Australia: el debate sobre el uso de uranio
El cambio de política de la Labor Party sobre la explotación de las minas de uranio abre un debate sobre el uso del mineral. La cantidad de uranio presente en el territorio representa el 40% de la producción mundial y su exportación ha proporcionado en este año 9.519 millones de dólares a la economía australiana. La total explotación de las minas y la posibilidad de usar el mineral para la industria nuclear se ha visto obstaculizado por las políticas conservadoras de West Australia y Quensland, poseedoras de los mayores yacimientos mundiales de uranio.
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El subsuelo australiano contiene el 40% de los recursos mundiales de uranio. El reglamento de la Commonwealth vincula la explotación del mineral sólo a la exportación hacia países firmantes del Tratado de No Proliferación Nuclear. La exportación de uranio es un recurso para la economía australiana, pero no el más importante. Según los datos del ABARE (Australian Bureau of Agricultural and Resource Economics, Agencia Australiana de Agricultura y Recursos Económicos) la exportación de carbón proporcionó el pasado año 21.848 millones de dólares, frente a los 9.519 conseguidos por el uranio. Además, las políticas de impacto ambiental vigentes en el país no incentivan las inversiones en las actividades mineras. El Gobierno Federal está valorando la posibilidad de usar el uranio como fuente de energía. Según las estimaciones del ABARE, el consumo de energía en Australia aumenta anualmente casi un 2,2% y el uso de la tecnología nuclear, vista la disponibilidad de uranio australiano, sería una alternativa válida a la producción hidroeléctrica y permitiría una rebaja en las emisiones de gas contaminantes del 18% con respecto a la actualidad. En julio se inauguró el reactor OPAL que costó cerca de 400 millones de dólares y que tuvo que ser cerrado en septiembre por la pérdida de uranio en el núcleo del reactor. El objetivo del ejecutivo era iniciar el desarrollo de reactores nucleares hasta 2020 y completarlo en el 2050. Los riesgos derivados de la actividad nuclear hacen difícil la puesta en marcha del proyecto. El partido de oposición Labor Party, antinuclear, tiene la mayoría de gobierno en seis de los estados australianos. Durante la conferencia australiana sobre uranio el 25 de julio, el senador Chris Evans afirmó que la apertura del partido hacia la explotación de otros minerales australianos no conlleva un cambio en la posición del partido frente al problema nuclear.
El subsuelo australiano contiene el 40% de los recursos mundiales de uranio. El reglamento de la Commonwealth vincula la explotación del mineral sólo a la exportación hacia países firmantes del Tratado de No Proliferación Nuclear. La exportación de uranio es un recurso para la economía australiana, pero no el más importante. Según los datos del ABARE (Australian Bureau of Agricultural and Resource Economics, Agencia Australiana de Agricultura y Recursos Económicos) la exportación de carbón proporcionó el pasado año 21.848 millones de dólares, frente a los 9.519 conseguidos por el uranio. Además, las políticas de impacto ambiental vigentes en el país no incentivan las inversiones en las actividades mineras. El Gobierno Federal está valorando la posibilidad de usar el uranio como fuente de energía. Según las estimaciones del ABARE, el consumo de energía en Australia aumenta anualmente casi un 2,2% y el uso de la tecnología nuclear, vista la disponibilidad de uranio australiano, sería una alternativa válida a la producción hidroeléctrica y permitiría una rebaja en las emisiones de gas contaminantes del 18% con respecto a la actualidad. En julio se inauguró el reactor OPAL que costó cerca de 400 millones de dólares y que tuvo que ser cerrado en septiembre por la pérdida de uranio en el núcleo del reactor. El objetivo del ejecutivo era iniciar el desarrollo de reactores nucleares hasta 2020 y completarlo en el 2050. Los riesgos derivados de la actividad nuclear hacen difícil la puesta en marcha del proyecto. El partido de oposición Labor Party, antinuclear, tiene la mayoría de gobierno en seis de los estados australianos. Durante la conferencia australiana sobre uranio el 25 de julio, el senador Chris Evans afirmó que la apertura del partido hacia la explotación de otros minerales australianos no conlleva un cambio en la posición del partido frente al problema nuclear.
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El 27% del uranio presente en el subsuelo australiano se encuentra entre el noreste y el sur de Australia. En el Northern Territory se encuentra la mina Ranger, activa desde 1969, que actualmente produce cerca de 3.300 toneladas anuales de concentrado de óxido de uranio. Esta mina está dirigida por la ERA (Energy Resourses Australia) y por la estadounidense Río Tinto (68%) que en 2005 firmaron con el grupo de representantación aborigen (Mirrar Gundjeihmi Aboriginal People) y la Northern Land Council un acuerdo para ampliar el área de extracción. El Jabiluka Long-term Care y Maintanance Agreement prevén una explotación de la mina de Jabiluka que ronda las 15.500 toneladas de óxido de uranio en 16 años. A pesar de los acuerdos, no se han iniciado las labores de extracción por la cercanía de la mina al Parque Nacional de Kakadu. Las actividades mineras representan el 20% del Producto Estatal Bruto del Northern Territory.En Australia del Sur, la mina más importantes es la Olympic Dam, cuya producción de óxido de uranio gira en torno a las 3.380 toneladas al año, representando sólo el 20% de la producción minera local frente al 75% del cobre y el 5% de oro y plata. La BHP Billiton Limited, propietaria de la mina, propuso el aumento de la misma en 1.600 hectáreas, lo que aumentaría la producción a 15.000 toneladas al año. El incremento de la producción de minerales prevista por la Olympic Dam Project, presupone la realización de una red ferroviaria que una la ciudad de Pimba con la mina, la construcción de una potabilizadora de agua y una red eléctrica que soporte un mayor consumo energético (450MW). La segunda mina presente en el Estado es la Beverley, que inició las labores de extracción en 2000/2001, y que produjo el año pasado 824,6 toneladas de uranio, presentando una ligera inflexión respecto a los años precedentes (077 toneladas en 2005 y 1084 en 2004). Esta mina es la única en Australia que utiliza la técnica de percolación, que introduce ácido sulfúrico en el suelo para separar el uranio de otros materiales. La Heathgate Resources, propietaria de la mina, ha propuesto aumentar su producción a 1.500 toneladas al año para 2008. Los derechos de explotación de la mina aportan al Estado de South Australia y a las comunidades aborígenes cerca de 3,4 millones de dólares al año. Además de la licencia para la explotación de la mina, la Heathgate Resources se plantea invertir en infraestructuras en el área del Lago Frome además de hacerse cargo y formar a las poblaciones aborígenes que viven en el territorio.
El 27% del uranio presente en el subsuelo australiano se encuentra entre el noreste y el sur de Australia. En el Northern Territory se encuentra la mina Ranger, activa desde 1969, que actualmente produce cerca de 3.300 toneladas anuales de concentrado de óxido de uranio. Esta mina está dirigida por la ERA (Energy Resourses Australia) y por la estadounidense Río Tinto (68%) que en 2005 firmaron con el grupo de representantación aborigen (Mirrar Gundjeihmi Aboriginal People) y la Northern Land Council un acuerdo para ampliar el área de extracción. El Jabiluka Long-term Care y Maintanance Agreement prevén una explotación de la mina de Jabiluka que ronda las 15.500 toneladas de óxido de uranio en 16 años. A pesar de los acuerdos, no se han iniciado las labores de extracción por la cercanía de la mina al Parque Nacional de Kakadu. Las actividades mineras representan el 20% del Producto Estatal Bruto del Northern Territory.En Australia del Sur, la mina más importantes es la Olympic Dam, cuya producción de óxido de uranio gira en torno a las 3.380 toneladas al año, representando sólo el 20% de la producción minera local frente al 75% del cobre y el 5% de oro y plata. La BHP Billiton Limited, propietaria de la mina, propuso el aumento de la misma en 1.600 hectáreas, lo que aumentaría la producción a 15.000 toneladas al año. El incremento de la producción de minerales prevista por la Olympic Dam Project, presupone la realización de una red ferroviaria que una la ciudad de Pimba con la mina, la construcción de una potabilizadora de agua y una red eléctrica que soporte un mayor consumo energético (450MW). La segunda mina presente en el Estado es la Beverley, que inició las labores de extracción en 2000/2001, y que produjo el año pasado 824,6 toneladas de uranio, presentando una ligera inflexión respecto a los años precedentes (077 toneladas en 2005 y 1084 en 2004). Esta mina es la única en Australia que utiliza la técnica de percolación, que introduce ácido sulfúrico en el suelo para separar el uranio de otros materiales. La Heathgate Resources, propietaria de la mina, ha propuesto aumentar su producción a 1.500 toneladas al año para 2008. Los derechos de explotación de la mina aportan al Estado de South Australia y a las comunidades aborígenes cerca de 3,4 millones de dólares al año. Además de la licencia para la explotación de la mina, la Heathgate Resources se plantea invertir en infraestructuras en el área del Lago Frome además de hacerse cargo y formar a las poblaciones aborígenes que viven en el territorio.
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La legislación federal y estatal para la concesión de futuras licencias de explotación y exploración es extremadamente severa. El poder de la Commonwealth en materia de uranio incluye procedimientos sobre la seguridad y la salud en los puestos de trabajo y la protección ambiental y los derechos de propiedad de los Aborígenes. La Environment Protection (Nuclear Codes) Act de 1978 prevé la protección de la salud y seguridad de las personas y del ambiente ante los posibles efectos asociados a las actividades nucleares.Cada Estado tiene su propia legislación y las industrias, para iniciar sus actividades, tienen que firmar acuerdos con los gobiernos que estudiarán las propuestas.Las legislaciones de Western Australia y Queensland son las más rígidas. La legislación para la adquisición de una licencia en Queensland debe tener en cuenta las leyes sobre la protección de los Parques Nacionales (Nature Conservation Act 1994), los Refugios Naturales ( Environmental Protection Act 1994) y los ríos ( Wild Rivers and Other Legislation Amendment Act 2007),además de aquellas zonas reservadas a los Aborígenes ( Aboriginal Land Act 1991).En Western Australia (WA) pueden pasar años antes de que una compañía obtenga una licencia: primero tendrá que enviar su propuesta al WA Enviromental Protection Authority (EPA) y al Departamento para el Ambiente y la Energía. La propuesta después será valorada por la Consultative Enviromental Review (CER), Public Environmental Review (PER), Environmental Review and Management Programme (ERMP) y será publicada 14 días después, para que los ciudadanos la aprueben. Sólo después de este procedimiento de verificación, la propuesta podrá ser enviada al Gobierno Estatal.Sin embargo, la “Tree Mine Policy” declarada por la Labor Party, el Gobierno Estatal de Western Australia y de Queensland, reafirma su postura contra la apertura de nuevas minas en sus territorios. Días atrás, la sociedad Río Tinto vendió su mina Kintyre en Western Australia (36.000 toneladas). Además, la nueva sociedad, nacida de la fusión de ToryEnergy y Nova Energy, proyecta la exploración de los yacimientos de Lake Way-Centipede, pero la postura del Estado podría hacer peligrar esta nueva iniciativa.En Queensland, que posee un depósito con un valor en torno a los 17 mil millones de dólares, se han suspendido al menos cinco proyectos de exploración y explotación mineras por la política estatal.El Gobierno Federal intenta recurrir a la Corte Suprema para cambiar la legislación de los dos estados, pero la campaña antinuclear llevada a cabo por la Labor Party y por otros organismos de representación de las minorías aborígenes no facilitarán una resolución del problema.Las elecciones federales que se celebrarán a finales del año vuelven aún más crítica la situación. De hecho, el actual primer Ministro Howard decidió retirarse, dejando libre el puesto de líder del Liberal Party.
La legislación federal y estatal para la concesión de futuras licencias de explotación y exploración es extremadamente severa. El poder de la Commonwealth en materia de uranio incluye procedimientos sobre la seguridad y la salud en los puestos de trabajo y la protección ambiental y los derechos de propiedad de los Aborígenes. La Environment Protection (Nuclear Codes) Act de 1978 prevé la protección de la salud y seguridad de las personas y del ambiente ante los posibles efectos asociados a las actividades nucleares.Cada Estado tiene su propia legislación y las industrias, para iniciar sus actividades, tienen que firmar acuerdos con los gobiernos que estudiarán las propuestas.Las legislaciones de Western Australia y Queensland son las más rígidas. La legislación para la adquisición de una licencia en Queensland debe tener en cuenta las leyes sobre la protección de los Parques Nacionales (Nature Conservation Act 1994), los Refugios Naturales ( Environmental Protection Act 1994) y los ríos ( Wild Rivers and Other Legislation Amendment Act 2007),además de aquellas zonas reservadas a los Aborígenes ( Aboriginal Land Act 1991).En Western Australia (WA) pueden pasar años antes de que una compañía obtenga una licencia: primero tendrá que enviar su propuesta al WA Enviromental Protection Authority (EPA) y al Departamento para el Ambiente y la Energía. La propuesta después será valorada por la Consultative Enviromental Review (CER), Public Environmental Review (PER), Environmental Review and Management Programme (ERMP) y será publicada 14 días después, para que los ciudadanos la aprueben. Sólo después de este procedimiento de verificación, la propuesta podrá ser enviada al Gobierno Estatal.Sin embargo, la “Tree Mine Policy” declarada por la Labor Party, el Gobierno Estatal de Western Australia y de Queensland, reafirma su postura contra la apertura de nuevas minas en sus territorios. Días atrás, la sociedad Río Tinto vendió su mina Kintyre en Western Australia (36.000 toneladas). Además, la nueva sociedad, nacida de la fusión de ToryEnergy y Nova Energy, proyecta la exploración de los yacimientos de Lake Way-Centipede, pero la postura del Estado podría hacer peligrar esta nueva iniciativa.En Queensland, que posee un depósito con un valor en torno a los 17 mil millones de dólares, se han suspendido al menos cinco proyectos de exploración y explotación mineras por la política estatal.El Gobierno Federal intenta recurrir a la Corte Suprema para cambiar la legislación de los dos estados, pero la campaña antinuclear llevada a cabo por la Labor Party y por otros organismos de representación de las minorías aborígenes no facilitarán una resolución del problema.Las elecciones federales que se celebrarán a finales del año vuelven aún más crítica la situación. De hecho, el actual primer Ministro Howard decidió retirarse, dejando libre el puesto de líder del Liberal Party.
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La posibilidad que el Labor Party vuelva a tener la mayoría en el Gobierno Federal provocaría el retorno a las políticas conservadoras y antinucleares, bloqueando las inversiones extranjeras en el país y el desarrollo de las infraestructuras tanto en el campo de los transportes como en el de la producción energética.El impuso hacia el desarrollo económico representado por el Liberal Party significa no sólo la mejora de la economía del país sino también la adquisición por parte de Canberra de un papel activo en el panorama internacional, como demostró en su inclusión en el Generation IV-Forum para la producción nuclear.Como primer proveedor de materia prima para la producción de energía nuclear, una política interna que posibilite una explotación del mineral con fines pacíficos devolvería a Australia un protagonismo activo en la difusión de este tipo de uso del uranio.
La posibilidad que el Labor Party vuelva a tener la mayoría en el Gobierno Federal provocaría el retorno a las políticas conservadoras y antinucleares, bloqueando las inversiones extranjeras en el país y el desarrollo de las infraestructuras tanto en el campo de los transportes como en el de la producción energética.El impuso hacia el desarrollo económico representado por el Liberal Party significa no sólo la mejora de la economía del país sino también la adquisición por parte de Canberra de un papel activo en el panorama internacional, como demostró en su inclusión en el Generation IV-Forum para la producción nuclear.Como primer proveedor de materia prima para la producción de energía nuclear, una política interna que posibilite una explotación del mineral con fines pacíficos devolvería a Australia un protagonismo activo en la difusión de este tipo de uso del uranio.
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Equilibri.net - Italy/27/09/2007
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