Carlos Castillos
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El presidente argentino, Néstor Kirchner, consolida su hegemonía política en todo el país, después del contundente triunfo de su esposa, Cristina Fernández, en las elecciones nacionales del domingo.
Aunque el conteo de los votos para cargos legislativos nacionales será más arduo y más lento, se cree que el kirchnerismo ampliará la mayoría que tiene en el Senado y podrá alcanzar mayoría propia en la Cámara de Diputados para no depender de aliados coyunturales. De esta manera, el oficialismo podrá gobernar con cierta comodidad los próximos cuatro años.
Al fortalecer su poderío político, el kirchnerismo buscará profundizar, a través de la nueva presidenta, el programa de gobierno que se aplica desde mayo de 2003, a la vez que, cuando deje el cargo, el 10 de diciembre, Néstor Kirchner se dedicará a reorganizar el sistema político argentino.
Ambas tareas serán grandes desafíos cuyos resultados, por ahora, son imprevisibles.
La presidenta electa aseguró la semana pasada que no cogobernará con su marido, lo que se interpreta como un deseo de marcar su propio estilo, aunque nunca eludió el compromiso con las líneas generales del plan de gobierno que aplicó su marido.
En otro terreno, se avecina para Kirchner también una batalla compleja, porque los partidos políticos son la estructura institucional del país. Y actualmente, el Justicialista (PJ) peronista y la Unión Cívica Radical (UCR), que han sido los grandes protagonistas del último medio siglo, están desmantelados y con destino incierto.
Después de algunos años de oscilaciones entre formar un partido nuevo o reactualizar el PJ, el presidente saliente finalmente se pronunció, la semana pasada, a favor de reconstruir esa organización, para lo cual deberá enfrentarse con las viejas figuras y viejos caudillos que también pugnan por lo mismo.
Por ejemplo, el ex presidente Eduardo Duhalde (2002-2003), quien respaldó la llegada de Kirchner al gobierno, pero de quien se distanció después por profundas diferencias. Entre 2003 y 2005, Duhalde ejerció como secretario del Consejo de Representantes Permanentes del Mercosur y ahora aspira a dirigir el PJ.
Tras la dirección del histórico partido fundado por Juan Domingo Perón a mediados del siglo pasado, también andan los peronistas más ortodoxos como los ex presidentes Carlos Menem (1989-1999), Adolfo Rodríguez Saa (durante una semana a fines de 2001) y su hermano, Alberto Rodríguez Saa, gobernador de la provincia de San Luis y cuarto en las elecciones presidenciales.
"Nos preocupa construir una herramienta democrática y allí los que tanto hablan, allí van a tener la urna y vamos a ver quién es quién, con toda nuestra fuerza, para recuperar las banderas eternas de Juan Perón y de Eva Perón. Será el pueblo quien defina con claridad ese rumbo", anticipó Kirchner el miércoles 24 de este mes, durante un encuentro con intendentes (alcaldes) del cono urbano bonaerense.
Dejó entrever que su intención será convocar a elecciones internas del PJ, una vez que se defina la situación legal, ya que está intervenido por la justicia.
Ejerciendo el gobierno y buscando el control del peronismo, en todo el país, el kirchnerismo intentará "reeditar el sueño frentista y concertador del líder del movimiento" peronista, según expresiones del actual presidente.
En el horizonte aparece una estrategia dirigida a la formación de una concertación amplia y plural, al estilo Pacto de la Moncloa de hace 30 años en España o similar a la experiencia chilena tras la caída de la dictadura de Augusto Pinochet./DPA
El presidente argentino, Néstor Kirchner, consolida su hegemonía política en todo el país, después del contundente triunfo de su esposa, Cristina Fernández, en las elecciones nacionales del domingo.
Aunque el conteo de los votos para cargos legislativos nacionales será más arduo y más lento, se cree que el kirchnerismo ampliará la mayoría que tiene en el Senado y podrá alcanzar mayoría propia en la Cámara de Diputados para no depender de aliados coyunturales. De esta manera, el oficialismo podrá gobernar con cierta comodidad los próximos cuatro años.
Al fortalecer su poderío político, el kirchnerismo buscará profundizar, a través de la nueva presidenta, el programa de gobierno que se aplica desde mayo de 2003, a la vez que, cuando deje el cargo, el 10 de diciembre, Néstor Kirchner se dedicará a reorganizar el sistema político argentino.
Ambas tareas serán grandes desafíos cuyos resultados, por ahora, son imprevisibles.
La presidenta electa aseguró la semana pasada que no cogobernará con su marido, lo que se interpreta como un deseo de marcar su propio estilo, aunque nunca eludió el compromiso con las líneas generales del plan de gobierno que aplicó su marido.
En otro terreno, se avecina para Kirchner también una batalla compleja, porque los partidos políticos son la estructura institucional del país. Y actualmente, el Justicialista (PJ) peronista y la Unión Cívica Radical (UCR), que han sido los grandes protagonistas del último medio siglo, están desmantelados y con destino incierto.
Después de algunos años de oscilaciones entre formar un partido nuevo o reactualizar el PJ, el presidente saliente finalmente se pronunció, la semana pasada, a favor de reconstruir esa organización, para lo cual deberá enfrentarse con las viejas figuras y viejos caudillos que también pugnan por lo mismo.
Por ejemplo, el ex presidente Eduardo Duhalde (2002-2003), quien respaldó la llegada de Kirchner al gobierno, pero de quien se distanció después por profundas diferencias. Entre 2003 y 2005, Duhalde ejerció como secretario del Consejo de Representantes Permanentes del Mercosur y ahora aspira a dirigir el PJ.
Tras la dirección del histórico partido fundado por Juan Domingo Perón a mediados del siglo pasado, también andan los peronistas más ortodoxos como los ex presidentes Carlos Menem (1989-1999), Adolfo Rodríguez Saa (durante una semana a fines de 2001) y su hermano, Alberto Rodríguez Saa, gobernador de la provincia de San Luis y cuarto en las elecciones presidenciales.
"Nos preocupa construir una herramienta democrática y allí los que tanto hablan, allí van a tener la urna y vamos a ver quién es quién, con toda nuestra fuerza, para recuperar las banderas eternas de Juan Perón y de Eva Perón. Será el pueblo quien defina con claridad ese rumbo", anticipó Kirchner el miércoles 24 de este mes, durante un encuentro con intendentes (alcaldes) del cono urbano bonaerense.
Dejó entrever que su intención será convocar a elecciones internas del PJ, una vez que se defina la situación legal, ya que está intervenido por la justicia.
Ejerciendo el gobierno y buscando el control del peronismo, en todo el país, el kirchnerismo intentará "reeditar el sueño frentista y concertador del líder del movimiento" peronista, según expresiones del actual presidente.
En el horizonte aparece una estrategia dirigida a la formación de una concertación amplia y plural, al estilo Pacto de la Moncloa de hace 30 años en España o similar a la experiencia chilena tras la caída de la dictadura de Augusto Pinochet./DPA
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La Prensa - Panamá/01/11/2007
La Prensa - Panamá/01/11/2007
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