Celebran los 60 años de una esperanza frustrada
El aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos subraya lo que queda por hace
Los parisinos dejaron ayer su firma en un muro en el que se podían leer los artículos de la Declaración.
B. Guay/afp
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ISABEL COELLO - ENVIADA ESPECIAL
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Un centenar de representantes de la ONU, de la Comisión Europea, y de ONG se unieron este miércoles con el ministro de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchner, y a la secretaria de Estado de Derechos Humanos, Rama Yade, para celebrar el 60 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos en el lugar donde se firmó: el Palacio Chaillot de París.
"La Declaración Universal fue el acto más visionario que la comunidad internacional ha adoptado jamás", dijo Kouchner, que definió el documento como un "concepto compartido, y no una idea occidental impuesta a los demás". "Queda mucho por hacer, y los logros adquiridos son frágiles. Debemos preguntarnos qué tierra dejaremos a nuestros hijos y qué hijos dejaremos a nuestra tierra", concluyó el ministro.
Ni el espectáculo de luces, que proyectó caras de personas de todas las partes del mundo sobre las paredes, ni la parpadeante y azuladaTorre Eiffel, visible desde el lugar de la conmemoración, pudieron acallar el amago de protesta, rápidamente reprimido, de un pequeño grupo que acusaba a Francia de complicidad en el genocidio ruandés.
El genocidio es una de las manchas que tiñe la década de los noventa, donde en general se considera que los derechos humanos avanzaron con la caída del muro de Berlín y la creación del Tribunal Penal Internacional
De memoria, el casi nonagenario francés Stéphane Hessel, uno de los redactores de la Declaración Universal, recitó el largo preámbulo y el primer artículo del texto adoptado el 10 de diciembre de 1948 por la cincuentena de miembros que entonces formaban las Naciones Unidas. La excepción fueron la Unión Soviética, los países de Europa del Este, Arabia Saudí y Suráfrica, que se abstuvieron.
"Considerando la dignidad inherente de todo miembro de la familia humana y que sus derechos, inalienables e indivisibles, son el fundamento de la libertad", comenzó Hessel. Este luchador por los derechos humanos, que ha sido galardonado con el premio UNESCO/Bilbao, que promociona el ayuntamiento vasco, abogó por "no desesperar ante la regresión que ha sufrido en los últimos años los derechos humanos".
La proyección de Historias de Derechos Humanos, un filme compuesto de cortometrajes de 3 minutos rodados para la ocasión por 22 directores de todo el mundo, puso el punto final a la celebración.
El drama de Zimbabue
La jornada para celebrar el 60 aniversario de la Declaración estuvo marcada también por los llamamientos a actuar sobre la dramática situación que sufren los defensores de los derechos humanos en Zimbabue a causa del régimen del presidente Robert Mugabe, acusado de amañar las últimas elecciones y de matar a más de 80 opositores desde entonces.
A las denuncias hechas en los últimos días por Human Rights Watch y la Federación Internacional de Derechos Humanos se ha sumado la voz de la ex presidenta de Irlanda y ex comisaria de la ONU para los Derechos Humanos Mary Robinson.
"Estamos muy preocupados por la activista Jestina Mukoko, a quien se llevaron en pijama de su casa hace una semana y desde entonces no hemos sabido nada de ella", dijo Robinson. "La Declaración Universal es el documento más traducido del mundo, pero no el más leído y respetado lamentó Robinson y, tristemente, no siempre una carta de esperanza para aquellos que sufren".
Un centenar de representantes de la ONU, de la Comisión Europea, y de ONG se unieron este miércoles con el ministro de Asuntos Exteriores francés, Bernard Kouchner, y a la secretaria de Estado de Derechos Humanos, Rama Yade, para celebrar el 60 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos en el lugar donde se firmó: el Palacio Chaillot de París.
"La Declaración Universal fue el acto más visionario que la comunidad internacional ha adoptado jamás", dijo Kouchner, que definió el documento como un "concepto compartido, y no una idea occidental impuesta a los demás". "Queda mucho por hacer, y los logros adquiridos son frágiles. Debemos preguntarnos qué tierra dejaremos a nuestros hijos y qué hijos dejaremos a nuestra tierra", concluyó el ministro.
Ni el espectáculo de luces, que proyectó caras de personas de todas las partes del mundo sobre las paredes, ni la parpadeante y azuladaTorre Eiffel, visible desde el lugar de la conmemoración, pudieron acallar el amago de protesta, rápidamente reprimido, de un pequeño grupo que acusaba a Francia de complicidad en el genocidio ruandés.
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La proyección de Historias de Derechos Humanos, un filme compuesto de cortometrajes de 3 minutos rodados para la ocasión por 22 directores de todo el mundo, puso el punto final a la celebración.
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Público.es - España/11/12/2008
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