23/9/07

Japón, entre el gris moderado y el otaku ultraderechista



Yasuo Fukuda (arriba) y Tarō Asō (debajo) son los candidatos a reemplazar a Shinzō Abe como primer ministro de Japón
(Fotos: Casa Blanca; Oficina del Primer Ministro de Japón)
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Por: Julián Ortega Martínez
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Tras anunciar su dimisión el pasado 12 de septiembre, el primer ministro Shinzō Abe fue llevado al hospital a causa de un malestar estomacal. Luego de su gira por la India, el sur de Asia y la cumbre del APEC en Sydney, el líder ultraderechista acusaba síntomas de estrés y de cansancio. Mientras tanto, el secretario general del oficialista Partido Liberal Democrático (PLD) Tarō Asō anunciaba comicios internos dentro del partido para elegir presidente de la colectividad, quien dada la mayoría que tiene el partido junto a su aliado, el budista Nuevo Kōmeitō, en la Cámara de Representantes se convertirá en primer ministro. Las elecciones, que iban a celebrarse el 19, fueron pospuestas para este domingo 23. Después de muchas conversaciones, muchas alianzas y muchas reuniones en Tokio, los candidatos son únicamente dos: Asō y el ex jefe de gabinete Yasuo Fukuda. El estrepitoso fracaso de Abe acabó dividiendo el partido, por lo cual el elegido deberá representar la unidad de una colectividad golpeada por los resultados de las elecciones de la Cámara Alta del 29 de julio, en las que el opositor Partido Demócrata de Japón (PDJ) le arrebató las mayorías allí.
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Curiosamente, aunque Abe perdió las elecciones por su terquedad en mantener una agencia nacionalista y militarista, con énfasis en una reforma a la pacifista Constitución de 1947, alejada del interés de la mayoría de japoneses, y por la parsimoniosa reacción de su administración ante la pérdida de millones de registros del sistema pensional, fue un tema de política exterior lo que causó, finalmente, su dimisión. La negativa de Ichirō Ozawa, líder del PDJ, a siquiera negociar una prórroga de la Ley Antiterrorista (la cual vence el 1 de noviembre), que entre otras cosas buscaba mantener la colaboración de las Fuerzas Marítimas de Autodefensa de Japón (JMSDF por sus siglas en inglés) en el Océano Índico mediante el aprovisionamiento de combustible para los barcos de Estados Unidos y sus aliados en Afganistán, hizo que Abe, quien se aferró a su cargo a pesar del fracaso electoral, escogiera el peor momento para irse del poder, pues dos días antes se había iniciado una sesión extraordinaria de la Dieta. El día en que dimitió, Abe estaba citado a la plenaria para dar explicaciones acerca del verdadero papel de las JMSDF en el Índico, pues se iban haciendo cada vez más fuertes las voces que afirman que la ayuda japonesa estaba yéndose hacia la guerra en Iraq.
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Hace un año, Fukuda y Asō también estuvieron en la baraja de candidatos para reemplazar al carismático Jun’ichirō Koizumi. Fukuda se retiró de la contienda, citando su "avanzada edad", a pesar de tener bastante apoyo dentro del partido. Asō, por su parte, fue superado por Abe, nombrado casi a dedo por Koizumi. Igual que Abe, Fukuda y Asō provienen de élites políticas, si bien la carrera política del primero empezó de manera tardía y ha sido mucho más discreta. Se enfrentan dos opuestos en apariencia, un clásico político de traje gris, considerado moderado en su orientación política, y un otaku católico, propenso a las imprudencias verbales (algunas de ellas anti-coreanas, anti-chinas y apologistas del pasado imperial) y con mucho mayor carisma y reconocimiento del público. Sin embargo, las diferencias se reducen al tema de Corea del Norte, en el que Fukuda busca mezclar la negociación con la presión (como ha venido haciendo últimamente Washington) mientras que Asō quiere mantener la política de dureza con el régimen del tirano Kim Jong-Il, que han estado aplicando Koizumi y Abe (en el último caso más como ministro que como premier) y que ha dado resultados, especialmente con los japoneses secuestrados por Pyongyang; y al tema del siempre controvertido santuario Yasukuni, donde se rinde tributo a los caídos nipones en la guerra, entre ellos 14 criminales de guerra, y cuyas periódicas visitas por parte de Koizumi causaron constante malestar en China y Corea del Sur. Fukuda no solamente no piensa ir al santuario, sino que ha reiterado su intención de "laicizarlo", mientras que Asō probablemente reanude las visitas al templo, suspendidas de manera inteligente por Abe. Ninguno de los candidatos tiene clara una política económica para lidiar con la creciente desigualdad en el otrora próspero archipiélago.
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Si bien Asō se convirtió en el primero a quien la prensa, especialmente la extranjera, vio como sucesor de Abe, hecho que hizo que las acciones de empresas relacionadas con el mundo del manga y del anime subieran en la decaída Bolsa de Tokio, con el paso de los días las diferentes facciones del PLD terminaron dándole su respaldo al calmado Fukuda, con cuyo liderazgo se busca reunificar al partido. Hasta Koizumi, con quien Fukuda ha tenido fuertes diferencias en el pasado (le renunció al cargo de jefe de gabinete, o ministro portavoz, por dejar de aportar al sistema pensional), terminó brindándole su apoyo. Es posible que los pesos pesados del PLD le cobren a Asō el haberse quedado callado luego de conocer la decisión de Abe de dimitir, que según algunas fuentes estaba tomada el lunes 10. Muchos de ellos se enteraron por los medios de la abrupta decisión e inevitablemente asocian a Asō con el fracasado Abe, cuya administración estuvo marcada por los escándalos, las metidas de pata de los ministros y una despreocupación total por la política interna. A Asō, por ahora, lo apoya su facción, los representantes de su partido en su natal Fukuoka y los fanáticos del manga, muchos de los cuales ni pueden votar ni pertenecen al partido.
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En los comicios del 23 de septiembre, votan los 387 parlamentarios del PLD, junto a los capítulos prefecturales (47), que tienen derecho a tres votos, lo que da un total de 528 votos. Treinta y siete regiones han decidido realizar "primarias" para decidir a quién apoyar, algunas de las cuales simplemente le entregarán los tres votos que le corresponden al ganador. Asō, de 67 años, parece tener asegurados los votos de su pequeña facción, y los de algunos capítulos prefecturales, entre ellos Tokio, donde cuenta con el apoyo del ultraderechista gobernador Ishihara. Mientras tanto Fukuda, de 71 años, es el favorito de las demás facciones parlamentarias, entre ella la del canciller Nobutaka Machimura, la misma del ex primer ministro Yoshirō Mori, "padrino" de Abe y la mayor del PLD, así como de su natal Gunma. Así que Fukuda no tiene tan asegurada la elección, y dado el complicado sistema de votación interno del PLD, no sería raro que Asō repitiera la hazaña de Koizumi hace seis años, cuando resultara elegido presidente del partido con menos de la mitad del apoyo popular. Aunque un miniescándalo acerca de unas donaciones de una asociación pro-Kim Jong-Il al capítulo del PLD de Gunma difícilmente podría influir en las elecciones internas, cualquier cosa puede suceder.
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Quienquiera que gane la elección el domingo tiene varios retos. Deberá hacer frente a una arremetida de la oposición, que quiere presionar la disolución de la Cámara Baja y el llamado a elecciones para marzo de 2008 (cuya campaña ya la empezó el PDJ en las regiones), con lo cual el mandato del ganador sería muy corto y de transición. El martes 25, cuando la Dieta elija al primer ministro, la oposición votará unida en la Cámara de Consejeros por el viejo zorro clientelista Ozawa, simbolizando así las piedras en el camino del ganador en el tema de la cooperación militar con EUA. Muy probablemente la Ley Antiterrorista no será prorrogada, así que, como ya lo dejó entrever el pragmático Fukuda, será propuesta otra ley que no sería aprobada -ni siquiera considerada- en lo que queda de 2007. Aunque la ONU elogió la colaboración japonesa en el Índico, con críticas de de Rusia y de China, la oposición atribuye la frase al lobby del PLD en Washington. Dicha misión, por otro lado, no es tan mal vista por los japoneses de a pie. Dada la polarización que despierta Asō dentro del partido, una victoria de Fukuda sería más conveniente a la hora de preparar al PLD en caso de unas elecciones.
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Por segundo año consecutivo, el primer ministro de Japón dejará de asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, por el mismo motivo, lo cual puede lesionar la presencia de la segunda potencia mundial y la cual buscaba un asiento en el Consejo de Seguridad. El próximo primer ministro buscará mejorar las relaciones con sus vecinos y mantener la alianza con Estados Unidos, tendrá que cooperar con la oposición en temas como la agricultura (los últimos tres ministros de esa cartera abandonaron el cargo y uno de ellos se suicidó) y enfrentar temas más cotidianos como la brecha en los ingresos y el problema pensional, temas ignorados por su antecesor. La salida de Abe y la elección de Asō o de Fukuda son importantes pasos, sin duda, hacia el fin de esta época de incertidumbre institucional. ¿Conseguirá Fukuda, en caso de ser elegido, unir al PLD y fortalecerlo? ¿Habrá elecciones en marzo? ¿La oposición será capaz de imponerse y sacar por primera vez en 15 años al PLD del oficialismo? Muchas incógnitas quedan en el ambiente, las cuales se resolverán una vez el vacío de poder se llene este martes.
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Equinoxio - Colombia/23/09/2007

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