Discurso de Paul Krugman: Europa, un continente a la deriva
Uno de los grandes gurús del pensamiento económico del capitalismo mundial vaticina una profunda y duradera depresión económica en Europa, acentuada por la división política del capital europeo.
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La Gaceta
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El premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, plantea la cuestión de qué sucederá con las economías que vivieron un 'boom' en el entorno de dinero fácil, España especialmente.
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Me preocupa Europa. Realmente, me preocupa el mundo entero, no hay paraísos seguros a salvo de esta tormenta económica. Pero la situación en Europa me preocupa aún más que la situación en EEUU.
Para ser claros, no me voy a dedicar a repetir la típica queja americana de que en Europa los impuestos son demasiado altos y las prestaciones sociales excesivamente generosas. Los generosos estados de bienestar no son la causa de la actual crisis europea. En realidad, como explicaré brevemente, están sirviendo como factor amortiguador.
El peligro claro y presente para Europa ahora mismo viene de una dirección diferente y es que el continente no ha respondido eficazmente a la crisis financiera. Europa se ha quedado corta en términos de política fiscal y monetaria: se está enfrentando a una recesión por lo menos tan severa como la de EEUU, pero está haciendo mucho menos para combatir la crisis.
En el aspecto fiscal, la comparación con Estados Unidos es chocante. Muchos economistas, entre ellos yo, han alegado que el plan de estímulo de la Administración Obama es demasiado pequeño, dada la profundidad de la crisis. Pero las medidas de EEUU superan con mucho a todas las que ha tomado Europa. La diferencia en política monetaria es igualmente llamativa. El Banco Central Europeo se ha mostrado mucho menos activo que la Reserva Federal; ha sido lento en recortar los tipos de interés —los elevó el pasado mes de julio—, y no se ha atrevido a tomar ninguna medida fuerte para descongelar los mercados de crédito. Estados de bienestar
La única cosa que funciona a favor de Europa es precisamente aquella por la que recibe la mayor parte de las críticas: el tamaño y la generosidad de sus estados de bienestar, que están amortiguando el impacto de la crisis económica.
Esto no es una cuestión baladí.La asistencia sanitaria garantizada y las generosas prestaciones de desempleo aseguran que, por lo menos hasta ahora, no haya tanto sufrimiento humano en Europa como en Estados Unidos. Y estos programas también ayudarán a sostener el gasto en esta recesión.
Pero un estabilizador automático como este no sustituye a las medidas positivas. ¿Por qué se está quedando corta Europa?Parte de la causa es la mediocridad del liderazgo. Los funcionarios bancarios europeos, que no advirtieron en absoluto la profundidad de la crisis, todavía parecen extrañamente complacientes.
Y en Estados Unidos, para oír algo comparable a las diatribas del ministro de Economía alemán, hay que escuchar a los republicanos.
Pero hay problemas más profundos: la integración económica y monetaria de Europa ha ido muy por delante de la de sus instituciones.Las economías de muchos países de Europa están casi tan estrechamente unidas como las economías de muchos estados de EEUU, y la mayor parte de Europa comparte una moneda común. Pero Europa no tiene instituciones que abarquen todo el continente, que son necesarias para luchar contra una crisis que afecta a todo el continente.
Esta es una razón importante para la falta de medidas fiscales: no hay un gobierno en posición de asumir la responsabilidad de la economía europea en su conjunto. Lo que Europa tiene, en su lugar, son gobiernos nacionales, cada uno de ellos reacio a asumir grandes deudas para financiar un estímulo cuyos beneficios disfrutarán los votantes de otros países.
Se podría esperar que la política monetaria fuera más contundente. Después de todo, aunque no hay un gobierno europeo, sí hay un Banco Central Europeo. Pero no es como la Reserva Federal, que puede permitirse ser aventurera porque está respaldada por un gobierno único, un gobierno que ya se ha movido para compartir los riesgos del atrevimiento de la Fed, y seguramente cubrirá sus pérdidas si sus esfuerzos por descongelar los mercados financieros salen mal. El BCE, que debe responder ante 16 gobiernos a menudo enfrentados entre sí, no puede contar con este mismo nivel de apoyo.
Estructuralmente débil
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La Gaceta
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El premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, plantea la cuestión de qué sucederá con las economías que vivieron un 'boom' en el entorno de dinero fácil, España especialmente.
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Me preocupa Europa. Realmente, me preocupa el mundo entero, no hay paraísos seguros a salvo de esta tormenta económica. Pero la situación en Europa me preocupa aún más que la situación en EEUU.
Para ser claros, no me voy a dedicar a repetir la típica queja americana de que en Europa los impuestos son demasiado altos y las prestaciones sociales excesivamente generosas. Los generosos estados de bienestar no son la causa de la actual crisis europea. En realidad, como explicaré brevemente, están sirviendo como factor amortiguador.
El peligro claro y presente para Europa ahora mismo viene de una dirección diferente y es que el continente no ha respondido eficazmente a la crisis financiera. Europa se ha quedado corta en términos de política fiscal y monetaria: se está enfrentando a una recesión por lo menos tan severa como la de EEUU, pero está haciendo mucho menos para combatir la crisis.
En el aspecto fiscal, la comparación con Estados Unidos es chocante. Muchos economistas, entre ellos yo, han alegado que el plan de estímulo de la Administración Obama es demasiado pequeño, dada la profundidad de la crisis. Pero las medidas de EEUU superan con mucho a todas las que ha tomado Europa. La diferencia en política monetaria es igualmente llamativa. El Banco Central Europeo se ha mostrado mucho menos activo que la Reserva Federal; ha sido lento en recortar los tipos de interés —los elevó el pasado mes de julio—, y no se ha atrevido a tomar ninguna medida fuerte para descongelar los mercados de crédito. Estados de bienestar
La única cosa que funciona a favor de Europa es precisamente aquella por la que recibe la mayor parte de las críticas: el tamaño y la generosidad de sus estados de bienestar, que están amortiguando el impacto de la crisis económica.
Esto no es una cuestión baladí.La asistencia sanitaria garantizada y las generosas prestaciones de desempleo aseguran que, por lo menos hasta ahora, no haya tanto sufrimiento humano en Europa como en Estados Unidos. Y estos programas también ayudarán a sostener el gasto en esta recesión.
Pero un estabilizador automático como este no sustituye a las medidas positivas. ¿Por qué se está quedando corta Europa?Parte de la causa es la mediocridad del liderazgo. Los funcionarios bancarios europeos, que no advirtieron en absoluto la profundidad de la crisis, todavía parecen extrañamente complacientes.
Y en Estados Unidos, para oír algo comparable a las diatribas del ministro de Economía alemán, hay que escuchar a los republicanos.
Pero hay problemas más profundos: la integración económica y monetaria de Europa ha ido muy por delante de la de sus instituciones.Las economías de muchos países de Europa están casi tan estrechamente unidas como las economías de muchos estados de EEUU, y la mayor parte de Europa comparte una moneda común. Pero Europa no tiene instituciones que abarquen todo el continente, que son necesarias para luchar contra una crisis que afecta a todo el continente.
Esta es una razón importante para la falta de medidas fiscales: no hay un gobierno en posición de asumir la responsabilidad de la economía europea en su conjunto. Lo que Europa tiene, en su lugar, son gobiernos nacionales, cada uno de ellos reacio a asumir grandes deudas para financiar un estímulo cuyos beneficios disfrutarán los votantes de otros países.
Se podría esperar que la política monetaria fuera más contundente. Después de todo, aunque no hay un gobierno europeo, sí hay un Banco Central Europeo. Pero no es como la Reserva Federal, que puede permitirse ser aventurera porque está respaldada por un gobierno único, un gobierno que ya se ha movido para compartir los riesgos del atrevimiento de la Fed, y seguramente cubrirá sus pérdidas si sus esfuerzos por descongelar los mercados financieros salen mal. El BCE, que debe responder ante 16 gobiernos a menudo enfrentados entre sí, no puede contar con este mismo nivel de apoyo.
Estructuralmente débil
.
Europa, en otras palabras, está resultando ser estructuralmente débil en un momento de crisis. La cuestión más importante es qué sucederá con las economías europeas que experimentaron un boom en el entorno de dinero fácil de hace unos años, España en especial.
Durante gran parte de la década pasada, España fue la Florida de Europa, ya que su economía estaba impulsada por un enorme boom de especulación inmobiliaria. Como en Florida, esta burbuja ha pinchado. Ahora, España necesita encontrar nuevas fuentes de ingresos y empleo para sustituir a los empleos perdidos en la construcción.
En el pasado, España habría intentado mejorar su competitividad devaluando su moneda. Pero ahora está en el euro, y la única forma de salir hacia delante parece ser un doloroso proceso de recorte de sueldos. Este proceso habría sido difícil en los mejores tiempos; será inconcebiblemente doloroso si, como parece muy probable, la economía europea en su conjunto está deprimida y tiende a la deflación durante los próximos años.
¿Significa todo esto que Europa hizo mal en integrarse tanto? ¿Significa que la creación del euro en especial fue un error? Puede ser.
Pero Europa todavía puede demostrar que los escépticos están equivocados si sus políticos empiezan a mostrar más liderazgo. ¿Lo harán?
Europa, en otras palabras, está resultando ser estructuralmente débil en un momento de crisis. La cuestión más importante es qué sucederá con las economías europeas que experimentaron un boom en el entorno de dinero fácil de hace unos años, España en especial.
Durante gran parte de la década pasada, España fue la Florida de Europa, ya que su economía estaba impulsada por un enorme boom de especulación inmobiliaria. Como en Florida, esta burbuja ha pinchado. Ahora, España necesita encontrar nuevas fuentes de ingresos y empleo para sustituir a los empleos perdidos en la construcción.
En el pasado, España habría intentado mejorar su competitividad devaluando su moneda. Pero ahora está en el euro, y la única forma de salir hacia delante parece ser un doloroso proceso de recorte de sueldos. Este proceso habría sido difícil en los mejores tiempos; será inconcebiblemente doloroso si, como parece muy probable, la economía europea en su conjunto está deprimida y tiende a la deflación durante los próximos años.
¿Significa todo esto que Europa hizo mal en integrarse tanto? ¿Significa que la creación del euro en especial fue un error? Puede ser.
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