"NO NOS DA LA GANA SER UNA COLONIA NORTEAMERICANA"
"¡No queremos,no nos da la gana ser una colonia norteamericana!”, gritaban los manifestantes en Guatemala. En donde pisó el genocida yanqui se alzó la protesta. Si para algo sirvió su gira, fue sobre todo para demostrar que se ha ganado el título del hombre más odiado en América Latina (tanto como en el resto del planeta).
Miguel Lamas* 14/03/07
Solo con la más cruda represión, como en Brasil, México, Colombia o Guatemala, o llevándolo muy lejos de las grandes ciudades, como en Uruguay y México, pudo pisar Bush tierra Latinoamericana.
En Brasil hubo decenas de miles de manifestantes. Además del PSOL, la central obrera disidente CONLUTAS y varias organizaciones de izquierda, entre los convocantes a manifestaciones estuvo el propio PT de Lula. El partido gobernante tuvo que acomodarse así al enorme repudio popular a Bush, tratando por supuesto de salvar a Lula, diciendo que eran necesidades de Estado recibirlo. La represión de la policía militar fue tremenda, calificada como la peor desde la dictadura.
En Uruguay, la visita provocó una crisis en el gobierno del Frente Amplio. El PIT-CNT, cuyos dirigentes son del Frente Amplio, llamaron a una manifestación con 20.000 personas, en la que no criticaban al gobierno de Tabaré Vázquez. Utilizaron la misma excusa de las “razones de Estado” para justificar al gobierno. Pero además hubo otra manifestación, convocada por la Coordinadora Antiimperialista, con varios sectores de izquierda, que realizó una marcha de repudio a Bush y el gobierno de Tabaré por recibirlo con 8.000 personas. El gobierno se tuvo que llevar a Bush a Colonia, lejos de Montevideo.
Miles de manifestantes más esperaban a Bush en las calles de Bogotá y Guatemala. En ambos lugares hubo una represión violenta para disolver las manifestaciones. En México se anunciaban grandes actos de repudio. El presidente mexicano Felipe Calderón, encaramado en el poder gracias al fraude electoral, recibió a Bush en Mérida, península de Yucatán, muy lejos de la capital del país, ciudad que fue cercada por policías y militares.
Por otra parte Bush tampoco pudo pisar Buenos Aires. Ya fue repudiado el año pasado en Mar del Plata. A tal punto que tuvo que cambiar el proyecto original sobre el ALCA. Y ahora, aun sin venir, provocó fuertes manifestaciones adversas. El gobierno de Kirchner sabe que, iniciando la campaña electoral, es mal negocio aparecer abrazado al tipo más odiado del mundo.
El acto de Chávez en Buenos Aires
El presidente Hugo Chávez hizo un acto público en Buenos Aires, en el estadio del club Ferro con 20.000 personas, que fue visto por muchos como parte del repudio a Bush. En cierta medida lo fue. Chávez denunció a Bush y los participantes gritaron consignas contra el genocida del norte.
Pero el acto tuvo un contenido dual. También fue con toda claridad un acto de apoyo a Nestor Kirchner. La señora Hebe de Bonafini, de Madres de Plaza de Mayo, habló para “agradecer” al presidente argentino. También Chávez lo elogió a él y a su esposa Cristina (precandidata presidencial). Y desde la organización del acto se prohibió ningún grito, chiflico o consigna contra Kirchner. Por supuesto tampoco hubo ningún orador que puediera criticar a Kirchner. Esto fue cumplido, incluso por organizaciones de izquierda asistentes como el MST-Unite, el PC y el PCR, que terminaron sumándose así en los hechos al acto electoral kirchnerista.
Este contenido kirchnerista del acto, en plena campaña electoral, impidió un acto realmente unitario antiimperialista como el que se hizo el año pasado en Mar del Plata, cuando también estuvo Chávez, la izquierda, sindicatos y sectores kirchneristas, unidos por una sola consigna: contra Bush y contra el ALCA.
Chávez tiene un gran prestigio en Argentina. Con su convocatoria se hubiera podido hacer un gran acto antiimperialista unitario en las calles de Buenos Aires con decenas de miles de personas. Lamentablemente Chávez se prestó a la campaña electoral del gobierno, que utilizó el prestigio del presidente venezolano para lavarse la cara. Kirchner aplica una política neoliberal, mantiene privatizado al petróleo y gas, la aviación, los trenes, mandó tropas a Haití y denuncia a Irán siguiendo el libreto que le dictan los yanquis. Para disimular esa política totalmente proyanqui, de vez en cuando se saca una foto con Chávez y logra así votos en la población argentina (una encuesta reciente de la BBC informa que el 87% de los argentinos repudia a Bush).
La izquierda opositora al gobierno de Kirchner, Izquierda Socialista, PO, PTS, MAS, etc, no concurrió al acto de Ferro (por los motivos ya señalados) y convocó a varios miles de personas a repudiar a Bush frente a la embajada yanqui en Palermo.
El tiro por la culata
Si George Bush vino a tratar de reafirmar la supremacía norteamericana, ante la rebelión de los pueblos latinoamericanos, el resultado fue el opuesto. El corresponsal de la BBC inglesa en Washington, Johathan Beale, sintetizó el fracaso en un reportaje para la televisión: "George W. Bush ha perdido a América Latina".
Esto no niega que Bush haya sido recibido con honores por presidentes sometidos como Lula, Tabaré, Uribe o Calderón, y que firmó con Lula un acuerdo para el desarrollo de los biocombustibles, una aberración ecológica que consiste en transformar alimentos en nafta.
En realidad, lo que sucede no es que haya “perdido” Latinoamérica, sino que hay una lucha abierta por la segunda independencia, protagonizada desde hace varios años por los trabajadores, la juventud y los pobres latinoamericanos, mediante huelgas, rebeliones de ciudades e insurrecciones nacionales, que llevaron a la caída de varios de los gobiernos más proyanquis como De la Rúa, Sánchez de Losada (Bolivia), tres presidentes ecuatorianos, etc. Esta lucha impuso el surgimiento de algunos gobiernos que, aun manteniéndose en los marcos capitalistas, adoptan posiciones de relativa independencia nacional frente al imperio, como sucede con Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Correa en Ecuador. Por eso muchos informes periodísticos dijeron que era una gira “contra Chávez”. En realidad el objetivo es más de fondo, es una gira contra el proceso revolucionario en Latinoamérica.
La gira mostró otra vez como es necesaria la unidad de los pueblos latinoamericanos, contra los tratados de Libre Comercio, contra el pago de la deuda externa, por la nacionalización sin pago de las multinacionales y de todos nuestros recursos básicos, gas, petróleo, minería, agua, por la segunda independencia latinoamericana.
*El Socialista, Argentina
mlamas@elsocialista-mst.org
1 comentario:
Pues a los argentinos no nos da la gana ser una colonia bolivariana
Publicar un comentario