24/4/08

ESCARBANDO...LQ somos.

Pautas para la felicidad sin religión
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Los hallazgos que realiza la ciencia sin duda nos ayudan a vivir mejor. Los investigadores llevan más de 70 años estudiando a la gente feliz y la desdichada y creen haber identificado los factores que determinan estas condiciones. A continuación, se consideran los 10 más importantes: Riqueza, ambición, inteligencia, genética, belleza, amistad, matrimonio, generosidad, edad, y fe.
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Riqueza. El dinero contribuye a la felicidad hasta cierto punto, pero cuando la persona cuenta con casa, vestido y sustento éste va perdiendo importancia. Diversos estudios han observado que hay una felicidad aparentemente mayor en las personas de abundantes recursos, sin embargo la relación entre dinero y felicidad es más compleja. El dinero ciertamente compra estatus y resuelve muchas dificultades en la vida, pero no necesariamente es sinónimo de felicidad. En los últimos 50 años el ingreso promedio en los países industrializados aumentó muchísimo, no así los niveles de felicidad, lo que demuestra que se requiere más que el tener dinero para ser verdaderamente feliz. Aunque ese algo más, nada tiene que ver con la religiosidad.
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Ambición. Aquí hay que hacer la referencia más bien al sentido de la codicia al referirnos a la ambición. Vale la pena preguntarnos ¿Cuántas cosas se necesita tener para ser feliz? Y la respuesta sería, muy pocas. Por ejemplo, en los años ochentas, el profesor canadiense Alex Michalos pidió a 18000 estudiantes universitarios de 39 países que midieran su felicidad en una escala numérica e indicaran cuán cerca estaban de poseer todo lo que querían. El resultado fue que aquellos cuyas aspiraciones no solo de dinero sino de amigos, familia, trabajo salud, etc. eran superiores a lo que ya tenían, tendían a ser MENOS FELICES que los que tenían poco.
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Inteligencia. Los estudios indican que la inteligencia de la persona no tiene nada en común con la dicha. Es más, la persona inteligente suele trazarse metas muy altas, lo que dificulta su felicidad. Según el doctor E. Diener, psicólogo de la universidad de Illinois, lo importante es la capacidad para llevarse bien con los demás y en ese tenor, la INTELIGENCIA SOCIAL podría ser la clave de la verdadera felicidad.
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Genética. Dado que se tiene la duda de si ¿Es innata la felicidad? , David Kykken, genetista conductual y profesor de psicología de la universidad de Minnesota en Miniápolis, cree que la mitad de nuestra sensación de bienestar depende de lo que estamos viviendo en determinado momento, y la otra mitad de un nivel fijo de felicidad está determinado genéticamente hasta en un 90% y al que se regresa después de vivir sucesos dramáticos. El psicólogo afirma además, que aunque nuestro nivel fijo de felicidad esté determinado en gran parte por los genes, depende de nuestro buen juicio y preparación para que se traduzca en alegría o en infelicidad. Así pues, de la persona depende el sentirse por encima o por debajo del nivel fijo de felicidad. Diversos estudios han demostrado que los extrovertidos tienden a ser más felices que la mayoría de la gente, y también hay pruebas de que el buen humor hace más sociables a las personas. Michael Cunningham de la universidad de Kentucky, comprobó que las personas se tornan más sociables luego de ver una película alegre que si ven una triste, por lo que ese tipo de terapias puede incluso ayudar a que alguien con un nivel fijo de felicidad bajo pueda mejorar su percepción de la vida.
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Belleza. Ciertamente la gente más bella es más feliz. Más no se trata de la sola belleza física sino de una belleza integral (interna y externa). La persona que se siente integralmente bella tiende a recibir mucha atención y eso es un reflejo de su inteligencia social y por lo mismo de su felicidad.
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Amistad. Al igual que la belleza integral, la persona amistosa tiende siempre a atraer bondad y bienestar hacia si, lo que la hace ser más feliz. La amistad que irradia la persona feliz es a menudo contagiosa y puede iniciar una reacción social en cadena. Sin duda, la amistad es una de las expresiones más nobles de las relaciones humanas. Las amistades constituyen lo que podríamos llamar la familia de la vida, es decir, aquellas personas que elegimos para crear vínculos afectivos que se caracterizan por el aprecio, el respeto, la confianza, la complicidad, el disfrute, el apoyo y el cuidado mutuo. Asimismo es importante construir la amistad desde la solidez del conocimiento personal recíproco, la entrega afectiva y la estabilidad. Esto suscita sentimientos de apego y lealtad, que hacen que la amistad sea una estructura relacional segura y satisfactoria.
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Matrimonio. A pesar de las dificultades que se presentan en los matrimonios, estos tienden a elevar los niveles de felicidad de los seres humanos, al menos en los primeros años de vida en pareja, y esto es debido posiblemente a la seguridad legal que encierra. Pero la vida presenta miles de obstáculos que constantemente ponen a prueba los matrimonios y solo las parejas (o al menos uno de los dos) con nobles sentimientos logran superarlas, llegando a la cima de la felicidad. Sin embargo, el matrimonio no es hoy garantía de felicidad, pues las parejas en unión libre también la pueden lograr, siempre y cuando puedan superar los efectos negativos de la inseguridad.
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Generosidad. Diversos estudios han demostrado que existe una relación entre la felicidad y la generosidad, lo que implica que la gente feliz tiende a ser más generosa. James Konow, economista de la universidad Loyola Marymount, en Los Ángeles, trató de determinar la causa y el efecto con un experimento. En él le pidió a unos estudiantes que contestaran un cuestionario y hacia el final de la sesión les dio 10 dólares a la mitad y les dijo que podían compartirlos con los que no habían recibido nada. Konow observó que cuanto más felices eran los estudiantes en general, más tendían a compartir el dinero.
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Edad. La profesora de psicología Laura Carstensen de la universidad de Stanford, en California se pregunta ¿Cómo es posible que la gente mayor se sienta feliz, a pesar de los problemas que ocasiona el envejecimiento? En un estudio que realizó con jóvenes y con personas de la tercera edad, la profesora detectó que los mayores eran más felices. Se cree que se debe a que son más realistas y solo se trazan metas que están a su alcance. Carstensen agrega que se debe a que conforme se les va agotando el tiempo, la gente mayor aprende a concentrarse en lo que la hace feliz y a soslayar lo que no.
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Fe. Sabido es que las religiones proselitistas no descansan en su labor propagandística para ganarse adeptos entre la enorme masa de incautos que existen por doquier. En ese sentido, la comunicación electrónica ha resultado ser un medio sutil y propicio para sus fines. Es así como ha llegado a mis manos un artículo publicitario de la fe católica que se titula ¿Por qué tengo que ir a la iglesia? Y consiste en lo siguiente:Una persona manifiesta su opinión a cerca de que no tiene sentido ir a la iglesia todos los domingos. Yo lo he hecho durante 30 años en los que he escuchado 3000 sermones, pero de los cuales juro por mi vida que no recuerdo uno solo de ellos. Por eso pienso que solo estoy perdiendo mi tiempo, y los sacerdotes también están perdiendo su tiempo con esos sermones. Evidentemente que ese comentario, un tanto ingenuo, desató una gran controversia que duró varios días, hasta que un devoto cristiano dio contestación al comentario del dudoso, en los siguientes términos:
Yo llevo 30 años casado y en ese tiempo mi esposa ha preparado 32000 comidas y juro por mi vida que no me acuerdo de un solo menú. Pero sí sé que todos me alimentaron y me dieron la fuerza para ir a trabajar. Sin ello estaría muerto hoy. Del mismo modo, si no hubiese ido a la iglesia para alimentarme, estaría muerto espiritualmente en la actualidad.La moraleja que la publicidad saca de esto es que: Cuando estás desorientado y sin saber que hacer: Dios tiene siempre algo para ti… La fe ve lo invisible, cree lo increíble y recibe lo imposible… Gracias a Dios por nuestro alimento material y espiritual… Cuando Satanás esté tocando a tu puerta, simplemente di: Jesús, ¿Puedes tu abrir, por favor?
Después de todas las pruebas vertidas en capítulos que antecedieron, queda claro que toda la argumentación vertida por la persona que intentó refutar al de la negativa a ir a la iglesia, carecen de racionalidad y, vale la pena explicar las razones como sigue: Ciertamente que el rechazo a ir a la iglesia tiene un fundamento mucho más profundo que el solo hecho de no recordar los sermones. Eso es lo de menos. Lo importante es que esta persona seguramente ha experimentado después de 30 años, que de nada le ha servido ir a la iglesia porque no le ha traído beneficio alguno a su vida. Es probable que sienta el clásico sin sentido de muchos de los sermones vertidos por el cura, los cuales están tan lejos de la realidad del mundo como buena parte de la Biblia. Más aún, esta persona habrá notado que todas sus súplicas cayeron en el vacío, pues había estado hablando con un fantasma. Un espíritu sin existencia, incapaz de responder a sus preguntas o a sus peticiones. En otras palabras estaba hablando con la nada, disfrazada de amigo invisible. Pero además, la persona se dio cuenta de que los sacerdotes no son más que individuos que se encuentran en un cierto nivel de lo patético, motivado por el estudio de tanta mentira bíblica o bien por su celibato inhumano (o bien por las dos razones).En cuanto al devoto cristiano que intentó refutar al primero, nótese que se trata de un hombre dominante, arcaico, cuya obsolescencia moral no le permite entender siquiera que los hombres modernos también deben saber cocinar o ser capaces de prepararse sus propios alimentos y, hasta los de la familia, y no esperar que sea la esposa la única que prepara todos los menús de la casa. Además, ningún adulto tiene porque morirse de hambre si no tiene quien le prepare su comida en casa. Realmente da pena ver que una persona de cinco sentidos pueda pensar que los seres humanos necesitamos de lo que el llama alimento espiritual para vivir. Hoy viven millones de supuestos cristianos en el mundo sin ir a misa durante buena parte de su vida y, cada vez hay mayor tendencia a este tipo de comportamiento entre los muchos creyentes jóvenes. Eso se debe simplemente a que encuentran un total aburrimiento en las actividades eclesiásticas, en las torpes incoherencias de los sermones. A esos seudo-fieles, al igual que los no creyentes, como un servidor, no les hace falta el tan resaltado alimento espiritual, puesto que eso es tan solo un término hueco sin sustento racional ni lógico. Es como hablar de los espíritus que nadie ve ni puede describir con la requerida precisión (a no ser que sea un brujo o espiritista dedicado a lo macabro). Es obvio que ninguna persona puede vivir sin alimento y, no le agrego el término material porque objetivamente no hay otro tipo de alimento. Sería suficiente afirmar que nadie puede vivir de la nada y esto incluye el llamado alimento espiritual.
Pero el grado de enajenación es tal que para impactar aún más a los incautos, se tiene la infalible y ridícula amenaza del Diablo. Ese Satanás que es capaz de propinar el peor de los castigos a todo aquel que desobedezca la palabra del tal Dios omnipotente y omnisciente. He ahí la cúspide de la idiotez, confirmada además por el decrépito Benedicto XVI, quien a principios del mes de febrero de 2008 declaró que “el infierno sí existe y que el castigo eterno ocurre en un lugar físico y no mental”.Para rematar con barbaridades mayúsculas, se dice que la fe lo puede todo. Resuelve lo invisible, lo increíble y lo imposible. Si esto fuera cierto, entonces, no habría creyentes enfermos y que se mueren, no habría terremotos y huracanes devastadores, no habría asesinos, ni curas pederastas, etc. No habría ni siquiera maldad en el mundo de la fe porque Dios tendría siempre algo para cada uno de los creyentes. Por cierto, las denuncias sobre casos de abusos sexuales de sacerdotes católicos (pederastia y otros) en los Estados Unidos rompió el record de dinero pagado por esa iglesia en retribuciones por daños en el año 2007, sumando 615 millones de dólares (EL DIARIO/ La Prensa, 8/3/08).
Eso de que Dios dijo, de que la Biblia dice, de que Jesucristo quiere, de que está en las Sagradas Escrituras, de que la ley de Dios, de que la justicia divina, de que el día del juicio final, de que el paraíso, de que el pecado, de que el Diablo tienta, de que la otra vida, de que la blasfemia… y tantas y tantas insolencias traídas y llevadas durante tanto tiempo y por tantas generaciones, como si la humanidad no avanzara en lo más mínimo, constituyen una de las peores desgracias que enfrenta la especie humana de los siglos recientes.
En definitiva, esa no es la forma de procurar una vida de felicidad y de máximo gozo durante el corto lapso de existencia a que puede aspirar un ser humano. La clave está en construirse un entorno de paz social en el cual puedan las personas desarrollar y utilizar sus facultades físicas y mentales en pleno ejercicio de sus derechos y sin menoscabo de los derechos de terceros. Y en ese entorno de felicidad, sobra cualquier superstición o fe religiosa que limite los derechos inalienables con absurdas prohibiciones que se remontan a unos cinco o seis mil años atrás y que solo son un freno para la completa dicha y plenitud de la existencia libre de los seres humanos sobre la tierra. La humanidad deberá llegar a admitir como única limitante de su dicha la que imponga la naturaleza de la que es parte inseparable.
Resaltemos algunos hechos comprobables que demuestran que la vida sin fe religiosa no solo es posible sino es vida de facto:
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*Nadie muere por no tener fe en un Dios o en dioses.
*Nadie puede curarse por la simple intervención de una deidad.
*Nadie requiere de alguna acción divina invisible para pensar y actuar.
*Nadie requiere indispensablemente de la creencia en un Dios para ser bondadoso y feliz.
*Solo el conocimiento científico nos permite avanzar social y económicamente.
*La fe religiosa no puede interrumpir las leyes de la naturaleza (por ejemplo. No puede frenar los fenómenos climatológicos que conducen a desastres naturales)
*El culto y el rezo no resuelven ninguno de los grandes problemas de la humanidad.
*Nadie requiere de la intervención divina para procrear ni para respirar.
*No hay que confundir las casualidades de la vida con la inherencia de deidad alguna (muchas personas hablan de visiones, sueños, apariciones, revelaciones milagros, etc.). Nada de eso es real si no se puede materializar.
*Falsos son lo celestial y lo infernal como también lo son sus reyes.
*No hay que tenerle miedo a lo invisible, ni a seres imaginarios caprichosos sino solo a lo real.
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Estos hechos contundentes son pautas que pueden hacer de la vida de los seres humanos una mucho más placentera y solidaria, una vida mucho más libre de ataduras fantasmales, una vida libre de prejuicios y de restricciones retrógradas, una vida donde la paz no sea amenazada por la fe absurda, una vida donde el único dueño y responsable de sus propios actos es el ser humano. Pero además, y dado que la paz requiere como ingrediente esencial la bondad, es menesteroso cultivar y elevar a lo superlativo todo lo bueno que hay en cada ser humano, reprimiendo a la vez todo vestigio de maldad que en él pueda aflorar. Solo así imperará también la coexistencia pacífica entre los pueblos. Mucho avance social se puede tener si las escuelas se liberan de todo tipo de adoctrinamiento religioso, pues resulta que las escuelas religiosas tienden a fomentar segregación porque su proselitismo y prácticas adoctrinadoras obstaculizan la integración de las diferentes culturas en una sociedad heterogénea. Las actividades de propagación religiosa deben reservarse al seno familiar, a la iglesia y a los círculos privados (Bastaría que el creyente aplique lo recomendado por Cristo en Mateo 6:5-6). Es grosero que se continúe inculcando ideas del pasado lejano a nuestros infantes e imponiendo esos conceptos a nuestros gobiernos. Bajo condiciones socio-ecológicas normales, los hombres no necesitamos de supuestas fuerzas manipuladoras que nos puedan utilizar a su antojo a fin de que seamos felices. Son las necesidades y capacidades humanas y el raciocinio lo que nos impulsa a la búsqueda de tan noble y tan anhelado propósito. No necesitamos perder el tiempo y las energías en vanas ideas ni en historias apócrifas sobre deidades creadas por mentes hebreas alucinadas y sumidas en la oscuridad de la ignorancia de hace más de cuatro mil años atrás. La felicidad la podemos construir nosotros mismos con la ayuda de la razón, el conocimiento objetivo de la realidad circundante, y mediante un compromiso personal y social con la bondad. Fuera de este contexto, todo lo demás es pura y llana fantasía.
De los pocos pasajes bíblicos con algo de sensatez, pero que nuevamente confirman la maraña de ambigüedades plasmadas, está lo que dice el “profeta” Isaías 58: 6,7 y10: “¿No saben cuál es el ayuno que agrada a Dios? Ese consiste en romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo… Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán en tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano… Si das al hambriento lo que deseas para ti y sacias al hombre oprimido, brillará tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad se volverá como la claridad del mediodía”. Suficiente sería que los cristianos aplicaran estos versículos para que su entorno social fuese muchísimo mejor. En cambio se complican su existencia esperanzados en milagros que nunca llegan.La vida de las personas debería ser una en la que se trabaja para el sustento saludable, una en la que hay un esfuerzo por saber más y entender mejor nuestro medio para poder incidir sobre él en nuestro beneficio y, sobre todo, una en la que la procreación se realice a plenitud y satisfacción, con la consecuente continuidad de las descendencias. Cuando ese ciclo funciona con el menor número posible de distorsiones, se habrá logrado una vida feliz. No forma parte de esa vida feliz levantarse por las mañanas, acostarse por las noches y durante cada alimento, darle gracias a un fantasma desconocido que no escucha ni responde a dichos agradecimientos. Esos rituales patéticos no pueden hacer que la persona sea feliz sino al contrario, son ataduras que controlan la conciencia humana y que impiden el razonamiento objetivo así como el valor para enfrentar con éxito las dificultades que se presentan en la vida. Ningún ser humano no creyente requiere del autoengaño de la fe religiosa para darle sentido a su vida y no muere de manera distinta a cualquier cristiano o devoto de alguna otra denominación de fe. Lo que es peor, nadie tiene constancia fehaciente del retorno de algún fallecido a la vida después de la muerte. La base de las relaciones del hombre con sus conciudadanos es la regla de oro y el fomento de la bondad, lo que lo hace mucho más libre e integralmente feliz. Ningún ritual de fe anacrónica puede darle sentido a la vida humana, mucho menos puede ser un incentivo para la felicidad.
Yo hago votos para que el mayor engaño de la historia escrita desaparezca de la mente de los seres humanos, para que reinen solo la paz, la bondad y la justicia entre todos los hombres. Recalcando la necesidad de dejar al lado las obscurantistas prácticas religiosas, se presentan a continuación algunas pautas adicionales de conducta humanista que pueden serle útiles al lector en su esfuerzo por lograr una felicidad plena y duradera:
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*Lo importante no es lo que a la persona le sucede, sino lo que hace al respecto,
*No hay que compararse con lo mejor que hacen otros, sino con lo mejor que uno mismo puede lograr.
*No se puede obligar a otros a que lo amen, solo convertirse en alguien a quien se puede amar.
*Se pueden requerir años para establecer la confianza que otros tienen de uno, pero solo se necesitan segundos para destruirla.
*Hay que aprender a valorar no tanto las cosas que tenemos sino a las personas que nos rodean.
*Hay que saber hacer cosas que aunque pequeñas, pueden ocasionar un mundo de felicidad en los demás.
*Es importante entender que aunque la palabra amor puede tener diferentes significados, pierde su valor cuando se utiliza con ligereza.
*Independientemente de las circunstancias, cuando se es honesto consigo mismo, se llega más lejos en la vida.
*La mente humana puede generar muchas ideas buenas y malas, pero lo importante es el autodominio.
*La comunicación hablada o escrita es buena terapia contra las dolencias emocionales.
*A pesar de que las circunstancias y los antecedentes han influenciado lo que la persona ha sido. *Ella es la única responsable de lo que llegue a ser.
*Por más fuerte que sea el luto de alguien, el mundo no se detiene por eso.
*El verdadero amor y la verdadera amistad continúan creciendo a pesar de las distancias.
*Toda persona tiene el derecho de enojarse, más no el de hacer enojar a terceros sin una causa.
*Es una gravísima falta a la moral utilizar el dinero como indicador del valor de una persona.
*Un héroe es aquel que hace las cosas de las que está convencido, a pesar de las consecuencias.
*Siempre hay que controlar las actitudes para no caer preso de ellas.
*Siempre hay que aspirar a metas más grandes que las que se creen posibles.
*Es mucho más fácil reaccionar que pensar, pero es más satisfactorio pensar que reaccionar.
*Dadas las condiciones, el llegar a ser lo que la persona desea ser, solo es fruto de su dedicación y esfuerzo.
*Es más fácil creer antes que hacer el esfuerzo por indagar el porque de las cosas.
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Nota: Algunas de estas pautas fueron tomadas de otros autores y modificadas acorde con las concepciones del autor.
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LQSomos. Walter Chisholm. Abril de 2008
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LQSomos/24/04/2008

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