La política del ITT
Hay que aplaudir la decisión del Gobierno de lanzar una campaña internacional para evitar la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní. Este espacio natural fue declarado por la UNESCO reserva biosfera del planeta en consideración a su increíble diversidad biológica.La decisión del Gobierno se produce luego de una polémica entre el ministro de Energía y el presidente de Petroecuador sobre la política a seguir en el campo Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT), ubicado en plena reserva del Yasuní. Mientras el presidente de Petroecuador defendía la explotación del campo, en consideración a las necesidades de recursos que tiene el Ecuador para enfrentar la pobreza; el ministro de Energía, Alberto Acosta, ha defendido la tesis de mantener el petróleo en el subsuelo a cambio de una compensación al país por la protección de una reserva natural de valor incalculable para el planeta. En medio de la polémica, el Gobierno anunció el martes de la semana pasada el inicio de una campaña internacional para conseguir $350 millones de la comunidad internacional como compensación a la no explotación del ITT.Se trata, sin duda, de un paso audaz y muy interesante: el Ecuador protege una de las áreas naturales más importantes del planeta a cambio de una compensación de la comunidad internacional. Si el mundo desarrollado está tan preocupado por la preservación del medio ambiente frente a los pronósticos catastróficos del recalentamiento global, la propuesta del Ecuador constituye una oportunidad para dar muestras claras de que esa preocupación es sincera y puede traducirse en acciones concretas para evitar la destrucción planetaria.Para el Ecuador la iniciativa tiene, además, otra significación. El ministro de Energía, Alberto Acosta, ha planteado en varias ocasiones, aunque de manera todavía difusa, la necesidad de ir hacia un modelo de desarrollo postpetrolero. En teoría la idea es razonable. El Ecuador no puede vivir bajo el espejismo del petróleo como un recurso natural que se puede explotar de manera permanente para obtener los recursos necesarios para financiar el desarrollo. La experiencia del país muestra que el petróleo es una coartada para no diseñar un modelo económico que se sustente en el fortalecimiento de las capacidades productivas. Le urge al país es encontrar un modelo “verde” de desarrollo y crecimiento, como dijo el propio presidente en el anuncio de la campaña. Eso supone trazar una estrategia global hacia la redefinición del modelo de desarrollo. La campaña en defensa del Yasuní tendría que ser un primer paso en esa dirección.E-mail: analisis@hoy.com.ec
Hay que aplaudir la decisión del Gobierno de lanzar una campaña internacional para evitar la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní. Este espacio natural fue declarado por la UNESCO reserva biosfera del planeta en consideración a su increíble diversidad biológica.La decisión del Gobierno se produce luego de una polémica entre el ministro de Energía y el presidente de Petroecuador sobre la política a seguir en el campo Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT), ubicado en plena reserva del Yasuní. Mientras el presidente de Petroecuador defendía la explotación del campo, en consideración a las necesidades de recursos que tiene el Ecuador para enfrentar la pobreza; el ministro de Energía, Alberto Acosta, ha defendido la tesis de mantener el petróleo en el subsuelo a cambio de una compensación al país por la protección de una reserva natural de valor incalculable para el planeta. En medio de la polémica, el Gobierno anunció el martes de la semana pasada el inicio de una campaña internacional para conseguir $350 millones de la comunidad internacional como compensación a la no explotación del ITT.Se trata, sin duda, de un paso audaz y muy interesante: el Ecuador protege una de las áreas naturales más importantes del planeta a cambio de una compensación de la comunidad internacional. Si el mundo desarrollado está tan preocupado por la preservación del medio ambiente frente a los pronósticos catastróficos del recalentamiento global, la propuesta del Ecuador constituye una oportunidad para dar muestras claras de que esa preocupación es sincera y puede traducirse en acciones concretas para evitar la destrucción planetaria.Para el Ecuador la iniciativa tiene, además, otra significación. El ministro de Energía, Alberto Acosta, ha planteado en varias ocasiones, aunque de manera todavía difusa, la necesidad de ir hacia un modelo de desarrollo postpetrolero. En teoría la idea es razonable. El Ecuador no puede vivir bajo el espejismo del petróleo como un recurso natural que se puede explotar de manera permanente para obtener los recursos necesarios para financiar el desarrollo. La experiencia del país muestra que el petróleo es una coartada para no diseñar un modelo económico que se sustente en el fortalecimiento de las capacidades productivas. Le urge al país es encontrar un modelo “verde” de desarrollo y crecimiento, como dijo el propio presidente en el anuncio de la campaña. Eso supone trazar una estrategia global hacia la redefinición del modelo de desarrollo. La campaña en defensa del Yasuní tendría que ser un primer paso en esa dirección.E-mail: analisis@hoy.com.ec
hoyonline/Actualidad/11/06/2007
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