El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, exhortó hoy al Partido Comunista de Venezuela (PCV), Partido Podemos (PP) y Partido Patria Para Todos (PPT) a que lo dejen "tranquilo" en la construcción de un partido único y pasarse a la oposición.
"He concluido que (esos tres partidos) no quieren, al menos sus voceros y dirigentes, incorporarse al esfuerzo de construir un partido socialista unitario; háganlo y déjenos tranquilo a nosotros; sigan su camino, pero no empiecen a tirar piedras", manifestó el gobernante en su programa de radio y televisión "¡Aló, presidente!".
"¡Váyanse como hermanos y no tirando piedras, porque dejarían un triste recuerdo, como muchos que se han ido a sumarse a golpes de Estado! La puerta está abierta y pueden salir con la frente en alto", pero "no crean que si se van tirando piedras y rompiendo vidrieras" podrán luego regresar a la alianza oficialista, advirtió.
En las elecciones presidenciales del pasado 3 de diciembre, el PCV aportó unos 350.000 votos a la reelección de Chávez para el período 2007-2013, el PPT otros 600.000 y el PP 750.000, en tanto que el partido Movimiento V República (MVR) del gobernante, que ya aprobó su disolución a favor del partido único, lo hizo con 4,8 millones de votos.
"Me estoy viendo obligado a decirlo; no puedo quedarme callado", añadió y dijo conocer que dirigentes de estos tres partidos "siguen haciendo reuniones y haciendo discursos muy agresivos" en su contra, incluso utilizando para ello "las cartas de la derecha".
Chávez criticó específicamente que estos aliados hagan público su rechazo a la decisión de crear un partido único demandando en el oficialismo "un socialismo democrático", y remarcó que es eso lo que él propugna.
"El socialismo que Hugo Chávez está planteado por supuesto que es democrático, pero quieren satanizarme a mi y no me parece nada noble", sostuvo e incluso remarcó que sintió "vergüenza y pena ajena" al escuchar esas críticas en su contra.
Las últimas provinieron esta semana del gobernador del céntrico estado de Aragua, Didalco Bolívar, quien denunció en un discurso que la mayoría oficialista pretende "intimidarlo" con una solicitud para intentar revocar su mandato a través de un referendo.
El gobernador del partido PP, que ha apoyado a Chávez desde que asumió por primera vez la presidencia en 1999, remarcó que la "intimidación" surgió tras hacer público su apoyo al secretario general de ese partido, Ismael García, quien hace tres semanas admitió reticencia en el seno de su agrupación a disolverse para integrarse al partido único del oficialismo que promueve Chávez.
EFE
18/3/07
GABO Y FIDEL, JUNTOS OTRA VEZ
Se confirma: Fidel Castro está cada vez mejor y, en la medida en que su recuperación avanza, vuelve a la carga con la obsesividad y omnipresencia que lo caracterizan. El mandatario comunista, que en agosto cumplirá 81 años, compagina sus ejercicios de rehabilitación –varias horas diarias– con una actividad “política” que empieza a desmelenarse: llama constantemente a ministros y dirigentes, pide datos y aclaraciones, recibe a sus colaboradores cercanos entre caminatas al aire libre, sigue por televisión las noticias de la actualidad internacional y, sobre todo, está en contacto telefónico permanente con su par venezolano, Hugo Chávez.
Mauricio Vicent Yo Reporto / RedBolivia 18-03-2007
La Habana, Cuba: Castro ya tiene ánimos y tiempo para compartir relajadamente con algunos amigos íntimos, como el Premio Nobel Gabriel García Márquez, que ha pasado unos días en Cuba huyendo de los fastos organizados por su 80 cumpleaños. El lunes, a media mañana, el escritor colombiano visitó a su amigo convaleciente en el lugar donde se recupera y allí caminó con él hasta cansarse. “Uf, kilómetros, diría yo”, comenta Gabo con su proverbial discreción caribeña, indiscreta y exagerada.
El novelista siempre ha guardado con celo los avatares de su amistad con el líder cubano, y muchos más desde que el Comandante hubo de ser operado de urgencia, el 27 de julio de 2006, y salió de la escena política. En su último viaje a la isla, hace tres meses, García Márquez no pudo verlo debido a su frágil estado de salud, pero habló con él por teléfono y quedaron en encontrarse por estas fechas.
Arrancarle un detalle a Gabo es casi tan difícil como frenar a Castro en su hiperactividad, si bien confirma que su amigo se recupera no por días sino por horas y sigue desmesurado; detallista, de buen humor, hablando con pasión de sus temas preferidos, el cambio climático que pone en peligro la humanidad o la nueva hora política de América latina. “Sólo te digo que es el mismo Fidel de siempre”, resume, aliviado porque haya sido el propio Castro el que diera noticia de su encuentro: “Así no se me escapa”.
El miércoles mismo, el diario oficial Granma lo hacía público al transcribir íntegramente la conversación telefónica sostenida el martes por Castro, Hugo Chávez y el presidente haitiano, René Preval, en el transcurso de la visita que el mandatario venezolano realizó a Haití como parte de su “contragira” a la del presidente Bush por América latina. En un momento de la charla, Castro le dice a Chávez que “la lucha que está librando” por la unidad latinoamericana frente a Washington es de suma importancia y se congratula por su iniciativa de incorporar a Haití al ALBA –Alternativa Bolivariana para las Américas–, a la que ya pertenecen Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua. “Es una página inédita en la historia lo que está ocurriendo en estos momentos en América latina”, le dice Castro, muy en su papel –quizá su nuevo papel– de símbolo y referente regional. “Yo le dije ahora mismo a René Preval que es importante que se incorpore al ALBA inmediatamente, y hacemos el acto cuando tú estés listo, Fidel. Evo mandó a decir eso: que él quiere que hagamos el acto ahora en abril para incorporar a algunos caribeños”, señaló Chávez. Un encuentro el 29 de abril sería, según observadores, un momento propicio para la reaparición de Castro, pues estaría junto a sus aliados latinoamericanos, Chávez, Morales y el presidente nicaragüense Daniel Ortega, cuyo país se sumó al ALBA.
Es un criterio bastante aceptado en La Habana que, aunque Castro logre recuperarse del todo, no volverá de nuevo al día a día de la política nacional, sino que ejercerá el mando de otro modo. “Quizá como consejero y orientador de las estrategias generales y especialmente concentrado en impulsar, con la ayuda de Chávez, su sueño de una integración latinoamericana de espíritu bolivariano y revolucionario”, dice un antiguo compañero de armas.
Las últimas declaraciones de los dirigentes cubanos confirman la “recuperación acelerada” de Castro, pero también que en adelante el mandatario se dejará cuidar más. Junto a la noticia de la conversación telefónica de Castro y Chávez, el miércoles Granma publicaba la noticia de una visita del presidente interino, Raúl Castro, a unos almacenes refrigerados para garantizar la conservación de alimentos. ¿Un símbolo de los nuevos tiempos? Para algunos sería una buena variante, pero como dice García Márquez, “Fidel es una fuerza de la naturaleza, y con él nunca se sabe”.
Mauricio Vicent Yo Reporto / RedBolivia 18-03-2007
La Habana, Cuba: Castro ya tiene ánimos y tiempo para compartir relajadamente con algunos amigos íntimos, como el Premio Nobel Gabriel García Márquez, que ha pasado unos días en Cuba huyendo de los fastos organizados por su 80 cumpleaños. El lunes, a media mañana, el escritor colombiano visitó a su amigo convaleciente en el lugar donde se recupera y allí caminó con él hasta cansarse. “Uf, kilómetros, diría yo”, comenta Gabo con su proverbial discreción caribeña, indiscreta y exagerada.
El novelista siempre ha guardado con celo los avatares de su amistad con el líder cubano, y muchos más desde que el Comandante hubo de ser operado de urgencia, el 27 de julio de 2006, y salió de la escena política. En su último viaje a la isla, hace tres meses, García Márquez no pudo verlo debido a su frágil estado de salud, pero habló con él por teléfono y quedaron en encontrarse por estas fechas.
Arrancarle un detalle a Gabo es casi tan difícil como frenar a Castro en su hiperactividad, si bien confirma que su amigo se recupera no por días sino por horas y sigue desmesurado; detallista, de buen humor, hablando con pasión de sus temas preferidos, el cambio climático que pone en peligro la humanidad o la nueva hora política de América latina. “Sólo te digo que es el mismo Fidel de siempre”, resume, aliviado porque haya sido el propio Castro el que diera noticia de su encuentro: “Así no se me escapa”.
El miércoles mismo, el diario oficial Granma lo hacía público al transcribir íntegramente la conversación telefónica sostenida el martes por Castro, Hugo Chávez y el presidente haitiano, René Preval, en el transcurso de la visita que el mandatario venezolano realizó a Haití como parte de su “contragira” a la del presidente Bush por América latina. En un momento de la charla, Castro le dice a Chávez que “la lucha que está librando” por la unidad latinoamericana frente a Washington es de suma importancia y se congratula por su iniciativa de incorporar a Haití al ALBA –Alternativa Bolivariana para las Américas–, a la que ya pertenecen Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua. “Es una página inédita en la historia lo que está ocurriendo en estos momentos en América latina”, le dice Castro, muy en su papel –quizá su nuevo papel– de símbolo y referente regional. “Yo le dije ahora mismo a René Preval que es importante que se incorpore al ALBA inmediatamente, y hacemos el acto cuando tú estés listo, Fidel. Evo mandó a decir eso: que él quiere que hagamos el acto ahora en abril para incorporar a algunos caribeños”, señaló Chávez. Un encuentro el 29 de abril sería, según observadores, un momento propicio para la reaparición de Castro, pues estaría junto a sus aliados latinoamericanos, Chávez, Morales y el presidente nicaragüense Daniel Ortega, cuyo país se sumó al ALBA.
Es un criterio bastante aceptado en La Habana que, aunque Castro logre recuperarse del todo, no volverá de nuevo al día a día de la política nacional, sino que ejercerá el mando de otro modo. “Quizá como consejero y orientador de las estrategias generales y especialmente concentrado en impulsar, con la ayuda de Chávez, su sueño de una integración latinoamericana de espíritu bolivariano y revolucionario”, dice un antiguo compañero de armas.
Las últimas declaraciones de los dirigentes cubanos confirman la “recuperación acelerada” de Castro, pero también que en adelante el mandatario se dejará cuidar más. Junto a la noticia de la conversación telefónica de Castro y Chávez, el miércoles Granma publicaba la noticia de una visita del presidente interino, Raúl Castro, a unos almacenes refrigerados para garantizar la conservación de alimentos. ¿Un símbolo de los nuevos tiempos? Para algunos sería una buena variante, pero como dice García Márquez, “Fidel es una fuerza de la naturaleza, y con él nunca se sabe”.
LA MENTIRA OS HARÁ "LIBRES"
Chomsky tiene, como el doctor Jekyll, dos caras. Se pone la cara de doctor Jekyll para escribir de lingüística, la de míster Hyde para escribir de política. En los dos géneros es el indiscutible número uno. Y, como no pueden prescindir de sus libros sobre lingüística, los poderosos de la tierra hacen lo que pueden para que asomen lo menos posible a la superficie sus libros sobre política. La última vez que di cuenta en un gran rotativo de uno de ellos (La cultura del terrorismo) se me cerraron las páginas del rotativo. Ay, si volviera Salomón y partiera por la mitad a este monstruo bifronte, y dejara vivo al Chomsky/Jekyll, y arrojara a las llamas al Chomsky/Hyde. Como no lo pueden hacer con el autor, lo hacen con sus obras.
Jesús Ibáñez
Chomsky escribió su primer artículo, en defensa de la República española, a los once años. Desde entonces, no ha dejado de luchar por la libertad y la verdad. Su ideología libertaria, su honestidad a prueba de premios, su aguda inteligencia... hacen de él un debelador implacable de las mentiras que los poderosos, a través de «intelectuales» y «artistas» lustrosamente apesebrados, intentan -y muchas veces lo logran- inyectarnos en el coco.
Aquí se ocupa, con la ayuda probablemente generosa del profesor Herman, de los medios de comunicación masiva (prensa, radio, televisión). ¿Cómo se construye la verdad oficial? ¿Cómo se manipulan los datos para que puedan ser interpretados siempre en un sentido que favorezca los intereses especiales de los poderosos?, ¿cómo se hace para que esos intereses especiales aparezcan como generales y los intereses generales como especiales? Los autores ponen al descubierto, con claridad meridiana, el tinglado. Manejando una documentación casi exhaustiva, sometiendo los datos a una disección tan penetrante que parece que hayan utilizado la propia navaja de Ockam, pasando los jirones por un tamiz lógico riguroso, logran hacer revertir en arte de la verdad el arte de la mentira.
Primero, construyen un «modelo de propaganda» (digamos, la competencia). El funcionamiento de ese modelo permite la fabricación del consenso: un consenso que nos moviliza para apoyar los intereses especiales que dominan la actividad del Estado y del Capital. Para que la fábrica de mentiras se sostenga en pie, filtrando como verdad lo que favorece y como mentira lo que perjudica a esos intereses, es precisa la convergencia de cinco ingredientes: concentración de la propiedad de los medios, financiación mediante la publicidad, dependencia de la información suministrada por el gobierno o las empresas o los «expertos», uso de correctivos para disciplinar a los profesionales de la información, profesión de anticomunismo como religión nacional...Con estos cinco nudos, la información queda atada y bien atada.
Luego, analizan el funcionamiento de ese modelo aplicándolo a diversas situaciones políticas. Son éstas: la clasificación de las víctimas en «dignas» e «indignas», la valoración de las elecciones como «legitimadoras» o «irrelevantes», la invención de la conexión búlgara en el atentado contra el Papa, la información sobre las guerras del Viet-Nam, Laos y Camboya...
Las víctimas son «dignas» cuando los verdugos son «comunistas», «indignas» cuando son lacayos de los USA. Así de sencillo. Para realizar una clasificación tan distorsionada se utilizan medios cuantitativos y cualitativos. Cuantitativos: el brutal asesinato del padre Popieluszko por unos policías comunistas produjo más información que el -igualmente- brutal asesinato de noventa y seis religiosos, incluido un arzobispo, por los policías y militares del «mundo libre» (ocurridos, naturalmente, en el patio trasero). Cualitativos: cuando la víctima lo es de los «comunistas», la noticia se solaza en detalles macabros, registros de la indignación popular e insinuaciones de responsabilidades en la cumbre; en cambio, cuando lo es de las fuerzas del orden de un «Estado de derecho», la información es aséptica, vagamente exculpatoria... y aparece en la última página.
Las elecciones en un «país libre» (El Salvador -1982, 1984- o Guatemala -1984, 1985-) son «legitimadoras» del régimen; pero en un país sometido a «dictadura» (Nicaragua -1984-) las elecciones son una añagaza para camuflar la verdadera «naturaleza» del régimen. No importa que en Nicaragua se dieran -con algunas limitaciones-, y en los otros países no, las condiciones para unas elecciones verdaderamente democráticas: libertad de reunión, expresión, prensa, asociación... y ausencia de terror de Estado. Es una aplicación del doble-hablar, pero para la generalidad del público El Salvador y Guatemala son democracias y la Nicaragua sandinista no lo era.
La conexión búlgara, una noticia no sólo falsa sino también absurda, fue inventada en todas sus piezas por Claire Sterling del Reader's Digest. A fuerza de repetirla, muchos se tragaron la creencia de que un pistolero turco de extrema derecha era agente -indirecto- de la Unión Soviética.
En las guerras de Indochina, por ejemplo, los Khmer rojos de Pol Pot se convirtieron de malísimos en buenos cuando empezaron a luchar contra el Viet-Nam comunista. El enemigo de mis enemigos es mi amigo; menos por menos, igual a más.
Hay excepciones. Ahí están el Water-Gate y el Iran (Contra)-Gate. Pero no es oro todo lo que reluce. Nixon se atrevió a actuar ilegalmente con el partido demócrata. Reagan se atrevió a violar las prerrogativas del Congreso. Dos poderes consolidados. En ambos casos estamos en presencia de conflictos entre intereses (especiales) de poderosos. Sólo en casos como éstos puede salpicar a los medios de comunicación de masas alguna gota de verdad.
Lo que los autores dicen de los USA lo podríamos decir de España. No hay más que cambiar «comunista» por «vasco abertzale». Sólo que aquí hay algún periódico independiente (dentro de un orden). Lo que me hace esperar que estas páginas no se me cierren por haber dado cuenta de otro libro de Chomsky
Jesús Ibáñez
Chomsky escribió su primer artículo, en defensa de la República española, a los once años. Desde entonces, no ha dejado de luchar por la libertad y la verdad. Su ideología libertaria, su honestidad a prueba de premios, su aguda inteligencia... hacen de él un debelador implacable de las mentiras que los poderosos, a través de «intelectuales» y «artistas» lustrosamente apesebrados, intentan -y muchas veces lo logran- inyectarnos en el coco.
Aquí se ocupa, con la ayuda probablemente generosa del profesor Herman, de los medios de comunicación masiva (prensa, radio, televisión). ¿Cómo se construye la verdad oficial? ¿Cómo se manipulan los datos para que puedan ser interpretados siempre en un sentido que favorezca los intereses especiales de los poderosos?, ¿cómo se hace para que esos intereses especiales aparezcan como generales y los intereses generales como especiales? Los autores ponen al descubierto, con claridad meridiana, el tinglado. Manejando una documentación casi exhaustiva, sometiendo los datos a una disección tan penetrante que parece que hayan utilizado la propia navaja de Ockam, pasando los jirones por un tamiz lógico riguroso, logran hacer revertir en arte de la verdad el arte de la mentira.
Primero, construyen un «modelo de propaganda» (digamos, la competencia). El funcionamiento de ese modelo permite la fabricación del consenso: un consenso que nos moviliza para apoyar los intereses especiales que dominan la actividad del Estado y del Capital. Para que la fábrica de mentiras se sostenga en pie, filtrando como verdad lo que favorece y como mentira lo que perjudica a esos intereses, es precisa la convergencia de cinco ingredientes: concentración de la propiedad de los medios, financiación mediante la publicidad, dependencia de la información suministrada por el gobierno o las empresas o los «expertos», uso de correctivos para disciplinar a los profesionales de la información, profesión de anticomunismo como religión nacional...Con estos cinco nudos, la información queda atada y bien atada.
Luego, analizan el funcionamiento de ese modelo aplicándolo a diversas situaciones políticas. Son éstas: la clasificación de las víctimas en «dignas» e «indignas», la valoración de las elecciones como «legitimadoras» o «irrelevantes», la invención de la conexión búlgara en el atentado contra el Papa, la información sobre las guerras del Viet-Nam, Laos y Camboya...
Las víctimas son «dignas» cuando los verdugos son «comunistas», «indignas» cuando son lacayos de los USA. Así de sencillo. Para realizar una clasificación tan distorsionada se utilizan medios cuantitativos y cualitativos. Cuantitativos: el brutal asesinato del padre Popieluszko por unos policías comunistas produjo más información que el -igualmente- brutal asesinato de noventa y seis religiosos, incluido un arzobispo, por los policías y militares del «mundo libre» (ocurridos, naturalmente, en el patio trasero). Cualitativos: cuando la víctima lo es de los «comunistas», la noticia se solaza en detalles macabros, registros de la indignación popular e insinuaciones de responsabilidades en la cumbre; en cambio, cuando lo es de las fuerzas del orden de un «Estado de derecho», la información es aséptica, vagamente exculpatoria... y aparece en la última página.
Las elecciones en un «país libre» (El Salvador -1982, 1984- o Guatemala -1984, 1985-) son «legitimadoras» del régimen; pero en un país sometido a «dictadura» (Nicaragua -1984-) las elecciones son una añagaza para camuflar la verdadera «naturaleza» del régimen. No importa que en Nicaragua se dieran -con algunas limitaciones-, y en los otros países no, las condiciones para unas elecciones verdaderamente democráticas: libertad de reunión, expresión, prensa, asociación... y ausencia de terror de Estado. Es una aplicación del doble-hablar, pero para la generalidad del público El Salvador y Guatemala son democracias y la Nicaragua sandinista no lo era.
La conexión búlgara, una noticia no sólo falsa sino también absurda, fue inventada en todas sus piezas por Claire Sterling del Reader's Digest. A fuerza de repetirla, muchos se tragaron la creencia de que un pistolero turco de extrema derecha era agente -indirecto- de la Unión Soviética.
En las guerras de Indochina, por ejemplo, los Khmer rojos de Pol Pot se convirtieron de malísimos en buenos cuando empezaron a luchar contra el Viet-Nam comunista. El enemigo de mis enemigos es mi amigo; menos por menos, igual a más.
Hay excepciones. Ahí están el Water-Gate y el Iran (Contra)-Gate. Pero no es oro todo lo que reluce. Nixon se atrevió a actuar ilegalmente con el partido demócrata. Reagan se atrevió a violar las prerrogativas del Congreso. Dos poderes consolidados. En ambos casos estamos en presencia de conflictos entre intereses (especiales) de poderosos. Sólo en casos como éstos puede salpicar a los medios de comunicación de masas alguna gota de verdad.
Lo que los autores dicen de los USA lo podríamos decir de España. No hay más que cambiar «comunista» por «vasco abertzale». Sólo que aquí hay algún periódico independiente (dentro de un orden). Lo que me hace esperar que estas páginas no se me cierren por haber dado cuenta de otro libro de Chomsky
ZAPATERO ACUSA AL "PP" DE INTENTAR TAPAR LOS ÉXITOS DEL GOBIERNO CON "INSULTOS Y MENTIRAS"
'El PP ha cogido esta vocación de reivindicar cosas todos los días', dice el presidente.
Rajoy da las gracias a su partido por 'defender España'
Batasuna asegura que la manifestación de Pamplona fue un 'gran fiasco'
ZARAGOZA 18/03/2007 (CET) EFE
Un día después de la marcha en Navarra apoyada por el PP contra una supuesta negociación del Gobierno con ETA sobre el futuro de la comunidad foral, José Luis Rodríguez Zapatero ha advertido durante un mitin en Zaragoza de que mientras en España crece la economía, el empleo, los derechos sociales o la igualdad, "más crecen, lamentablemente, los insultos y mentiras del PP" y que "no cuela" que tape los éxitos del Ejecutivo con falsedades.
El presidente del Gobierno no se ha referido expresamente a la manifestación de ayer en Navarra, pero quien sí lo ha hecho es el dirigente 'popular' desde Madrid. Rajoy insistió que cientos de ciudadanos pidieron "respeto para sus ideas y convicciones" y que esa comunidad "no sea moneda de cambio de nada".
En su intervención para arropar a los candidatos del PSOE en Aragón a las elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo, celebrado en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, Zapatero apuntó que "ahora el PP ha cogido esta vocación -que está bien, a mí no me disgusta- de reivindicar cosas todos los días", y se preguntó cuándo estuvo en la calle reivindicando otras cosas como, por ejemplo, la igualdad de hombres y mujeres.
El secretario general de los socialistas subrayó que "lo que le pasa a la derecha en este país es que una veces miente y otras calla". "Miente, por ejemplo, con la guerra de Irak, y ahora calla, se abstiene, ante la Ley de Igualdad. Y bueno, algunas otras veces primero miente y luego se calla, como con la tragedia del 11-M, cuando al principio mintió y ahora no tiene más remedio que estar callado cuando estamos viendo lo que estamos viendo en el juicio", agregó.
Zapatero insistió en que cuántas más cosas positivas ocurren, más "agitación" provoca el partido de Mariano Rajoy, "pero no cuela, los ciudadanos de este país saben cómo van las cosas, y comprueban atónitos que cuantos más éxitos económicos, de empleo, sociales, de igualdad, cuanto más progreso y cuánto más aparece España como una fuerza de paz en el mundo, más malhumorados están los del PP".
"Pero no os preocupéis, después de las generales ya van a tener tiempo para descansar y para cambiar", dijo el jefe del Ejecutivo -al que los simpatizantes animaban con un "tú no tengas miedo"-, antes de prometer que se tomará la actitud del PP "con sentido del humor".
Rajoy: 'Gracias por defender España'
Desde Madrid, el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, subrayó que "miles de personas" participaron ayer en la manifestación de Navarra de manera "serena, cívica y democrática" y en la que pidieron "respeto para sus ideas y convicciones" y que esa comunidad "no sea moneda de cambio de nada".
En el acto de presentación de los candidatos municipales de cara a las elecciones del próximo 27 de mayo en el Pabellón Satélite de la Casa de Campo de Madrid, Rajoy comenzó su intervención dando las gracias a los candidatos populares por su apoyo a las concentraciones y manifestaciones que el PP convocó la semana pasada en protesta por la prisión atenuada a De Juana Chaos. "Gracias por defender España, la libertad y por decir no más cesiones a ETA", apostilló el líder del PP.
"Miles de personas que pedían respeto para sus ideas y convicciones, miles de personas que no querían ser moneda de cambio de nada, miles de personas que defendían su identidad y que decían que eran navarros y españoles, miles de personas que hablaban con sentimiento y con el corazón", explicó.
Para ellos el presidente de los populares pidió "respeto" y aseguró que el principal partido de la oposición "se lo va a dar y va a defender sus principios y convicciones".
Batasuna considera un 'fisco' la marcha
El portavoz de la ilegalizada Batasuna Pernando Barrena aseguró que la manifestación convocada ayer en Pamplona por el Gobierno de Navarra fue "un gran fiasco", porque sus organizadores esperaban "una participación mucho mayor" y por ello ahora "deberán tomar nota".
En un acto en el que la izquierda abertzale presentó el programa de Pamplona para las elecciones municipales, Barrena dijo que el "protagonismo" del PP, que estuvo representado entre otros por su presidente, Mariano Rajoy, "desnaturaliza la manifestación", porque se hizo "una apología del mayor enemigo que históricamente ha tenido Navarra, que es España".
Barrena declaró en ese sentido que sólo hay dos proyectos políticos: el de la "Navarra foral y española" que representa "el pasado, la reacción, la herencia del franquismo", y el de Euskal Herria, que supone la "Navarra del siglo XXI" y que es compartido por "miles de navarros".
Rajoy da las gracias a su partido por 'defender España'
Batasuna asegura que la manifestación de Pamplona fue un 'gran fiasco'
ZARAGOZA 18/03/2007 (CET) EFE
Un día después de la marcha en Navarra apoyada por el PP contra una supuesta negociación del Gobierno con ETA sobre el futuro de la comunidad foral, José Luis Rodríguez Zapatero ha advertido durante un mitin en Zaragoza de que mientras en España crece la economía, el empleo, los derechos sociales o la igualdad, "más crecen, lamentablemente, los insultos y mentiras del PP" y que "no cuela" que tape los éxitos del Ejecutivo con falsedades.
El presidente del Gobierno no se ha referido expresamente a la manifestación de ayer en Navarra, pero quien sí lo ha hecho es el dirigente 'popular' desde Madrid. Rajoy insistió que cientos de ciudadanos pidieron "respeto para sus ideas y convicciones" y que esa comunidad "no sea moneda de cambio de nada".
En su intervención para arropar a los candidatos del PSOE en Aragón a las elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo, celebrado en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, Zapatero apuntó que "ahora el PP ha cogido esta vocación -que está bien, a mí no me disgusta- de reivindicar cosas todos los días", y se preguntó cuándo estuvo en la calle reivindicando otras cosas como, por ejemplo, la igualdad de hombres y mujeres.
El secretario general de los socialistas subrayó que "lo que le pasa a la derecha en este país es que una veces miente y otras calla". "Miente, por ejemplo, con la guerra de Irak, y ahora calla, se abstiene, ante la Ley de Igualdad. Y bueno, algunas otras veces primero miente y luego se calla, como con la tragedia del 11-M, cuando al principio mintió y ahora no tiene más remedio que estar callado cuando estamos viendo lo que estamos viendo en el juicio", agregó.
Zapatero insistió en que cuántas más cosas positivas ocurren, más "agitación" provoca el partido de Mariano Rajoy, "pero no cuela, los ciudadanos de este país saben cómo van las cosas, y comprueban atónitos que cuantos más éxitos económicos, de empleo, sociales, de igualdad, cuanto más progreso y cuánto más aparece España como una fuerza de paz en el mundo, más malhumorados están los del PP".
"Pero no os preocupéis, después de las generales ya van a tener tiempo para descansar y para cambiar", dijo el jefe del Ejecutivo -al que los simpatizantes animaban con un "tú no tengas miedo"-, antes de prometer que se tomará la actitud del PP "con sentido del humor".
Rajoy: 'Gracias por defender España'
Desde Madrid, el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, subrayó que "miles de personas" participaron ayer en la manifestación de Navarra de manera "serena, cívica y democrática" y en la que pidieron "respeto para sus ideas y convicciones" y que esa comunidad "no sea moneda de cambio de nada".
En el acto de presentación de los candidatos municipales de cara a las elecciones del próximo 27 de mayo en el Pabellón Satélite de la Casa de Campo de Madrid, Rajoy comenzó su intervención dando las gracias a los candidatos populares por su apoyo a las concentraciones y manifestaciones que el PP convocó la semana pasada en protesta por la prisión atenuada a De Juana Chaos. "Gracias por defender España, la libertad y por decir no más cesiones a ETA", apostilló el líder del PP.
"Miles de personas que pedían respeto para sus ideas y convicciones, miles de personas que no querían ser moneda de cambio de nada, miles de personas que defendían su identidad y que decían que eran navarros y españoles, miles de personas que hablaban con sentimiento y con el corazón", explicó.
Para ellos el presidente de los populares pidió "respeto" y aseguró que el principal partido de la oposición "se lo va a dar y va a defender sus principios y convicciones".
Batasuna considera un 'fisco' la marcha
El portavoz de la ilegalizada Batasuna Pernando Barrena aseguró que la manifestación convocada ayer en Pamplona por el Gobierno de Navarra fue "un gran fiasco", porque sus organizadores esperaban "una participación mucho mayor" y por ello ahora "deberán tomar nota".
En un acto en el que la izquierda abertzale presentó el programa de Pamplona para las elecciones municipales, Barrena dijo que el "protagonismo" del PP, que estuvo representado entre otros por su presidente, Mariano Rajoy, "desnaturaliza la manifestación", porque se hizo "una apología del mayor enemigo que históricamente ha tenido Navarra, que es España".
Barrena declaró en ese sentido que sólo hay dos proyectos políticos: el de la "Navarra foral y española" que representa "el pasado, la reacción, la herencia del franquismo", y el de Euskal Herria, que supone la "Navarra del siglo XXI" y que es compartido por "miles de navarros".
TOCO Y ME VOY
Por unos días, la región quedó presa de una falsa opción entre la impotencia de uno y la competencia del otro.
En vísperas de la gira de George W. Bush por la región, Tabaré Vázquez y Luiz Inacio Lula da Silva se reunieron en la estancia presidencial de Anchorena, en las afueras de Colonia. Firmaron convenios de cooperación; sonrieron para la foto.
Luego echaron migas a la prensa con los reclamos del gobierno uruguayo, compartidos con el paraguayo, por las asimetrías del Mercosur. Es decir, por la poca atención que los socios grandes prestan a los socios chicos. Nada nuevo bajo el sol.
Ambos expusieron su parecer y, con ello, procuraron demostrar que habían afianzado el bloque.
¿De qué habían hablado? De la inminente visita de Bush a sus respectivos países. Si no, la reunión en sí, con el despliegue y el gasto que implica, no hubiera sido más que una formalidad. Con la demorada visita, Lula quiso pagarle a Tabaré Vázquez una deuda de ausencias. En la XVI Cumbre Iberoamericana, realizada en noviembre de 2006 en Montevideo, poca gracia le había causado al gobierno uruguayo que adujera estrés poselectoral, después de haber sido reelegido, y se pavoneara como si nada, con un traje de baño ajustado, por una playa de Brasil. Chávez, imbuido en la reelección que coronó un mes después, tampoco asistió. Néstor Kirchner llegó tarde.
En toda reunión bilateral, los presidentes hablan de asuntos diversos, sean sensibles, sean triviales, y después acuerdan (a veces, en un minuto) una versión consensuada del diálogo. No diremos esto ni aquello, sino lo otro. Lo otro, excepto que afecte a uno de ellos, casi nunca hiere susceptibilidades. No resulta elegante, a los ojos del mundo, que revelen discrepancias, siempre y cuando no sean insalvables, ni que revelen intimidades, que las hay y muchas, entre ellos. Menos aún que dejen entrever, en un debate sobre el Mercosur, que hayan pactado algo sin haber consultado a los otros miembros.
Con la incorporación de Venezuela, el Mercosur quiso tener una impronta política. Tabaré Vázquez y Lula sabían que Hugo Chávez iba a tratar de empañar la tardía gira de Bush. Aún no sabían que Kirchner iba a cederle el escenario y, de ese modo, iba a participar, aunque fuera en forma indirecta, del repudio. Tampoco sabían que el acto iba a ser el mismo día en que Bush arribara a Montevideo, foco de protestas en las cuales no hubo una sola bandera argentina por el conflicto de las plantas de celulosa. ¿Qué significado tuvieron entonces, de orilla a orilla, las arengas de Chávez contra Bush?
Sin la participación del presidente de Paraguay, Nicanor Duarte Frutos, el Mercosur político cantó a dos voces: Tabaré Vázquez y Lula, por un lado, y Chávez y Kirchner, por el otro. ¿Cantó a dos voces? En Venezuela, con su socialismo del siglo XXI, y en Cuba, con su comunismo del siglo XIX, el capitalismo pasó a ser más usual que la democracia y la libertad. China no reniega de él. El kibutz más antiguo de Israel resolvió repartir las ganancias según el rendimiento individual, lo cual lapida el reparto igualitario. El capital no repara en la ideología, sino en la oportunidad.
Ruidos molestos
En su gira, Bush reparó en el déficit del capitalismo. Sobre todo, en la exclusión como consecuencia de la creciente brecha entre ricos y pobres. Bill Clinton, menos contaminado de Irak que él, también reparaba en ello. Soluciones no aportó Bush. Insistió en el libre comercio. Tabaré Vázquez y Lula vieron el vaso medio lleno: uno, la posibilidad de firmar un tratado de libre comercio; el otro, la posibilidad de hacer funcionar el mundo con etanol en desmedro del petróleo. Chávez, perjudicado por ello, gritó alto. Bush quiso matarlo con la indiferencia, pero, a su paso, no dejó ciudad invicta de protestas y destrozos.
¿Atacó Chávez a Bush o, en el fondo, Kirchner atacó a Tabaré Vázquez? La confusión quedó clarísima. Por Chávez y Bush, las diferencias se ahondaron. No sólo en el Mercosur, sino, también, en la relación entre la Argentina y Uruguay. Ambos, por motivos diferentes, dividieron aún más un bloque que, por afianzado que pretendieran mostrarlo Tabaré Vázquez y Lula poco antes de tender puentes bilaterales hacia los Estados Unidos, tiene severas dificultades para consolidar su identidad y redondear el discurso. Esa era, en principio, la meta del Mercosur político.
Es lo que hay: Bush en un extremo y Chávez en el otro. Es la cáscara. Venezuela es uno de los países más cercanos a los Estados Unidos. No sólo por la provisión de petróleo. Su gente se identifica más con el estilo de vida norteamericano que con el latinoamericano. Que Chávez sea enemigo de Bush no significa que Venezuela sea enemiga de los Estados Unidos.
A diferencia de 2005, cuando estuvo en la Argentina (sede de la IV Cumbre de las Américas), Brasil y Panamá, Bush no puso énfasis en el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), de modo de no avivar la llama de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), impulsada por Chávez. Puso énfasis en el libre comercio a secas, esperanto básico para aquellos que viven con menos de dos dólares por día y no entendían por qué, en cada intervención, Bush confesaba que tenía hambre y que estaba ansioso por probar la comida que le habían preparado.
Si Bush encarna al foro económico de Davos, Chávez encarna a las movilizaciones contra la globalización de Seattle. Por un rato, la región quedó presa de la falsa opción entre uno y el otro. Al final del día, nada cambió. El problema no es Chávez ni Bush, grite uno o calle el otro. El problema es el déficit de la democracia, advertido por Clinton y no resuelto desde entonces.
Misión cumplida
Chile, precursor de las privatizaciones desde el régimen de Augusto Pinochet, estaba un paso delante de los demás y no necesitó bloque alguno para ir a su aire. Los otros creyeron que la unión hacía la fuerza. A fines de los noventa, Chávez instaló el discurso contra la globalización, abrazado por Lula cuando no era presidente. La mayoría recorría el camino inverso, alentada por los organismos de crédito y los Estados Unidos.
Bush asumió la presidencia en coincidencia con el quiebre del modelo, patente en la crisis argentina. No reaccionó. O reaccionó como el propietario del último piso de una torre sorprendido por el incendio del almacén de la otra cuadra. Kirchner todavía no era presidente. Cuando asumió, Chávez puso el ojo, y la inversión, en la Argentina.
Chávez les debía a Carlos Menem haber sido el primero en blanquearlo de su pasado golpista frente la Casa Blanca y a Eduardo Duhalde haber sido el primero en advertir que el golpe de Estado de 2002, por el cual estuvo fuera del Palacio de Miraflores durante 47 horas, había sido, efectivamente, un golpe de Estado. Bush, con su silencio, bendijo a las efímeras autoridades de facto. Reaccionó igual que en la crisis argentina.
El interés regional, no obstante ello, termina donde empieza el interés nacional. Lo cual es lógico si las palabras coinciden con las acciones. La alianza estratégica de Kirchner con Lula, plasmada en la plataforma electoral de 2003, viró en menos de cuatro años de Brasil hacia Venezuela y, en el medio, se apartó del otro aludido, Chile, a raíz del conflicto por el gas con el ex presidente Ricardo Lagos. Brasil, no Venezuela ni la Argentina ni Uruguay, es el único país de la región que, a la larga, puede competir con los Estados Unidos.
Puertas adentro, Lula y Kirchner tienen retos similares. Puertas afuera, las necesidades no varían. Puertas afuera, sin embargo, ¿quién ve en ambos países una sociedad y quién incluye a Uruguay, Paraguay y Venezuela? En la Unión Europea suelen preguntarse quién lleva la voz cantante del Mercosur. Ultimamente, Chávez. Pero Chávez, después de la gira de Bush, lejos quedó de ser intérprete de Lula. ¿Y Kirchner? Lejos, o más lejos, quedó de ser socio de Tabaré Vázquez. En algo coinciden todos: siempre sonríen para la foto.
Jorge Elías/De la Redacción de LA NACION
En vísperas de la gira de George W. Bush por la región, Tabaré Vázquez y Luiz Inacio Lula da Silva se reunieron en la estancia presidencial de Anchorena, en las afueras de Colonia. Firmaron convenios de cooperación; sonrieron para la foto.
Luego echaron migas a la prensa con los reclamos del gobierno uruguayo, compartidos con el paraguayo, por las asimetrías del Mercosur. Es decir, por la poca atención que los socios grandes prestan a los socios chicos. Nada nuevo bajo el sol.
Ambos expusieron su parecer y, con ello, procuraron demostrar que habían afianzado el bloque.
¿De qué habían hablado? De la inminente visita de Bush a sus respectivos países. Si no, la reunión en sí, con el despliegue y el gasto que implica, no hubiera sido más que una formalidad. Con la demorada visita, Lula quiso pagarle a Tabaré Vázquez una deuda de ausencias. En la XVI Cumbre Iberoamericana, realizada en noviembre de 2006 en Montevideo, poca gracia le había causado al gobierno uruguayo que adujera estrés poselectoral, después de haber sido reelegido, y se pavoneara como si nada, con un traje de baño ajustado, por una playa de Brasil. Chávez, imbuido en la reelección que coronó un mes después, tampoco asistió. Néstor Kirchner llegó tarde.
En toda reunión bilateral, los presidentes hablan de asuntos diversos, sean sensibles, sean triviales, y después acuerdan (a veces, en un minuto) una versión consensuada del diálogo. No diremos esto ni aquello, sino lo otro. Lo otro, excepto que afecte a uno de ellos, casi nunca hiere susceptibilidades. No resulta elegante, a los ojos del mundo, que revelen discrepancias, siempre y cuando no sean insalvables, ni que revelen intimidades, que las hay y muchas, entre ellos. Menos aún que dejen entrever, en un debate sobre el Mercosur, que hayan pactado algo sin haber consultado a los otros miembros.
Con la incorporación de Venezuela, el Mercosur quiso tener una impronta política. Tabaré Vázquez y Lula sabían que Hugo Chávez iba a tratar de empañar la tardía gira de Bush. Aún no sabían que Kirchner iba a cederle el escenario y, de ese modo, iba a participar, aunque fuera en forma indirecta, del repudio. Tampoco sabían que el acto iba a ser el mismo día en que Bush arribara a Montevideo, foco de protestas en las cuales no hubo una sola bandera argentina por el conflicto de las plantas de celulosa. ¿Qué significado tuvieron entonces, de orilla a orilla, las arengas de Chávez contra Bush?
Sin la participación del presidente de Paraguay, Nicanor Duarte Frutos, el Mercosur político cantó a dos voces: Tabaré Vázquez y Lula, por un lado, y Chávez y Kirchner, por el otro. ¿Cantó a dos voces? En Venezuela, con su socialismo del siglo XXI, y en Cuba, con su comunismo del siglo XIX, el capitalismo pasó a ser más usual que la democracia y la libertad. China no reniega de él. El kibutz más antiguo de Israel resolvió repartir las ganancias según el rendimiento individual, lo cual lapida el reparto igualitario. El capital no repara en la ideología, sino en la oportunidad.
Ruidos molestos
En su gira, Bush reparó en el déficit del capitalismo. Sobre todo, en la exclusión como consecuencia de la creciente brecha entre ricos y pobres. Bill Clinton, menos contaminado de Irak que él, también reparaba en ello. Soluciones no aportó Bush. Insistió en el libre comercio. Tabaré Vázquez y Lula vieron el vaso medio lleno: uno, la posibilidad de firmar un tratado de libre comercio; el otro, la posibilidad de hacer funcionar el mundo con etanol en desmedro del petróleo. Chávez, perjudicado por ello, gritó alto. Bush quiso matarlo con la indiferencia, pero, a su paso, no dejó ciudad invicta de protestas y destrozos.
¿Atacó Chávez a Bush o, en el fondo, Kirchner atacó a Tabaré Vázquez? La confusión quedó clarísima. Por Chávez y Bush, las diferencias se ahondaron. No sólo en el Mercosur, sino, también, en la relación entre la Argentina y Uruguay. Ambos, por motivos diferentes, dividieron aún más un bloque que, por afianzado que pretendieran mostrarlo Tabaré Vázquez y Lula poco antes de tender puentes bilaterales hacia los Estados Unidos, tiene severas dificultades para consolidar su identidad y redondear el discurso. Esa era, en principio, la meta del Mercosur político.
Es lo que hay: Bush en un extremo y Chávez en el otro. Es la cáscara. Venezuela es uno de los países más cercanos a los Estados Unidos. No sólo por la provisión de petróleo. Su gente se identifica más con el estilo de vida norteamericano que con el latinoamericano. Que Chávez sea enemigo de Bush no significa que Venezuela sea enemiga de los Estados Unidos.
A diferencia de 2005, cuando estuvo en la Argentina (sede de la IV Cumbre de las Américas), Brasil y Panamá, Bush no puso énfasis en el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), de modo de no avivar la llama de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), impulsada por Chávez. Puso énfasis en el libre comercio a secas, esperanto básico para aquellos que viven con menos de dos dólares por día y no entendían por qué, en cada intervención, Bush confesaba que tenía hambre y que estaba ansioso por probar la comida que le habían preparado.
Si Bush encarna al foro económico de Davos, Chávez encarna a las movilizaciones contra la globalización de Seattle. Por un rato, la región quedó presa de la falsa opción entre uno y el otro. Al final del día, nada cambió. El problema no es Chávez ni Bush, grite uno o calle el otro. El problema es el déficit de la democracia, advertido por Clinton y no resuelto desde entonces.
Misión cumplida
Chile, precursor de las privatizaciones desde el régimen de Augusto Pinochet, estaba un paso delante de los demás y no necesitó bloque alguno para ir a su aire. Los otros creyeron que la unión hacía la fuerza. A fines de los noventa, Chávez instaló el discurso contra la globalización, abrazado por Lula cuando no era presidente. La mayoría recorría el camino inverso, alentada por los organismos de crédito y los Estados Unidos.
Bush asumió la presidencia en coincidencia con el quiebre del modelo, patente en la crisis argentina. No reaccionó. O reaccionó como el propietario del último piso de una torre sorprendido por el incendio del almacén de la otra cuadra. Kirchner todavía no era presidente. Cuando asumió, Chávez puso el ojo, y la inversión, en la Argentina.
Chávez les debía a Carlos Menem haber sido el primero en blanquearlo de su pasado golpista frente la Casa Blanca y a Eduardo Duhalde haber sido el primero en advertir que el golpe de Estado de 2002, por el cual estuvo fuera del Palacio de Miraflores durante 47 horas, había sido, efectivamente, un golpe de Estado. Bush, con su silencio, bendijo a las efímeras autoridades de facto. Reaccionó igual que en la crisis argentina.
El interés regional, no obstante ello, termina donde empieza el interés nacional. Lo cual es lógico si las palabras coinciden con las acciones. La alianza estratégica de Kirchner con Lula, plasmada en la plataforma electoral de 2003, viró en menos de cuatro años de Brasil hacia Venezuela y, en el medio, se apartó del otro aludido, Chile, a raíz del conflicto por el gas con el ex presidente Ricardo Lagos. Brasil, no Venezuela ni la Argentina ni Uruguay, es el único país de la región que, a la larga, puede competir con los Estados Unidos.
Puertas adentro, Lula y Kirchner tienen retos similares. Puertas afuera, las necesidades no varían. Puertas afuera, sin embargo, ¿quién ve en ambos países una sociedad y quién incluye a Uruguay, Paraguay y Venezuela? En la Unión Europea suelen preguntarse quién lleva la voz cantante del Mercosur. Ultimamente, Chávez. Pero Chávez, después de la gira de Bush, lejos quedó de ser intérprete de Lula. ¿Y Kirchner? Lejos, o más lejos, quedó de ser socio de Tabaré Vázquez. En algo coinciden todos: siempre sonríen para la foto.
Jorge Elías/De la Redacción de LA NACION
NO SE REDUCIRA PETROLEO A EE.UU
El presidente venezolano indicó que respeta como seres humanos tanto a Bush como a la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, aunque consideró que son "gente que mata". Dijo que los insultos que ha proferido contra Bush y Rice son una broma y que no son nada en comparación con las muertes en Irak y Afganistán.
El Universal 19-03-2007
Washington / Petroleumworld.com.ve
El presidente Hugo Chávez acusó a su colega George Bush de planear un golpe de Estado contra él y dijo que el mandatario estadounidense no sabe lo que pasa en América Latina.
Chávez hizo estas declaraciones en una entrevista con la periodista Barbara Walters, de la cadena televisiva ABC. En una nota en su página web, citada por Efe, ABC subraya que, según Chávez, el hecho de que en el pasado llamara "diablo" o "burro" a Bush puede que hubiera sido un exceso por su parte e, incluso, apuntó a la posibilidad de pedir perdón.
Chávez recalcó que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU colabora con disidentes dentro de Venezuela para asesinarlo.
En este sentido, Chávez acusó a la CIA de asesinar al presidente chileno Salvador Allende, en 1973, y que ha intentado matar al líder cubano Fidel Castro.
"Si algo me pasara a mí el culpable sería Estados Unidos", señaló. Sobre el gobernante cubano, Chávez señaló que Castro se ha recuperado de su enfermedad intestinal y que se mantiene activo. "Tiene una rienda en una mano y la otra rienda está en las manos de (su hermano) Raúl".
Entre 10 y uno, Chávez dio al presidente de EEUU una calificación de "uno, con generosidad" y afirmó que si él fuera estadounidense no tendría problemas para derrotar a Bush en una elección.
Al referirse a la relación petrolera de Venezuela con Estados Unidos, Chávez aseguró que "no existe ninguna intención" de eliminar o reducir el suministro de hidrocarburos a este país.
"Hemos dicho que, en caso de algún tipo de agresión por parte de la administración estadounidense, cortaríamos el suministro, pero esperamos que esto no ocurra", agregó el mandatario nacional.
En su conversación con Walters, Chávez reiteró el apoyo de Venezuela a Israel, pero destacó que apoyaría a Irán en caso de que ese país fuera atacado por EEUU. Aunque duda de que se pudiera llegar a esa situación porque sería "un bumerán", ya que sería considerado un ataque a todo el mundo.
Copyright© 2007 El Universal.All Rights Reserved.
El Universal 19-03-2007
Washington / Petroleumworld.com.ve
El presidente Hugo Chávez acusó a su colega George Bush de planear un golpe de Estado contra él y dijo que el mandatario estadounidense no sabe lo que pasa en América Latina.
Chávez hizo estas declaraciones en una entrevista con la periodista Barbara Walters, de la cadena televisiva ABC. En una nota en su página web, citada por Efe, ABC subraya que, según Chávez, el hecho de que en el pasado llamara "diablo" o "burro" a Bush puede que hubiera sido un exceso por su parte e, incluso, apuntó a la posibilidad de pedir perdón.
Chávez recalcó que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU colabora con disidentes dentro de Venezuela para asesinarlo.
En este sentido, Chávez acusó a la CIA de asesinar al presidente chileno Salvador Allende, en 1973, y que ha intentado matar al líder cubano Fidel Castro.
"Si algo me pasara a mí el culpable sería Estados Unidos", señaló. Sobre el gobernante cubano, Chávez señaló que Castro se ha recuperado de su enfermedad intestinal y que se mantiene activo. "Tiene una rienda en una mano y la otra rienda está en las manos de (su hermano) Raúl".
Entre 10 y uno, Chávez dio al presidente de EEUU una calificación de "uno, con generosidad" y afirmó que si él fuera estadounidense no tendría problemas para derrotar a Bush en una elección.
Al referirse a la relación petrolera de Venezuela con Estados Unidos, Chávez aseguró que "no existe ninguna intención" de eliminar o reducir el suministro de hidrocarburos a este país.
"Hemos dicho que, en caso de algún tipo de agresión por parte de la administración estadounidense, cortaríamos el suministro, pero esperamos que esto no ocurra", agregó el mandatario nacional.
En su conversación con Walters, Chávez reiteró el apoyo de Venezuela a Israel, pero destacó que apoyaría a Irán en caso de que ese país fuera atacado por EEUU. Aunque duda de que se pudiera llegar a esa situación porque sería "un bumerán", ya que sería considerado un ataque a todo el mundo.
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LA ECONOMÍA SIGUE FUNCIONANDO A TODO VAPOR POR EL CONSUMO PRIVADO
La economía tiene una marcha firme, y la mayoría de las estimaciones apuntan a un crecimiento este año de 7,5%
RICARDO ROSALES / La Nacion /18-03-2007
El dato más relevante de la semana que pasó es el informe del INDEC sobre la evolución económica en el '06. De allí surgen al menos dos o tres conclusiones relevantes: uno, que la economía sigue funcionando a todo vapor, impulsada ahora por el consumo privado; dos, que la inversión cayó peligrosamente en la última parte del año; y tres, que la inflación real está al menos tres puntos por encima del 9,8% que arrojó el índice de precios al consumidor.La economía tiene una marcha firme, y la mayoría de las estimaciones apuntan a un crecimiento este año de 7,5%
Se trata de señales de alerta, o luces amarillas, que indican ciertos riesgos sobre qué podría ocurrir en el futuro. El dato inflacionario es puramente estadístico, pero muestra que a los fines de estimar el crecimiento económico, el propio INDEC midió un alza de precios de 12,7% para toda la economía, más cerca de la sensación térmica que tiene la sociedad de lo que ocurre en la realidad. En cuanto a la inversión, no es un dato que asombre, aunque los especialistas esperaban que la caída fuera menor.
¿Qué significado tienen estos datos en la marcha económica? En lo inmediato no existe riesgo de catástrofe o algo parecido. La economía local tiene una marcha firme, y la mayoría de las estimaciones apuntan a un crecimiento este año de 7,5%. De esta manera se estaría en un ciclo de cinco años de evolución positiva. Aunque este desempeño supone una desaceleración: de tasas del 9% o mas en el '03 se pasaría a otra dos puntos menos este año. La caída de la inversión podría afectar hacia el '08 la tasa de crecimiento. Aunque lo ocurrido entre octubre y diciembre último (una merma de 8,2% en la inversión respecto el promedio del '06) no es un dato definitivo. Tendría que confirmarse esta tendencia decreciente. Entonces si, se encenderían luces de alerta. Aunque también existen dudas por la composición de la inversión. La mayor parte proviene de la construcción de viviendas y aparece insuficiente la inversión en stock de capital, la que aumenta la capacidad productiva. Tampoco se advierte el ingreso de capitales del exterior a largo plazo, con lo cual el sostén del crecimiento recae cada vez más sobre el consumo local. Y como es conocido, una regla económica básica dice que una mayor demanda interna con menor inversión, terminan equilibrando las cuentas por el lado de la inflación.
Precisamente, las presiones inflacionarias siguen ocupando el centro de la escena de los desvelos oficiales. El aumento de la carne desencadenó una operación del titular de Comercio, Guillermo Moreno, para que los grandes frigoríficos acordaran enviar al consumo una fuerte partida de corte populares. Operación que ocupo los espacios de los medios, pero que poco efecto tuvo sobre los precios. Es que mas allá de la dialéctica política, está en curso un ciclo de liquidación del stock ganadero, que llevará al mercado a una situación de escasés de oferta. El campo -además- está en curso de lanzar un nuevo paro, para cuando termine el levantamiento de la actual cosecha. ¿Cuánto más subirá la carne, y cuánto más se cerrarán las exportaciones para abastecer el mercado local? No hay datos precisos, pero la experiencia indica que la recuperación a un ciclo de liquidación de ganado lleva varios años.
La otra fuente de presiones inflacionarias tiene que ver con las negociaciones de salarios. Y en este terreno, el Presidente Kirchner y el titular de la CGT, Hugo Moyano, protagonizaron un limitado contrapunto en la Casa Rosada. El camionero, desafiando las informaciones que salen de las centrales industriales y empresarias (UIA y AEA) sobre la imposibilidad de acordar aumentos por encima de 12 a 13 por ciento, reclamó un debate abierto desde el púlpito del Salón Blanco de la casa de gobierno. Y Kirchner le respondió, reclamando negociaciones responsables. Aunque se cuidó de mencionar que el gobierno no fijara topes o límites a la discusión salarial. Fue (si se mira bien), una movida dialéctica del Presidente, porque en esa misma semana volvió a circular la información de un paquete que Kirchner tendría en carpeta para anunciar hacia mediados de año: aumento del salario mínimo a $ 1000 y nuevo ajuste a jubilados. De allí que existan temores de que las necesidades políticas electorales recalienten aún más el consumo, y esto termine por alimentar un alza de precios que perfore todos los controles de precios.
LA SITUACION EXTERNA
La situación externa volvió a cambiar de humor en los últimos días. Ahora fueron los temores de cierta recesión en los EE.UU., debido a la caída de los precios inmobiliarios, que colocó en tensión a los mercados. China, a su vez, reiteró que moderará su ritmo de crecimiento ya que existen enormes desequilibrios en su evolución económica interna, motivado por un exceso de las inversiones, muy alta liquidez y sobreexpansión del crédito. ¿Otra vez aparecen riesgos de que cambie la tendencia favorable de la economía mundial? Por ahora sólo son señales de alerta, aunque casi todos esperan un cierto endurecimiento de las condiciones hacia mediados o fines del '07.
RICARDO ROSALES / La Nacion /18-03-2007
El dato más relevante de la semana que pasó es el informe del INDEC sobre la evolución económica en el '06. De allí surgen al menos dos o tres conclusiones relevantes: uno, que la economía sigue funcionando a todo vapor, impulsada ahora por el consumo privado; dos, que la inversión cayó peligrosamente en la última parte del año; y tres, que la inflación real está al menos tres puntos por encima del 9,8% que arrojó el índice de precios al consumidor.La economía tiene una marcha firme, y la mayoría de las estimaciones apuntan a un crecimiento este año de 7,5%
Se trata de señales de alerta, o luces amarillas, que indican ciertos riesgos sobre qué podría ocurrir en el futuro. El dato inflacionario es puramente estadístico, pero muestra que a los fines de estimar el crecimiento económico, el propio INDEC midió un alza de precios de 12,7% para toda la economía, más cerca de la sensación térmica que tiene la sociedad de lo que ocurre en la realidad. En cuanto a la inversión, no es un dato que asombre, aunque los especialistas esperaban que la caída fuera menor.
¿Qué significado tienen estos datos en la marcha económica? En lo inmediato no existe riesgo de catástrofe o algo parecido. La economía local tiene una marcha firme, y la mayoría de las estimaciones apuntan a un crecimiento este año de 7,5%. De esta manera se estaría en un ciclo de cinco años de evolución positiva. Aunque este desempeño supone una desaceleración: de tasas del 9% o mas en el '03 se pasaría a otra dos puntos menos este año. La caída de la inversión podría afectar hacia el '08 la tasa de crecimiento. Aunque lo ocurrido entre octubre y diciembre último (una merma de 8,2% en la inversión respecto el promedio del '06) no es un dato definitivo. Tendría que confirmarse esta tendencia decreciente. Entonces si, se encenderían luces de alerta. Aunque también existen dudas por la composición de la inversión. La mayor parte proviene de la construcción de viviendas y aparece insuficiente la inversión en stock de capital, la que aumenta la capacidad productiva. Tampoco se advierte el ingreso de capitales del exterior a largo plazo, con lo cual el sostén del crecimiento recae cada vez más sobre el consumo local. Y como es conocido, una regla económica básica dice que una mayor demanda interna con menor inversión, terminan equilibrando las cuentas por el lado de la inflación.
Precisamente, las presiones inflacionarias siguen ocupando el centro de la escena de los desvelos oficiales. El aumento de la carne desencadenó una operación del titular de Comercio, Guillermo Moreno, para que los grandes frigoríficos acordaran enviar al consumo una fuerte partida de corte populares. Operación que ocupo los espacios de los medios, pero que poco efecto tuvo sobre los precios. Es que mas allá de la dialéctica política, está en curso un ciclo de liquidación del stock ganadero, que llevará al mercado a una situación de escasés de oferta. El campo -además- está en curso de lanzar un nuevo paro, para cuando termine el levantamiento de la actual cosecha. ¿Cuánto más subirá la carne, y cuánto más se cerrarán las exportaciones para abastecer el mercado local? No hay datos precisos, pero la experiencia indica que la recuperación a un ciclo de liquidación de ganado lleva varios años.
La otra fuente de presiones inflacionarias tiene que ver con las negociaciones de salarios. Y en este terreno, el Presidente Kirchner y el titular de la CGT, Hugo Moyano, protagonizaron un limitado contrapunto en la Casa Rosada. El camionero, desafiando las informaciones que salen de las centrales industriales y empresarias (UIA y AEA) sobre la imposibilidad de acordar aumentos por encima de 12 a 13 por ciento, reclamó un debate abierto desde el púlpito del Salón Blanco de la casa de gobierno. Y Kirchner le respondió, reclamando negociaciones responsables. Aunque se cuidó de mencionar que el gobierno no fijara topes o límites a la discusión salarial. Fue (si se mira bien), una movida dialéctica del Presidente, porque en esa misma semana volvió a circular la información de un paquete que Kirchner tendría en carpeta para anunciar hacia mediados de año: aumento del salario mínimo a $ 1000 y nuevo ajuste a jubilados. De allí que existan temores de que las necesidades políticas electorales recalienten aún más el consumo, y esto termine por alimentar un alza de precios que perfore todos los controles de precios.
LA SITUACION EXTERNA
La situación externa volvió a cambiar de humor en los últimos días. Ahora fueron los temores de cierta recesión en los EE.UU., debido a la caída de los precios inmobiliarios, que colocó en tensión a los mercados. China, a su vez, reiteró que moderará su ritmo de crecimiento ya que existen enormes desequilibrios en su evolución económica interna, motivado por un exceso de las inversiones, muy alta liquidez y sobreexpansión del crédito. ¿Otra vez aparecen riesgos de que cambie la tendencia favorable de la economía mundial? Por ahora sólo son señales de alerta, aunque casi todos esperan un cierto endurecimiento de las condiciones hacia mediados o fines del '07.
EL ÉXITO ECONÓMICO... ¿NO LOGRA TAPAR TODO?
Los aviones vuelan a ciegas. Algunos gobernadores terminan tirados por la ventana. Hay proyectos de ley a los que se les agregan extraños anexos con escondidos pagos millonarios a ex empresarios.
El crecimiento de la economía oculta muchas cosas, pero no todo. El Estado y la política parecen, a veces, pordioseros pudientes.
ARGENTINA - 18-03-2007
El gobernador riojano, Angel Maza, ha pagado con su propia caída la ambición de perpetuidad en el poder. Esa ambición no viene sola: generalmente está acompañada, en el Norte miserable y a veces inviable, por la ostentación de riqueza y de privilegios por parte de los gobernantes. Maza había hecho construir en la residencia oficial una pileta de natación propia de un millonario de la lista Forbes. Todos los dirigentes riojanos son hijos políticos de Menem; lo que está ocurriendo allí es un trámite sucesorio con herederos hostiles. Kirchner se ocupó de seducirlos, no de renovarlos.
Carlos Rovira tambalea en Misiones desde que perdió también la posibilidad de continuar sin límites en el poder. Ahora se dedica a imaginar obras faraónicas mientras muchos misioneros abandonan la provincia y la esperanza. ¿La próxima desgracia se abatirá sobre el tucumano José Alperovich? Algunos colaboradores de Kirchner le anticiparon al Presidente que su aliado en Tucumán podría caer en cualquier momento.
Enfrentado con el vicegobernador, Fernando Juri, Alperovich carece de la prosapia peronista de su contendiente, pero logró introducir la reelección en la Constitución provincial poco tiempo antes de que esos proyectos cayeron fulminados por la votación misionera. Extasis y derrumbe de Alperovich.
Desde entonces, el gobernador perdió la mayoría de la Legislatura provincial, ahora en manos del vicegobernador. Kirchner confía en que la coalición opositora a Alperovich no alcanzará los dos tercios para tumbarlo.
Sus colaboradores le advirtieron que un gobernador empieza a perder popularidad y legisladores cuando no puede lidiar con el Parlamento. Para peor, Juri es hijo de uno de los dirigentes históricos del peronismo tucumano. Alperovich es un forastero en el peronismo, que pasó por el radicalismo y por el duhaldismo antes de aterrizar en el kirchnerismo. La pasión por el turismo empapa la política.
Alperovich avanzó sobre la política y sobre los cargos institucionales con el nombre de su propia esposa, una mujer sin antecedentes en la vida política. Ella fue la primera candidata a diputada nacional en las elecciones de 2005 por la triunfante lista del gobernador. Alperovich suele hacer reuniones políticas en su amplio departamento ubicado en una de las zonas más caras de la Capital.
Kirchner ya demostró con Maza que no está dispuesto a intervenir provincias sólo para salvar a sus amigos. Hizo bien. El remedio federal sólo se justifica cuando se pierde definitivamente el orden público o cuando las arbitrariedades del poder ponen en riesgo las garantías de los ciudadanos. Las instituciones deben resolver los conflictos de las instituciones. Así, de nada le valdrá a Alperovich su recargada sumisión kirchnerista.
Nada cambia nunca. El Grupo Greco viene reclamándole una indemnización al Estado desde 1987 y entabló juicios desde 1991. Los abogados del Estado parecieron siempre letrados de los Greco: dejaron vencer los plazos y muy pocas veces apelaron las decisiones judiciales. Una nueva fórmula apareció en los últimos tiempos: en un proyecto de ley firmado por el Presidente para pagar deudas a jubilados, a ex empleados de YPF y a víctimas de la dictadura se coló, en el Ministerio de Economía, un misterioso anexo que incluía pagos a los Greco por 587 millones de pesos. Figuró como "pago a proveedores" y el proyecto se abortó en el Senado por la insistencia de la oposición.
Ahora hay una sentencia firme de un juez para que se pague ese monto, que el Estado nunca apeló. La ministra de Economía, Felisa Miceli, sostiene que a los Greco no hay que pagarles nada. Quizá sea una buena idea, irremediablemente tardía. ¿Por qué entonces justo en su ministerio se agregó el anexo al proyecto enviado al Congreso por el Gobierno?
En un e-mail que el director de Deuda Pública, Jorge Amado, un subordinado de Miceli, le mandó al senador peronista Jorge Capitanich, aquél fue muy claro: en esos fondos habilitados por el Congreso, afirma, "se incluye la deuda con el Grupo Greco; esta última -agrega- está representada en seis formularios y se alcanzarían a pagar sólo cinco de ellos. El resto se pagará cuando se apruebe el nuevo presupuesto", concluye.
Otra funcionaria de Economía, Valeria Pomodoro, le informó luego al Senado, desatado ya el escándalo, que el Grupo Greco no figuraba entre los beneficiarios de ningún pago. ¿Cuál de los dos dijo la verdad?
La orden del juez Francisco Soto no se apeló en tiempos de Lavagna porque se consideró que la tasación que había hecho el Estado era la correcta y que el magistrado había aceptado esa tasación. El Estado siempre debería apelar las sentencias de pago, porque la Justicia está en un limbo de sospechas demasiado viejo. A su vez, la secretaria legal y administrativa de Miceli, Estela Palomeque, tuvo el expediente en sus manos entre el 4 y el 22 de mayo de 2006 y tampoco nunca objetó nada.
El procurador del tesoro, Osvaldo Guglielmino, el abogado de los intereses de la Nación, también aconsejó no apelar en su momento. Y, encima, en tiempos recientes hizo dos dictámenes diferentes sobre el pago a los Greco: en el primero lo respaldaba abiertamente y en el segundo sólo dejaba hacer. El primero desapareció del expediente, pero una copia está en manos del abogado Ricardo Monner Sans, que pidió a la Justicia que investigue a Guglielmino y a Miceli.
Conclusiones. Una: Miceli es culpable, por lo menos, de no controlar su cartera cuando ya es poco lo que está bajo su control. La caminaron , fue la deducción de importantes sectores políticos del Gobierno. Esto es: simplemente la engañaron. Otra: ¿podría un director de área como Amado, funcionario de carrera, agregarle por sí solo un anexo a un proyecto con la firma presidencial? ¿Podría hacer eso, cuando él le envió, campante, un e-mail a un senador confesando las intenciones? ¿Hasta dónde llegan las complicidades en Economía?
La tercera: Miceli hizo un planteo de nulidad del pago sólo cuando ya la mancha del escándalo mojaba la página de los diarios. La última: ¿por qué los senadores peronistas apuraron la aprobación de una ley tan extraña? ¿Por qué intentaron que saliera, a fines del año último, cuando ni siquiera figuraba en el orden del día?
El viernes, la ministra les dijo a altos funcionarios oficiales que si los periodistas están preocupados por este oscuro trasiego de dinero público, deberían sumarse al pedido de nulidad del Ministerio de Economía. ¿Deberían dejar de escribir y llevarles sus informaciones a los jueces? Si fue así, Miceli ya no recuerda quién hace qué en la vida pública.
Los aviones vuelan en la Argentina con la intuición de los pájaros. El problema es que la intuición no siempre es certera: hubo varios casos, en los últimos tiempos, de aviones que estuvieron a punto de colisionar en el cielo. ¿Para qué tener superávit y enormes reservas en el Banco Central si se carece de elementales radares en los aeropuertos?
La ministra de Defensa, Nilda Garré, le garantizó al Gobierno que los vuelos son seguros, pero los pilotos y los controladores aéreos aseguran todo lo contrario. El viernes se inició una causa judicial por el estado de los vuelos y un gremio de pilotos decidió no volar por las pésimas condiciones de los radares. Otra vez: ¿quién dice la verdad?
El conflicto terminó donde terminan todos los problemas en la era de Kirchner: en manos de Julio De Vido. Tal vez era necesario crear un organismo civil e independiente de control aéreo; de hecho, hay muchos países importantes en el mundo que lo hacen así.
Pero ¿tenía que quedar aquí bajo la responsabilidad del polémico secretario de Transporte, Ricardo Jaime, el funcionario que más subsidios al transporte dio y que menos problemas del transporte resolvió? Jaime sobrelleva también muchas causas judiciales por sus manejos en la Secretaría de Transporte.
Los subsidios no mejorarán el vuelo de los aviones ni el de los pájaros, pero ya es un milagro que hayan caído más gobernadores que aviones.
Por Joaquín Morales Solá
Para LA NACION
El crecimiento de la economía oculta muchas cosas, pero no todo. El Estado y la política parecen, a veces, pordioseros pudientes.
ARGENTINA - 18-03-2007
El gobernador riojano, Angel Maza, ha pagado con su propia caída la ambición de perpetuidad en el poder. Esa ambición no viene sola: generalmente está acompañada, en el Norte miserable y a veces inviable, por la ostentación de riqueza y de privilegios por parte de los gobernantes. Maza había hecho construir en la residencia oficial una pileta de natación propia de un millonario de la lista Forbes. Todos los dirigentes riojanos son hijos políticos de Menem; lo que está ocurriendo allí es un trámite sucesorio con herederos hostiles. Kirchner se ocupó de seducirlos, no de renovarlos.
Carlos Rovira tambalea en Misiones desde que perdió también la posibilidad de continuar sin límites en el poder. Ahora se dedica a imaginar obras faraónicas mientras muchos misioneros abandonan la provincia y la esperanza. ¿La próxima desgracia se abatirá sobre el tucumano José Alperovich? Algunos colaboradores de Kirchner le anticiparon al Presidente que su aliado en Tucumán podría caer en cualquier momento.
Enfrentado con el vicegobernador, Fernando Juri, Alperovich carece de la prosapia peronista de su contendiente, pero logró introducir la reelección en la Constitución provincial poco tiempo antes de que esos proyectos cayeron fulminados por la votación misionera. Extasis y derrumbe de Alperovich.
Desde entonces, el gobernador perdió la mayoría de la Legislatura provincial, ahora en manos del vicegobernador. Kirchner confía en que la coalición opositora a Alperovich no alcanzará los dos tercios para tumbarlo.
Sus colaboradores le advirtieron que un gobernador empieza a perder popularidad y legisladores cuando no puede lidiar con el Parlamento. Para peor, Juri es hijo de uno de los dirigentes históricos del peronismo tucumano. Alperovich es un forastero en el peronismo, que pasó por el radicalismo y por el duhaldismo antes de aterrizar en el kirchnerismo. La pasión por el turismo empapa la política.
Alperovich avanzó sobre la política y sobre los cargos institucionales con el nombre de su propia esposa, una mujer sin antecedentes en la vida política. Ella fue la primera candidata a diputada nacional en las elecciones de 2005 por la triunfante lista del gobernador. Alperovich suele hacer reuniones políticas en su amplio departamento ubicado en una de las zonas más caras de la Capital.
Kirchner ya demostró con Maza que no está dispuesto a intervenir provincias sólo para salvar a sus amigos. Hizo bien. El remedio federal sólo se justifica cuando se pierde definitivamente el orden público o cuando las arbitrariedades del poder ponen en riesgo las garantías de los ciudadanos. Las instituciones deben resolver los conflictos de las instituciones. Así, de nada le valdrá a Alperovich su recargada sumisión kirchnerista.
Nada cambia nunca. El Grupo Greco viene reclamándole una indemnización al Estado desde 1987 y entabló juicios desde 1991. Los abogados del Estado parecieron siempre letrados de los Greco: dejaron vencer los plazos y muy pocas veces apelaron las decisiones judiciales. Una nueva fórmula apareció en los últimos tiempos: en un proyecto de ley firmado por el Presidente para pagar deudas a jubilados, a ex empleados de YPF y a víctimas de la dictadura se coló, en el Ministerio de Economía, un misterioso anexo que incluía pagos a los Greco por 587 millones de pesos. Figuró como "pago a proveedores" y el proyecto se abortó en el Senado por la insistencia de la oposición.
Ahora hay una sentencia firme de un juez para que se pague ese monto, que el Estado nunca apeló. La ministra de Economía, Felisa Miceli, sostiene que a los Greco no hay que pagarles nada. Quizá sea una buena idea, irremediablemente tardía. ¿Por qué entonces justo en su ministerio se agregó el anexo al proyecto enviado al Congreso por el Gobierno?
En un e-mail que el director de Deuda Pública, Jorge Amado, un subordinado de Miceli, le mandó al senador peronista Jorge Capitanich, aquél fue muy claro: en esos fondos habilitados por el Congreso, afirma, "se incluye la deuda con el Grupo Greco; esta última -agrega- está representada en seis formularios y se alcanzarían a pagar sólo cinco de ellos. El resto se pagará cuando se apruebe el nuevo presupuesto", concluye.
Otra funcionaria de Economía, Valeria Pomodoro, le informó luego al Senado, desatado ya el escándalo, que el Grupo Greco no figuraba entre los beneficiarios de ningún pago. ¿Cuál de los dos dijo la verdad?
La orden del juez Francisco Soto no se apeló en tiempos de Lavagna porque se consideró que la tasación que había hecho el Estado era la correcta y que el magistrado había aceptado esa tasación. El Estado siempre debería apelar las sentencias de pago, porque la Justicia está en un limbo de sospechas demasiado viejo. A su vez, la secretaria legal y administrativa de Miceli, Estela Palomeque, tuvo el expediente en sus manos entre el 4 y el 22 de mayo de 2006 y tampoco nunca objetó nada.
El procurador del tesoro, Osvaldo Guglielmino, el abogado de los intereses de la Nación, también aconsejó no apelar en su momento. Y, encima, en tiempos recientes hizo dos dictámenes diferentes sobre el pago a los Greco: en el primero lo respaldaba abiertamente y en el segundo sólo dejaba hacer. El primero desapareció del expediente, pero una copia está en manos del abogado Ricardo Monner Sans, que pidió a la Justicia que investigue a Guglielmino y a Miceli.
Conclusiones. Una: Miceli es culpable, por lo menos, de no controlar su cartera cuando ya es poco lo que está bajo su control. La caminaron , fue la deducción de importantes sectores políticos del Gobierno. Esto es: simplemente la engañaron. Otra: ¿podría un director de área como Amado, funcionario de carrera, agregarle por sí solo un anexo a un proyecto con la firma presidencial? ¿Podría hacer eso, cuando él le envió, campante, un e-mail a un senador confesando las intenciones? ¿Hasta dónde llegan las complicidades en Economía?
La tercera: Miceli hizo un planteo de nulidad del pago sólo cuando ya la mancha del escándalo mojaba la página de los diarios. La última: ¿por qué los senadores peronistas apuraron la aprobación de una ley tan extraña? ¿Por qué intentaron que saliera, a fines del año último, cuando ni siquiera figuraba en el orden del día?
El viernes, la ministra les dijo a altos funcionarios oficiales que si los periodistas están preocupados por este oscuro trasiego de dinero público, deberían sumarse al pedido de nulidad del Ministerio de Economía. ¿Deberían dejar de escribir y llevarles sus informaciones a los jueces? Si fue así, Miceli ya no recuerda quién hace qué en la vida pública.
Los aviones vuelan en la Argentina con la intuición de los pájaros. El problema es que la intuición no siempre es certera: hubo varios casos, en los últimos tiempos, de aviones que estuvieron a punto de colisionar en el cielo. ¿Para qué tener superávit y enormes reservas en el Banco Central si se carece de elementales radares en los aeropuertos?
La ministra de Defensa, Nilda Garré, le garantizó al Gobierno que los vuelos son seguros, pero los pilotos y los controladores aéreos aseguran todo lo contrario. El viernes se inició una causa judicial por el estado de los vuelos y un gremio de pilotos decidió no volar por las pésimas condiciones de los radares. Otra vez: ¿quién dice la verdad?
El conflicto terminó donde terminan todos los problemas en la era de Kirchner: en manos de Julio De Vido. Tal vez era necesario crear un organismo civil e independiente de control aéreo; de hecho, hay muchos países importantes en el mundo que lo hacen así.
Pero ¿tenía que quedar aquí bajo la responsabilidad del polémico secretario de Transporte, Ricardo Jaime, el funcionario que más subsidios al transporte dio y que menos problemas del transporte resolvió? Jaime sobrelleva también muchas causas judiciales por sus manejos en la Secretaría de Transporte.
Los subsidios no mejorarán el vuelo de los aviones ni el de los pájaros, pero ya es un milagro que hayan caído más gobernadores que aviones.
Por Joaquín Morales Solá
Para LA NACION
EL REGRESO DEL CITI. A NICARAGUA
Tras replegar posiciones, el mayor grupo financiero del mundo vuelve a apostar en grande en América Latina
Felipe Aldunate M./Santiago/18-03-2007
Manuel Medina Mora sabe de tempestades. El banquero mexicano, quien acumuló una experiencia de 30 años como ejecutivo de Banco Nacional de México (Banamex), estuvo en su timón cuando debió enfrentar la crisis mexicana de hace 12 años. A pesar de las pérdidas y las controversias que generó esa resaca de tequila en el sistema financiero mexicano, que incluyó un millonario rescate estatal, Banamex salió fortalecido y como el banco más sólido del país.
Medina Mora se las manejó aún mejor cuando Citigroup se interesó en comprar Banamex en 2001. A pesar de la llegada de los estadounidenses, se mantuvo al mando de la institución. Y mientras Citigroup hacía agua en el resto de la región por la crisis en Argentina, Medina Mora combinaba lo mejor de la cultura del Citi con la de su banco para transformar la filial mexicana en una de las mejores de las 100 operaciones internacionales del grupo de Nueva York.
Pero el mexicano tendrá que seguir demostrando su talento en un timón mucho más grande. Ahora, como responsable de todas las operaciones de Citigroup en América Latina, Manuel Medina Mora, o MMM, como le llaman, tendrá un papel central en los planes de expansión que el Citi espera emprender en los años que vienen. De acuerdo con lo planificado por Charles “Chuck” Prince, presidente ejecutivo de Citigroup, el grupo financiero debe retomar la senda de crecimiento perdida a principios de la década, principalmente a través de sus operaciones internacionales. Y América Latina, el primer mercado extranjero donde el Citi puso sus pies hace más de 90 años, será clave. “En los próximos cinco años, debemos duplicar las utilidades originadas en América Latina”, dice el mexicano.
Lo conseguido desde que asumió el cargo regional a principios del 2004 le da una buena base. En el 2006, la región generó al Citigroup ingresos de US$9,844 millones, un alza de 43 por ciento frente a lo de tres años antes (ver cuadro). No fueron sólo las ventas: las utilidades del Citi en América Latina pasaron de representar un 7.46 por ciento del total de utilidades del grupo a ser el 13.18 por cieno del total.
Lo destacable es que todo esto ocurrió en uno de los momentos más difíciles de la historia del mayor grupo financiero del mundo. No sólo por los miles de millones en costos legales que ha debido asumir tras las acusaciones de análisis tendencioso de acciones y por el trabajo realizado para ilustres representantes del gobierno corporativo como Enron y Worldcom. A eso sume las demandas que aún enfrenta por el colapso de la láctea italiana Parmalat, sin contar con las investigaciones que se siguen haciendo por la contabilidad de su negocio en Argentina, donde perdió cerca de US$2,500 millones durante la crisis del peso. El desordenado gallinero que ha debido gestionar Charles Prince se complicó aún más con la prohibición que la Reserva Federal impuso sobre el Citi para hacer nuevas adquisiciones, a principios del 2004, y que se extendió por todo un año. Prince debió enfocarse en la gestión interna y en apostar a un lento crecimiento orgánico, mientras sus competidores ganaban posiciones a punta de millonarias adquisiciones.
Esto tuvo efectos en los resultados: el total de ingresos del grupo en el 2006 creció en 7 por ciento, mientras que las utilidades netas cayeron en 12 por ciento, por un alza de costos que tiene a varios asustados. “El crecimiento orgánico por el que han optado genera un desfase entre los costos y los ingresos”, dice Tanya Azarchs, analista de Standard & Poor’s en Nueva York. “Mientras que una adquisición permite contar con ingresos casi inmediatos luego de haber hecho el desembolso, la apertura de sucursales genera costos que tardan en generar ingresos”. De acuerdo a la analista, las 1,000 sucursales que Citigroup abrió durante 2006 en el mundo sólo empezarán a generar entradas importantes durante el 2007.
En este período de introspección y de escaso crecimiento, el Citi empezó a perder lugares de privilegios. A mediados del año pasado, el británico HSBC, por ejemplo, lo sobrepasó en volumen de activos. Mientras que en los últimos meses, Bank of America ha estado por sobrepasar al Citi en varias ocasiones en términos de valor de mercado, debido al mediocre comportamiento de su acción. “Citi fue construido para crecer y el valor de sus títulos reflejaba eso”, dice Craig Woker, analista del centro de análisis financiero Morningstar Inc., de Chicago. “Pero en los últimos años no ha generado crecimiento, por lo que su acción ha decepcionado frente al de sus pares”.
Latin power
Todo esto fue una oportunidad para Manuel Medina Mora. Los líos le permitieron contar con un alto grado de autonomía para administrar Banamex, en comparación con el estilo con que Citigroup gestionaba sus bancos alrededor del mundo. “Con los líos que empezó a tener en Argentina y el retroceso que empezó a tener en Brasil, la maquinita Banamex funcionaba bastante bien en México”, dice un ejecutivo ligado al grupo quien pidió no revelar su nombre.
Cuando asumió como presidente y director general de Citigroup América Latina en 2004, su plan fue repetir en los otros mercados de la región lo que ya había hecho en México. “Asumimos un grupo con más experiencia en la banca latinoamericana, por lo que nos enfocamos más en crear una banca local en la región”, dice Manuel Medina Mora.
Los números posicionaron bien al mexicano entre los altos ejecutivos del grupo. Tanto que a fines de agosto del 2005 se integró al Grupo de Responsables de Negocios de Citigroup, instancia encargada de diseñar estrategias globales de toda la institución, con lo que pasa a responder directamente a Prince. Incluso el nombre de Medina Mora ha sido mencionado últimamente por medios como The Wall Street Journal y Financial Times como uno de los más probables sucesores del actual presidente ejecutivo global. Aunque aún es prematuro decirlo (Prince bordea los 66 años y varios analistas creen que se mantendrá en el cargo durante el próximo lustro), el rendimiento conseguido por la región ha llamado la atención. “Es difícil decir que América Latina ha sido la mejor región del mundo para Citigroup, porque debe competir en esto con Asia”, dice Woker, de Morningstar. “Pero ha sido una operación muy exitosa”.
Ahora que la compañía volvió a tener autorización para hacer nuevas adquisiciones, los ejecutivos de Citi apuestan a que lo mejor está por venir. “Mantendremos el crecimiento orgánico, aunque lo complementaremos con adquisiciones”, dice Medina Mora. Parte de eso ya se vio en Centroamérica, donde a fines del año pasado Citi anunció la compra de Banco Cuscatlán y Grupo Financiero Uno (ver historia de la banca centroamericana en página 51). Antes, en 2005 ya había hecho la adquisición de Credicard, la operadora brasileña de tarjetas de crédito. “Estamos especialmente interesados en los mercados que se están insertando en la globalización… Miramos a Brasil, Colombia, Chile, Perú y Centroamérica”.
Los analistas confían en que esta vez, Citigroup no repetirá los errores del pasado. “Ahora entienden el mercado mucho mejor que antes y tienen un compromiso mayor para crecer internacionalmente”, dice Mark Batty, analista de la firma de servicios financieros PNC Advisors. “Y tienen un mejor equipo de administradores en la región”. Tanto confían que ya tienen claro el tipo de banco que debieran comprar. “Su estrategia de expansión en América Latina está enfocada principalmente en banca de consumo”, dice Woker, de Morningstar. No es lo único. “Uno de los problemas de Citibank es que en los países en que está presente tiene una baja participación de mercado, por lo que debe comprar participación, bancos que le den acceso a volumen”, dice Carina López, analista de Standard & Poor’s para América Latina. A eso hay que sumar la condición de que sean bancos que no pertenezcan actualmente a un grupo internacional con interés en seguir creciendo como el HSBC, que está más dinámico que nunca en la región, o los españoles BBVA y Santander.
El problema es que no son muchos los bancos disponibles que cumplen con esos requisitos. En Chile, por ejemplo, se hicieron públicas las conversaciones que el equipo liderado por Medina Mora emprendió con el grupo Luksic, para buscar una alianza estratégica en Banco de Chile, el segundo más grande del país, las cuales se frustraron. No fue el primer intento fallido. “Antes, Citibank trató de comprar el banco chileno BCI, que con un 12 por ciento de participación de mercado, es el tercero del país”, dice André Bergoeing, analista de la casa de bolsa chilena LarrainVial. “Pero los dueños no quisieron vender”.
Sin embargo es en Brasil donde está el mayor interés. “La estructura poblacional de Brasil y la profundización que está teniendo la banca lo convierten en un mercado irresistible para Citigroup”, dice Richard Bove, analista del banco de inversiones Punk, Ziegel & Co., de Nueva York. Tanto, que Brasil ha sido una de las más profundas experiencias de crecimiento orgánico para el grupo financiero: el último año prácticamente duplicó su red de sucursales y puntos de venta, lo que implicó llevar su número de empleados de 2,800 en 2005, a 4,500 en 2006. Pero la idea de combinar el crecimiento orgánico con adquisiciones no se ve tan fácil, pues no es el único interesado. Según fuentes del mercado, Citi compite con HSBC para quedarse con BMG, un banco de Minas Gerais, con activos totales por US$ 2,100 millones.
En Colombia y en Perú, hay más alternativas de bancos independientes y con buenas participaciones de mercado, pero igualmente están interesados HSBC y la división financiera de GE. “También está la posibilidad de que adquiera los activos de algún grupo internacional que busque salir de la región”, dice Azarchs, de S&P en Nueva York. Aunque no parece un escenario muy probable, no es una alternativa que haya que descartar. Cuando una empresa de US$1.8 billón de activos y con gran experiencia en cerrar adquisición tras adquisición dice que quiere crecer, todas las alternativas son posibles. Todo depende de quién esté al timón.
Felipe Aldunate M./Santiago/18-03-2007
Manuel Medina Mora sabe de tempestades. El banquero mexicano, quien acumuló una experiencia de 30 años como ejecutivo de Banco Nacional de México (Banamex), estuvo en su timón cuando debió enfrentar la crisis mexicana de hace 12 años. A pesar de las pérdidas y las controversias que generó esa resaca de tequila en el sistema financiero mexicano, que incluyó un millonario rescate estatal, Banamex salió fortalecido y como el banco más sólido del país.
Medina Mora se las manejó aún mejor cuando Citigroup se interesó en comprar Banamex en 2001. A pesar de la llegada de los estadounidenses, se mantuvo al mando de la institución. Y mientras Citigroup hacía agua en el resto de la región por la crisis en Argentina, Medina Mora combinaba lo mejor de la cultura del Citi con la de su banco para transformar la filial mexicana en una de las mejores de las 100 operaciones internacionales del grupo de Nueva York.
Pero el mexicano tendrá que seguir demostrando su talento en un timón mucho más grande. Ahora, como responsable de todas las operaciones de Citigroup en América Latina, Manuel Medina Mora, o MMM, como le llaman, tendrá un papel central en los planes de expansión que el Citi espera emprender en los años que vienen. De acuerdo con lo planificado por Charles “Chuck” Prince, presidente ejecutivo de Citigroup, el grupo financiero debe retomar la senda de crecimiento perdida a principios de la década, principalmente a través de sus operaciones internacionales. Y América Latina, el primer mercado extranjero donde el Citi puso sus pies hace más de 90 años, será clave. “En los próximos cinco años, debemos duplicar las utilidades originadas en América Latina”, dice el mexicano.
Lo conseguido desde que asumió el cargo regional a principios del 2004 le da una buena base. En el 2006, la región generó al Citigroup ingresos de US$9,844 millones, un alza de 43 por ciento frente a lo de tres años antes (ver cuadro). No fueron sólo las ventas: las utilidades del Citi en América Latina pasaron de representar un 7.46 por ciento del total de utilidades del grupo a ser el 13.18 por cieno del total.
Lo destacable es que todo esto ocurrió en uno de los momentos más difíciles de la historia del mayor grupo financiero del mundo. No sólo por los miles de millones en costos legales que ha debido asumir tras las acusaciones de análisis tendencioso de acciones y por el trabajo realizado para ilustres representantes del gobierno corporativo como Enron y Worldcom. A eso sume las demandas que aún enfrenta por el colapso de la láctea italiana Parmalat, sin contar con las investigaciones que se siguen haciendo por la contabilidad de su negocio en Argentina, donde perdió cerca de US$2,500 millones durante la crisis del peso. El desordenado gallinero que ha debido gestionar Charles Prince se complicó aún más con la prohibición que la Reserva Federal impuso sobre el Citi para hacer nuevas adquisiciones, a principios del 2004, y que se extendió por todo un año. Prince debió enfocarse en la gestión interna y en apostar a un lento crecimiento orgánico, mientras sus competidores ganaban posiciones a punta de millonarias adquisiciones.
Esto tuvo efectos en los resultados: el total de ingresos del grupo en el 2006 creció en 7 por ciento, mientras que las utilidades netas cayeron en 12 por ciento, por un alza de costos que tiene a varios asustados. “El crecimiento orgánico por el que han optado genera un desfase entre los costos y los ingresos”, dice Tanya Azarchs, analista de Standard & Poor’s en Nueva York. “Mientras que una adquisición permite contar con ingresos casi inmediatos luego de haber hecho el desembolso, la apertura de sucursales genera costos que tardan en generar ingresos”. De acuerdo a la analista, las 1,000 sucursales que Citigroup abrió durante 2006 en el mundo sólo empezarán a generar entradas importantes durante el 2007.
En este período de introspección y de escaso crecimiento, el Citi empezó a perder lugares de privilegios. A mediados del año pasado, el británico HSBC, por ejemplo, lo sobrepasó en volumen de activos. Mientras que en los últimos meses, Bank of America ha estado por sobrepasar al Citi en varias ocasiones en términos de valor de mercado, debido al mediocre comportamiento de su acción. “Citi fue construido para crecer y el valor de sus títulos reflejaba eso”, dice Craig Woker, analista del centro de análisis financiero Morningstar Inc., de Chicago. “Pero en los últimos años no ha generado crecimiento, por lo que su acción ha decepcionado frente al de sus pares”.
Latin power
Todo esto fue una oportunidad para Manuel Medina Mora. Los líos le permitieron contar con un alto grado de autonomía para administrar Banamex, en comparación con el estilo con que Citigroup gestionaba sus bancos alrededor del mundo. “Con los líos que empezó a tener en Argentina y el retroceso que empezó a tener en Brasil, la maquinita Banamex funcionaba bastante bien en México”, dice un ejecutivo ligado al grupo quien pidió no revelar su nombre.
Cuando asumió como presidente y director general de Citigroup América Latina en 2004, su plan fue repetir en los otros mercados de la región lo que ya había hecho en México. “Asumimos un grupo con más experiencia en la banca latinoamericana, por lo que nos enfocamos más en crear una banca local en la región”, dice Manuel Medina Mora.
Los números posicionaron bien al mexicano entre los altos ejecutivos del grupo. Tanto que a fines de agosto del 2005 se integró al Grupo de Responsables de Negocios de Citigroup, instancia encargada de diseñar estrategias globales de toda la institución, con lo que pasa a responder directamente a Prince. Incluso el nombre de Medina Mora ha sido mencionado últimamente por medios como The Wall Street Journal y Financial Times como uno de los más probables sucesores del actual presidente ejecutivo global. Aunque aún es prematuro decirlo (Prince bordea los 66 años y varios analistas creen que se mantendrá en el cargo durante el próximo lustro), el rendimiento conseguido por la región ha llamado la atención. “Es difícil decir que América Latina ha sido la mejor región del mundo para Citigroup, porque debe competir en esto con Asia”, dice Woker, de Morningstar. “Pero ha sido una operación muy exitosa”.
Ahora que la compañía volvió a tener autorización para hacer nuevas adquisiciones, los ejecutivos de Citi apuestan a que lo mejor está por venir. “Mantendremos el crecimiento orgánico, aunque lo complementaremos con adquisiciones”, dice Medina Mora. Parte de eso ya se vio en Centroamérica, donde a fines del año pasado Citi anunció la compra de Banco Cuscatlán y Grupo Financiero Uno (ver historia de la banca centroamericana en página 51). Antes, en 2005 ya había hecho la adquisición de Credicard, la operadora brasileña de tarjetas de crédito. “Estamos especialmente interesados en los mercados que se están insertando en la globalización… Miramos a Brasil, Colombia, Chile, Perú y Centroamérica”.
Los analistas confían en que esta vez, Citigroup no repetirá los errores del pasado. “Ahora entienden el mercado mucho mejor que antes y tienen un compromiso mayor para crecer internacionalmente”, dice Mark Batty, analista de la firma de servicios financieros PNC Advisors. “Y tienen un mejor equipo de administradores en la región”. Tanto confían que ya tienen claro el tipo de banco que debieran comprar. “Su estrategia de expansión en América Latina está enfocada principalmente en banca de consumo”, dice Woker, de Morningstar. No es lo único. “Uno de los problemas de Citibank es que en los países en que está presente tiene una baja participación de mercado, por lo que debe comprar participación, bancos que le den acceso a volumen”, dice Carina López, analista de Standard & Poor’s para América Latina. A eso hay que sumar la condición de que sean bancos que no pertenezcan actualmente a un grupo internacional con interés en seguir creciendo como el HSBC, que está más dinámico que nunca en la región, o los españoles BBVA y Santander.
El problema es que no son muchos los bancos disponibles que cumplen con esos requisitos. En Chile, por ejemplo, se hicieron públicas las conversaciones que el equipo liderado por Medina Mora emprendió con el grupo Luksic, para buscar una alianza estratégica en Banco de Chile, el segundo más grande del país, las cuales se frustraron. No fue el primer intento fallido. “Antes, Citibank trató de comprar el banco chileno BCI, que con un 12 por ciento de participación de mercado, es el tercero del país”, dice André Bergoeing, analista de la casa de bolsa chilena LarrainVial. “Pero los dueños no quisieron vender”.
Sin embargo es en Brasil donde está el mayor interés. “La estructura poblacional de Brasil y la profundización que está teniendo la banca lo convierten en un mercado irresistible para Citigroup”, dice Richard Bove, analista del banco de inversiones Punk, Ziegel & Co., de Nueva York. Tanto, que Brasil ha sido una de las más profundas experiencias de crecimiento orgánico para el grupo financiero: el último año prácticamente duplicó su red de sucursales y puntos de venta, lo que implicó llevar su número de empleados de 2,800 en 2005, a 4,500 en 2006. Pero la idea de combinar el crecimiento orgánico con adquisiciones no se ve tan fácil, pues no es el único interesado. Según fuentes del mercado, Citi compite con HSBC para quedarse con BMG, un banco de Minas Gerais, con activos totales por US$ 2,100 millones.
En Colombia y en Perú, hay más alternativas de bancos independientes y con buenas participaciones de mercado, pero igualmente están interesados HSBC y la división financiera de GE. “También está la posibilidad de que adquiera los activos de algún grupo internacional que busque salir de la región”, dice Azarchs, de S&P en Nueva York. Aunque no parece un escenario muy probable, no es una alternativa que haya que descartar. Cuando una empresa de US$1.8 billón de activos y con gran experiencia en cerrar adquisición tras adquisición dice que quiere crecer, todas las alternativas son posibles. Todo depende de quién esté al timón.
¿"LAS COMPRAS NO SE PLANEAN, LO QUE SE PLANEA ES CRECER"?
Dice Manuel Medina Mora ... Las cifras lo respaldaron...
"Hoy estamos en una expansión internacional muy pronunciada", dice Manuel Medina Mora, Presidente y Director General de Citigroup América Latina. "Eso hace que las regiones emergentes como América Latina tomen nuevos bríos". El ejecutivo está entusiasmado con lo que se viene. Desde su oficina en Ciudad de México habló telefónicamente sobre los planes del grupo en la región con Felipe Aldunate, director editorial de AméricaEconomía y Priscilla Murphy, editora ejecutiva.
Cuando asumió la presidencia regional en 2004, usted incorporó más gerentes latinos. ¿Cómo ayudó eso?
La crisis en Argentina nos obligó a actuar más cautelosamente en la región. La estrategia entonces fue actuar como un gran banco internacional en muchos países. Cuando asumimos en 2004, combinamos un grupo que tenía experiencia en banca latinoamericana, como son todos los que vienen de Banamex, con la experiencia internacional de quienes vienen de Citigroup. El enfoque es entender que queremos seguir siendo el banco global por excelencia, pero en cada país donde actuamos queremos ser cada vez más un banco local. El modelo cambia, no es sólo ya prestar en moneda extranjera o hacer transacciones únicamente internacionales, sino desarrollar y penetrar mucho más en los mercados financieros de manera local. Éste es el gran cambio.
Hace cinco años, Latinoamérica representaba sólo el 7% de las utilidades del grupo. Antes de la adquisición de Banamex, la cifra llegaba quizá al 5%. Pero hoy estamos en 14%, el mismo porcentaje que aporta Asia al grupo. Ha sido la región que ha crecido más rápido en ingresos y en utilidades netas.
Acaban de comprar dos bancos en Centroamérica. ¿Dónde más buscarán?
Nuestra estrategia privilegia el crecimiento en los países donde vemos más potencial. Por eso hablo de estabilidad macroeconómica, economías con clara orientación de mercado, una clase empresarial dinámica, estrategia de gobierno que promueva la inversión y que tiendan a desarrollar los mercados financieros. Esos países son prioritarios. Además de México, miramos a Brasil, Colombia, Chile, Perú y Centroamérica. Nuestro crecimiento será orgánico, aunque podría ser complementado con adquisiciones. Las compras no se planean: lo que se planea es crecer y aprovechar las oportunidades.
¿Cuánto esperan crecer?
En los ultimos cinco años, crecimos a un ritmo muy acelerado. En 2006, llegamos a tener ingresos totales de US$ 10.000 millones, y una utilidad neta de más de US$ 2.800 millones el año pasado. Si en los siguientes cinco años duplicamos será un muy buen número. Es un porcentaje similar al cual crecen los sistemas financieros en América Latina, alrededor de 14% o 15% anual compuesto.
¿Como se diferenciará de otros grupos con presencia en la región como el HSBC y los españoles?
Se trata de bancos que se manejan muy bien, con una fuerte vocación de banqueros. Pero nosotros tenemos la estrategia de ser mucho más que un banco, somos un grupo financiero. El dinamismo de los mercados de capitales y otros tipos de intermediación financiera hacen que crezcan más los recursos que captamos de clientes en instrumentos distintos a los depósitos bancarios, así como el financiamiento que no es crédito bancario solamente. Eso es lo que hace que en México, por ejemplo, seamos el grupo financiero más grande. Mientras que en la parte banca disputamos el primer lugar con BBVA Bancomer, en banca corporativa e inversión nuestros rivales son otros: Goldman Sachs, Morgan Stanley o JP Morgan. No son HSBC, ni Santander, ni BBVA. Eso es lo que hace que nosotros tratemos de ser grupos financieros en los mercados que más nos interesan.
¿No les afecta la postura anti-EE.UU. que se ha extendido por la región?
Somos un banco global realmente. Citigroup opera en 102 países en el mundo. No tenemos afiliaciones políticas. Pero nuestra tarea es enfocarnos en los países de la región que se están globalizando, porque son estos donde se ven más las fuerzas de desarrollo futuro.
Manuel Medina Mora, presidente de Citigroup América Latina
"Hoy estamos en una expansión internacional muy pronunciada", dice Manuel Medina Mora, Presidente y Director General de Citigroup América Latina. "Eso hace que las regiones emergentes como América Latina tomen nuevos bríos". El ejecutivo está entusiasmado con lo que se viene. Desde su oficina en Ciudad de México habló telefónicamente sobre los planes del grupo en la región con Felipe Aldunate, director editorial de AméricaEconomía y Priscilla Murphy, editora ejecutiva.
Cuando asumió la presidencia regional en 2004, usted incorporó más gerentes latinos. ¿Cómo ayudó eso?
La crisis en Argentina nos obligó a actuar más cautelosamente en la región. La estrategia entonces fue actuar como un gran banco internacional en muchos países. Cuando asumimos en 2004, combinamos un grupo que tenía experiencia en banca latinoamericana, como son todos los que vienen de Banamex, con la experiencia internacional de quienes vienen de Citigroup. El enfoque es entender que queremos seguir siendo el banco global por excelencia, pero en cada país donde actuamos queremos ser cada vez más un banco local. El modelo cambia, no es sólo ya prestar en moneda extranjera o hacer transacciones únicamente internacionales, sino desarrollar y penetrar mucho más en los mercados financieros de manera local. Éste es el gran cambio.
Hace cinco años, Latinoamérica representaba sólo el 7% de las utilidades del grupo. Antes de la adquisición de Banamex, la cifra llegaba quizá al 5%. Pero hoy estamos en 14%, el mismo porcentaje que aporta Asia al grupo. Ha sido la región que ha crecido más rápido en ingresos y en utilidades netas.
Acaban de comprar dos bancos en Centroamérica. ¿Dónde más buscarán?
Nuestra estrategia privilegia el crecimiento en los países donde vemos más potencial. Por eso hablo de estabilidad macroeconómica, economías con clara orientación de mercado, una clase empresarial dinámica, estrategia de gobierno que promueva la inversión y que tiendan a desarrollar los mercados financieros. Esos países son prioritarios. Además de México, miramos a Brasil, Colombia, Chile, Perú y Centroamérica. Nuestro crecimiento será orgánico, aunque podría ser complementado con adquisiciones. Las compras no se planean: lo que se planea es crecer y aprovechar las oportunidades.
¿Cuánto esperan crecer?
En los ultimos cinco años, crecimos a un ritmo muy acelerado. En 2006, llegamos a tener ingresos totales de US$ 10.000 millones, y una utilidad neta de más de US$ 2.800 millones el año pasado. Si en los siguientes cinco años duplicamos será un muy buen número. Es un porcentaje similar al cual crecen los sistemas financieros en América Latina, alrededor de 14% o 15% anual compuesto.
¿Como se diferenciará de otros grupos con presencia en la región como el HSBC y los españoles?
Se trata de bancos que se manejan muy bien, con una fuerte vocación de banqueros. Pero nosotros tenemos la estrategia de ser mucho más que un banco, somos un grupo financiero. El dinamismo de los mercados de capitales y otros tipos de intermediación financiera hacen que crezcan más los recursos que captamos de clientes en instrumentos distintos a los depósitos bancarios, así como el financiamiento que no es crédito bancario solamente. Eso es lo que hace que en México, por ejemplo, seamos el grupo financiero más grande. Mientras que en la parte banca disputamos el primer lugar con BBVA Bancomer, en banca corporativa e inversión nuestros rivales son otros: Goldman Sachs, Morgan Stanley o JP Morgan. No son HSBC, ni Santander, ni BBVA. Eso es lo que hace que nosotros tratemos de ser grupos financieros en los mercados que más nos interesan.
¿No les afecta la postura anti-EE.UU. que se ha extendido por la región?
Somos un banco global realmente. Citigroup opera en 102 países en el mundo. No tenemos afiliaciones políticas. Pero nuestra tarea es enfocarnos en los países de la región que se están globalizando, porque son estos donde se ven más las fuerzas de desarrollo futuro.
Manuel Medina Mora, presidente de Citigroup América Latina
EL AÑO HISTÓRICO DE 1968 (PARTE 9ª)
Diez acontecimientos que cambiaron el mundo
(Parte IX)
Ricardo Ribera 12-02-2007 / El Faro
9.- La conferencia episcopal de Medellín
El Concilio Vaticano II se desarrolló entre 1963 y 1965. Lo impulsó el Papa Juan XXIII y lo llevó a su culminación su sucesor, Paulo VI. Marcó una importante renovación de la Iglesia Católica, en dirección a salir al encuentro de los cambios propios del mundo moderno y de acercamiento al sentir y al sufrir de los fieles. Señaló como prioridad la evangelización y la labor pastoral, de tal modo que la Iglesia-institución se pusiera al servicio de la Iglesia-misión. La misión es anunciar la buena nueva y denunciar el pecado en el mundo; ayudar al advenimiento y construcción del Reino de Dios entre los hombres. No simplemente esperar al Día del Juicio Final, sin hacer nada que contribuya a su concreción histórica. Se desprende de ahí que las bases de la Iglesia universal sean las comunidades de base.
La Iglesia católica analiza su papel en el mundo y para el mundo. La palabra "iglesia" significa "pueblo que peregrina", es decir, grupo de hombres y mujeres que para ser iglesia no se salen de la historia. Insertarse en ella y en la sociedad con sus problemas y contradicciones es tarea prioritaria, pues el pecado es ante todo la injusticia que hay. La paz debe basarse en la justicia. Surge del Concilio una nueva sensibilidad social y un renovado compromiso hacia los pobres y los oprimidos. Se retoma el espíritu de los primeros siglos de cristianismo, el de la vivencia comunitaria y de la persecución.
El mensaje del Concilio Vaticano II fue reiterado y puntualizado en la encíclica papal "Populorum progressio" en 1967. En agosto de ese mismo año se realizó el encuentro de Obispos del Tercer Mundo que lanzó un pronunciamiento en el que se reflejaba la nueva conciencia eclesial. Si la Iglesia se volcaba al mundo, su postura se radicalizaba ahí donde el mundo era pobre y oprimido. No podía ser de otra forma. En enero de 1968 uno de los obispos brasileños, Monseñor Fragoso, exponía: "El Evangelio es la buena nueva de la liberación de todos los hombres en Cristo… Cristo no vino sólo a liberar al hombre de sus pecados; vino a liberarlo de las consecuencias de su pecado. No tengamos miedo de ser llamados "subversivos", si nuestra conciencia nos dice que estamos tratando de "subvertir" un desorden moral que está ahí."
Entre agosto y septiembre de 1968 se celebró la Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Colombia. Los obispos allí reunidos constataban que el continente latinoamericano "vive un momento decisivo de su proceso histórico". Había que estar atento a "los signos de los tiempos". No se podía permanecer indiferente o al margen. No, cuando estaba en juego la emancipación de América Latina, la liberación de sus pueblos. La miseria, concluían, "es una injusticia que clama al cielo".
Su Santidad Paulo VI, en el discurso de saludo y apertura sostenía "nuestra fuerza está en el amor". El Papa puntualizaba que "la transformación profunda y previsora de la cual en muchas situaciones actuales tiene necesidad la sociedad, la promoveremos amando más intensamente y enseñando a amar". Pero a este propósito el Pontífice se preocupó de ser específico: "ni el odio ni la violencia son la fuerza de nuestra caridad. Entre los diversos caminos hacia una justa regeneración social, nosotros no podemos escoger ni el del marxismo ateo, ni el de la rebelión sistemática, ni tanto menos el del esparcimiento de la sangre y el de la anarquía."
En su mensaje a los Pueblos de América Latina la Conferencia de Medellín hacía un llamado "a los hombres de buena voluntad a colaborar en la verdad, la justicia, el amor y la libertad". De manera más concreta se definía la misión pastoral en "contribuir a la promoción integral del hombre y de las comunidades del continente". Decía: "estamos en una nueva era histórica. Ella exige claridad para ver, lucidez para diagnosticar y solidaridad para actuar." Pero esa visión, diagnóstico y acción requerían de datos y de análisis que solamente las ciencias sociales podían proporcionar. Había que recurrir a la economía, la sociología, la antropología, la ciencia política…
El encuentro de la teología latinoamericana con el marxismo teórico era inevitable en ese contexto. No dejaría de estar presente, aunque fuera en forma de diálogo y no de una simple aceptación sin más, en las formulaciones de la teología de la liberación que inspiraría Medellín. Por otro lado, en la vida real de las comunidades y del movimiento liberador se encontraban codo con codo, trabajando juntos, cristianos y marxistas. Las relaciones cotidianas de labor organizativa y de lucha reivindicativa limaban asperezas y desconfianzas mutuas. Por lo general los marxistas aportaban capacidad de análisis y experiencia en el trabajo clandestino, los cristianos capacidad de movilización, de concientización y compromiso personal trascendente. Juntas las dos corrientes eran un torrente social que se volvía incontenible en un continente empobrecido y desigual.
A partir de Medellín y de las elaboraciones de los teólogos de la liberación surgiría un poderoso movimiento de comunidades de base que se constituían en masivos núcleos de organización del campesinado. La "opción preferencial por los pobres" inspiraba su labor pastoral, que se expandía rápidamente. Se desarrollaba como "iglesia popular" y provocaba una importante fractura en el seno de la Iglesia católica latinoamericana, con parte de la jerarquía más tradicionalista y a menudo comprometida con el poder y cercana a las oligarquías locales. Era propio del signo de los tiempos: en una época de luchas sociales y guerras civiles, también los cristianos se dividían y resultaban en bandos opuestos. Los asesinatos de sacerdotes y religiosas, acaecidos sobre todo en Centroamérica, no hacían sino ahondar esa división, cuando El Vaticano ya no vibraba en el espíritu del Vaticano II y de Medellín. Pero la impronta dejada en la sociedad era honda, sobre todo tras el martirio de los jesuitas y de los obispos Romero y Gerardi.
(Parte IX)
Ricardo Ribera 12-02-2007 / El Faro
9.- La conferencia episcopal de Medellín
El Concilio Vaticano II se desarrolló entre 1963 y 1965. Lo impulsó el Papa Juan XXIII y lo llevó a su culminación su sucesor, Paulo VI. Marcó una importante renovación de la Iglesia Católica, en dirección a salir al encuentro de los cambios propios del mundo moderno y de acercamiento al sentir y al sufrir de los fieles. Señaló como prioridad la evangelización y la labor pastoral, de tal modo que la Iglesia-institución se pusiera al servicio de la Iglesia-misión. La misión es anunciar la buena nueva y denunciar el pecado en el mundo; ayudar al advenimiento y construcción del Reino de Dios entre los hombres. No simplemente esperar al Día del Juicio Final, sin hacer nada que contribuya a su concreción histórica. Se desprende de ahí que las bases de la Iglesia universal sean las comunidades de base.
La Iglesia católica analiza su papel en el mundo y para el mundo. La palabra "iglesia" significa "pueblo que peregrina", es decir, grupo de hombres y mujeres que para ser iglesia no se salen de la historia. Insertarse en ella y en la sociedad con sus problemas y contradicciones es tarea prioritaria, pues el pecado es ante todo la injusticia que hay. La paz debe basarse en la justicia. Surge del Concilio una nueva sensibilidad social y un renovado compromiso hacia los pobres y los oprimidos. Se retoma el espíritu de los primeros siglos de cristianismo, el de la vivencia comunitaria y de la persecución.
El mensaje del Concilio Vaticano II fue reiterado y puntualizado en la encíclica papal "Populorum progressio" en 1967. En agosto de ese mismo año se realizó el encuentro de Obispos del Tercer Mundo que lanzó un pronunciamiento en el que se reflejaba la nueva conciencia eclesial. Si la Iglesia se volcaba al mundo, su postura se radicalizaba ahí donde el mundo era pobre y oprimido. No podía ser de otra forma. En enero de 1968 uno de los obispos brasileños, Monseñor Fragoso, exponía: "El Evangelio es la buena nueva de la liberación de todos los hombres en Cristo… Cristo no vino sólo a liberar al hombre de sus pecados; vino a liberarlo de las consecuencias de su pecado. No tengamos miedo de ser llamados "subversivos", si nuestra conciencia nos dice que estamos tratando de "subvertir" un desorden moral que está ahí."
Entre agosto y septiembre de 1968 se celebró la Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Colombia. Los obispos allí reunidos constataban que el continente latinoamericano "vive un momento decisivo de su proceso histórico". Había que estar atento a "los signos de los tiempos". No se podía permanecer indiferente o al margen. No, cuando estaba en juego la emancipación de América Latina, la liberación de sus pueblos. La miseria, concluían, "es una injusticia que clama al cielo".
Su Santidad Paulo VI, en el discurso de saludo y apertura sostenía "nuestra fuerza está en el amor". El Papa puntualizaba que "la transformación profunda y previsora de la cual en muchas situaciones actuales tiene necesidad la sociedad, la promoveremos amando más intensamente y enseñando a amar". Pero a este propósito el Pontífice se preocupó de ser específico: "ni el odio ni la violencia son la fuerza de nuestra caridad. Entre los diversos caminos hacia una justa regeneración social, nosotros no podemos escoger ni el del marxismo ateo, ni el de la rebelión sistemática, ni tanto menos el del esparcimiento de la sangre y el de la anarquía."
En su mensaje a los Pueblos de América Latina la Conferencia de Medellín hacía un llamado "a los hombres de buena voluntad a colaborar en la verdad, la justicia, el amor y la libertad". De manera más concreta se definía la misión pastoral en "contribuir a la promoción integral del hombre y de las comunidades del continente". Decía: "estamos en una nueva era histórica. Ella exige claridad para ver, lucidez para diagnosticar y solidaridad para actuar." Pero esa visión, diagnóstico y acción requerían de datos y de análisis que solamente las ciencias sociales podían proporcionar. Había que recurrir a la economía, la sociología, la antropología, la ciencia política…
El encuentro de la teología latinoamericana con el marxismo teórico era inevitable en ese contexto. No dejaría de estar presente, aunque fuera en forma de diálogo y no de una simple aceptación sin más, en las formulaciones de la teología de la liberación que inspiraría Medellín. Por otro lado, en la vida real de las comunidades y del movimiento liberador se encontraban codo con codo, trabajando juntos, cristianos y marxistas. Las relaciones cotidianas de labor organizativa y de lucha reivindicativa limaban asperezas y desconfianzas mutuas. Por lo general los marxistas aportaban capacidad de análisis y experiencia en el trabajo clandestino, los cristianos capacidad de movilización, de concientización y compromiso personal trascendente. Juntas las dos corrientes eran un torrente social que se volvía incontenible en un continente empobrecido y desigual.
A partir de Medellín y de las elaboraciones de los teólogos de la liberación surgiría un poderoso movimiento de comunidades de base que se constituían en masivos núcleos de organización del campesinado. La "opción preferencial por los pobres" inspiraba su labor pastoral, que se expandía rápidamente. Se desarrollaba como "iglesia popular" y provocaba una importante fractura en el seno de la Iglesia católica latinoamericana, con parte de la jerarquía más tradicionalista y a menudo comprometida con el poder y cercana a las oligarquías locales. Era propio del signo de los tiempos: en una época de luchas sociales y guerras civiles, también los cristianos se dividían y resultaban en bandos opuestos. Los asesinatos de sacerdotes y religiosas, acaecidos sobre todo en Centroamérica, no hacían sino ahondar esa división, cuando El Vaticano ya no vibraba en el espíritu del Vaticano II y de Medellín. Pero la impronta dejada en la sociedad era honda, sobre todo tras el martirio de los jesuitas y de los obispos Romero y Gerardi.
EL AÑO HISTÓRICO DE 1968.(PARTE 8ª)
Diez acontecimientos que cambiaron el mundo
(Parte VIII)
Ricardo Ribera 05-02-2007 / El Faro
8.- La huelga de ANDES
El 21 de junio de 1968, un día antes del Día del Maestro, el magisterio nacional de El Salvador se proclamaba en huelga general. El movimiento sería impactante para la sociedad salvadoreña y premonitorio del potente movimiento opositor de masas que se desarrollaría durante la década siguiente. Una de las claves de las revoluciones centroamericanas de los ochenta sería la masividad y beligerancia de un movimiento popular que empezó a gestarse, en el caso salvadoreño, en la coyuntura de 1967-1968. Señala el arranque de la crisis social como consecuencia del fiasco en que derivó el proceso de integración económica de la región, conocido como Mercado Común Centroamericano. Su fracaso provocó la guerra entre El Salvador y Honduras de 1969 y sentaba las bases para la exacerbación de las contradicciones sociales a todo lo largo de la década de los setenta.
La conflictividad social empezó a hacerse sentir en 1967 con el desarrollo de varias huelgas. La de los trabajadores de la fábrica textil IUSA, en febrero, resultó exitosa. En abril una huelga en la empresa metalúrgica ACERO, ubicada en Zacatecoluca, en el interior del país, fue contestada con despidos. Provocó, de inmediato, una huelga de solidaridad. Se sumaron a ella los obreros ferroviarios y los descargadores del puerto de Acajutla y del puerto de Cutuco. Dos días más tarde, las dos principales centrales sindicales hacían un llamado a la huelga general, el cual era seguido en la mayoría de las más importantes empresas. Fuentes sindicales cifraban, tal vez exageradamente, en 35 mil los obreros en paro. La patronal, presionada por el gobierno y por la gremial de la empresa privada, tuvo que ceder. Los despedidos fueron readmitidos. Habían sido dos primeras victorias. En septiembre la lucha de los panificadores fracasó. Pero la clase obrera y la oposición habían levantado su moral y su disposición de lucha.
En ese clima psicológico fue que el año siguiente los maestros lanzaron su huelga, una medida que sorprendió a la población pues el sector de empleados públicos, del que el magisterio era parte integrante, no se había distinguido hasta entonces por su combatividad, sino más bien por su docilidad. La lucha de los maestros fue recibida con muestras de comprensión y apoyo por el pueblo, a pesar de los contratiempos que la interrupción de la actividad escolar causaba en cada hogar. El movimiento consiguió tan sólo una parte de sus demandas. Pero lo decisivo fue que dejó como resultado la constitución de una fuerte asociación gremial: la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños, ANDES - 21 de Junio. Un año más tarde repetiría la huelga con mayor dosis de experiencia y de organización. Había nacido un importante bastión del bando opositor, que se convertiría en símbolo de lucha y resistencia.
Para la dictadura militar que gobernaba el país desde los trágicos sucesos de 1932, cuando una intentona insurreccional promovida por el Partido Comunista fue reprimida con un genocidio, la toma de conciencia de los maestros era algo muy grave. Junto al cura y al médico, el maestro era parte de “las fuerzas vivas de la nación". Los tres eran la autoridad moral e intelectual en cada pueblo, a la par de la autoridad real del alcalde y del jefe del puesto de la Guardia Nacional. A fines de la década de los sesenta estos reproductores de la ideología dominante, que ayudaban a mantener la ley y el orden en el campo, en muchos lugares se han vuelto críticos del gobierno: el médico porque se ha politizado en las asambleas y movimiento estudiantil de la Universidad Nacional, el sacerdote a menudo transformado en agitador y organizador del campesinado a raíz de los lineamientos del Concilio Vaticano II y de Medellín, así como por la teología de la liberación y, por último, el maestro o la maestra, concientizados a partir de sus propias experiencias de la lucha gremial y de las iniciativas de ANDES. Se empezaba a desarrollar lo que Gramsci llamaba una “guerra de posiciones”, o sea, una lucha por la hegemonía ideológica, por imponer las ideas dominantes en la sociedad.
La radicalización del magisterio fue a la par con la de todo el país. Participó de la lucha electoral de 1972, saldada con el fraude que se le hizo a la Unión Nacional Opositora, UNO. A la altura de 1975 la mayoría de su dirigencia votó por la integración de ANDES en el Bloque Popular Revolucionario, BPR, que coordinaba la parte del movimiento de masas que orientaba una de las organizaciones revolucionarias más poderosas: las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí”, FPL. De hecho, varios de los más connotados dirigentes gremiales del magisterio se afiliarán en el transcurso de estos años a las diferentes organizaciones de la izquierda, llegando a ser dirigentes del FMLN al iniciarse la guerra civil. Así, Mario López será el Comandante Venancio del PRTC, Norma Guevara será miembro de la Comisión Política del PCS, Mélida Anaya Montes con el nombre de Comandante Ana María llegó a ser la segunda en el mando de las FPL, o Leonel González quien encabezó dicha organización desde 1983 y en la posguerra ha sido Secretario General del partido FMLN. Muchos otros se integraron de forma anónima en las filas de combatientes del movimiento de liberación nacional. El conflicto salvadoreño, considerado por Ronald Reagan la “prioridad número uno” de su política exterior, se alimentó de estas raíces sociales que se hundían en su historia.
El magisterio salvadoreño pagó un fuerte precio por ese compromiso político. Más de 400 maestros fueron asesinados o desaparecidos en la espiral de violencia generada desde mediados de los setenta. Varios centenares más tuvieron que irse al exilio para salvar sus vidas. Otros se desvincularon de toda actividad política o gremial. Una vez pasado el conflicto armado, ANDES ha seguido siendo un interlocutor ineludible frente al Ministerio de Educación, aunque ya sin la absoluta preponderancia entre el sector magisterial que había tenido en la coyuntura del 68 y la década siguiente. No obstante, al momento de la entrega anual de las Medallas al Mérito Educativo, siguen siendo los candidatos propuestos por ANDES – 21 de Junio los que consiguen imponerse en las votaciones gremiales, lo que no deja de ser una señal de su permanente implantación dentro del magisterio y de su continuado prestigio ante la sociedad.
(Parte VIII)
Ricardo Ribera 05-02-2007 / El Faro
8.- La huelga de ANDES
El 21 de junio de 1968, un día antes del Día del Maestro, el magisterio nacional de El Salvador se proclamaba en huelga general. El movimiento sería impactante para la sociedad salvadoreña y premonitorio del potente movimiento opositor de masas que se desarrollaría durante la década siguiente. Una de las claves de las revoluciones centroamericanas de los ochenta sería la masividad y beligerancia de un movimiento popular que empezó a gestarse, en el caso salvadoreño, en la coyuntura de 1967-1968. Señala el arranque de la crisis social como consecuencia del fiasco en que derivó el proceso de integración económica de la región, conocido como Mercado Común Centroamericano. Su fracaso provocó la guerra entre El Salvador y Honduras de 1969 y sentaba las bases para la exacerbación de las contradicciones sociales a todo lo largo de la década de los setenta.
La conflictividad social empezó a hacerse sentir en 1967 con el desarrollo de varias huelgas. La de los trabajadores de la fábrica textil IUSA, en febrero, resultó exitosa. En abril una huelga en la empresa metalúrgica ACERO, ubicada en Zacatecoluca, en el interior del país, fue contestada con despidos. Provocó, de inmediato, una huelga de solidaridad. Se sumaron a ella los obreros ferroviarios y los descargadores del puerto de Acajutla y del puerto de Cutuco. Dos días más tarde, las dos principales centrales sindicales hacían un llamado a la huelga general, el cual era seguido en la mayoría de las más importantes empresas. Fuentes sindicales cifraban, tal vez exageradamente, en 35 mil los obreros en paro. La patronal, presionada por el gobierno y por la gremial de la empresa privada, tuvo que ceder. Los despedidos fueron readmitidos. Habían sido dos primeras victorias. En septiembre la lucha de los panificadores fracasó. Pero la clase obrera y la oposición habían levantado su moral y su disposición de lucha.
En ese clima psicológico fue que el año siguiente los maestros lanzaron su huelga, una medida que sorprendió a la población pues el sector de empleados públicos, del que el magisterio era parte integrante, no se había distinguido hasta entonces por su combatividad, sino más bien por su docilidad. La lucha de los maestros fue recibida con muestras de comprensión y apoyo por el pueblo, a pesar de los contratiempos que la interrupción de la actividad escolar causaba en cada hogar. El movimiento consiguió tan sólo una parte de sus demandas. Pero lo decisivo fue que dejó como resultado la constitución de una fuerte asociación gremial: la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños, ANDES - 21 de Junio. Un año más tarde repetiría la huelga con mayor dosis de experiencia y de organización. Había nacido un importante bastión del bando opositor, que se convertiría en símbolo de lucha y resistencia.
Para la dictadura militar que gobernaba el país desde los trágicos sucesos de 1932, cuando una intentona insurreccional promovida por el Partido Comunista fue reprimida con un genocidio, la toma de conciencia de los maestros era algo muy grave. Junto al cura y al médico, el maestro era parte de “las fuerzas vivas de la nación". Los tres eran la autoridad moral e intelectual en cada pueblo, a la par de la autoridad real del alcalde y del jefe del puesto de la Guardia Nacional. A fines de la década de los sesenta estos reproductores de la ideología dominante, que ayudaban a mantener la ley y el orden en el campo, en muchos lugares se han vuelto críticos del gobierno: el médico porque se ha politizado en las asambleas y movimiento estudiantil de la Universidad Nacional, el sacerdote a menudo transformado en agitador y organizador del campesinado a raíz de los lineamientos del Concilio Vaticano II y de Medellín, así como por la teología de la liberación y, por último, el maestro o la maestra, concientizados a partir de sus propias experiencias de la lucha gremial y de las iniciativas de ANDES. Se empezaba a desarrollar lo que Gramsci llamaba una “guerra de posiciones”, o sea, una lucha por la hegemonía ideológica, por imponer las ideas dominantes en la sociedad.
La radicalización del magisterio fue a la par con la de todo el país. Participó de la lucha electoral de 1972, saldada con el fraude que se le hizo a la Unión Nacional Opositora, UNO. A la altura de 1975 la mayoría de su dirigencia votó por la integración de ANDES en el Bloque Popular Revolucionario, BPR, que coordinaba la parte del movimiento de masas que orientaba una de las organizaciones revolucionarias más poderosas: las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí”, FPL. De hecho, varios de los más connotados dirigentes gremiales del magisterio se afiliarán en el transcurso de estos años a las diferentes organizaciones de la izquierda, llegando a ser dirigentes del FMLN al iniciarse la guerra civil. Así, Mario López será el Comandante Venancio del PRTC, Norma Guevara será miembro de la Comisión Política del PCS, Mélida Anaya Montes con el nombre de Comandante Ana María llegó a ser la segunda en el mando de las FPL, o Leonel González quien encabezó dicha organización desde 1983 y en la posguerra ha sido Secretario General del partido FMLN. Muchos otros se integraron de forma anónima en las filas de combatientes del movimiento de liberación nacional. El conflicto salvadoreño, considerado por Ronald Reagan la “prioridad número uno” de su política exterior, se alimentó de estas raíces sociales que se hundían en su historia.
El magisterio salvadoreño pagó un fuerte precio por ese compromiso político. Más de 400 maestros fueron asesinados o desaparecidos en la espiral de violencia generada desde mediados de los setenta. Varios centenares más tuvieron que irse al exilio para salvar sus vidas. Otros se desvincularon de toda actividad política o gremial. Una vez pasado el conflicto armado, ANDES ha seguido siendo un interlocutor ineludible frente al Ministerio de Educación, aunque ya sin la absoluta preponderancia entre el sector magisterial que había tenido en la coyuntura del 68 y la década siguiente. No obstante, al momento de la entrega anual de las Medallas al Mérito Educativo, siguen siendo los candidatos propuestos por ANDES – 21 de Junio los que consiguen imponerse en las votaciones gremiales, lo que no deja de ser una señal de su permanente implantación dentro del magisterio y de su continuado prestigio ante la sociedad.
EL AÑO HISTÓRICO DE 1968 (PARTE 7ª)
Diez acontecimientos que cambiaron el mundo
(Parte VII)
Ricardo Ribera 08-01-2007 / El Faro
7.- La matanza de Tlatelolco
Los acontecimientos de 1968 en la capital mexicana iban a demostrar el dramatismo que las luchas sociales podían alcanzar en los países periféricos. Eran los estudiantes universitarios, también ahí, los grandes protagonistas. Pero en América Latina una protesta pacífica podía terminar en una masacre. Hubiera sido de esperar tal represión violenta por parte de alguna de las dictaduras militares que asolaban el continente, pero no en México, que junto con Chile y Costa Rica, era de los pocos países latinoamericanos con larga tradición democrática. Ciertamente, el Partido Revolucionario Institucional, PRI, ejercía una suerte de monopolio del poder político de varias décadas pero, heredero de la revolución mexicana, era considerado como una fuerza progresista en todo el mundo. Pero en el plano nacional venía mostrando una tendencia al autoritarismo que se exacerbó en la coyuntura del 68.
En la gigantesca Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, los estudiantes iniciaron en el verano de ese año una serie de asambleas para demandar una reforma universitaria. La situación se fue politizando ante la intransigencia gubernamental y las reivindicaciones empezaron a abarcar aspectos de crítica a la política nacional. Pocas semanas antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos, previstos a realizarse en septiembre en el Distrito Federal, los jóvenes decidieron tomarse la Plaza de las Tres Culturas, también llamada plaza Tlatelolco, para presionar al gobierno en momentos en que México atraería la atención mundial. Las autoridades habían invertido grandes sumas en los Juegos, de los que esperaban un efecto propagandístico positivo sobre la imagen del país y la atracción de inversiones. La toma de una céntrica plaza por el movimiento estudiantil estorbaba dichos planes. Para los manifestantes era la mejor ocasión de presionar por una negociación con el gobierno. Mas éste prefirió adoptar otra línea de acción.
Investigaciones posteriores comprobaron que la policía había logrado infiltrar, incluso a nivel de la dirigencia, al movimiento estudiantil. De hecho, uno de los oradores en la plaza resultó ser oficial de inteligencia que había penetrado en la organización. De tal modo, el movimiento fue manipulado para provocar una radicalización que justificase la operación de represión que ya estaba diseñada y decidida con antelación. Tropas combinadas de la policía y el ejército irrumpieron en la plaza Tlatelolco desde diversos puntos provocando la encerrona de los más de 4 mil manifestantes. Comenzaron los disparos y - en legítima defensa, según las autoridades - las fuerzas del orden abrieron fuego sobre la multitud. Oficialmente el gobierno reconoció 28 muertos y alrededor de doscientos heridos. Pero fuentes independientes y testigos oculares aseguran que los muertos fueron más de doscientos. Se capturó a centenares de personas y la mayoría fue objeto de golpizas y malos tratos. Hubo también varias decenas de desaparecidos, los que se supone fueron asesinados un tiempo después de su captura.
Filmaciones de vecinos y periodistas mostraron la existencia de agentes de civil que se hallaban mezclados entre los manifestantes y que fueron ellos quienes iniciaron los tiroteos. Un guante blanco en su mano derecha, que se colocaron al momento de iniciar el ataque, era la contraseña acordada para evitar ser baleados o apresados por los efectivos gubernamentales. Dichos elementos del Batallón Olimpia se encargaron de generar el caos inicial y posteriormente de balear o capturar a determinados líderes estudiantiles. Se trataba de una verdadera maniobra de conspiración gubernamental a fin de golpear al incipiente movimiento opositor, ensañándose con la cara más visible del mismo, que era el movimiento estudiantil. Los investigadores señalan la participación de miembros de la estación local de la CIA en la planeación y ejecución de la matanza. Una película documental realizada en años posteriores muestra imágenes de archivo y entrevista a víctimas y testigos, con una convincente argumentación sobre la responsabilidad del gobierno de la época y del papel de los agentes de inteligencia estadounidenses.
Los trágicos acontecimientos en la Plaza de las Tres Culturas, frente a centenares de testigos que los presenciaron impotentes desde las ventanas de sus casas, derribaron las esperanzas de una posible democratización mientras se mantuviera la hegemonía política del PRI. México mostró una realidad próxima a la vertiente más sombría del autoritarismo latinoamericano. Un vuelco hacia la línea que propugnaban los Estados Unidos según la doctrina de seguridad nacional y de terrorismo de estado, semejante a la seguida por dictaduras militares en el continente, parecía estarse concretando en el país azteca. México, pese a su tradición de asilo y refugio a perseguidos políticos de otras latitudes, aparecía ahora más lejos de París o de Berlín, que de Guatemala o San Salvador. No tanto por geografía, como por la política que estaban adoptando sus autoridades.
Más tarde vendrá la ruptura de un ala izquierda del PRI con el partido oficial, que se constituirá en Partido Revolucionario Democrático, PRD. Después, su derrota a manos de la oposición neoliberal del PAN. Son ecos lejanos del desencanto que el priísmo empezó a generar en 1968. Más de treinta años después de los sangrientos hechos de Tlatelolco y apartado el PRI del poder, se ha podido por fin abrir proceso judicial al ex-presidente Echeverría, ministro de gobernación en esa época, y a otros altos cargos del gobierno. La impunidad del genocidio de Tlatelolco puede que finalmente sea superada
(Parte VII)
Ricardo Ribera 08-01-2007 / El Faro
7.- La matanza de Tlatelolco
Los acontecimientos de 1968 en la capital mexicana iban a demostrar el dramatismo que las luchas sociales podían alcanzar en los países periféricos. Eran los estudiantes universitarios, también ahí, los grandes protagonistas. Pero en América Latina una protesta pacífica podía terminar en una masacre. Hubiera sido de esperar tal represión violenta por parte de alguna de las dictaduras militares que asolaban el continente, pero no en México, que junto con Chile y Costa Rica, era de los pocos países latinoamericanos con larga tradición democrática. Ciertamente, el Partido Revolucionario Institucional, PRI, ejercía una suerte de monopolio del poder político de varias décadas pero, heredero de la revolución mexicana, era considerado como una fuerza progresista en todo el mundo. Pero en el plano nacional venía mostrando una tendencia al autoritarismo que se exacerbó en la coyuntura del 68.
En la gigantesca Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, los estudiantes iniciaron en el verano de ese año una serie de asambleas para demandar una reforma universitaria. La situación se fue politizando ante la intransigencia gubernamental y las reivindicaciones empezaron a abarcar aspectos de crítica a la política nacional. Pocas semanas antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos, previstos a realizarse en septiembre en el Distrito Federal, los jóvenes decidieron tomarse la Plaza de las Tres Culturas, también llamada plaza Tlatelolco, para presionar al gobierno en momentos en que México atraería la atención mundial. Las autoridades habían invertido grandes sumas en los Juegos, de los que esperaban un efecto propagandístico positivo sobre la imagen del país y la atracción de inversiones. La toma de una céntrica plaza por el movimiento estudiantil estorbaba dichos planes. Para los manifestantes era la mejor ocasión de presionar por una negociación con el gobierno. Mas éste prefirió adoptar otra línea de acción.
Investigaciones posteriores comprobaron que la policía había logrado infiltrar, incluso a nivel de la dirigencia, al movimiento estudiantil. De hecho, uno de los oradores en la plaza resultó ser oficial de inteligencia que había penetrado en la organización. De tal modo, el movimiento fue manipulado para provocar una radicalización que justificase la operación de represión que ya estaba diseñada y decidida con antelación. Tropas combinadas de la policía y el ejército irrumpieron en la plaza Tlatelolco desde diversos puntos provocando la encerrona de los más de 4 mil manifestantes. Comenzaron los disparos y - en legítima defensa, según las autoridades - las fuerzas del orden abrieron fuego sobre la multitud. Oficialmente el gobierno reconoció 28 muertos y alrededor de doscientos heridos. Pero fuentes independientes y testigos oculares aseguran que los muertos fueron más de doscientos. Se capturó a centenares de personas y la mayoría fue objeto de golpizas y malos tratos. Hubo también varias decenas de desaparecidos, los que se supone fueron asesinados un tiempo después de su captura.
Filmaciones de vecinos y periodistas mostraron la existencia de agentes de civil que se hallaban mezclados entre los manifestantes y que fueron ellos quienes iniciaron los tiroteos. Un guante blanco en su mano derecha, que se colocaron al momento de iniciar el ataque, era la contraseña acordada para evitar ser baleados o apresados por los efectivos gubernamentales. Dichos elementos del Batallón Olimpia se encargaron de generar el caos inicial y posteriormente de balear o capturar a determinados líderes estudiantiles. Se trataba de una verdadera maniobra de conspiración gubernamental a fin de golpear al incipiente movimiento opositor, ensañándose con la cara más visible del mismo, que era el movimiento estudiantil. Los investigadores señalan la participación de miembros de la estación local de la CIA en la planeación y ejecución de la matanza. Una película documental realizada en años posteriores muestra imágenes de archivo y entrevista a víctimas y testigos, con una convincente argumentación sobre la responsabilidad del gobierno de la época y del papel de los agentes de inteligencia estadounidenses.
Los trágicos acontecimientos en la Plaza de las Tres Culturas, frente a centenares de testigos que los presenciaron impotentes desde las ventanas de sus casas, derribaron las esperanzas de una posible democratización mientras se mantuviera la hegemonía política del PRI. México mostró una realidad próxima a la vertiente más sombría del autoritarismo latinoamericano. Un vuelco hacia la línea que propugnaban los Estados Unidos según la doctrina de seguridad nacional y de terrorismo de estado, semejante a la seguida por dictaduras militares en el continente, parecía estarse concretando en el país azteca. México, pese a su tradición de asilo y refugio a perseguidos políticos de otras latitudes, aparecía ahora más lejos de París o de Berlín, que de Guatemala o San Salvador. No tanto por geografía, como por la política que estaban adoptando sus autoridades.
Más tarde vendrá la ruptura de un ala izquierda del PRI con el partido oficial, que se constituirá en Partido Revolucionario Democrático, PRD. Después, su derrota a manos de la oposición neoliberal del PAN. Son ecos lejanos del desencanto que el priísmo empezó a generar en 1968. Más de treinta años después de los sangrientos hechos de Tlatelolco y apartado el PRI del poder, se ha podido por fin abrir proceso judicial al ex-presidente Echeverría, ministro de gobernación en esa época, y a otros altos cargos del gobierno. La impunidad del genocidio de Tlatelolco puede que finalmente sea superada
EL AÑO HISTÓRICO DE 1968 (PARTE 6ª)
Diez acontecimientos que cambiaron el mundo
(Parte VI)
Ricardo Ribera 01-01-2007 / El Faro
6.- Las protestas por Vietnam, el movimiento hippie y el festival de Woodstock
La derrota de Estados Unidos fue obra del pueblo vietnamita, que pagó un precio muy elevado: cerca de un millón de muertos. Pero, sin duda, resultó determinante también el vuelco de la opinión pública norteamericana contra la continuación de esa guerra. Se cobró 58 mil vidas de jóvenes estadounidenses y destrozó el futuro de unos 300 mil que fueron heridos o mutilados. A la altura de 1968, tras ocho años de intervención, los Estados Unidos habían perdido su imagen de potencia anticolonialista y pacifista. Aparecían ahora a los ojos del mundo y de buena parte de su propia población como una potencia imperialista y agresiva. Su política exterior había entrado en una crisis de legitimidad. Era uno de los efectos del “síndrome de Vietnam”.
A ello contribuyó enormemente la difusión de fotos, artículos periodísticos y reportajes televisivos que daban cuenta de atrocidades cometidas por sus propias tropas o las de sus aliados. La foto de una niña vietnamita de nueve años, que corre desnuda con el cuerpo en llamas mientras huye de un bombardeo con napalm, estremeció a la opinión pública. O la ejecución sumaria de un guerrillero recién capturado, en plena calle y con toda frialdad, por el jefe de la policía de Saigón, filmada y transmitida por la televisión norteamericana. Asimismo la matanza de los pobladores de la aldea Mi Lay, en su mayoría ancianos, mujeres y niños, que protagonizó una unidad de infantes de marina, cubierta por corresponsales de guerra occidentales y ampliamente documentada. Las autoridades militares de Estados Unidos insistían en que se trataba de actos aislados, que los responsables fueron juzgados y condenados. De nada servía. Los periodistas iban tras la noticia y, obviamente, no lo era si una patrulla operaba sin incidentes y siguiendo las normas. Se trataba de la primera guerra televisada en directo y el alto mando no había medido el impacto de las noticias de Vietnam sobre su retaguardia. Los esfuerzos oficiales por ocultar las bajas propias o los abusos que ocasionalmente cometían sus tropas estaban condenados al fracaso. Un periodista lo resumió con ironía: “El objetivo del presidente Johnson, al parecer, era: cómo hacer la guerra sin que el New York Times lo notase”. La opinión pública se volcó contra la guerra.
Una gigantesca manifestación contra la guerra de Vietnam tuvo lugar en Washington, frente al Pentágono, en 1967. Otras 200 mil personas repetirían la demostración el año 1969. En estas protestas jóvenes en edad militar, en un acto de desobediencia civil, quemaban públicamente sus cartillas de reclutamiento. La impopularidad del sistema de reclutamiento se debía también a que los jóvenes de clase media y alta eludían fácilmente ir a Vietnam. Allá eran enviados mayoritariamente los pobres y los miembros de las minorías raciales. Los afroamericanos que representaban el 11% de la población total, en cambio suponían el 31% de las tropas destacadas en Vietnam. Por otra parte, nadie quería ir a morir en una guerra que parecía absurda, a miles de kilómetros, en las selvas de un país desconocido, por motivos tan abstractos como “la defensa de la libertad”.
No es de extrañar, por tanto, que creciera la influencia de corrientes contraculturales y pacifistas. La más importante en la época era sin duda el movimiento hippie. Nacido a inicios de la década, inspirado por aventureros nómadas como Jack Keruac y por las influencias de filosofías orientales, era un movimiento juvenil que vivía en comunas al margen de la sociedad consumista. Su lema “amor y paz” cobraría sentido concreto ante la evolución de la guerra de Vietnam y se transformaría en el conocido eslogan contestatario “haz el amor y no la guerra”. Aunque los hippies auténticos eran una pequeña minoría, no dejaban de ser admirados e imitados por una generación entera de jóvenes. Era una revolución en los valores: amor libre, espontaneidad, rechazo a las normas sociales, pacifismo, respeto a la naturaleza, drogas y creación artística.
En los laboratorios de la Universidad de Berkeley, en San Francisco, había nacido el LSD, droga sintética alucinógena que inspiró la nueva corriente del arte psicodélico. La marihuana y otras drogas relativamente suaves se pusieron de moda entre la juventud y su uso era considerado en la época como un signo de rebeldía. Eran consumidas de manera ostentosa por la mayoría de las estrellas de la música rock, verdaderos líderes juveniles en los sesenta. Todo ello formaba parte de la “contracultura” o “underground” que contradecía los valores y la hipocresía imperantes en la sociedad, por ejemplo, la existencia de drogas permitidas, como el alcohol y el tabaco, tildadas de más nocivas que algunas de las ilegales. Igualmente ocurría con el tema de la sexualidad.
En este ambiente surgió la convocatoria a un festival musical de tres días en Woodstock, en la costa este, en el verano de 1969. La concurrencia masiva sorprendió a los propios organizadores y desbordó la infraestructura prevista. Más de 200 mil personas de todo el país se congregaron en el enorme descampado haciendo colapsar toda previsión de instalaciones sanitarias, alimentos, etc. Al público asistente no pareció importarle. Las escenas de jóvenes bañándose desnudos, haciendo el amor o drogándose en público, escandalizaron a una parte del país pero seducían a otra. Los mismos residentes de la zona, humildes granjeros, reaccionaron con opiniones divididas. Para unos los jóvenes eran un escándalo y una molestia intolerables, para otros una expresión de la libertad y del amor a la vida, además de una fuente de ingresos inesperados.
Músicos consagrados como Janis Joplin o Jimi Hendrix participaron en el festival; otros grupos desconocidos se hicieron famosos gracias a él. El tema de Vietnam y su crítica no podían faltar y algunas actuaciones galvanizaron las protestas contra la guerra. Fue el festival de Woodstock el momento culminante de una época que ya iba camino a ser superada. Pero en su momento marcó una señal inequívoca de que la juventud estaba en Estados Unidos desconectándose de sus autoridades y de los valores socialmente aceptados. Aunque menos politizados que sus compañeros europeos, los jóvenes estadounidenses sin duda coincidían en un caldo generacional común.
(Parte VI)
Ricardo Ribera 01-01-2007 / El Faro
6.- Las protestas por Vietnam, el movimiento hippie y el festival de Woodstock
La derrota de Estados Unidos fue obra del pueblo vietnamita, que pagó un precio muy elevado: cerca de un millón de muertos. Pero, sin duda, resultó determinante también el vuelco de la opinión pública norteamericana contra la continuación de esa guerra. Se cobró 58 mil vidas de jóvenes estadounidenses y destrozó el futuro de unos 300 mil que fueron heridos o mutilados. A la altura de 1968, tras ocho años de intervención, los Estados Unidos habían perdido su imagen de potencia anticolonialista y pacifista. Aparecían ahora a los ojos del mundo y de buena parte de su propia población como una potencia imperialista y agresiva. Su política exterior había entrado en una crisis de legitimidad. Era uno de los efectos del “síndrome de Vietnam”.
A ello contribuyó enormemente la difusión de fotos, artículos periodísticos y reportajes televisivos que daban cuenta de atrocidades cometidas por sus propias tropas o las de sus aliados. La foto de una niña vietnamita de nueve años, que corre desnuda con el cuerpo en llamas mientras huye de un bombardeo con napalm, estremeció a la opinión pública. O la ejecución sumaria de un guerrillero recién capturado, en plena calle y con toda frialdad, por el jefe de la policía de Saigón, filmada y transmitida por la televisión norteamericana. Asimismo la matanza de los pobladores de la aldea Mi Lay, en su mayoría ancianos, mujeres y niños, que protagonizó una unidad de infantes de marina, cubierta por corresponsales de guerra occidentales y ampliamente documentada. Las autoridades militares de Estados Unidos insistían en que se trataba de actos aislados, que los responsables fueron juzgados y condenados. De nada servía. Los periodistas iban tras la noticia y, obviamente, no lo era si una patrulla operaba sin incidentes y siguiendo las normas. Se trataba de la primera guerra televisada en directo y el alto mando no había medido el impacto de las noticias de Vietnam sobre su retaguardia. Los esfuerzos oficiales por ocultar las bajas propias o los abusos que ocasionalmente cometían sus tropas estaban condenados al fracaso. Un periodista lo resumió con ironía: “El objetivo del presidente Johnson, al parecer, era: cómo hacer la guerra sin que el New York Times lo notase”. La opinión pública se volcó contra la guerra.
Una gigantesca manifestación contra la guerra de Vietnam tuvo lugar en Washington, frente al Pentágono, en 1967. Otras 200 mil personas repetirían la demostración el año 1969. En estas protestas jóvenes en edad militar, en un acto de desobediencia civil, quemaban públicamente sus cartillas de reclutamiento. La impopularidad del sistema de reclutamiento se debía también a que los jóvenes de clase media y alta eludían fácilmente ir a Vietnam. Allá eran enviados mayoritariamente los pobres y los miembros de las minorías raciales. Los afroamericanos que representaban el 11% de la población total, en cambio suponían el 31% de las tropas destacadas en Vietnam. Por otra parte, nadie quería ir a morir en una guerra que parecía absurda, a miles de kilómetros, en las selvas de un país desconocido, por motivos tan abstractos como “la defensa de la libertad”.
No es de extrañar, por tanto, que creciera la influencia de corrientes contraculturales y pacifistas. La más importante en la época era sin duda el movimiento hippie. Nacido a inicios de la década, inspirado por aventureros nómadas como Jack Keruac y por las influencias de filosofías orientales, era un movimiento juvenil que vivía en comunas al margen de la sociedad consumista. Su lema “amor y paz” cobraría sentido concreto ante la evolución de la guerra de Vietnam y se transformaría en el conocido eslogan contestatario “haz el amor y no la guerra”. Aunque los hippies auténticos eran una pequeña minoría, no dejaban de ser admirados e imitados por una generación entera de jóvenes. Era una revolución en los valores: amor libre, espontaneidad, rechazo a las normas sociales, pacifismo, respeto a la naturaleza, drogas y creación artística.
En los laboratorios de la Universidad de Berkeley, en San Francisco, había nacido el LSD, droga sintética alucinógena que inspiró la nueva corriente del arte psicodélico. La marihuana y otras drogas relativamente suaves se pusieron de moda entre la juventud y su uso era considerado en la época como un signo de rebeldía. Eran consumidas de manera ostentosa por la mayoría de las estrellas de la música rock, verdaderos líderes juveniles en los sesenta. Todo ello formaba parte de la “contracultura” o “underground” que contradecía los valores y la hipocresía imperantes en la sociedad, por ejemplo, la existencia de drogas permitidas, como el alcohol y el tabaco, tildadas de más nocivas que algunas de las ilegales. Igualmente ocurría con el tema de la sexualidad.
En este ambiente surgió la convocatoria a un festival musical de tres días en Woodstock, en la costa este, en el verano de 1969. La concurrencia masiva sorprendió a los propios organizadores y desbordó la infraestructura prevista. Más de 200 mil personas de todo el país se congregaron en el enorme descampado haciendo colapsar toda previsión de instalaciones sanitarias, alimentos, etc. Al público asistente no pareció importarle. Las escenas de jóvenes bañándose desnudos, haciendo el amor o drogándose en público, escandalizaron a una parte del país pero seducían a otra. Los mismos residentes de la zona, humildes granjeros, reaccionaron con opiniones divididas. Para unos los jóvenes eran un escándalo y una molestia intolerables, para otros una expresión de la libertad y del amor a la vida, además de una fuente de ingresos inesperados.
Músicos consagrados como Janis Joplin o Jimi Hendrix participaron en el festival; otros grupos desconocidos se hicieron famosos gracias a él. El tema de Vietnam y su crítica no podían faltar y algunas actuaciones galvanizaron las protestas contra la guerra. Fue el festival de Woodstock el momento culminante de una época que ya iba camino a ser superada. Pero en su momento marcó una señal inequívoca de que la juventud estaba en Estados Unidos desconectándose de sus autoridades y de los valores socialmente aceptados. Aunque menos politizados que sus compañeros europeos, los jóvenes estadounidenses sin duda coincidían en un caldo generacional común.
EL AÑO HISTÓRICO DE 1968 (PARTE 5ª)
Diez acontecimientos que cambiaron el mundo
(Parte V)
Ricardo Ribera 25-12-2006 / El Faro
5.- La ofensiva del Tet en Vietnam
1968 significó un punto de inflexión en la guerra de Vietnam, señalando un antes y un después. La presencia militar norteamericana estaba en esa fecha en su punto más alto: 536 mil soldados. Sin embargo, la ofensiva guerrillera del mes de enero, coincidiendo con las festividades del Tet que marcan el inicio de la época lluviosa en el trópico vietnamita, cambió la tendencia a la escalada militar y a partir de ese momento Estados Unidos buscará la forma de retirarse. El fracaso del intervencionismo imperial se ha hecho patente e insostenible.
El involucramiento estadounidense en el conflicto vietnamita comenzó en 1961 con la Administración Kennedy, quien invocó la “teoría del dominó”: si todo Vietnam cae en manos comunistas, caerá toda Indochina y le podría seguir el resto de Asia; con ello el comunismo se volverá imparable. Lo que estaría en juego, según dicha visión, sería “la defensa del mundo libre”. Hasta 1965 la estrategia norteamericana se basaba en el envío de “asesores” militares y grandes volúmenes de pertrechos bélicos al gobierno pro-occidental de Vietnam del Sur, enfrentado a una guerrilla que apoyaba el régimen comunista de Vietnam del Norte. La reunificación del país prevista por los acuerdos de Ginebra tras la retirada francesa de Indochina en 1956 se había frustrado con el golpe militar que impuso un gobierno de la minoría católica en Saigón, en un país budista en su gran mayoría. En 1964 Estados Unidos incrementó a 23 mil efectivos su presencia y en 1965 ésta ya alcanzaba la cifra de 184 mil soldados. La superpotencia se había metido en una trampa (“empantanamiento” fue la expresión utilizada por los críticos) a la que no hallaba más salida que proseguir en su escalada bélica. De 25 mil ataques aéreos en 1965 se había pasado a 180 mil en 1967; las 63 mil toneladas de bombas lanzadas en 1965, para 1967 se habían convertido en 226 mil. Al final de la contienda Estados Unidos habría arrojado cuatro veces más explosivos que en toda la segunda guerra mundial.
El optimismo oficial norteamericano de los primeros años, basado en su superioridad tecnológica y militar, había ido desvaneciéndose ante una guerra irregular en la que el conocimiento del terreno y el apoyo de la población resultaban factores decisivos. Si el general Maxwell Taylor había enunciado eufórico un planteamiento vencedor, basado en “las tres M” (Men, Money, Material; hombres, dinero, material de guerra) la realidad lo había desmentido y su sucesor en el terreno, el general Westmoreland, anunciaba una estrategia mucho más sombría: “regresar Vietnam a la Edad de Piedra”. Pero en verdad, Estados Unidos estaba limitado por las características de un conflicto en el Tercer Mundo, con una potencia no nuclear y presionado por la opinión de sus aliados y la del público. Le era vedado utilizar el arma atómica o invadir Vietnam del Norte.
Sus esfuerzos por “pacificar” el país enfrentaban la fiera determinación del Frente de Liberación Nacional, FLN, al que la propaganda estadounidense denominaba “vietcong” (comunistas vietnamitas). No todos lo eran: había un fuerte componente nacionalista en su lucha, la de una nación invadida por un ejército extranjero, situación que no podía sino considerar como continuación de la opresión colonial. Se correspondía con el concepto de “guerra patriótica de todo el pueblo” que guiaba a las tácticas del general Giap, el máximo jefe militar de Vietnam del Norte, estratega de la victoria sobre Francia y ahora de la guerra contra el imperialismo estadounidense. Para el pueblo viet ésta no era sólo parte de la confrontación propia de la guerra fría entre el socialismo y el capitalismo; también estaba en juego la dignidad e independencia de su país. La inmolación de monjes budistas exigiendo la retirada de Estados Unidos lo demostraba de manera rotunda y descalificaba la propaganda anticomunista con que la gran potencia justificaba su intervención.
La gran ofensiva del Tet agarró de sorpresa a Estados Unidos por su contundencia. Según sus cálculos, la guerrilla estaba debilitada y agotada, sólo sería cuestión de tiempo su derrota final y creía imposible que pudiera lanzar una campaña de gran envergadura. Pero el FLN atacó simultáneamente más de un centenar de poblaciones. Divisiones militares del Norte cruzaron la frontera y atrajeron sobre sí al grueso de los refuerzos norteamericanos. Lograron, con enormes bajas propias, tomar la ciudad imperial de Hué, capital histórica en la cintura del país. Su conquista era un símbolo de gran importancia psicológica para el pueblo viet. Mientras tanto, el FLN sorprendía con una ofensiva en toda regla en el sur desde la superpoblada zona del delta del Mekong. La encabezaban divisiones de tanques, desmontados pieza por pieza y trasladados secretamente durante años por la legendaria “ruta Ho Chi Minh”, desde Vietnam del Norte hasta el extremo sur del país. Desenterrados y ensamblados nuevamente, su efecto sorpresa fue decisivo. Se llegó a combatir casa por casa en la propia Saigón, la capital, e incluso en los jardines de la embajada de Estados Unidos.
Aunque la ofensiva del Tet tuvo un desenlace militar incierto pues la guerrilla no logró tomar el poder y sufrió enormes bajas, de un tercio de sus efectivos, sin embargo fue una victoria política y propagandística decisiva. Cambió la percepción en el mundo sobre la marcha de la guerra de Vietnam: Estados Unidos la estaba perdiendo. El presidente Johnson, agobiado por una opinión pública cada vez más crítica, anunció que no se presentaría a la reelección. El candidato por el Partido Republicano, Richard Nixon, centró su campaña en la promesa de poner fin a la guerra de Vietnam y resultó electo. Inició la reducción del número de tropas y anunció la nueva estrategia de “vietnamización” del conflicto. El ejército vietnamita del Sur quedaría a cargo, al tiempo que se iniciaban negociaciones, que en realidad se reducían a discutir las condiciones de la retirada de Estados Unidos. Culminarían en 1973 y la caída del régimen del Sur sería ya sólo cuestión de tiempo. En 1975 caía Saigón, era rebautizada con el nombre de “ciudad Ho Chi Minh”, el país era reunificado, todo él bajo régimen socialista y con su capital en la norteña Hanoi. El imperialismo había sido derrotado. Ante los ojos del mundo.
(Parte V)
Ricardo Ribera 25-12-2006 / El Faro
5.- La ofensiva del Tet en Vietnam
1968 significó un punto de inflexión en la guerra de Vietnam, señalando un antes y un después. La presencia militar norteamericana estaba en esa fecha en su punto más alto: 536 mil soldados. Sin embargo, la ofensiva guerrillera del mes de enero, coincidiendo con las festividades del Tet que marcan el inicio de la época lluviosa en el trópico vietnamita, cambió la tendencia a la escalada militar y a partir de ese momento Estados Unidos buscará la forma de retirarse. El fracaso del intervencionismo imperial se ha hecho patente e insostenible.
El involucramiento estadounidense en el conflicto vietnamita comenzó en 1961 con la Administración Kennedy, quien invocó la “teoría del dominó”: si todo Vietnam cae en manos comunistas, caerá toda Indochina y le podría seguir el resto de Asia; con ello el comunismo se volverá imparable. Lo que estaría en juego, según dicha visión, sería “la defensa del mundo libre”. Hasta 1965 la estrategia norteamericana se basaba en el envío de “asesores” militares y grandes volúmenes de pertrechos bélicos al gobierno pro-occidental de Vietnam del Sur, enfrentado a una guerrilla que apoyaba el régimen comunista de Vietnam del Norte. La reunificación del país prevista por los acuerdos de Ginebra tras la retirada francesa de Indochina en 1956 se había frustrado con el golpe militar que impuso un gobierno de la minoría católica en Saigón, en un país budista en su gran mayoría. En 1964 Estados Unidos incrementó a 23 mil efectivos su presencia y en 1965 ésta ya alcanzaba la cifra de 184 mil soldados. La superpotencia se había metido en una trampa (“empantanamiento” fue la expresión utilizada por los críticos) a la que no hallaba más salida que proseguir en su escalada bélica. De 25 mil ataques aéreos en 1965 se había pasado a 180 mil en 1967; las 63 mil toneladas de bombas lanzadas en 1965, para 1967 se habían convertido en 226 mil. Al final de la contienda Estados Unidos habría arrojado cuatro veces más explosivos que en toda la segunda guerra mundial.
El optimismo oficial norteamericano de los primeros años, basado en su superioridad tecnológica y militar, había ido desvaneciéndose ante una guerra irregular en la que el conocimiento del terreno y el apoyo de la población resultaban factores decisivos. Si el general Maxwell Taylor había enunciado eufórico un planteamiento vencedor, basado en “las tres M” (Men, Money, Material; hombres, dinero, material de guerra) la realidad lo había desmentido y su sucesor en el terreno, el general Westmoreland, anunciaba una estrategia mucho más sombría: “regresar Vietnam a la Edad de Piedra”. Pero en verdad, Estados Unidos estaba limitado por las características de un conflicto en el Tercer Mundo, con una potencia no nuclear y presionado por la opinión de sus aliados y la del público. Le era vedado utilizar el arma atómica o invadir Vietnam del Norte.
Sus esfuerzos por “pacificar” el país enfrentaban la fiera determinación del Frente de Liberación Nacional, FLN, al que la propaganda estadounidense denominaba “vietcong” (comunistas vietnamitas). No todos lo eran: había un fuerte componente nacionalista en su lucha, la de una nación invadida por un ejército extranjero, situación que no podía sino considerar como continuación de la opresión colonial. Se correspondía con el concepto de “guerra patriótica de todo el pueblo” que guiaba a las tácticas del general Giap, el máximo jefe militar de Vietnam del Norte, estratega de la victoria sobre Francia y ahora de la guerra contra el imperialismo estadounidense. Para el pueblo viet ésta no era sólo parte de la confrontación propia de la guerra fría entre el socialismo y el capitalismo; también estaba en juego la dignidad e independencia de su país. La inmolación de monjes budistas exigiendo la retirada de Estados Unidos lo demostraba de manera rotunda y descalificaba la propaganda anticomunista con que la gran potencia justificaba su intervención.
La gran ofensiva del Tet agarró de sorpresa a Estados Unidos por su contundencia. Según sus cálculos, la guerrilla estaba debilitada y agotada, sólo sería cuestión de tiempo su derrota final y creía imposible que pudiera lanzar una campaña de gran envergadura. Pero el FLN atacó simultáneamente más de un centenar de poblaciones. Divisiones militares del Norte cruzaron la frontera y atrajeron sobre sí al grueso de los refuerzos norteamericanos. Lograron, con enormes bajas propias, tomar la ciudad imperial de Hué, capital histórica en la cintura del país. Su conquista era un símbolo de gran importancia psicológica para el pueblo viet. Mientras tanto, el FLN sorprendía con una ofensiva en toda regla en el sur desde la superpoblada zona del delta del Mekong. La encabezaban divisiones de tanques, desmontados pieza por pieza y trasladados secretamente durante años por la legendaria “ruta Ho Chi Minh”, desde Vietnam del Norte hasta el extremo sur del país. Desenterrados y ensamblados nuevamente, su efecto sorpresa fue decisivo. Se llegó a combatir casa por casa en la propia Saigón, la capital, e incluso en los jardines de la embajada de Estados Unidos.
Aunque la ofensiva del Tet tuvo un desenlace militar incierto pues la guerrilla no logró tomar el poder y sufrió enormes bajas, de un tercio de sus efectivos, sin embargo fue una victoria política y propagandística decisiva. Cambió la percepción en el mundo sobre la marcha de la guerra de Vietnam: Estados Unidos la estaba perdiendo. El presidente Johnson, agobiado por una opinión pública cada vez más crítica, anunció que no se presentaría a la reelección. El candidato por el Partido Republicano, Richard Nixon, centró su campaña en la promesa de poner fin a la guerra de Vietnam y resultó electo. Inició la reducción del número de tropas y anunció la nueva estrategia de “vietnamización” del conflicto. El ejército vietnamita del Sur quedaría a cargo, al tiempo que se iniciaban negociaciones, que en realidad se reducían a discutir las condiciones de la retirada de Estados Unidos. Culminarían en 1973 y la caída del régimen del Sur sería ya sólo cuestión de tiempo. En 1975 caía Saigón, era rebautizada con el nombre de “ciudad Ho Chi Minh”, el país era reunificado, todo él bajo régimen socialista y con su capital en la norteña Hanoi. El imperialismo había sido derrotado. Ante los ojos del mundo.
EL AÑO HISTÓRICO DE 1968 (PARTE 4º)
Diez acontecimientos que cambiaron el mundo
(Parte IV)
Ricardo Ribera 18-12-2006 / El Faro
4.- Auge y fracaso de la revolución cultural china
1968 será un año decisivo para el futuro de China: por un lado Lin Piao podrá declarar, a inicios del siguiente año, que “la revolución cultural ha triunfado”, mientras, por el otro, su derrota viene señalada por el exterminio o absorción en el ejército de la mayoría de los “guardias rojos” que fueron su motor y brazo ejecutor. En realidad, el IX° Congreso de Partido Comunista Chino de principios de 1969 se fijó como objetivo “la reconstrucción del Partido” tras la anarquía y el caos generado por la revolución cultural maoísta. Pero sus máximos dirigentes se integraban al Buró Político. Poner fin al experimento todavía costaría varios años de intensas luchas entre facciones. Pero la iniciativa que levantara Mao Tsé tung ya no lograría reponerse y pasaría a la historia como otro fracaso del “gran timonel”.
Todo comenzó en otoño de 1965 cuando Mao consiguió del Partido autorización para lanzar una campaña de propaganda para “destruir el antiguo mundo”. Desplazado del poder real tras el fracaso económico de “El Gran Salto Adelante”, lanzado por iniciativa suya, el experimentado dirigente iba a dar inicio a una audaz maniobra para recuperar su liderazgo en el partido y en el país. Descontento con el pragmatismo reformista de otros camaradas, que priorizaba el crecimiento económico y la eficacia, Mao buscaría apoyarse en las masas para enfrentarlas al aparato burocrático del Partido e intentar reconquistarlo. Acusaría a la dirigencia estatal de estarse convirtiendo en “la nueva burguesía”, atacaría por igual a técnicos e ingenieros, a intelectuales y funcionarios del partido. La lucha de clases no había terminado con el triunfo de la revolución socialista y Mao seguía confiando en las masas campesinas como la clase principal, frente a los sectores urbanos que en su opinión tendían a aburguesarse. Defenderá a la juventud china como el grupo social que no estaba corrompido y se apoyará en los estudiantes para lanzar una revolución dentro de la revolución. El Grupo de la Revolución Cultural dirigido por la esposa de Mao organizó una estructura paralela a la del Partido, los “guardias rojos”, reclutados sobre todo entre los estudiantes universitarios.
En mayo de 1967 un millón de guardias rojos venidos de todo el país se congregaba frente la Puerta de la Paz Celestial, en Pekín, a escuchar al “gran timonel”: “¡Destruid lo viejo, construid lo nuevo!”. La revolución cultural se ponía en marcha en todo el país, bajo la guía del “pensamiento de Mao Tsé tung”. La edición de “Citas del Presidente Mao”, más conocida como el “Libro Rojo”, se reprodujo por centenares de millones y se tradujo a la casi totalidad de idiomas conocidos. El maoísmo cobraba notoriedad en el mundo, como una forma de leninismo a la china, provocando debates y en algunos casos escisiones en los partidos marxistas y la fundación de organizaciones de signo pro-chino o maoísta. En todas partes se revitalizaba la opción por la lucha armada y en el Tercer Mundo por movimientos guerrilleros que arraigasen entre el campesinado. El imperialismo, según la definición de Mao, era “un tigre de papel”. Se asumían también las críticas a la Unión Soviética, calificada de “social-imperialismo”. La lucha ideológica y por la “proletarización” de la militancia se ponían en un primer plano. La revolución cultural china fue mitificada en muchas partes y sus ecos seguirían resonando incluso mucho después de haber sido muerta y enterrada en la propia China comunista.
En 1967 se imponían los guardias rojos en la mayoría de provincias, comités locales del Partido eran destituidos, se encarcelaba a dirigentes, hubo casos de linchamientos. Muchos dirigentes nacionales fueron purgados, incluido Den Xiao ping, el cerebro de la reformas económicas, y enviados a comunas rurales a “reeducarse”. Chu En lai, el Presidente del Consejo de Ministros y compañero de Mao desde la Larga Marcha de la guerra revolucionaria, pudo mantenerse en el cargo pero privado de poder real. Hubo resistencias y en algunas ciudades se dieron auténticas batallas entre fracciones. Las universidades permanecían cerradas, la producción industrial se redujo y la producción agrícola también descendió dramáticamente. Reinaba el caos en toda China.
El propio Mao empezó a tomar distancia del fanatismo e irracionalidad con que grupos de guardias rojos actuaban. Empezaron a surgir rivalidades entre ellos. Mao se apoyó entonces en el ejército para restaurar el orden y reorganizar la producción. Empezará una campaña de denuncia del ultraizquierdismo y se intentará desarmar a los guardias rojos a partir de 1968. Éstos se resisten y terminarán siendo diezmados por el ejército. Éste retoma el control pero se niega a mantener militarizado el país. El Partido ha de asumir nuevamente la conducción. Es así cómo a principios de 1969 casi la mitad del nuevo Comité Central procede de las filas del ELP. Poco a poco son rehabilitados los dirigentes purgados por la revolución cultural. Es un difícil equilibrio de fuerzas, donde los maoístas todavía intentarán en 1973, con una campaña dirigida supuestamente a criticar el pensamiento de Confucio, debilitar la posición nuevamente reforzada de Chu En lai. Éste consiguió prevalecer y en 1975 puso de nuevo al frente de la conducción económica a Deng Xiao ping, quien lanzó la línea de “las cuatro modernizaciones”. El milagro económico chino y su despegue al desarrollo, camino a convertirse en potencia económica mundial, empezaba a sentar sus bases tras diez años de anarquía y virtual guerra civil.
El Presidente Mao, no obstante, mantuvo hasta el fin de sus días el respeto y apoyo de masas, alimentado con un exagerado culto a la personalidad, y nadie en el Partido se atrevió a desafiar su poder. Pero tras su muerte en 1976, pocos meses después era arrestada su viuda, Jiang Qing, acusada de conspirar y de ser parte de “la banda de los cuatro” que habría provocado la pesadilla de los años de revolución cultural. Lin Piao, el jefe del ejército que acuerpó la revolución cultural y la hegemonía de Mao, había muerto en 1971 víctima de un extraño accidente de aviación, cuando volaba secretamente a Moscú. China pasaba página a un complicado período de su historia contemporánea, de extremismo ideológico que llevaba a la revolución permanente y a la guerra civil, pero también de rectificación hacia la estabilidad, la moderación y la modernización, como ha demostrado en el siguiente cuarto de siglo.
(Parte IV)
Ricardo Ribera 18-12-2006 / El Faro
4.- Auge y fracaso de la revolución cultural china
1968 será un año decisivo para el futuro de China: por un lado Lin Piao podrá declarar, a inicios del siguiente año, que “la revolución cultural ha triunfado”, mientras, por el otro, su derrota viene señalada por el exterminio o absorción en el ejército de la mayoría de los “guardias rojos” que fueron su motor y brazo ejecutor. En realidad, el IX° Congreso de Partido Comunista Chino de principios de 1969 se fijó como objetivo “la reconstrucción del Partido” tras la anarquía y el caos generado por la revolución cultural maoísta. Pero sus máximos dirigentes se integraban al Buró Político. Poner fin al experimento todavía costaría varios años de intensas luchas entre facciones. Pero la iniciativa que levantara Mao Tsé tung ya no lograría reponerse y pasaría a la historia como otro fracaso del “gran timonel”.
Todo comenzó en otoño de 1965 cuando Mao consiguió del Partido autorización para lanzar una campaña de propaganda para “destruir el antiguo mundo”. Desplazado del poder real tras el fracaso económico de “El Gran Salto Adelante”, lanzado por iniciativa suya, el experimentado dirigente iba a dar inicio a una audaz maniobra para recuperar su liderazgo en el partido y en el país. Descontento con el pragmatismo reformista de otros camaradas, que priorizaba el crecimiento económico y la eficacia, Mao buscaría apoyarse en las masas para enfrentarlas al aparato burocrático del Partido e intentar reconquistarlo. Acusaría a la dirigencia estatal de estarse convirtiendo en “la nueva burguesía”, atacaría por igual a técnicos e ingenieros, a intelectuales y funcionarios del partido. La lucha de clases no había terminado con el triunfo de la revolución socialista y Mao seguía confiando en las masas campesinas como la clase principal, frente a los sectores urbanos que en su opinión tendían a aburguesarse. Defenderá a la juventud china como el grupo social que no estaba corrompido y se apoyará en los estudiantes para lanzar una revolución dentro de la revolución. El Grupo de la Revolución Cultural dirigido por la esposa de Mao organizó una estructura paralela a la del Partido, los “guardias rojos”, reclutados sobre todo entre los estudiantes universitarios.
En mayo de 1967 un millón de guardias rojos venidos de todo el país se congregaba frente la Puerta de la Paz Celestial, en Pekín, a escuchar al “gran timonel”: “¡Destruid lo viejo, construid lo nuevo!”. La revolución cultural se ponía en marcha en todo el país, bajo la guía del “pensamiento de Mao Tsé tung”. La edición de “Citas del Presidente Mao”, más conocida como el “Libro Rojo”, se reprodujo por centenares de millones y se tradujo a la casi totalidad de idiomas conocidos. El maoísmo cobraba notoriedad en el mundo, como una forma de leninismo a la china, provocando debates y en algunos casos escisiones en los partidos marxistas y la fundación de organizaciones de signo pro-chino o maoísta. En todas partes se revitalizaba la opción por la lucha armada y en el Tercer Mundo por movimientos guerrilleros que arraigasen entre el campesinado. El imperialismo, según la definición de Mao, era “un tigre de papel”. Se asumían también las críticas a la Unión Soviética, calificada de “social-imperialismo”. La lucha ideológica y por la “proletarización” de la militancia se ponían en un primer plano. La revolución cultural china fue mitificada en muchas partes y sus ecos seguirían resonando incluso mucho después de haber sido muerta y enterrada en la propia China comunista.
En 1967 se imponían los guardias rojos en la mayoría de provincias, comités locales del Partido eran destituidos, se encarcelaba a dirigentes, hubo casos de linchamientos. Muchos dirigentes nacionales fueron purgados, incluido Den Xiao ping, el cerebro de la reformas económicas, y enviados a comunas rurales a “reeducarse”. Chu En lai, el Presidente del Consejo de Ministros y compañero de Mao desde la Larga Marcha de la guerra revolucionaria, pudo mantenerse en el cargo pero privado de poder real. Hubo resistencias y en algunas ciudades se dieron auténticas batallas entre fracciones. Las universidades permanecían cerradas, la producción industrial se redujo y la producción agrícola también descendió dramáticamente. Reinaba el caos en toda China.
El propio Mao empezó a tomar distancia del fanatismo e irracionalidad con que grupos de guardias rojos actuaban. Empezaron a surgir rivalidades entre ellos. Mao se apoyó entonces en el ejército para restaurar el orden y reorganizar la producción. Empezará una campaña de denuncia del ultraizquierdismo y se intentará desarmar a los guardias rojos a partir de 1968. Éstos se resisten y terminarán siendo diezmados por el ejército. Éste retoma el control pero se niega a mantener militarizado el país. El Partido ha de asumir nuevamente la conducción. Es así cómo a principios de 1969 casi la mitad del nuevo Comité Central procede de las filas del ELP. Poco a poco son rehabilitados los dirigentes purgados por la revolución cultural. Es un difícil equilibrio de fuerzas, donde los maoístas todavía intentarán en 1973, con una campaña dirigida supuestamente a criticar el pensamiento de Confucio, debilitar la posición nuevamente reforzada de Chu En lai. Éste consiguió prevalecer y en 1975 puso de nuevo al frente de la conducción económica a Deng Xiao ping, quien lanzó la línea de “las cuatro modernizaciones”. El milagro económico chino y su despegue al desarrollo, camino a convertirse en potencia económica mundial, empezaba a sentar sus bases tras diez años de anarquía y virtual guerra civil.
El Presidente Mao, no obstante, mantuvo hasta el fin de sus días el respeto y apoyo de masas, alimentado con un exagerado culto a la personalidad, y nadie en el Partido se atrevió a desafiar su poder. Pero tras su muerte en 1976, pocos meses después era arrestada su viuda, Jiang Qing, acusada de conspirar y de ser parte de “la banda de los cuatro” que habría provocado la pesadilla de los años de revolución cultural. Lin Piao, el jefe del ejército que acuerpó la revolución cultural y la hegemonía de Mao, había muerto en 1971 víctima de un extraño accidente de aviación, cuando volaba secretamente a Moscú. China pasaba página a un complicado período de su historia contemporánea, de extremismo ideológico que llevaba a la revolución permanente y a la guerra civil, pero también de rectificación hacia la estabilidad, la moderación y la modernización, como ha demostrado en el siguiente cuarto de siglo.
EL AÑO HISTÓRICO DE 1968 (PARTE 3ª)
Diez acontecimientos que cambiaron el mundo
(Parte III)
Ricardo Ribera 11-12-2006 / El Faro
3.- La primavera de Praga y su aplastamiento
Paralelamente a los acontecimientos del mayo francés que galvanizó el descontento de los estratos juveniles en Europa occidental, al otro lado de “la cortina de hierro” (según la expresión de Churchill), en los países de Europa del Este, las expectativas se levantaban en torno al experimento de reforma del socialismo emprendido por las autoridades checoslovacas. Siguiendo el lema enunciado por el sociólogo Radovan Richte de generar “un socialismo con rostro humano”, el propio Secretario General del Partido Comunista y jefe del gobierno Alexander Dubceck, recién electo en enero de 1968, lanzaba un audaz plan de reformas para democratizar el sistema. Incluía modalidades de economía mixta, impulsando empresas privadas a la par de las estatales. Lo que más llamaba la atención del Programa de Acción promulgado en abril de ese mismo año, era la intención de “humanizar” el socialismo.
La iniciativa de las autoridades se ganó rápidamente el apoyo entusiasta de una gran parte de la población y sobre todo de los jóvenes checoslovacos. Éstos se sentían parte de Europa, sentimiento estimulado por la apertura al turismo occidental, los intercambios estudiantiles, la apertura informativa y la libertad cultural, políticas que desde años atrás venía impulsando el gobierno comunista de Checoslovaquia. El país, con un desarrollo industrial superior al resto del campo socialista, contaba también con un vigoroso clima intelectual. Reinaba un ambiente de debate y de apertura mental incomparable con el resto de Europa del Este. La sociedad estaba influida por la labor crítica de cineastas como Milos Forman y Jiri Menzel, de escritores de talla como Milan Kundera o de importantes filósofos en la línea del marxismo heterodoxo como el húngaro Georg Lukács. La renovación intelectual precedió y de alguna forma preparó las condiciones sociales para que en Checoslovaquia apareciera y floreciera esa gran esperanza que fue la llamada “primavera de Praga” en 1968.
El régimen checoslovaco defendía el derecho a impulsar su propio proyecto, en la búsqueda de su identidad nacional y desde su sentimiento de pertenencia a Europa, pero con una conveniente prudencia frente a la superpotencia soviética, al no cuestionar su adhesión al socialismo ni su pertenencia a la alianza militar del Pacto de Varsovia. La represión en 1956 del intento de separación de Hungría dejaba claros los límites que no podían ser traspasados. Tampoco Dubcek, egresado de la Escuela Superior de Cuadros del Partido de Moscú, pretendía hacerlo. Lo que él y su equipo protagonizaban en 1968 era el intento de promover una “perestroika” en el campo socialista, pero casi veinte años antes del ascenso de Gorbachev al poder, poniendo a prueba los alcances y sinceridad de la desestalinización que había iniciado Kruschev y parecía consolidarse con Breznev.
Inicialmente el Kremlin dejó hacer, no sin permanecer atento a la evolución ideológica y política del experimento checo. Pero éste suscitaba la alarma de sus vecinos. Tanto las autoridades de la República Democrática Alemana como las de Polonia temían que pronto surgiera una corriente popular en sus países que reclamase imitar el modelo de socialismo que se empezaba a impulsar en Checoslovaquia. Finalmente Breznev tomó partido y decidió cortar de tajo las veleidades reformistas checas. Entre el 20 y el 21 de agosto medio millón de soldados y 7 mil tanques de las fuerzas conjuntas del Pacto de Varsovia invadían Checoslovaquia para derrocar el gobierno y detener a los principales dirigentes. La población respondió con una amplia campaña de resistencia pasiva. Discutían con los soldados, rusos la mayoría, confraternizaban con ellos y, en una imagen que se repetiría después en Portugal tras el golpe de estado que en 1974 derribó la dictadura militar en aquel país, colocaban claveles en la boca de sus fusiles.
De nada sirvió la resistencia pasiva ante la inflexibilidad de las órdenes soviéticas. La sensatez del pueblo checoslovaco evitó que se produjera un baño de sangre. Hubo tan sólo un muerto: un estudiante que se inmoló en Praga, meses después, en protesta por la ocupación militar del país y el aplastamiento de su autodeterminación e independencia. El sentimiento de impotencia permitió la estabilidad del país que, sin embargo, nunca se resignó a la renuncia de su propio proyecto transformador. De hecho, Alexander Dubcek regresaría a la política al desplomarse el comunismo dos décadas más tarde, respetado por todos como el político reformador a quien no le permitieron democratizar el socialismo.
Breznev, que había proclamado en su momento la “coexistencia pacífica” con el mundo capitalista, enunciaría tras el aplastamiento de la primavera de Praga, la nueva línea con respecto a los países del campo socialista bajo su esfera de influencia: la doctrina de la “soberanía limitada”. Los intereses supremos de la Unión Soviética y del socialismo, según tal doctrina política, debían prevalecer sobre la independencia efectiva de los países de Europa del Este. Quedaba así oficializado el sometimiento de los mismos a las decisiones de Moscú, que imponía su propia política imperialista donde así podía hacerlo. Occidente aceptó el criterio de respetar las “áreas de influencia” de cada una de las superpotencias y no intervino de ningún modo en defensa del pueblo y gobierno checos. Explotó con gran eficacia la imagen de falta de libertades y de brutalidad del bloque soviético, alimentando su aparato propagandístico. Los partidos comunistas de Europa occidental reaccionaron con gran disgusto a la intervención militar soviética y tres de los más importantes, los de Italia, Francia y España, la criticaron abiertamente, se distanciaron de Moscú y renovaron su pensamiento y propuestas: había nacido el llamado “eurocomunismo”. Tomaría su andadura propia según el “espíritu de Praga”.
(Parte III)
Ricardo Ribera 11-12-2006 / El Faro
3.- La primavera de Praga y su aplastamiento
Paralelamente a los acontecimientos del mayo francés que galvanizó el descontento de los estratos juveniles en Europa occidental, al otro lado de “la cortina de hierro” (según la expresión de Churchill), en los países de Europa del Este, las expectativas se levantaban en torno al experimento de reforma del socialismo emprendido por las autoridades checoslovacas. Siguiendo el lema enunciado por el sociólogo Radovan Richte de generar “un socialismo con rostro humano”, el propio Secretario General del Partido Comunista y jefe del gobierno Alexander Dubceck, recién electo en enero de 1968, lanzaba un audaz plan de reformas para democratizar el sistema. Incluía modalidades de economía mixta, impulsando empresas privadas a la par de las estatales. Lo que más llamaba la atención del Programa de Acción promulgado en abril de ese mismo año, era la intención de “humanizar” el socialismo.
La iniciativa de las autoridades se ganó rápidamente el apoyo entusiasta de una gran parte de la población y sobre todo de los jóvenes checoslovacos. Éstos se sentían parte de Europa, sentimiento estimulado por la apertura al turismo occidental, los intercambios estudiantiles, la apertura informativa y la libertad cultural, políticas que desde años atrás venía impulsando el gobierno comunista de Checoslovaquia. El país, con un desarrollo industrial superior al resto del campo socialista, contaba también con un vigoroso clima intelectual. Reinaba un ambiente de debate y de apertura mental incomparable con el resto de Europa del Este. La sociedad estaba influida por la labor crítica de cineastas como Milos Forman y Jiri Menzel, de escritores de talla como Milan Kundera o de importantes filósofos en la línea del marxismo heterodoxo como el húngaro Georg Lukács. La renovación intelectual precedió y de alguna forma preparó las condiciones sociales para que en Checoslovaquia apareciera y floreciera esa gran esperanza que fue la llamada “primavera de Praga” en 1968.
El régimen checoslovaco defendía el derecho a impulsar su propio proyecto, en la búsqueda de su identidad nacional y desde su sentimiento de pertenencia a Europa, pero con una conveniente prudencia frente a la superpotencia soviética, al no cuestionar su adhesión al socialismo ni su pertenencia a la alianza militar del Pacto de Varsovia. La represión en 1956 del intento de separación de Hungría dejaba claros los límites que no podían ser traspasados. Tampoco Dubcek, egresado de la Escuela Superior de Cuadros del Partido de Moscú, pretendía hacerlo. Lo que él y su equipo protagonizaban en 1968 era el intento de promover una “perestroika” en el campo socialista, pero casi veinte años antes del ascenso de Gorbachev al poder, poniendo a prueba los alcances y sinceridad de la desestalinización que había iniciado Kruschev y parecía consolidarse con Breznev.
Inicialmente el Kremlin dejó hacer, no sin permanecer atento a la evolución ideológica y política del experimento checo. Pero éste suscitaba la alarma de sus vecinos. Tanto las autoridades de la República Democrática Alemana como las de Polonia temían que pronto surgiera una corriente popular en sus países que reclamase imitar el modelo de socialismo que se empezaba a impulsar en Checoslovaquia. Finalmente Breznev tomó partido y decidió cortar de tajo las veleidades reformistas checas. Entre el 20 y el 21 de agosto medio millón de soldados y 7 mil tanques de las fuerzas conjuntas del Pacto de Varsovia invadían Checoslovaquia para derrocar el gobierno y detener a los principales dirigentes. La población respondió con una amplia campaña de resistencia pasiva. Discutían con los soldados, rusos la mayoría, confraternizaban con ellos y, en una imagen que se repetiría después en Portugal tras el golpe de estado que en 1974 derribó la dictadura militar en aquel país, colocaban claveles en la boca de sus fusiles.
De nada sirvió la resistencia pasiva ante la inflexibilidad de las órdenes soviéticas. La sensatez del pueblo checoslovaco evitó que se produjera un baño de sangre. Hubo tan sólo un muerto: un estudiante que se inmoló en Praga, meses después, en protesta por la ocupación militar del país y el aplastamiento de su autodeterminación e independencia. El sentimiento de impotencia permitió la estabilidad del país que, sin embargo, nunca se resignó a la renuncia de su propio proyecto transformador. De hecho, Alexander Dubcek regresaría a la política al desplomarse el comunismo dos décadas más tarde, respetado por todos como el político reformador a quien no le permitieron democratizar el socialismo.
Breznev, que había proclamado en su momento la “coexistencia pacífica” con el mundo capitalista, enunciaría tras el aplastamiento de la primavera de Praga, la nueva línea con respecto a los países del campo socialista bajo su esfera de influencia: la doctrina de la “soberanía limitada”. Los intereses supremos de la Unión Soviética y del socialismo, según tal doctrina política, debían prevalecer sobre la independencia efectiva de los países de Europa del Este. Quedaba así oficializado el sometimiento de los mismos a las decisiones de Moscú, que imponía su propia política imperialista donde así podía hacerlo. Occidente aceptó el criterio de respetar las “áreas de influencia” de cada una de las superpotencias y no intervino de ningún modo en defensa del pueblo y gobierno checos. Explotó con gran eficacia la imagen de falta de libertades y de brutalidad del bloque soviético, alimentando su aparato propagandístico. Los partidos comunistas de Europa occidental reaccionaron con gran disgusto a la intervención militar soviética y tres de los más importantes, los de Italia, Francia y España, la criticaron abiertamente, se distanciaron de Moscú y renovaron su pensamiento y propuestas: había nacido el llamado “eurocomunismo”. Tomaría su andadura propia según el “espíritu de Praga”.