Monarquía y libertad de expresión en España
28/07/2007
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Los partidarios del orden instituido, conversos, monárquicos, etc., juegan con ventaja cuando tratan el tema de la monarquía frente a los que nos sentimos republicanos y no sólo nos sentimos sino que creemos que, racionalmente, la República es un régimen más acertado, actual y maduro racionalmente que la Monarquía. Juegan con ventaja porque no ir contracorriente significa tener a su favor las leyes y, en este caso, leyes especiales que protegen especialmente a la monarquía por encima del resto de los españoles. No todos somos iguales ante la ley, eso es falso y lo saben hasta los bosquimanos. Somos iguales ante los papeles que dicen que somos iguales ante la ley, otra cosa es la realidad porque el mundo hace cientos de años que está arreglado pero en los sufridos papeles.
Hace no todavía mucho tiempo me invitaron a un debate sobre la monarquía en el programa de Canal 2 Andalucía, Las 1.001 Noches. Era en directo y dije cosas que pusieron muy nerviosos a los responsables. No era nada del otro mundo pero ya se sabe el miedo que le entra a esa gente que vive gracias al dinero público que le llega por sus vinculaciones con el PSOE y de esa gente Canal Sur está repleta. En el intermedio del programa, la presentadora recibía a través de su pinganillo (ese auricular que llevan en la oreja los conductores de programas) consignas desde arriba, o sea, desde realización y edición. Le estaban dictando un mini-editorial para que lo largara a la reanudación, un editorial que indicaba una obviedad: en este programa la gente se expresa libremente y cada cual es dueño de lo que dice. Una verdad a medias: ya no me han invitado más y además los invitados suelen ser simpatizantes o militantes del PSOE pero es que ya no hay ni debate sobre nada, lo suprimieron en sucesivas temporadas. Para mí mejor, me jode ir a la tele porque no sirve para nada lo que allí se hace o se dice, lo que sucede es que me gusta que me vean mis vecinos.
Con el asunto de El Jueves y su caricatura algunos se han pronunciado a favor de la orden judicial de censura y secuestro de una publicación, los mismos que hace nada estaban diciendo que Hugo Chávez era un dictador porque cerraba una cadena de televisión que llamaba al golpe de Estado contra él. Mi colega Carlos Colón, en Diario de Sevilla, se preguntaba dónde está la crítica y qué quería decir la viñeta. Pues está claro, quería decir algo que está en la calle: que el príncipe Felipe no la dobla y criticaba eso, que viviera como un príncipe sin doblarla. ¿Acaso no es obligación de un periodista recoger lo que se dice en la calle, todo, no lo que dicen únicamente los mandamases? Pues eso hizo el viñetista.
Veamos. Yo soy periodista, si voy a una manifestación a favor de la República y escribo en mi crónica que se gritaba: “Más condones para los Borbones”, qué estoy haciendo, ¿informando o ultrajando? Esto se grita en las manifestaciones pero los periodistas se autocensuran y las empresas periodísticas no lo publican. ¿Por qué? No sé si será un ultraje o no, pero es lo que se oía y bien fuerte en una manifestación –numerosa- a la que acudí, una manifestación legal porque hay que sembrar la ilusión de libertad en la gente, en eso consiste esta democracia. Sin embargo, el periodista y la empresa que no deseen censurarse juegan con desventaja, jugamos con desventaja porque nos pueden empapelar puesto que las leyes ya se sabe que las hacen los poderosos para salvaguardar su poder. Representantes municipales de IU han decidido transgredir la norma de considerar intocable a la monarquía según aquel pacto no escrito de la Transición y ahora serán fusilados por una prensa que no levanta cabeza porque es sumisa ante el poder real y es fuerte con el débil y débil con el fuerte, por eso tiene que hacer regalos y promociones, porque no sabe proyectar buen periodismo y es tribal.
La Asociación de la Prensa de Sevilla –últimamente muy valiente con lo políticamente correcto, así cualquiera- también ha visto con buenos ojos la decisión del juez sobre El Jueves, al igual que la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), al menos en la visión de su presidente. Es patético lo de mi asociación y lo de mi federación: tienen delante de sus narices cientos de casos de abusos contra periodistas, desde acosos laborales, represalias, vetos, bajos o nulos sueldos, prácticas que son en realidad sustituciones, censuras, presiones publicitarias y de accionistas, tergiversación evidente de la información…, y se pronuncian así de valientes sobre esta cuestión monárquica para después – en el caso de la asociación de Sevilla y otras- estar apegadas al poder comercial de la ciudad y todos los años pedirle dinero a unos y otros, además de conceder sus premios a instituciones de las que sueltan la lana. ¡Los periodistas acostándose con el poder! Podían disimular un poquito.
Cuando tomé posesión de mi plaza de funcionario hube de hacerlo contra mi conciencia. Tuve que prometer fidelidad al Rey. Él ya tiene mi fidelidad, ahora quiero saber lo que me ha entregado a cambio y que no me vengan con lo de la libertad y el 23-F, por favor, que no me he caído de un guindo. A mí no me importa que exista monarquía pero que se gane el pan con el sudor de su frente. El Gran Wyoming parodió en 1996 en Tele 5 el discurso de Navidad del rey. Decía, colocándose en lugar del espectador: “Sé que existe una vida mejor porque se la pega ése”. Y señalaba a la cámara con su dedo índice. A veces hay quien introduce en la sociedad un debate que no estaba previsto en el guión de los dominadores. Eso ha hecho el viñetista de El Jueves. Y lo han empapelado. Poco a poco, lo que ha hecho el colega se irá implantando, como en otros países, y este artículo parecerá una antigualla. El rey permanecerá en el poder –reforzado incluso- porque a la gente le gustan estos pequeños mitos y ese mirarse en el esplendor de lo que quisiera ser. Si doña Letizia le cae mal a bastantes es porque rompe el símbolo, el mito y el cuento de hadas: es plebeya. Lo que sucede es que muchos no necesitamos estas cosas para poder vivir y sentirnos demócratas y mucho menos si cuestan un dinero misterioso que puede utilizarse para mejorar colegios u hospitales. A decir esto le llaman populismo pero a necesitar cuentos para vivir –y dormir- se le llama tener el culo cagado y precisar pañales que es todo lo contrario de lo que exige una res pública.
Los partidarios del orden instituido, conversos, monárquicos, etc., juegan con ventaja cuando tratan el tema de la monarquía frente a los que nos sentimos republicanos y no sólo nos sentimos sino que creemos que, racionalmente, la República es un régimen más acertado, actual y maduro racionalmente que la Monarquía. Juegan con ventaja porque no ir contracorriente significa tener a su favor las leyes y, en este caso, leyes especiales que protegen especialmente a la monarquía por encima del resto de los españoles. No todos somos iguales ante la ley, eso es falso y lo saben hasta los bosquimanos. Somos iguales ante los papeles que dicen que somos iguales ante la ley, otra cosa es la realidad porque el mundo hace cientos de años que está arreglado pero en los sufridos papeles.
Hace no todavía mucho tiempo me invitaron a un debate sobre la monarquía en el programa de Canal 2 Andalucía, Las 1.001 Noches. Era en directo y dije cosas que pusieron muy nerviosos a los responsables. No era nada del otro mundo pero ya se sabe el miedo que le entra a esa gente que vive gracias al dinero público que le llega por sus vinculaciones con el PSOE y de esa gente Canal Sur está repleta. En el intermedio del programa, la presentadora recibía a través de su pinganillo (ese auricular que llevan en la oreja los conductores de programas) consignas desde arriba, o sea, desde realización y edición. Le estaban dictando un mini-editorial para que lo largara a la reanudación, un editorial que indicaba una obviedad: en este programa la gente se expresa libremente y cada cual es dueño de lo que dice. Una verdad a medias: ya no me han invitado más y además los invitados suelen ser simpatizantes o militantes del PSOE pero es que ya no hay ni debate sobre nada, lo suprimieron en sucesivas temporadas. Para mí mejor, me jode ir a la tele porque no sirve para nada lo que allí se hace o se dice, lo que sucede es que me gusta que me vean mis vecinos.
Con el asunto de El Jueves y su caricatura algunos se han pronunciado a favor de la orden judicial de censura y secuestro de una publicación, los mismos que hace nada estaban diciendo que Hugo Chávez era un dictador porque cerraba una cadena de televisión que llamaba al golpe de Estado contra él. Mi colega Carlos Colón, en Diario de Sevilla, se preguntaba dónde está la crítica y qué quería decir la viñeta. Pues está claro, quería decir algo que está en la calle: que el príncipe Felipe no la dobla y criticaba eso, que viviera como un príncipe sin doblarla. ¿Acaso no es obligación de un periodista recoger lo que se dice en la calle, todo, no lo que dicen únicamente los mandamases? Pues eso hizo el viñetista.
Veamos. Yo soy periodista, si voy a una manifestación a favor de la República y escribo en mi crónica que se gritaba: “Más condones para los Borbones”, qué estoy haciendo, ¿informando o ultrajando? Esto se grita en las manifestaciones pero los periodistas se autocensuran y las empresas periodísticas no lo publican. ¿Por qué? No sé si será un ultraje o no, pero es lo que se oía y bien fuerte en una manifestación –numerosa- a la que acudí, una manifestación legal porque hay que sembrar la ilusión de libertad en la gente, en eso consiste esta democracia. Sin embargo, el periodista y la empresa que no deseen censurarse juegan con desventaja, jugamos con desventaja porque nos pueden empapelar puesto que las leyes ya se sabe que las hacen los poderosos para salvaguardar su poder. Representantes municipales de IU han decidido transgredir la norma de considerar intocable a la monarquía según aquel pacto no escrito de la Transición y ahora serán fusilados por una prensa que no levanta cabeza porque es sumisa ante el poder real y es fuerte con el débil y débil con el fuerte, por eso tiene que hacer regalos y promociones, porque no sabe proyectar buen periodismo y es tribal.
La Asociación de la Prensa de Sevilla –últimamente muy valiente con lo políticamente correcto, así cualquiera- también ha visto con buenos ojos la decisión del juez sobre El Jueves, al igual que la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), al menos en la visión de su presidente. Es patético lo de mi asociación y lo de mi federación: tienen delante de sus narices cientos de casos de abusos contra periodistas, desde acosos laborales, represalias, vetos, bajos o nulos sueldos, prácticas que son en realidad sustituciones, censuras, presiones publicitarias y de accionistas, tergiversación evidente de la información…, y se pronuncian así de valientes sobre esta cuestión monárquica para después – en el caso de la asociación de Sevilla y otras- estar apegadas al poder comercial de la ciudad y todos los años pedirle dinero a unos y otros, además de conceder sus premios a instituciones de las que sueltan la lana. ¡Los periodistas acostándose con el poder! Podían disimular un poquito.
Cuando tomé posesión de mi plaza de funcionario hube de hacerlo contra mi conciencia. Tuve que prometer fidelidad al Rey. Él ya tiene mi fidelidad, ahora quiero saber lo que me ha entregado a cambio y que no me vengan con lo de la libertad y el 23-F, por favor, que no me he caído de un guindo. A mí no me importa que exista monarquía pero que se gane el pan con el sudor de su frente. El Gran Wyoming parodió en 1996 en Tele 5 el discurso de Navidad del rey. Decía, colocándose en lugar del espectador: “Sé que existe una vida mejor porque se la pega ése”. Y señalaba a la cámara con su dedo índice. A veces hay quien introduce en la sociedad un debate que no estaba previsto en el guión de los dominadores. Eso ha hecho el viñetista de El Jueves. Y lo han empapelado. Poco a poco, lo que ha hecho el colega se irá implantando, como en otros países, y este artículo parecerá una antigualla. El rey permanecerá en el poder –reforzado incluso- porque a la gente le gustan estos pequeños mitos y ese mirarse en el esplendor de lo que quisiera ser. Si doña Letizia le cae mal a bastantes es porque rompe el símbolo, el mito y el cuento de hadas: es plebeya. Lo que sucede es que muchos no necesitamos estas cosas para poder vivir y sentirnos demócratas y mucho menos si cuestan un dinero misterioso que puede utilizarse para mejorar colegios u hospitales. A decir esto le llaman populismo pero a necesitar cuentos para vivir –y dormir- se le llama tener el culo cagado y precisar pañales que es todo lo contrario de lo que exige una res pública.
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