Televisión Satelital Codificada), TyC (Torneos y Competencias) y Trisa (Tele Red Imagen). Cuando uno quiere, dos no pueden. Y el portavoz de la AFA lo anunció con aire de locutor oficial, como midiendo cada palabra que iba a decir: “La AFA a partir de las 20.40 PM, con todos los miembros presentes, ha quedado liberada para negociar con cualquier particular”. Ese particular, desde ahora, no será más el Grupo Clarín, que tenía una participación decisoria en dos de las compañías: TSC y Trisa.
Había expectativa y también tensión en el predio de la AFA, en Ezeiza, donde se formalizó la ruptura. No causó sorpresa lo que comunicó Bialo, porque se descontaba desde el domingo. Ese día, el conflicto de intereses más trascendente en la historia de la asociación, desde que la preside Julio Grondona, había comenzado a precipitarse. El casi vitalicio presidente había tomado la rescisión como una cruzada propia –él sólo podrá aclarar por qué la forzó ahora y no antes, además de los móviles que lo llevaron a adoptarla–, y sus maniobras en las horas siguientes lo confirmaron.
Enterado de que el sector empresario había convocado a los presidentes de los clubes para una reunión informativa ayer a la mañana, adelantó el encuentro con sus pares del Comité Ejecutivo para el lunes por la noche. Como si fuera un gran maestro de ajedrez, realizó una movida clave. Disciplinó a los veintiocho dirigentes con poder de voto en el máximo órgano de conducción de la AFA. Persuadió al indeciso del presidente de River, José María Aguilar. Jugó a fondo con el resto e hizo estéril el esfuerzo de TSC y TyC para modificar el pensamiento de aquellos presidentes que podían titubear ante las amenazas de juicios millonarios (se habla de una demanda de 1500 millones de pesos, unos 389 millones de dólares al cambio actual).
A los ejecutivos de las sociedades que controlaban el fútbol en la pantalla chica –y que siguieron por TV la conferencia de prensa en Ezeiza– no los tomó por sorpresa el anuncio. A tal punto que un instante después, TSC ya tenía redactado un comunicado con su posición. Anunció que tomará “todas las medidas judiciales pertinentes para resguardar sus derechos y el de los operadores de televisión paga y abierta de todo el país con el que tiene celebrados contratos. Que dicho reclamo naturalmente incluirá los daños derivados del incumplimiento contractual, así como el resarcimiento por las inversiones realizadas para garantizar las transmisiones. Dichos reclamos se efectuarán contra los responsables directos e indirectos de esta decisión arbitraria”. Ergo, las demandas podrían ir contra los miembros del Comité Ejecutivo de la AFA que avalaron con su firma la ruptura.
Lo que viene, lo que viene
El fútbol que retornará el 21 de este mes –con el inicio de la temporada 2009-2010– ya no será el mismo en los hogares de millones de argentinos. Incluso, es posible que la suspensión del juego se prolongue en la TV, pero no en los estadios. Ya no habrá que pagar para ver (ver página 5). También, desde el gobierno nacional (omnipresente en todo este proceso de ruptura) se analiza que los costos del abono deberían bajar, sobre todo en el interior del país. Pero lo que todavía no se puede anunciar con la formalidad que anoche la AFA difundió la rescisión del contrato es qué canales reemplazarán a las señales de cable que codificaban los partidos.
Bialo negó que exista un acuerdo con Canal 7. Pero en la emisora estatal ya se habla de la infraestructura disponible (tres unidades de exteriores para cubrir fútbol), de cómo reemplazar a la productora TyC, de que cinco partidos irían por el canal público y los otros cinco de Primera se licitarían entre los restantes cuatro (Telefé, América, el 9 y el 13). Se habla incluso del regreso de Marcelo Araujo como relator del encuentro “de la fecha”. Y más allá o más acá de sus puertas en la avenida Figueroa Alcorta, se menciona a Telefe como el otro beneficiario en el nuevo escenario del fútbol televisado.
“Argentina tiene una de las mejores reputaciones en el mundo por sus transmisiones. Vamos a tener que mantener esa calidad, lo que constituye todo un desafío”, le confió a Página/12 un funcionario que siguió este proceso con detenimiento. Una confesión que abona la idea de cómo el Estado se encamina a jugar un papel clave en el fútbol televisado que se viene. “Desde la Secretaría de Legal y Técnica de Carlos Zannini se trabaja en los aspectos jurídicos”, agregó la misma fuente.
La AFA, según se desprende de las palabras de su vocero, no se quedará atrás en la judicialización del conflicto. Bialo mencionó “un incumplimiento de contrato de TSC y TyC”, habló de “indemnidad” y de que la asociación se consideraba “perjudicada fuertemente”. La réplica a estas definiciones está en el final del comunicado de Televisión Satelital Codificada (en la que son socios el Grupo Clarín y TyC): “TSC reafirma que siempre ha cumplido con todas sus obligaciones contractuales e informado a la AFA de toda su gestión comercial, la que ha sido periódicamente auditada y aprobada por esta asociación, a la que incluso se adelantaron pagos hasta la semana pasada”.
La última oferta de las empresas al fútbol había sido de 268 millones de pesos por la temporada 2009-2010 –el incremento con respecto a la anterior era de 30 millones– y el pago de un adelanto de 45 millones de pesos en tres cheques para sofocar una posible medida de fuerza de Futbolistas Agremiados por deudas impagas con diferentes planteles. De ahí a los 600 millones que se asegura le habrían garantizado a la AFA desde el gobierno por el mismo período, el monto más que se duplica.
Pero es en los números y en la potencialidad del negocio donde menos certezas hay. Para la AFA, las empresas no le rendían al fútbol de acuerdo a sus ganancias. Pero si se trata de TSC, TyC y Trisa, el rubro de la publicidad, por ejemplo, “no llega al cinco por ciento. Cualquier otro número es falso”, dice el comunicado difundido anoche. Está claro también que las dos partes siempre mantuvieron bajo llave el bendito contrato que ahora se transformó en letra muerta. Esa decisión, que en los acuerdos comerciales suele estar al amparo de cláusulas de confidencialidad, abonó las legítimas sospechas de falta de transparencia en un negocio que no parece tenerla, a juzgar por las diatribas que intercambiaron las partes.
Está claro que los campeonatos en la Argentina, de la cancha para afuera, se acaban de transformar en lo que el recordado Dante Panzeri hubiera llamado “dinámica de lo impensado”. Igual que en un partido de fútbol, pero en las oficinas, resulta imposible saber dónde picará la pelota en los próximos días. Lo que si está claro, es quién se quedó con ella: la AFA, la misma que en todos estos años vio con pereza cómo otros jugaban con ella
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Página/12 - Argentina/12/08/2009
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