ESCARBANDO...LQ somos.
Religión, Subdesarrollo y Dependencia
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Uno de los resultados más desastrosos de la hipnosis religiosa es el indiscutible efecto que esta tiene sobre los niveles de desarrollo económico y social en la mayor parte de los países del orbe, especialmente los de África y América Latina, donde no se ha podido salir del círculo vicioso del atraso, la dependencia y la postración o conformidad con la desastrosa pobreza.
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Uno de los resultados más desastrosos de la hipnosis religiosa es el indiscutible efecto que esta tiene sobre los niveles de desarrollo económico y social en la mayor parte de los países del orbe, especialmente los de África y América Latina, donde no se ha podido salir del círculo vicioso del atraso, la dependencia y la postración o conformidad con la desastrosa pobreza.
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Siendo la organización eclesiástica una institución al servicio de la sociedad, esta tiene tradicionalmente una gran influencia sobre todas las esferas de la vida social y particularmente en lo político, como se ha descrito en capítulos anteriores. Así pues, hay una interdependencia entre la actividad política y las creencias religiosas, y particularmente entre las cúpulas de las iglesias y el poder político. Esa interdependencia tiende a romperse cuando surgen liderazgos políticos humanistas, laicos y no creyentes.
Pero los ejemplos están más que evidentes, tanto históricos como en el presente, pues la cúpula eclesiástica se mueve generalmente por el interés económico, lo mismo que la élite privilegiada que domina la arena política y por ello pueden identificarse fácil y plenamente.
Siendo la organización eclesiástica una institución al servicio de la sociedad, esta tiene tradicionalmente una gran influencia sobre todas las esferas de la vida social y particularmente en lo político, como se ha descrito en capítulos anteriores. Así pues, hay una interdependencia entre la actividad política y las creencias religiosas, y particularmente entre las cúpulas de las iglesias y el poder político. Esa interdependencia tiende a romperse cuando surgen liderazgos políticos humanistas, laicos y no creyentes.
Pero los ejemplos están más que evidentes, tanto históricos como en el presente, pues la cúpula eclesiástica se mueve generalmente por el interés económico, lo mismo que la élite privilegiada que domina la arena política y por ello pueden identificarse fácil y plenamente.
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América entera fue conquistada y dominada con la imposición y auxilio de la religión cristiana que a su vez fue adoptada de los hebreos inicialmente por la cultura greco-romana y posteriormente se extendió como plaga por todo el viejo continente. Una vez estando profundamente enraizado en Europa, su paso siguiente fue lo que hoy conocemos como globalización, y qué mejor oportunidad que el descubrimiento accidental del nuevo mundo. Es irónico pensar que una sola idea de monoteísmo errado, nacida en Mesopotamia llegara a penetrar por estos rincones del planeta. Esa idea de un Dios imaginario, que es base del cristianismo, constituyó el instrumento ideológico con el que las coronas europeas lograron someter a los pueblos nativos de nuestra América (pero también de África). Hay buen número de relatos históricos sobre la brutal imposición de esa doctrina a nuestros pueblos, paralelamente a la destrucción de sus propias religiones animistas o paganas, en aras de facilitar el saqueo, el robo despiadado y la esclavización, so pretexto de servir a las coronas dominantes. Así la religión cristiana ha mostrado y continúa mostrando su verdadero rostro de:
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1 Instrumento de dominación violenta
2 Instrumento de mediatización disfrazada
3 Fomento del conformismo social.
América entera fue conquistada y dominada con la imposición y auxilio de la religión cristiana que a su vez fue adoptada de los hebreos inicialmente por la cultura greco-romana y posteriormente se extendió como plaga por todo el viejo continente. Una vez estando profundamente enraizado en Europa, su paso siguiente fue lo que hoy conocemos como globalización, y qué mejor oportunidad que el descubrimiento accidental del nuevo mundo. Es irónico pensar que una sola idea de monoteísmo errado, nacida en Mesopotamia llegara a penetrar por estos rincones del planeta. Esa idea de un Dios imaginario, que es base del cristianismo, constituyó el instrumento ideológico con el que las coronas europeas lograron someter a los pueblos nativos de nuestra América (pero también de África). Hay buen número de relatos históricos sobre la brutal imposición de esa doctrina a nuestros pueblos, paralelamente a la destrucción de sus propias religiones animistas o paganas, en aras de facilitar el saqueo, el robo despiadado y la esclavización, so pretexto de servir a las coronas dominantes. Así la religión cristiana ha mostrado y continúa mostrando su verdadero rostro de:
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1 Instrumento de dominación violenta
2 Instrumento de mediatización disfrazada
3 Fomento del conformismo social.
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Tanto antes como ahora, la venida a este continente significa para los europeos la búsqueda de la oportunidad de atesorar riqueza, de buscar fortuna. No existe en ellos altruismo alguno (salvo raras excepciones), y por lo mismo son capaces de recurrir a la violencia, como en el pasado colonial, con tal de obtener sus propósitos.
El dominio colonial legitimado por la iglesia fue uno de los peores saqueos que registra la historia y es una de las principales fuentes de la riqueza que primero ostentaba España (y Portugal), y posteriormente Inglaterra y Francia. En ese desdichado período de existencia de los autóctonos de nuestro continente, la iglesia se enriqueció igualmente a expensas de la dominación violenta y el saqueo mayúsculo de los bienes de las culturas.
Tanto antes como ahora, la venida a este continente significa para los europeos la búsqueda de la oportunidad de atesorar riqueza, de buscar fortuna. No existe en ellos altruismo alguno (salvo raras excepciones), y por lo mismo son capaces de recurrir a la violencia, como en el pasado colonial, con tal de obtener sus propósitos.
El dominio colonial legitimado por la iglesia fue uno de los peores saqueos que registra la historia y es una de las principales fuentes de la riqueza que primero ostentaba España (y Portugal), y posteriormente Inglaterra y Francia. En ese desdichado período de existencia de los autóctonos de nuestro continente, la iglesia se enriqueció igualmente a expensas de la dominación violenta y el saqueo mayúsculo de los bienes de las culturas.
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En ese proceso de mestizaje de la cultura dominante con la nativa sometida, no solo surgió un pueblo resentido sino una mezcla de cristianismo con elementos culturales de lo pagano precolombino. Más lo sobresaliente de ello fue que se dio inicio a un sistema económico colonial deformado, servil y atrasado desde el origen. Solo con la destrucción de la cultura local sucedieron décadas y hasta siglos de retroceso que, aunado a las diferencias económico-técnicas pre-existentes, dieron como resultado el subdesarrollo con respecto a la Europa de ese tiempo. Entre tanto, los reinos feudalitas europeos aprovecharon los recursos saqueados para consolidar su proceso de desarrollo económico, social, cultural y científico, que más tarde daría origen a la revolución industrial, a la revolución francesa y el impulso de la música clásica y las artes. Cabe mencionar que los pueblos nativos que no sufrieron ese despiadado proceso (ver ejemplo de la historia del Japón) de colonización son las potencias económicas de hoy. Pero también hay que diferenciar entre la colonización con mestizaje de Latino América y la colonización por desplazamiento de nativos en los Estados Unidos, aunque en ambos casos la religión cristiana participaba activamente en las acciones y en los beneficios.
En ese proceso de mestizaje de la cultura dominante con la nativa sometida, no solo surgió un pueblo resentido sino una mezcla de cristianismo con elementos culturales de lo pagano precolombino. Más lo sobresaliente de ello fue que se dio inicio a un sistema económico colonial deformado, servil y atrasado desde el origen. Solo con la destrucción de la cultura local sucedieron décadas y hasta siglos de retroceso que, aunado a las diferencias económico-técnicas pre-existentes, dieron como resultado el subdesarrollo con respecto a la Europa de ese tiempo. Entre tanto, los reinos feudalitas europeos aprovecharon los recursos saqueados para consolidar su proceso de desarrollo económico, social, cultural y científico, que más tarde daría origen a la revolución industrial, a la revolución francesa y el impulso de la música clásica y las artes. Cabe mencionar que los pueblos nativos que no sufrieron ese despiadado proceso (ver ejemplo de la historia del Japón) de colonización son las potencias económicas de hoy. Pero también hay que diferenciar entre la colonización con mestizaje de Latino América y la colonización por desplazamiento de nativos en los Estados Unidos, aunque en ambos casos la religión cristiana participaba activamente en las acciones y en los beneficios.
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Naturalmente que todo este gran acontecimiento histórico no hubiera sido posible de no ser por el instrumento ideológico llamado religión. Era necesario contar con un sistema de ideas que hicieran ver a los invasores, a los forasteros agresores, a los ladrones usurpadores como los mejores seres humanos que había sobre la faz de la tierra, los redentores, los Mesías encarnados, los benevolentes, etc. y fue precisamente el papel que le tocaba y continúa tocándole a la iglesia. Hoy por hoy, la institución eclesiástica utiliza todos los medios propagandísticos, escolares y educativos a su alcance para reforzar constantemente la idea mediatizadora de que la doctrina cristiana es lo mejor que le pudo haber pasado a la comunidad latinoamericana. Además, refuerza estas mentiras con la argumentación de que los europeos trajeron valores morales tanto a África como a nuestra América. Es verdaderamente alarmante ver el grado de cinismo en que caen cuando deliberadamente ocultan el hecho de haber impuesto una creencia foránea en forma barbárica y además estar bombardeando la mente de los colonizados con actividades de mediatización permanente pero disfrazada con el solo objeto de alargar la vida de un orden social y económicamente retrasado. Sin duda, ese estado de cosas continuará acarreando dividendos a las arcas del vaticano y de las élites privilegiadas locales y forasteras.
La religión es, en efecto, un serio freno, una horrenda barrera, un grave obstáculo para el desarrollo socio-económico de los pueblos de América latina y de África y el nivel de atraso está en directa relación con los años de vida relativamente independiente de cada uno de ellos. Por ejemplo, los 20 países hispano-parlantes de este continente poseen índices de subdesarrollo mucho menores que los de África por el solo hecho de que hay una distancia de más de 100 años de independencia de los primeros con respecto a los segundos. Aunado a lo anterior, los ex-colonizadores transplantaron todos los vicios de egoísmo, de individualismo devorador, de corrupción y de democracia deformada en las ex-colonias, con lo cual surgieron lideres de la peor calidad patriótica y nacionalista que dejaría petrificado de disgusto al propio Jesucristo (si es que éste realmente existiera y resucitara).
Naturalmente que todo este gran acontecimiento histórico no hubiera sido posible de no ser por el instrumento ideológico llamado religión. Era necesario contar con un sistema de ideas que hicieran ver a los invasores, a los forasteros agresores, a los ladrones usurpadores como los mejores seres humanos que había sobre la faz de la tierra, los redentores, los Mesías encarnados, los benevolentes, etc. y fue precisamente el papel que le tocaba y continúa tocándole a la iglesia. Hoy por hoy, la institución eclesiástica utiliza todos los medios propagandísticos, escolares y educativos a su alcance para reforzar constantemente la idea mediatizadora de que la doctrina cristiana es lo mejor que le pudo haber pasado a la comunidad latinoamericana. Además, refuerza estas mentiras con la argumentación de que los europeos trajeron valores morales tanto a África como a nuestra América. Es verdaderamente alarmante ver el grado de cinismo en que caen cuando deliberadamente ocultan el hecho de haber impuesto una creencia foránea en forma barbárica y además estar bombardeando la mente de los colonizados con actividades de mediatización permanente pero disfrazada con el solo objeto de alargar la vida de un orden social y económicamente retrasado. Sin duda, ese estado de cosas continuará acarreando dividendos a las arcas del vaticano y de las élites privilegiadas locales y forasteras.
La religión es, en efecto, un serio freno, una horrenda barrera, un grave obstáculo para el desarrollo socio-económico de los pueblos de América latina y de África y el nivel de atraso está en directa relación con los años de vida relativamente independiente de cada uno de ellos. Por ejemplo, los 20 países hispano-parlantes de este continente poseen índices de subdesarrollo mucho menores que los de África por el solo hecho de que hay una distancia de más de 100 años de independencia de los primeros con respecto a los segundos. Aunado a lo anterior, los ex-colonizadores transplantaron todos los vicios de egoísmo, de individualismo devorador, de corrupción y de democracia deformada en las ex-colonias, con lo cual surgieron lideres de la peor calidad patriótica y nacionalista que dejaría petrificado de disgusto al propio Jesucristo (si es que éste realmente existiera y resucitara).
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En este subcontinente latinoamericano tan querido por los que lo habitamos y en donde se presenta una hermosísima amalgama de etnias que embellece a muchas de nuestras comunidades, es verdaderamente lamentable que la religión se atraviese en el camino de nuestro esfuerzo por alcanzar la felicidad. Es precisamente el instrumento que aparece siempre para dar instrucciones sobre la forma de conducción de vida de cada uno de nosotros. Insiste en darnos cátedras de moral religiosa que es tan falsa como su doctrina y su dirigencia misma. En su alianza con el poder político injusto, de privilegios, unas veces dictatorial, otras veces opresor y entreguista, se dedica a predicar el conformismo, la resignación y la postración, para mantener el estado de cosas y poder así continuar saqueando a los pueblos más subdesarrollados de este hemisferio. Simplemente hay que mirar atrás y observar que desde hace casi 200 años de vida “independiente”, ningún pueblo latinoamericano ha podido superar la barrera del subdesarrollo. No solo no hay capacidad política, ni voluntad patriótica para lograrlo, sino que ya estamos inmersos en un doloroso sistema global que nos impide salir hacia el progreso cada vez que lo intentamos. Evidentemente la religión se acomoda detrás del poder local y global para decirnos que es mejor dejar las cosas como están, “porque Dios lo resolverá el día del juicio final”. Entre tanto, millones de personas inocentes se mueren cada año debido a este sistema global marcado por la injusticia y los creyentes tan solo ven, leen, dan algo de caridad, rezan y se olvidan de lo que sucede frente a sus propios ojos. Es una aceptación pasiva de la agobiante dependencia de la que no hemos sido capaces de sacudirnos desde tiempos coloniales. Nótese que no es por falta de recursos humanos, materiales, ni financieros. Tampoco es exclusivamente atribuido a la corrupción. Ni siquiera es ya solo un problema de educación, sino más bien de un esquema que nació dependiente y no ha desarrollado la visión ni la voluntad para sacudirse esa dependencia. Mientras tanto, las iglesias solo se encierran en sus inútiles rituales, prendiendo velas, haciendo peregrinaciones, beatificando y creando santos y haciendo declaraciones pomposas para que las injusticias se corrijan por arte de magia o hablan de caridades o dádivas, según ellos para corregirlas, pero no mueven un solo dedo para realizar actos concretos que tiendan efectivamente a erradicar estos males.
En este subcontinente latinoamericano tan querido por los que lo habitamos y en donde se presenta una hermosísima amalgama de etnias que embellece a muchas de nuestras comunidades, es verdaderamente lamentable que la religión se atraviese en el camino de nuestro esfuerzo por alcanzar la felicidad. Es precisamente el instrumento que aparece siempre para dar instrucciones sobre la forma de conducción de vida de cada uno de nosotros. Insiste en darnos cátedras de moral religiosa que es tan falsa como su doctrina y su dirigencia misma. En su alianza con el poder político injusto, de privilegios, unas veces dictatorial, otras veces opresor y entreguista, se dedica a predicar el conformismo, la resignación y la postración, para mantener el estado de cosas y poder así continuar saqueando a los pueblos más subdesarrollados de este hemisferio. Simplemente hay que mirar atrás y observar que desde hace casi 200 años de vida “independiente”, ningún pueblo latinoamericano ha podido superar la barrera del subdesarrollo. No solo no hay capacidad política, ni voluntad patriótica para lograrlo, sino que ya estamos inmersos en un doloroso sistema global que nos impide salir hacia el progreso cada vez que lo intentamos. Evidentemente la religión se acomoda detrás del poder local y global para decirnos que es mejor dejar las cosas como están, “porque Dios lo resolverá el día del juicio final”. Entre tanto, millones de personas inocentes se mueren cada año debido a este sistema global marcado por la injusticia y los creyentes tan solo ven, leen, dan algo de caridad, rezan y se olvidan de lo que sucede frente a sus propios ojos. Es una aceptación pasiva de la agobiante dependencia de la que no hemos sido capaces de sacudirnos desde tiempos coloniales. Nótese que no es por falta de recursos humanos, materiales, ni financieros. Tampoco es exclusivamente atribuido a la corrupción. Ni siquiera es ya solo un problema de educación, sino más bien de un esquema que nació dependiente y no ha desarrollado la visión ni la voluntad para sacudirse esa dependencia. Mientras tanto, las iglesias solo se encierran en sus inútiles rituales, prendiendo velas, haciendo peregrinaciones, beatificando y creando santos y haciendo declaraciones pomposas para que las injusticias se corrijan por arte de magia o hablan de caridades o dádivas, según ellos para corregirlas, pero no mueven un solo dedo para realizar actos concretos que tiendan efectivamente a erradicar estos males.
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La evidente correlación (o el paralelismo) entre el subdesarrollo (la pobreza), la dependencia y la religión puede notarse con algunos datos de Gallup Internacional que estimaba a nivel mundial, en 2005:
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66% de personas que se definen religiosas.
25% de personas que se definen como no religiosas
6% de personas que se definen ateos convencidos
3% del famoso NS/NC (indecisos).
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En cuanto a personas que se consideran religiosas, podemos encontrar por zonas en:
África: Religiosos 91% / Ateos 1%
América Latina: Religiosos 82% / Ateos 3%
Oriente Medio: Religiosos 79% /Ateos 2%
Norte América: Religiosos 71% / Ateos 1%
Europa Este y Centro: Religiosos 65% / Ateos 4%
Europa Oeste: Religiosos 60% / Ateos 9%
Asia del Pacífico: Religiosos 50% / Ateos 12%
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Los puntos que más resaltan son:
Hong Kong como el único territorio donde los ateos superan el 50% (54 %).
Israel donde se consideran religiosos solo el 33%, un 11% de ateos y un 52% no religiosos.
Países latinoamericanos que escapan al contexto de alta religiosidad continental (Uruguay por ejemplo con un 54% frente a un 82% de Latino América)
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Dividiendo por sexo, parece ser que las mujeres son en proporción más religiosas que los hombres (71% a 61%), y la diferencia crece cuando hablamos de ateísmo, ya que el 28% de los hombres dicen serlo, y solo el 7% de las mujeres.
En cuanto a las edades, parece que la proporción de ateos decrece con la edad, variando de un 8% para menores de 30 a un 4% para mayores de 65. Como es de esperar menos número de ateos implica mayor número de religiosos entre la gente mayor, lo que confirma la gráfica sobre el comportamiento religioso de las personas, incluido en capítulos anteriores.
Otro número significativo es la distribución por nivel de educación de la población.
En nivel de religiosidad parece subir con personas con bajo nivel de educación, y caer para aquellos con un nivel más alto. Estrictamente, se observa un 76% para quienes tienen como mucho solo un nivel básico de educación, y un 62 o 64% para quienes concurrieron a una escuela secundaria o universidad.
Lo contrario sucede con los no religiosos que pasan de un 18% a un 27% y los ateos que suben de un 3% a un 7%.
Respecto a la religiosidad según ingreso económico, el panorama es similar. La religiosidad aumenta en las clases bajas (70%) y disminuye en las altas (62%). Los no religiosos en cambio aumentan con el nivel adquisitivo de un 22% a un 28%, y los ateos de un 5% a un 8%.
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Otros datos/artículos hacen cierto análisis de los niveles de religiosidad en el ámbito científico.
Por ejemplo una nota en la revista argentina Neo toca el tema un tanto breve, sin estadísticas puras, pero haciendo algún análisis. En particular hace un resumen de las ramas de la ciencia donde el ateísmo es más popular. Los resultados reconozco que no me sorprenden. En las tres ramas con más ateos, se ubican los biólogos con un 65%, 79% los físicos y un 85% los matemáticos.
En el año 1914 el científico James Leuba se propuso verificar la hipótesis de que a mayor instrucción, menor creencia religiosa para lo que realizó una encuesta en el mundo científico estadounidense. En 1997, Edward J. Larson y Larry Witham repitieron el estudio para ver que cambios hubieron en más de 80 años.
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Un resumen de los resultados es el que sigue:
Entre los científicos "normales" el nivel de creencia descendió del 41,8% en 1914 al 39,3% en 1997.
En cambio, la no creencia subió del un 41,5 a un 45,3%
La caída más abrupta se observa entre los científicos de "élite":
La creencia baja de un 27,7% a un 7,0%
El agnosticismo también baja de un 43,7% a un 15,3%
La no creencia sube de un 25,4% a un 76,7%
.
Sin entrar en detalles ni intentar buscar una explicación al fenómeno, parece un hecho que el nivel de religiosidad es sustancialmente más alto en los estratos con menos educación, y cae sensiblemente en aquellos con mayor nivel. Cae más aún en ámbitos científicos, y se reduce casi por completo entre los científicos más brillantes.
La evidente correlación (o el paralelismo) entre el subdesarrollo (la pobreza), la dependencia y la religión puede notarse con algunos datos de Gallup Internacional que estimaba a nivel mundial, en 2005:
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66% de personas que se definen religiosas.
25% de personas que se definen como no religiosas
6% de personas que se definen ateos convencidos
3% del famoso NS/NC (indecisos).
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En cuanto a personas que se consideran religiosas, podemos encontrar por zonas en:
África: Religiosos 91% / Ateos 1%
América Latina: Religiosos 82% / Ateos 3%
Oriente Medio: Religiosos 79% /Ateos 2%
Norte América: Religiosos 71% / Ateos 1%
Europa Este y Centro: Religiosos 65% / Ateos 4%
Europa Oeste: Religiosos 60% / Ateos 9%
Asia del Pacífico: Religiosos 50% / Ateos 12%
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Los puntos que más resaltan son:
Hong Kong como el único territorio donde los ateos superan el 50% (54 %).
Israel donde se consideran religiosos solo el 33%, un 11% de ateos y un 52% no religiosos.
Países latinoamericanos que escapan al contexto de alta religiosidad continental (Uruguay por ejemplo con un 54% frente a un 82% de Latino América)
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Dividiendo por sexo, parece ser que las mujeres son en proporción más religiosas que los hombres (71% a 61%), y la diferencia crece cuando hablamos de ateísmo, ya que el 28% de los hombres dicen serlo, y solo el 7% de las mujeres.
En cuanto a las edades, parece que la proporción de ateos decrece con la edad, variando de un 8% para menores de 30 a un 4% para mayores de 65. Como es de esperar menos número de ateos implica mayor número de religiosos entre la gente mayor, lo que confirma la gráfica sobre el comportamiento religioso de las personas, incluido en capítulos anteriores.
Otro número significativo es la distribución por nivel de educación de la población.
En nivel de religiosidad parece subir con personas con bajo nivel de educación, y caer para aquellos con un nivel más alto. Estrictamente, se observa un 76% para quienes tienen como mucho solo un nivel básico de educación, y un 62 o 64% para quienes concurrieron a una escuela secundaria o universidad.
Lo contrario sucede con los no religiosos que pasan de un 18% a un 27% y los ateos que suben de un 3% a un 7%.
Respecto a la religiosidad según ingreso económico, el panorama es similar. La religiosidad aumenta en las clases bajas (70%) y disminuye en las altas (62%). Los no religiosos en cambio aumentan con el nivel adquisitivo de un 22% a un 28%, y los ateos de un 5% a un 8%.
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Otros datos/artículos hacen cierto análisis de los niveles de religiosidad en el ámbito científico.
Por ejemplo una nota en la revista argentina Neo toca el tema un tanto breve, sin estadísticas puras, pero haciendo algún análisis. En particular hace un resumen de las ramas de la ciencia donde el ateísmo es más popular. Los resultados reconozco que no me sorprenden. En las tres ramas con más ateos, se ubican los biólogos con un 65%, 79% los físicos y un 85% los matemáticos.
En el año 1914 el científico James Leuba se propuso verificar la hipótesis de que a mayor instrucción, menor creencia religiosa para lo que realizó una encuesta en el mundo científico estadounidense. En 1997, Edward J. Larson y Larry Witham repitieron el estudio para ver que cambios hubieron en más de 80 años.
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Un resumen de los resultados es el que sigue:
Entre los científicos "normales" el nivel de creencia descendió del 41,8% en 1914 al 39,3% en 1997.
En cambio, la no creencia subió del un 41,5 a un 45,3%
La caída más abrupta se observa entre los científicos de "élite":
La creencia baja de un 27,7% a un 7,0%
El agnosticismo también baja de un 43,7% a un 15,3%
La no creencia sube de un 25,4% a un 76,7%
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Sin entrar en detalles ni intentar buscar una explicación al fenómeno, parece un hecho que el nivel de religiosidad es sustancialmente más alto en los estratos con menos educación, y cae sensiblemente en aquellos con mayor nivel. Cae más aún en ámbitos científicos, y se reduce casi por completo entre los científicos más brillantes.
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Con esto se puede ver que el subdesarrollo, la pobreza, el hambre y la desesperanza no son eventos casuales; han sido concebidos, ejecutados, manejados, mantenidos y solapados por las religiones, en beneficio de su dirigencia y la de la élite privilegiada de nuestras sociedades. Los datos anteriores confirman esta verdad particularmente para África y América Latina, donde la religiosidad es exageradamente alta.
Con esto se puede ver que el subdesarrollo, la pobreza, el hambre y la desesperanza no son eventos casuales; han sido concebidos, ejecutados, manejados, mantenidos y solapados por las religiones, en beneficio de su dirigencia y la de la élite privilegiada de nuestras sociedades. Los datos anteriores confirman esta verdad particularmente para África y América Latina, donde la religiosidad es exageradamente alta.
Por lo tanto, hay una manera de librarnos de esta lepra mental que carcome el raciocinio de millones de creyentes, y esa es desterrando las religiones de nuestras vidas para siempre.
Sin temor de ser reiterativo, puedo decir que está plenamente demostrado que los seres humanos podemos existir, trabajar, comer y vivir para ser felices sin la intervención de religión alguna. Esta es una realidad que ninguna denominación religiosa puede refutar.
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LQSomos. Walter Chisholm. Mayo de 2008
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Sin temor de ser reiterativo, puedo decir que está plenamente demostrado que los seres humanos podemos existir, trabajar, comer y vivir para ser felices sin la intervención de religión alguna. Esta es una realidad que ninguna denominación religiosa puede refutar.
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LQSomos. Walter Chisholm. Mayo de 2008
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LQSomos/06/06/2008
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