" CON FIDEL NUNCA SE SABE "
Gabriel García Márquez visita a Castro en La Habana y asegura haber encontrado a su amigo más activo y recuperado.
Mauricio Vicent /Caminos
Se confirma: Fidel Castro está cada vez mejor, y en la medida en que su recuperación avanza, vuelve a la carga con la obsesividad y omnipresencia que le caracterizan. El mandatario comunista, que en agosto cumplirá 81 años, compagina sus ejercicios de rehabilitación -varias horas diarias- con una actividad "política" que empieza a desmelenarse: llama constantemente a ministros y dirigentes, pide datos y aclaraciones, recibe a sus colaboradores cercanos entre caminatas al aire libre, sigue por televisión las noticias de la actualidad internacional y, sobre todo, está en contacto telefónico permanente con su par venezolano, Hugo Chávez.
Castro ya tiene ánimos y tiempo para compartir relajadamente con algunos amigos íntimos, como el premio Nobel Gabriel García Márquez, que ha pasado unos días en Cuba huyendo de los fastos organizados por su 80 cumpleaños. El lunes, a media mañana, el escritor colombiano visitó a su amigo convaleciente en el lugar donde se recupera, y allí caminó con él hasta cansarse. "Uff, kilómetros, diría yo", comenta Gabo con su proverbial discreción caribeña, indiscreta y exagerada.
El novelista siempre ha guardado con celo los avatares de su amistad con el líder cubano, y mucho más desde que el comandante hubo de ser operado de urgencia, el 27 de julio de 2006, y salió de la escena política. En su último viaje a la isla, hace tres meses, García Márquez no pudo verlo debido a su frágil estado de salud, pero habló con él por teléfono y quedaron en encontrarse por estas fechas.
Arrancarle un detalle a Gabo es casi tan difícil como frenar a Castro en su hiperactividad, si bien confirma que su amigo se crece no por días sino por horas y sigue desmesurado; detallista, de buen humor, hablando con pasión de sus temas preferidos, el cambio climático que pone en peligro a la humanidad o la nueva hora política de América Latina. "Sólo te digo que es el mismo Fidel de siempre", resume, aliviado porque haya sido el propio Castro el que diera noticia de su encuentro: "Así no se me escapa".
Ayer mismo, el diario oficial Granma lo hacía público al transcribir íntegramente la conversación telefónica sostenida el martes por Castro, Hugo Chávez y el presidente haitiano, René Préval, en el transcurso de la visita que el mandatario venezolano realizó a Haití como parte de su contragira a la del presidente Bush por América Latina. En un momento de la charla, Castro le dice a Chávez que "la lucha que está librando" por la unidad latinoamericana frente a Washington es de suma importancia, y se congratula por su iniciativa de incorporar a Haití al ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), a la que ya pertenecen Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua.
"Es una página inédita en la historia lo que está ocurriendo en estos momentos", le dice Castro, muy en su papel -quizás su nuevo papel- de símbolo y referente regional. Es un criterio bastante aceptado en La Habana que aunque Castro logre recuperarse del todo no volverá de nuevo al día a día de la política nacional, sino que ejercerá el mando de otro modo. "Quizás como consejero y orientador de las estrategias generales, y especialmente concentrado en impulsar, con la ayuda de Chávez, su sueño de una integración latinoamericana de espíritu bolivariano y revolucionario", dice un antiguo compañero de armas.
Las últimas declaraciones de los dirigentes cubanos confirman la "recuperación acelerada" de Castro, pero también que en adelante el mandatario se dejará cuidar más. Junto a la noticia de la conversación telefónica de Castro y Chávez, ayer Granma publicaba la noticia de una visita del presidente interino, Raúl Castro, a unos almacenes refrigerados para garantizar la conservación de alimentos. ¿Un símbolo de los nuevos tiempos? Para algunos sería una buena variante, pero, como dice García Márquez, "Fidel es una fuerza de la naturaleza y con él nunca se sabe".
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