Veteranía y el carisma luchan por liderar Japón
Los candidatos a primer ministro de Japón, Yasuo Fukuda y Taro Aso, hablaron ante corresponsales.
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Fernando A. Busca
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Tokio - Los candidatos a primer ministro de Japón, Yasuo Fukuda y Taro Aso, enarbolaron hoy las banderas de tradición y modernidad en un cara a cara en el Club de Corresponsales Extranjeros de Tokio, pero sus propuestas no difirieron demasiado.
El favorito Fukuda, de 71 años y que al parecer cuenta con el apoyo del aparato del Partido Liberal Demócrata (PLD), se mostró cómodo en el papel de veterano hombre gris de partido que Aso dibujó para él.
Mientras, Aso, que mañana cumple 67 años, se ubicó a sí mismo tras la estela de Junichiro Koizumi, el carismático predecesor del actual primer ministro, Shinzo Abe.
Una intervención de presentación en inglés y varios chistes que arrancaron las risas de los apretujados asistentes aportaron relumbrón a la intervención de un Aso que pretendió seducir a la prensa extranjera.
Por su parte, Fukuda, consciente de su imagen de veteranía y lejana a una Administración Abe jalonada de escándalos de corrupción, ofreció sin mucho esfuerzo su visión de vieja escuela que parece demandar la sociedad japonesa.
Aso lo dejó claro: "La carrera presidencial es entre el viejo PLD y el nuevo PLD. Japón necesita un líder fiable y no uno que sienta la tentación de ser guiado por la máquina del partido".
Su oponente, que fue durante tres años y medio ministro portavoz, no respondió a los desafíos y se limitó a dejar pasar los minutos mientras desgranaba propuestas, como su intención de incrementar la cifra de estudiantes extranjeros hasta un millón para contrarrestar la baja natalidad del país.
Fukuda sabe que quien va a escoger el próximo primer ministro japonés no es el pueblo nipón sino la nomenclatura del PLD y, hasta al momento, salvo la facción Aso, las otras ocho corrientes internas del partido le han dado su apoyo mayoritario.
La diferencia está en que ahora la oposición del Partido Democrático (PD) controla la Cámara Alta.
Al no ser elegido en las urnas, el ganador de la disputa partirá con un déficit de legitimidad en el intento de aprobar la Ley Antiterrorista, una norma clave para el PLD que la oposición no apoya y que hasta el momento ha permitido al Ejército nipón dar ayuda a EEUU en su guerra contra el terrorismo.
A pesar de la lucha política en torno a la Ley Antiterrorista, el pueblo japonés está más preocupado por asuntos como el estado de las pensiones públicas y la creciente disparidad económica entre las regiones de Japón.
Durante el debate de hoy, Fukuda encontró acomodo en las críticas que apuntan como causa de este mal a la desregulación emprendida por Koizumi durante su mandato.
Aso, por su parte, apostó por apuntar su nombre a la doctrina Koizumi y abogó por políticas de descentralización y de rebajas fiscales para que las regiones menos favorecidas tengan libertad para estimular su actividad económica.
Hasta aquí las diferencias porque en cuanto a política exterior ambos candidatos coincidieron en su intención de aplicar políticas de paños calientes hacia China.
Los dos aseguraron que su intención es mantener su apoyo a la histórica declaración del Gobierno japonés en 1995 en la que se pedía perdón por la agresión colonial nipona previa a la II Guerra Mundial.
Además, Fukuda reiteró que no visitará el templo Yasukuni, que para China y Corea simboliza el imperialismo japonés.
Aso no fue tan contundente en este asunto y afirmó que a ningún país del mundo se le impide rendir homenaje a sus muertos en conflictos bélicos.
Sin embargo, recordó a los asistentes que él fue el primer ministro de Asuntos Exteriores en decir abiertamente que daba la bienvenida al advenimiento de China como potencia económica.
Tras la dimisión de Shinzo Abe la semana pasada, el PLD se ha apresurado a organizar las elecciones internas para ocupar el cargo de presidente del partido para el próximo domingo.
El vencedor de los comicios internos se convertirá en el siguiente primer ministro, dado el control del Parlamento que tiene el Partido Liberal Demócrata, donde se votará el martes 25.
Tokio - Los candidatos a primer ministro de Japón, Yasuo Fukuda y Taro Aso, enarbolaron hoy las banderas de tradición y modernidad en un cara a cara en el Club de Corresponsales Extranjeros de Tokio, pero sus propuestas no difirieron demasiado.
El favorito Fukuda, de 71 años y que al parecer cuenta con el apoyo del aparato del Partido Liberal Demócrata (PLD), se mostró cómodo en el papel de veterano hombre gris de partido que Aso dibujó para él.
Mientras, Aso, que mañana cumple 67 años, se ubicó a sí mismo tras la estela de Junichiro Koizumi, el carismático predecesor del actual primer ministro, Shinzo Abe.
Una intervención de presentación en inglés y varios chistes que arrancaron las risas de los apretujados asistentes aportaron relumbrón a la intervención de un Aso que pretendió seducir a la prensa extranjera.
Por su parte, Fukuda, consciente de su imagen de veteranía y lejana a una Administración Abe jalonada de escándalos de corrupción, ofreció sin mucho esfuerzo su visión de vieja escuela que parece demandar la sociedad japonesa.
Aso lo dejó claro: "La carrera presidencial es entre el viejo PLD y el nuevo PLD. Japón necesita un líder fiable y no uno que sienta la tentación de ser guiado por la máquina del partido".
Su oponente, que fue durante tres años y medio ministro portavoz, no respondió a los desafíos y se limitó a dejar pasar los minutos mientras desgranaba propuestas, como su intención de incrementar la cifra de estudiantes extranjeros hasta un millón para contrarrestar la baja natalidad del país.
Fukuda sabe que quien va a escoger el próximo primer ministro japonés no es el pueblo nipón sino la nomenclatura del PLD y, hasta al momento, salvo la facción Aso, las otras ocho corrientes internas del partido le han dado su apoyo mayoritario.
La diferencia está en que ahora la oposición del Partido Democrático (PD) controla la Cámara Alta.
Al no ser elegido en las urnas, el ganador de la disputa partirá con un déficit de legitimidad en el intento de aprobar la Ley Antiterrorista, una norma clave para el PLD que la oposición no apoya y que hasta el momento ha permitido al Ejército nipón dar ayuda a EEUU en su guerra contra el terrorismo.
A pesar de la lucha política en torno a la Ley Antiterrorista, el pueblo japonés está más preocupado por asuntos como el estado de las pensiones públicas y la creciente disparidad económica entre las regiones de Japón.
Durante el debate de hoy, Fukuda encontró acomodo en las críticas que apuntan como causa de este mal a la desregulación emprendida por Koizumi durante su mandato.
Aso, por su parte, apostó por apuntar su nombre a la doctrina Koizumi y abogó por políticas de descentralización y de rebajas fiscales para que las regiones menos favorecidas tengan libertad para estimular su actividad económica.
Hasta aquí las diferencias porque en cuanto a política exterior ambos candidatos coincidieron en su intención de aplicar políticas de paños calientes hacia China.
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International Press - Japan/20/09/2007
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