Obama abrió la puerta a juicios contra responsables de torturas en la era Bush
LOS INTERROGATORIOS A SOSPECHOSOS DE TERRORISMO
Dijo que podría procesarse a quienes sentaron la base legal de esas prácticas.
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Por: Washington. afp, ansa y ap
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El presidente estadounidense, Barack Obama, dejó ayer la puerta abierta para juzgar a los funcionarios del gobierno de George W. Bush que sentaron las bases legales para el uso de técnicas ampliamente consideradas como tortura en los interrogatorios a prisioneros sospechosos de terrorismo. Y reiteró que el país perdió su "peso moral" en el mundo debido al uso de estas prácticas.
Cinco días después de dar a conocer cuatro documentos redactados durante la administración Bush, que daban el marco legal al programa de interrogatorios a los detenidos en la "guerra contra el terrorismo", Obama reiteró, como dijo la semana pasada, que no cree conveniente que sean juzgados los miembros de la CIA que aplicaron las directivas del gobierno.
Pero ahora señaló que sí podrían ser llevados a la justicia los abogados que dieron luz verde al uso del "submarino" (simulacro de ahogamiento), la privación de sueño, el aislamiento y maltratos físicos, entre otros brutales métodos de interrogatorio considerados tortura por organizaciones defensoras de los derechos humanos.
"Respecto de aquellos que formularon las decisiones legales, diría que eso será más una decisión del ministro de Justicia (Eric Holder) dentro de los perímetros de varias leyes, y yo no quiero adelantarme", declaró el presidente en una rueda de prensa, durante la visita del rey Abdullah de Jordania.
Obama admitió que existen "muchos asuntos complejos" alrededor de la cuestión de la tortura, utilizada por agentes de la CIA contra los detenidos acusados de pertenecer a la red Al Qaeda, tras los atentados del 11-S.
Así, cedió a la presión que desató la difusión de los memorandos confidenciales con detalles sobre las técnicas de interrogación. Para los abogados del departamento de Justicia durante la era Bush, no son torturas porque "no causan excesivo dolor físico o psíquico".
Esos documentos "reflejan la manera en que Estados Unidos perdió su estatura moral", dijo Obama. Por es su gobierno "ordenó la discontinuación de esos programas de interrogación".
La publicación de esos textos despertó fuertes críticas de muchos conservadores y de la propia CIA. Pero la negativa de Obama de procesar a los oficiales enojó a los grupos de derechos humanos.
El lunes, en una visita al cuartel central de la agencia en Langley, Virginia, el presidente intentó calmar los ánimos de los funcionarios de la CIA. Aseguró su total apoyo para el trabajo futuro y explicó que el servicio secreto es "más importante que nunca".
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Antecedentes
El jueves pasado, el gobierno de EE.UU. difundió cuatro documentos redactados por Jay Bybee y Steven Bradbury, abogados del departamento de Justicia durante el gobierno de George W. Bush, que daban el marco legal al programa de interrogatorios a los detenidos en el marco de la "guerra contra el terrorismo", en la base de Guantánamo y otras prisiones.
Los textos enumeraban una serie de métodos que podían usarse para interrogar a los detenidos: golpearlos en la cara y el abdomen, dejarlos desnudos, privarlos del sueño, someterlos a "posiciones estresantes", o el simulacro de asfixia, conocido como "submarino". Según los funcionarios, todo esto no podía ser considerado tortura porque a su juicio no implicaban un fuerte dolor físico o psíquico.
La CIA había admitido el año pasado el uso del submarino con al menos tres prisioneros, entre ellos el presunto autor intelectual de los atentados del 11-S, Jalid Sheij Mohammed.
Poco después de asumir su cargo en enero, Obama prohibió la utilización de los métodos de interrogatorios en los cuales se simulaba la asfixia y anunció que no habría más prisiones secretas.
Cinco días después de dar a conocer cuatro documentos redactados durante la administración Bush, que daban el marco legal al programa de interrogatorios a los detenidos en la "guerra contra el terrorismo", Obama reiteró, como dijo la semana pasada, que no cree conveniente que sean juzgados los miembros de la CIA que aplicaron las directivas del gobierno.
Pero ahora señaló que sí podrían ser llevados a la justicia los abogados que dieron luz verde al uso del "submarino" (simulacro de ahogamiento), la privación de sueño, el aislamiento y maltratos físicos, entre otros brutales métodos de interrogatorio considerados tortura por organizaciones defensoras de los derechos humanos.
"Respecto de aquellos que formularon las decisiones legales, diría que eso será más una decisión del ministro de Justicia (Eric Holder) dentro de los perímetros de varias leyes, y yo no quiero adelantarme", declaró el presidente en una rueda de prensa, durante la visita del rey Abdullah de Jordania.
Obama admitió que existen "muchos asuntos complejos" alrededor de la cuestión de la tortura, utilizada por agentes de la CIA contra los detenidos acusados de pertenecer a la red Al Qaeda, tras los atentados del 11-S.
Así, cedió a la presión que desató la difusión de los memorandos confidenciales con detalles sobre las técnicas de interrogación. Para los abogados del departamento de Justicia durante la era Bush, no son torturas porque "no causan excesivo dolor físico o psíquico".
Esos documentos "reflejan la manera en que Estados Unidos perdió su estatura moral", dijo Obama. Por es su gobierno "ordenó la discontinuación de esos programas de interrogación".
La publicación de esos textos despertó fuertes críticas de muchos conservadores y de la propia CIA. Pero la negativa de Obama de procesar a los oficiales enojó a los grupos de derechos humanos.
El lunes, en una visita al cuartel central de la agencia en Langley, Virginia, el presidente intentó calmar los ánimos de los funcionarios de la CIA. Aseguró su total apoyo para el trabajo futuro y explicó que el servicio secreto es "más importante que nunca".
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Antecedentes
El jueves pasado, el gobierno de EE.UU. difundió cuatro documentos redactados por Jay Bybee y Steven Bradbury, abogados del departamento de Justicia durante el gobierno de George W. Bush, que daban el marco legal al programa de interrogatorios a los detenidos en el marco de la "guerra contra el terrorismo", en la base de Guantánamo y otras prisiones.
Los textos enumeraban una serie de métodos que podían usarse para interrogar a los detenidos: golpearlos en la cara y el abdomen, dejarlos desnudos, privarlos del sueño, someterlos a "posiciones estresantes", o el simulacro de asfixia, conocido como "submarino". Según los funcionarios, todo esto no podía ser considerado tortura porque a su juicio no implicaban un fuerte dolor físico o psíquico.
La CIA había admitido el año pasado el uso del submarino con al menos tres prisioneros, entre ellos el presunto autor intelectual de los atentados del 11-S, Jalid Sheij Mohammed.
Poco después de asumir su cargo en enero, Obama prohibió la utilización de los métodos de interrogatorios en los cuales se simulaba la asfixia y anunció que no habría más prisiones secretas.
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Clarin - Argentina/21/04/2009
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