31/8/07

Sudáfrica: NEPAD, nuevas perspectivas de crecimiento

Sudáfrica, principal motor de África meridional, como potencia económica y política emergente tiene un papel clave en el proceso de desarrollo y modernización promovido por el New Partnership for Africa’s Development (NEPAD), la asociación concebida por la Organización para la Unidad Africana (OUA) para contribuir al crecimiento económico y social del continente. Como contrapartida a las inversiones sudafricanas, hay un indudable retroceso en términos de desarrollo económico nacional y liderazgo político.
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Massimo Corsini
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New Partnership for Africa’s Development (NEPAD)
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Presentada en la cumbre de Lusaka de 2001, la Nueva Asociación para el Desarrollo de Africa (NEPAD) podría ser definida como una iniciativa política común que los diversos líderes africanos, reunidos en la entonces conocida como Organización para la Unidad Africana (OUA), hoy Unión Africana (UA), han asumido con el fin de contribuir de manera concreta y activa al desarrollo económico y social del continente negro, particularmente a través de una mayor competitividad de África en la economía mundial. Básicamente, supone una aproximación económica de carácter neoliberal y la promoción de las reglas del libre mercado. Apoyada por el Banco Mundial y la comunidad internacional y tras situarse como prioridad en las agendas de desarrollo de Naciones Unidas y el G8, el New Partnership for Africa’s Development identifica sus propios objetivos en la lucha contra la corrupción, la estabilidad política y social, la consolidación de la democracia, del estado de derecho y de la buena gobernabilidad, por el camino del crecimiento y del desarrollo sostenible. Se trata, por primera vez, de un programa pragmático destinado a producir resultados tangibles basados en una relación nueva y paritaria entre los países africanos y los socios internacionales para el desarrollo. A pesar de la necesidad de una revisión de las actuales relaciones económicas entre África y los países occidentales, estos últimos han mostrado enseguida simpatía en relación al recién nacido programa, hasta el punto de manifestar, durante el transcurso del G8 de Génova, una firme voluntad común de apoyar, tanto política como económicamente, los futuros esfuerzos de la OUA en su lucha contra la pobreza y en la promoción de la paz.Este es el contexto que justifica la importancia del desarrollo industrial en el crecimiento global de los mercados africanos, así como en la creación de un ambiente favorable a las inversiones extranjeras, también en términos de rebajas financieras, fiscales, tarifarias y a las exportaciones, en vista de un mercado mundial menos competitivo y más accesible a las empresas africanas. Sudáfrica, principal motor de África meridional, como potencia emergente tiene un papel clave en el proceso de desarrollo y modernización del continente. Gracias a la calidad de sus infraestructuras, a la sofisticación de los mercados financieros y servicios relacionados, a la estabilidad política y a la solidez del perfil macroeconómico, las empresas sudafricanas ven en el NEPAD un instrumento válido de expansión.Sin embargo, aunque el crecimiento constante del PIB, el decidido aumento de la demanda interna (+10,5% en 2006) y la reducción de la tasa de desempleo confirman a Sudáfrica como el mercado más seductor del continente, no hay que infravalorar las numerosas incógnitas que pesan sobre las actuales perspectivas de desarrollo: desde la rigidez del mercado laboral a la escasez de mano de obra especializada, desde la tambaleante marcha del Black Economic Empowerment (BEE) a la inestabilidad política, económica y social del vecino Zimbabwe, que frena las inversiones directas extranjeras hacia el conjunto de la región austral, Sudáfrica incluida.
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La economía sudafricana es activa y se encuentra en plena expansión. El entonces secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan la definió como un claro “ejemplo para todo el continente”. Gracias a sus modernas infraestructuras físicas, financieras y comerciales, unidas a la circunstancia de que el “país arco iris” representa un punto estratégico de contacto entre los mercados de los países subsaharianos y los del subcontinente indio, el área del Pacífico y las Américas, el país del presidente Mbeki desempeña un papel de primer plano en el seno de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC), en la que participa desde 1994. La economía sudafricana representa en este sentido más de un tercio del PIB de toda el África subsahariana y más de tres cuartos del PIB del África austral, dominando cada vez más el continente también en términos de influencia política, portavoz de ese “Renacimiento Negro” de Nelson Mandela, a través de un papel activo en la promoción de la democracia y la estabilidad, donde el objetivo es alcanzar un desarrollo regional autónomo, sostenible y compartido.
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Crecimiento real PIB
2001 - 2.7%
2002 - 3.6%
2003 - 2.8%
2004 - 3.7%
2005 - 4.3%
Fuente: Fondo Monetario Internacional, country report 2005
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Tasa de desempleo
2001 - 29.5%
2002 - 30.5%
2003 - 28.2%
2004 - 26.2%
2005 - 25.3%
Fuente: Fondo Monetario Internacional, country report 2005
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Deuda externa (% PIB)
2001 - 26.0%
2002 - 29.5%
2003 - 22.4%
2004 - 19.8%
2005 - 19.1%
Fuente: Fondo Monetario Internacional, country report 2005
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Inversiones fijas brutas (% PIB)
2001 - 15.1%
2002 - 15.0%
2003 - 15.8%
2004 - 16.1%
2005 - 16.8%
Fuente: Reserve Bank
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En 1994, el recién elegido African National Congress (ANC) de Nelson Mandela adoptó una línea política que ponía fin al racismo del apartheid pero que mantenía inalterada la aproximación neoliberal en el campo económico. Una elección hoy obligada, después que la experiencia de los años pasado ha enseñado que la única política de saneamiento de las finanzas públicas y de estabilización de la situación macroeconómica, acompañada de la introducción de medidas como el Black Economic Empowerment (BEE) dirigidas a ofrecer nuevas oportunidades a la población de color penalizadas por el apartheid, no han sido suficientes para mejorar de manera significativa las elevadas tasas de desempleo o la profunda discrasia aún existente entre “economía primaria” y “economía secundaria” (Véase. Sudáfrica: Black Economic Empowerment, desarrollo y perspectivas). El objetivo que se propone alcanzar ahora el gobierno mediante el plan ASGISA es conseguir mantener el actual desarrollo económico reduciendo la gran brecha que aún existe entre la minoría de ricos y la mayoría de pobres, en particular a través de una potenciación infraestructural dirigido a incentivar la tasa de empleo, gracias a la coordinación y a la armonización de las diversas actuaciones y dinámicas que concurren de manera global para determinar el crecimiento global del PIB. El plan, para la realización del cual se han destinado inversiones tanto públicas como privadas, se articula en una serie de intervenciones sectoriales encaminados a la promoción de un crecimiento lo más acelerado y compartido posible, cuyos objetivos principales, a realizar en distintos plazos, consisten en la reducción de las tasas de pobreza y desempleo en un 50% para finales de 2014, así como en la promoción de un crecimiento del 4,5% entre 2005 y 2009, y del 6% en el quinquenio 2010-2014, a través de programas infraestructurales, estrategias de colocación industrial, el desarrollo de las cualificaciones profesionales, iniciativas educativas a favor de mujeres y jóvenes, el crecimiento de la economía secundaria y el aligeramiento del aparato burocrático.Viendo los buenos resultados registrados en el último quinquenio, la actual confianza de las empresas, acompañada de señales positivas en los campos de las inversiones y la creación de puestos de trabajo, así como de la contención de la inflación, se presagia un crecimiento del 5% también para 2007. A pesar de ello, en un reciente informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una contracción del crecimiento económico al 4,5% para 2008 y un ligero repunte al 5,1% para 2009. Resultados ciertamente significativos, pero sin embargo no en la línea de los objetivos gubernamentales de un 6% para el quinquenio 2010-2014.
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La apertura del sistema económico sudafricano a las relaciones internacionales, particularmente en relación a los países de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional, ha representado una de las prioridades del gobierno del ANC que, en pocos años, no sólo ha obtenido la plena integración del país en las organizaciones internacionales africanas y un rol clave dentro de la SADC y la UA, sino que también ha contribuido a convertir el sector exterior en el área más dinámica y atractiva de su economía. Es particularmente en el seno de la SADC, cuya hoja de ruta prevé la aplicación de políticas comerciales uniformes, implicando en los próximos años la libre circulación de capitales y bienes, que se pone a disposición de Sudáfrica un área de libre intercambio con más de 200 millones de personas y notables perspectivas de desarrollo.El crecimiento de las inversiones sudafricanas, promovido y facilitado dentro del NEPAD, es sin embargo aceptado favorablemente por parte de diversos países africanos, que ven en Sudáfrica al mayor inversor en el África subsahariana y el mercado de destino más seductor del continente, mientras que sus flujos de salida crean puestos de trabajo e infraestructuras. De este modo, las inversiones de compañías sudafricanas como MTN o Vodacom, por citar sólo algunos de los muchos posibles ejemplos, han contribuido con fuerza al desarrollo de las comunicaciones africanas. Vodacom opera actualmente en Lesotho, Tanzania, RDC, Zambia y Mozambique, mientras que MTN tiene un papel protagonista en Uganda, Ruanda, Suazilandia, Camerún y Nigeria. Además, la reciente fusión con el grupo INVESTCOM, controlado en un 70,6% por la M1 Limited, ha permitido a la multinacional sudafricana MTN reforzar su presencia en el continente y distanciarse de sus competidoras directas, además de permitirle una mayor penetración en el prometedor mercado de Oriente Medio. Gracias a la fusión, el grupo sudafricano conseguirá de hecho ampliar su número de clientes con la incorporación de los 4,9 millones de usuarios de INVESTCOM, con sede en Dubai y que opera en Benín, Guinea Bissau, Ghana, Liberia y Sudán. Otros sectores fundamentales de intervención son el del transporte, dominado por las compañías Spoornet-Transnet Limited y Comazar Transnet, que operan en 15 estados africanos, y el importante sector energético, donde el Lesotho Highland Water Project (LHWP) confirma el enorme potencial de las empresas sudafricanas. Del mismo modo, el NEPAD abre a Eskom, principal compañía eléctrica sudafricana, en los primeros puestos de la producción mundial y en su día industria clave del régimen del apartheid, nuevos y más vastos mercados en el continente. Gracias a la asociación se están de hecho llevando a cabo, con el beneplácito del Banco Mundial, proyectos en Angola, Botswana, Camerún, RDC, Ghana, Mali, Mozambique, Suazilandia, Tanzania y Zambia. Otros importantes proyectos llevados adelante en el ámbito del NEPAD son los de Inga, Mepanda Uncua y Cabora Bassa, en Mozambique.
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Las crecientes inversiones sudafricanas, estimuladas por el enfoque neoliberal de la Nueva Asociación para el Desarrollo de África, representan una excelente oportunidad para un desarrollo económico continental, particularmente para los 14 países de la Comunidad para el Desarrollo del África Austral, también en el sentido de un posible cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La afirmación no sólo económica sino también política de Sudáfrica favorece indudablemente la expansión de las empresas sudafricanas, con innegables ventajas para el conjunto de África, sobre todo en términos de crecimiento económico e infraestructural. En este sentido, se podría afirmar que el NEPAD es producto de la ambición expansionista sudafricana, permitiendo a la Sudáfrica del presidente Mbeki conquistar un mayor liderazgo tanto económico como político.
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Equilibri.net - Italy/31/08/2007

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