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Democracy Now! - USA/06/07/2009
Cristina advirtió sobre los “golpes benévolos” que quieren torcer el rumbo de América latina
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La Organización de Estados Americanos votó ayer por unanimidad sus- pender a Honduras como miembro
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Por Hernán Dearriba
Enviado especial
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Cuatro presidentes latinoamericanos, el secretario general de la OEA y el presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas repudiaron ayer en San Salvador la decisión del gobierno de facto de prohibir el regreso del presidente Manuel Zelaya a territorio hondureño.
Zelaya partió cerca de las 15.15 desde la base militar de Andrews en Washington DC, acompañado por el presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D’Escoto, pero nunca logró aterrizar en Tegucigalpa. Aviones de la Fuerza Aérea le impidieron el paso y obligaron su aterrizaje en San Salvador.
Lo esperaban allí para refrendar el gesto político de intento de regreso la presidenta argentina, Cristina Fernández, y sus pares de Ecuador, Rafael Correa; de Paraguay, Fernando Lugo; y de Costa Rica, Oscar Arias.
Los jefes de Estado, junto al secretario general de la OEA, Miguel Insulza, repudiaron la decisión del gobierno de facto y reclamaron la urgente restitución de Zelaya en su cargo. Terminaron así más de dos días de intensas gestiones que tuvieron a Cristina Fernández como una de las figuras centrales por su presión para buscar una solución consensuada y el firme rechazo a la interrupción democrática.
El convencimiento que imperaba entre buena parte de los negociadores ayer en El Salvador era que si el continente en pleno no imponía un freno a este tipo de embestidas contra el régimen constitucional, podría multiplicarse en el futuro ese esquema que Cristina Fernández llamó “golpes benévolos”.
“El protagonismo de esta movida política no lo han tenido los presidentes que respaldamos a Zelaya, sino que ha sido el regreso del multilateralismo como instrumento para resolver conflictos en la región”, afirmó Cristina en Washington.
En diálogo con Buenos Aires Económico, la Presidenta destacó la presencia del presidente de la Asamblea General de la ONU en la delegación y se mostró esperanzada en que haya nuevas señales de multilateralismo por parte de la Organización de Naciones Unidas.
La actividad había comenzado temprano en la mañana durante un encuentro en la residencia del embajador de Ecuador, de la que participaron el propio Zelaya, Cristina Fernández y sus pares de Ecuador y Paraguay, al igual que Insulza.
Allí se decidió que partieran dos comisiones desde Washington. Una, liderada por el presidente hondureño depuesto, iría hacia Tegucigalpa, y la otra, encabezada por la Presidenta argentina y su colega ecuatoriano, viajaría a El Salvador para esperar el resultado del intento de Zelaya por volver a su país.
Se trató de un claro gesto político para fijar posición, porque desde la madrugada del domingo la Argentina ya se había anoticiado de la decisión del gobierno de facto hondureño de revocar el permiso de aterrizaje para el Tango 01. Luego llegó el cierre del espacio aéreo.
La Presidenta argentina se había anticipado a la posibilidad de que Zelaya no lograra ingresar a su país y consideró que no puede entenderse esa situación como un fracaso. Puso como ejemplos las largas negociaciones de más de dieciocho meses que terminaron con la liberación de la colombiana Ingrid Betancour en manos de las FARC.
En la misma línea inscribió la reciente decisión del gobierno de Cuba de autorizar el viaje a la Argentina de la médica cubana Hilda Molina. “Es importantísimo lo que hemos logrado, no pensemos en términos tácticos sino estratégicos de una política orientada a un fin”, reclamó la Presidenta en diálogo con los periodistas argentinos en Washington, antes de partir hacia El Salvador.
SANCIÓN DE LA OEA. La Organización de Estados Americanos (OEA) adoptó ayer en Washington la sanción más importante de su historia contra un país y decidió por unanimidad suspender a Honduras luego del golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya e iniciar gestiones diplomáticas para reclamar su restitución en el cargo.
En una histórica sesión, de la que participaron además los presidentes de la Argentina, Cristina Fernández, y Paraguay, Fernando Lugo, el cuerpo de la entidad apeló al artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana, aprobada en 2001, que permite a la entidad suspender a un Estado miembro cuando sea escenario de “una alteración del orden constitucional”.
La separación de Honduras de la OEA significa además de un estricto aislamiento regional, el congelamiento de los créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la suspensión de toda la asistencia y cooperación a nivel militar a través de la Junta Interamericana de Defensa, que ha sido un gran sostén a los militares hondureños en las últimas décadas. Se mantendrá, sin embargo, la asistencia humanitaria que requiere el país.
En su intervención, la Presidenta argentina alertó que detrás de los intereses que impulsaron el golpe en Honduras se agazapaba una estrategia para frenar el cambio de rumbo que adoptó la región en los últimos años y que se profundizó a partir de la llegada a la presidencia de los Estados Unidos de Barack Obama. Más allá de que por lo bajo algunos en la administración estadounidense no ven con malos ojos “el golpe benévolo”. (Ver nota de opinión en esta página.)
“Hay aquí otros intereses de quienes quieren torcer el rumbo que ha adoptado toda América latina”, sentenció la mandataria. En la misma línea, aseguró que “el ataque no es sólo contra el presidente Zelaya. Tal vez sea una estrategia más fina con la que se intenta frustrar una política diferente para todos los países que conforman la América”.
La Presidenta consideró sorprendente que, luego de ocho años sin disrupciones del orden constitucional en la región –más allá de la asonada finalmente frustrada contra Hugo Chávez en Venezuela-, haya surgido justo ahora y luego de los vientos de cambio que propone en la relación con la región Obama un nuevo golpe de Estado. “Cambió la administración en el país más poderoso del mundo y empiezan a aparecer estos movimientos”, consignó. Se corre el riesgo –señaló– de “legitimar la doctrina de los golpes benévolos”, que se producen “no sólo desde la interrupción del poder por parte del aparato militar, sino con una fuerte impronta de los medios de comunicación”.
TENSIÓN EN TEGUCIGALPA. “Si bajamos ahí nos meten presos a todos.” La frase, dicha por un altísimo funcionario de la OEA, rompió el tedio que imperaba en los pasillos del edificio administrativo de la entidad en Washington. Atrás habían quedado los fuegos artificiales que a las 21.09 iluminaron por espacio de unos veinte minutos los cielos de la capital estadounidense por la celebración del 4 de julio, pero que no alcanzaron para distraer la atención de las febriles negociaciones que se llevaban adelante en las oficinas del secretario general, José Miguel Insulza.
El informe del ex canciller chileno había terminado de cerrar el paso a la posibilidad de que el depuesto mandatario de Honduras, Manuel Zelaya, llegase a Tegucigalpa, la capital del país, acompañado por una comitiva de al menos cuatro presidentes de la región.
Con el correr de la tarde se sucedieron las reuniones. Cristina analizó la situación con Insulza y Zelaya, junto a Taiana y el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, además del embajador argentino en Washington, Héctor Timerman, y el representante ante la OEA Rodolfo Gil. Ya para esa hora quedaba claro que las posibilidades de bajar con el avión en Tegucigalpa eran mínimas.
Un golpe en blanco y negro
Honduras: el gobierno de facto impidió el regreso del presidente Zelaya y desató una feroz represión
Al menos un muerto en el malogrado regreso de Zelaya a Honduras
Seguidores del depuesto presidente de Honduras Manuel Zelaya se acercan al aeropuerto internacional de Toncontín mientras policías y soldados tratan de impedirlo. EFE
La situación política en Honduras vive sus momentos más tensos desde que el pasado domingo el presidente legítimo Manuel Zelaya fuera asaltado y deportado en un golpe de Estado. Zelaya regresaba hoy a Honduras para reclamar su reposición como máximo mandatario del país.
Sin embargo, el gobierno interino, con Roberto Micheletti al frente, le advirtió de que no intentara aterrizar en el aeropuerto internacional de Tegucigalpa, ya que sería detenido por el Ejército.
Finalmente, Zelaya no logró hoy aterrizar en Tegucigalpa, como había anunciado, a pesar de intentarlo, en una jornada en la que la crisis política abierta hace siete días se ha cobrado sus primeras víctimas mortales.
Pese a las fortísimas medidas de seguridad y el despliegue de los militares, cientos de miles de seguidores de Zelaya formaron una marea humana que hizo retroceder al ejército en el área que bordea al aeropuerto. Dos personas murieron en los enfrentamientos registrados en el aeropuerto de Tegucigalpa entre seguidores de Zelaya y el Ejército y la Policía del país, según informó la cadena de televisión venezolana Telesur.
Sin embargo, fuentes médicas y de los equipos de socorro sólo han confirmado una de las muertes. Se trata de un joven de 19 años, identificado como Isis Obed Murillo, que murió de un balazo en la cabeza. Además, al menos otras diez personas resultaron heridas en los enfrentamientos entre seguidores de Zelaya y militares en el aeropuerto de la capital hondureña, hasta donde se acercaron varios miles de partidarios del presidente destituido.
Zelaya, en El Salvador
Pocos minutos después de que se produjeran los enfrentamientos y los disparos contra los manifestantes, el avión que llevaba a Zelaya procedente de Washington apareció sobrevolando la capital hondureña. Sus seguidores vitorearon la aparición de la aeronave, pero las Fuerzas Armadas, que tenían controlada la terminal aérea desde primeras horas de la mañana, colocaron vehículos militares en la pista para evitar que el avión pudiera aterrizar.
Las Fuerzas Armadas colocaron vehículos en la pista para evitar que el avión pudiera aterrizar
Tras sobrevolar un par de veces el aeropuerto y cuando la Fuerza Aérea hondureña se disponía a enviar aviones de combate, el aparato de Zelaya viró y puso rumbo a Nicaragua. Un corresponsal de Telesur que, junto con otros periodistas, viaja en el avión con el que Zelaya pretendía volver hoy a su país precisó en un contacto telefónico con el canal que estaban llegando a Managua, la capital de Nicaragua.
Poco después, en nuevas declaraciones desde la aeronave, el mandatario depuesto señaló que piensa reunirse inmediatamente con el secretario general de las OEA, José Miguel Insulza, y los presidentes de Argentina, Cristina Fernández; de Paraguay, Fernando Lugo, y de Ecuador, Rafael Correa, que viajaron a El Salvador.
En las imágenes que emitía en directo Telesur se podía observar unos vehículos en la pista del aeropuerto de la capital hondureña donde tenía la intención de aterrizar el avión que llegó a Honduras desde Washington llevando a bordo a Zelaya y al presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel D'Escoto.
Militares hondureños bloquean una de las pistas del aeropuerto de Tegucigalpa. EFE
Toque de queda adelantado
Ese fue el punto final para la manifestación más multitudinaria que ha tenido lugar en Honduras desde que los militares derrocaron y expulsaron del poder a Zelaya, el pasado 28 de junio, y pusieron en su lugar a Roberto Micheletti. La reacción del presidente del gobierno de facto fue decretar un toque de queda de aplicación inmediata.
Durante la jornada, el Gobierno hizo continuas conexiones en cadena nacional para retransmitir mensajes repetidos del propio Micheletti y de la Iglesia católica que dejó a las emisoras de radio y televisión sin capacidad para poder dar cuenta de lo que estaba sucediendo en la capital.
Micheletti: "La llegada de Zelaya puede suponer un derramamiento de sangre"
El Gobierno que detenta el poder desde el pasado domingo había dejado claro que no permitiría la entrada del depuesto gobernante, que el sábado por la noche asistió a la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se suspendió a Honduras del Sistema Interamericano.
Las autoridades de Aeronáutica Civil anunciaron que el avión del depuesto presidente no había recibido permiso para entrar en el espacio hondureño y había sido desviado a El Salvador.
"Diálogo de buena fe"
Por su parte, Micheletti aseguró que ese vuelo no había recibido autorización de entrada en el país para evitar "conflictos internos". "Aquí no se ha derramado una gota de sangre de ningún hondureño y esto (la llegada de Zelaya) podría tener como consecuencia eso", dijo Micheletti en conferencia de prensa antes de los incidentes.
El nombrado presidente tras el golpe de estado, que se había pasado la semana asegurando que si Zelaya volvía al país sería detenido, afirmó que "hay tiempo para reflexionar, para dialogar, para resolver estos problemas".
"En su momento (Zelaya) va a tomar la decisión de venir y entregarse al país normalmente para que podamos, para que puedan las autoridades que corresponda, decidir lo que es correcto hacer con el presidente Zelaya", agregó Micheletti, sin explicar por qué hoy no era ese día.
Asimismo, cargó contra los mandatarios de Nicaragua, Daniel Ortega, y Venezuela, Hugo Chávez, por no respetar a su Gobierno e, incluso, denunció movimientos de tropas nicaragüenses en la frontera, una información que fue desmentida tajantemente por el propio Ortega.
"Juro ante Dios que Nicaragua no está desplazando tropas hacia Honduras, esto no es mas que una burda maniobra de los golpistas", dijo.
A pesar de la suspensión y las denuncias contra el resto de gobiernos de la OEA, Micheletti reaccionó a la decisión del organismo de suspender a Honduras con el ofrecimiento de un "diálogo de buena fe" para resolver la grave crisis política que vive el país.
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