Por ti Mohammad al Durrah, por tus 12 años de resistencia, de vida, de existencia, y de fé. 12 años de seguro llenos de esperanza, esa esperanza que nace cada día, a través del nacimiento de cada niño palestino, y esa esperanza que nació de nuevo el día de tu aparición.
Articulo de opinión(2 Octubre 2006)recuperado por su importancia de Shuruk Duqqa
Por tus palabras antes de morir, por tu fuerza, porque eres símbolo de lucha, porque pudiste lograr despertar al mundo esos días de inicio de la segunda Intimada; porque Palestina hoy vive más que nunca, vive en nuestros corazones, vive en tu memoria y vivirá por siempre dentro de cada uno de nosotros.
Por tu valiosa sangre, que me comprometo a defender por el resto de mis días, como la sangre de cada uno de nuestros mártires, cuyos recuerdos quedan clavados en mi alma y mí ser.
Por tus derechos y el de todos los niños palestinos de vivir en paz, libertad y tranquilidad.
Por que tu imagen recorrió el mundo, y alzo la voz de muchos, de muchos de los que hoy se olvidan de ti, y de mi Palestina, tan tuya como mía y de cada ser humano que la venera como cuna de vida, de fe, de amor y también de dolor... dolor que cesará mas temprano que tarde, mientras existan voces que te aclamen, voces creyentes de tí y de ella.
Por la sangre derramada de cada niño palestino, impedido de ver juguetes, de estudiar y respirar el aire de sosiego y tener que soportar a sus cercanías el retumbe de las bombas, y observar destrucción y muerte a su alrededor.
Por tu familia y todas las familias que te recuerdan y recuerdan a los hijos de Palestina caídos bajo fuego criminal israelí, asesino, sediento de sangre inocente.
Por tu padre quien de seguro te resguardó hasta el ultimo segundo de vida.
Porque eres su luz, su motivo, y su impulso de lucha, vida y batalla por esta tierra nuestra... PALESTINA!
Porque los responsables de tu muerte pagaran tarde o temprano.
Por la fortaleza que acompaña a tu padre en sus días, llevando tu nombre en alto y exigiendo justicia en el mundo.
Por las balas que no pudieron acabar con la vida de tu padre, que acabaron con su brazo, pero sembraron más intensamente su misión en la vida.
Por tu madre y la madre de todos los mártires que mueren, pero viven profundamente en sus corazones.
Por tu hogar, convertido en refugio de dolor, tristeza y agonía por tu partida... pero refugio a su vez, de fuerza, firmeza, lucha y resistencia.
Por la Mezquita Sagrada de Al-Aqsa, símbolo de nuestra tierra, porque ésta se respeta!
Porque Netzarim se convirtió en símbolo de recuerdos, lucha y esperanza, donde quedo marcado tu recuerdo por siempre.
4 balas que acabaron con tu pequeño cuerpo pero no con tu alma, como no han podido ni podrán acabar NUNCA JAMÁS con nuestras almas.
Por tí mi Palestina amada, porque eres bandera de lucha, fortaleza y resistencia, de amor, vida, dolor y sacrificio... tierra fértil de olivos que nacen desde tus más íntimas raíces y alimentan nuestras vidas; tierra de mártires que no descansarán hasta verte LIBRE!
Por un mundo mejor, por una Palestina Libre, exijo al mundo entero alzar la voz y no hacer de lado hechos criminales que día a día suceden en nuestra tierra santa.
Por quienes pueden y no se atreven, por quienes hablan y no actúan, a quienes son cómplices de la agresión y extorsión contínua a nuestra tierra Palestina, a ellos les grito de nuevo y exijo verdad, pido que se levanten ya! Que tomen posición por la humanidad, porque también son seres humanos.
Por ese mundo mejor que anhelamos... ni un minuto de silencio por nuestros muertos! Toda la vida en combate!
Por los que siguen y seguirán luchando...
Por tí una vez más...
Porque la sangre derramada de nuestros mártires vale!
Ya basta de engaños, de atropellos, de hipocresía, ahora exigimos acción!
Construyamos un mundo mejor con una paz justa!
Velar, por la paz, justicia y libertad de los pueblos oprimidos es un deber de todos
¡ACTUEMOS YA!
Mohammed al Durrah, niño palestino de 12 años, asesinado por fuego israelí el 30 de septiembre, en el cruce de Netzarim, dos días después del comienzo de la segunda intifada. A las pocas horas, el mundo conocía los últimos 40 minutos de su vida, capturados por un camarógrafo palestino para la televisora francesa: la máscara de terror en la cara del niño, las convulsiones del cuerpo cada nueva andanada de balas y luego la caída lenta de la mano del niño, sostenida por su padre, Jamal al Durrah.