El PP no quiere extranjeros
La aldea: España Elecciones parlamentarias
Foto: Esteban Cobo/EFE
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Mariano Rajoy, líder del Partido Popular, está buscando la presidencia del gobierno español con propuestas tachadas por analistas y adversarios como “retrógradas” y “xenófobas”.
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José Antonio López. Madrid
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Atrás en todas las encuestas de los medios de comunicación del país para elecciones generales del 9 de marzo, el Partido Popular (PP) se ha volcado —según analistas— en las propuestas populistas y en la política del miedo. Para la derecha española, el extranjero significa un problema porque viene a delinquir, además de colapsar la sanidad pública. “En España ya no cabemos más, y habrá que poner orden”, ha sido una de las frases favoritas del candidato Mariano Rajoy durante la campaña.Ésta y otras proposiciones han sido calificadas por todos los partidos políticos, organismos no gubernamentales y un sector de la población como “anticonstitucionales”, “retrógradas”, “xenófobas” y “ultraderechistas” que, de acuerdo a los expertos, obedecen a la desesperación que provocaría una hipotética derrota y, por consecuencia, la continuidad del socialista José Luis Rodríguez Zapatero en la casa presidencial de La Moncloa.Aunque no todo han sido críticas para los populares: hace unos días el partido liderado por Rajoy (perdedor en las generales de hace cuatro años) recibió elogios en Berlín por parte de la ultraderecha europea. El dirigente de la extrema derecha belga, Filip Dewinter, incluso llegó a decir que en Europa sólo queda un verdadero partido de derechas: el PP español.Oficialmente el coordinador de campaña de Rajoy es Gabriel Elorriaga, pero hay un hombre en la sombra que es calificado en España como la verdadera “mano dura” del PP. Se trata de Antonio Solá, un experto que fue estratega del triunfo de Felipe Calderón en México con un discurso catastrofista y de mano dura, algo muy similar a lo que ahora está haciendo Rajoy. Es también un colaborador cercano al ex presidente José María Aznar.El nuevo gurú electoral de Rajoy es un experto en las campañas populistas de los líderes de la derecha en América Latina. Ha asesorado a candidatos en Ecuador, Perú, Colombia, Argentina y Guatemala y ha estado muy vinculado desde siempre al PP. También ha impartido cursos a dirigentes del partido sobre comunicación política a través de la Fundación para el Análisis y los estudios Sociales (FAES), que preside Aznar.Desde hace un par de semanas, es Rajoy el que ha dictado la agenda política en el país, sobre todo con su propuesta de imponer a los extranjeros las costumbres españolas a través de un “contrato de integración”. La iniciativa es una copia de la que Nicolas Sarkozy, actual mandatario francés, introdujo en 2004 cuando era ministro del Interior francés.La polémica propuesta implica que los extranjeros, además de respetar las costumbres del país, se comprometan a aprender la lengua española, a pagar impuestos, a hacer un esfuerzo por integrarse en la sociedad española, y sobre todo, “a regresar a su país si durante un tiempo no encuentran empleo”.Un informe de la Fundación BBVA indica que en España residen 4.1 millones de extranjeros con documentación legal, más 700 mil que obtuvieron la nacionalidad, lo que supone 10.8 por ciento de la población y la mayor intensidad inmigratoria de la historia, que convierte al país en el segundo del mundo con más foráneos, después de Estados Unidos.Las críticas llegaron en cascada. Rodríguez Zapatero, consideró “absolutamente superfluo” el proyecto de Rajoy, porque —afirmó— lo que los extranjeros tienen que hacer, al igual que los ciudadanos españoles, es “cumplir las leyes”. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, declaró que las medidas sobre inmigración planteadas por Rajoy es “humo con tufo a xenofobia”.Para defender la propuesta de su líder, Miguel Arias Cañete, secretario ejecutivo de Economía y Empleo del PP, salió a la palestra para —según los analistas— hacer las declaraciones “más xenófobas” y “frívolas” en lo que va de la campaña electoral.“Alguien que para hacerse una mamografía en Ecuador tiene que pagar el sueldo de nueve meses, viene aquí y tarda un cuarto de hora”, es uno de los ejemplos que, a ojos de Arias Cañete, obligan a revisar la política en materia de inmigración. El político subrayó también que basta con acercarse a alguna escuela de la periferia de Madrid en el momento del recreo, para ver los “enormes problemas de integración” que existen.Otra de las situaciones que justifican el plan ideado por Rajoy es, según Arias Cañete, la decreciente calidad de la atención en el sector servicios. El andaluz recordó con nostalgia a “aquellos camareros que teníamos que les pedíamos un cortado, una tostada con crema, una con manteca colorada, de cerdo, una de boquerones en vinagre y te lo traía todo con una enorme eficacia. Ahora ya no es así”, dijo en referencia a que el sector hostelero está prácticamente ocupado por extranjeros. Los representantes del PP, partido al que en las últimas elecciones votaron poco más de 10 millones de personas —casi un millón menos que a los socialistas—, han tirado de temas clásicos vinculados a la población extranjera. El aumento de la delincuencia es uno de ellos. “Hoy sabemos que en España se ha incrementado la delincuencia más de 20 puntos desde que gobierna Zapatero”, según el ejecutivo de seguridad del partido Ignacio Astarloa.Para atacar la inseguridad, Rajoy dio a conocer que pretende incorporar a 30 mil nuevos policías en todo el país. “Necesitamos una España más segura y menos permisiva”, dijo para enseguida agregar que con el gobierno de Rodríguez Zapatero “hemos dado pasos atrás en estos problemas”.Todo esto surge justamente cuando la ultraderecha está tomando fuerza en la vida política del país, en Europa. De hecho, en los últimos meses en Madrid se han organizado varias manifestaciones donde ultraderechistas critican la llegada de extranjeros irregulares a los que, en sus páginas web y pancartas, llaman “escoria”.
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José Antonio López. Madrid
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Atrás en todas las encuestas de los medios de comunicación del país para elecciones generales del 9 de marzo, el Partido Popular (PP) se ha volcado —según analistas— en las propuestas populistas y en la política del miedo. Para la derecha española, el extranjero significa un problema porque viene a delinquir, además de colapsar la sanidad pública. “En España ya no cabemos más, y habrá que poner orden”, ha sido una de las frases favoritas del candidato Mariano Rajoy durante la campaña.Ésta y otras proposiciones han sido calificadas por todos los partidos políticos, organismos no gubernamentales y un sector de la población como “anticonstitucionales”, “retrógradas”, “xenófobas” y “ultraderechistas” que, de acuerdo a los expertos, obedecen a la desesperación que provocaría una hipotética derrota y, por consecuencia, la continuidad del socialista José Luis Rodríguez Zapatero en la casa presidencial de La Moncloa.Aunque no todo han sido críticas para los populares: hace unos días el partido liderado por Rajoy (perdedor en las generales de hace cuatro años) recibió elogios en Berlín por parte de la ultraderecha europea. El dirigente de la extrema derecha belga, Filip Dewinter, incluso llegó a decir que en Europa sólo queda un verdadero partido de derechas: el PP español.Oficialmente el coordinador de campaña de Rajoy es Gabriel Elorriaga, pero hay un hombre en la sombra que es calificado en España como la verdadera “mano dura” del PP. Se trata de Antonio Solá, un experto que fue estratega del triunfo de Felipe Calderón en México con un discurso catastrofista y de mano dura, algo muy similar a lo que ahora está haciendo Rajoy. Es también un colaborador cercano al ex presidente José María Aznar.El nuevo gurú electoral de Rajoy es un experto en las campañas populistas de los líderes de la derecha en América Latina. Ha asesorado a candidatos en Ecuador, Perú, Colombia, Argentina y Guatemala y ha estado muy vinculado desde siempre al PP. También ha impartido cursos a dirigentes del partido sobre comunicación política a través de la Fundación para el Análisis y los estudios Sociales (FAES), que preside Aznar.Desde hace un par de semanas, es Rajoy el que ha dictado la agenda política en el país, sobre todo con su propuesta de imponer a los extranjeros las costumbres españolas a través de un “contrato de integración”. La iniciativa es una copia de la que Nicolas Sarkozy, actual mandatario francés, introdujo en 2004 cuando era ministro del Interior francés.La polémica propuesta implica que los extranjeros, además de respetar las costumbres del país, se comprometan a aprender la lengua española, a pagar impuestos, a hacer un esfuerzo por integrarse en la sociedad española, y sobre todo, “a regresar a su país si durante un tiempo no encuentran empleo”.Un informe de la Fundación BBVA indica que en España residen 4.1 millones de extranjeros con documentación legal, más 700 mil que obtuvieron la nacionalidad, lo que supone 10.8 por ciento de la población y la mayor intensidad inmigratoria de la historia, que convierte al país en el segundo del mundo con más foráneos, después de Estados Unidos.Las críticas llegaron en cascada. Rodríguez Zapatero, consideró “absolutamente superfluo” el proyecto de Rajoy, porque —afirmó— lo que los extranjeros tienen que hacer, al igual que los ciudadanos españoles, es “cumplir las leyes”. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, declaró que las medidas sobre inmigración planteadas por Rajoy es “humo con tufo a xenofobia”.Para defender la propuesta de su líder, Miguel Arias Cañete, secretario ejecutivo de Economía y Empleo del PP, salió a la palestra para —según los analistas— hacer las declaraciones “más xenófobas” y “frívolas” en lo que va de la campaña electoral.“Alguien que para hacerse una mamografía en Ecuador tiene que pagar el sueldo de nueve meses, viene aquí y tarda un cuarto de hora”, es uno de los ejemplos que, a ojos de Arias Cañete, obligan a revisar la política en materia de inmigración. El político subrayó también que basta con acercarse a alguna escuela de la periferia de Madrid en el momento del recreo, para ver los “enormes problemas de integración” que existen.Otra de las situaciones que justifican el plan ideado por Rajoy es, según Arias Cañete, la decreciente calidad de la atención en el sector servicios. El andaluz recordó con nostalgia a “aquellos camareros que teníamos que les pedíamos un cortado, una tostada con crema, una con manteca colorada, de cerdo, una de boquerones en vinagre y te lo traía todo con una enorme eficacia. Ahora ya no es así”, dijo en referencia a que el sector hostelero está prácticamente ocupado por extranjeros. Los representantes del PP, partido al que en las últimas elecciones votaron poco más de 10 millones de personas —casi un millón menos que a los socialistas—, han tirado de temas clásicos vinculados a la población extranjera. El aumento de la delincuencia es uno de ellos. “Hoy sabemos que en España se ha incrementado la delincuencia más de 20 puntos desde que gobierna Zapatero”, según el ejecutivo de seguridad del partido Ignacio Astarloa.Para atacar la inseguridad, Rajoy dio a conocer que pretende incorporar a 30 mil nuevos policías en todo el país. “Necesitamos una España más segura y menos permisiva”, dijo para enseguida agregar que con el gobierno de Rodríguez Zapatero “hemos dado pasos atrás en estos problemas”.Todo esto surge justamente cuando la ultraderecha está tomando fuerza en la vida política del país, en Europa. De hecho, en los últimos meses en Madrid se han organizado varias manifestaciones donde ultraderechistas critican la llegada de extranjeros irregulares a los que, en sus páginas web y pancartas, llaman “escoria”.
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Milenio - México/16/02/2008
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