Líder opositor mexicano arremete contra alza de precios y reforma energética
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MEXICO (AFP) — El ex candidato de la izquierda a la presidencia de México Andrés Manuel López Obrador, que continúa en rebeldía tras denunciar un fraude electoral, arremetió el domingo ante más de 100.000 seguidores contra el alza de precios y la intención que atribuye al gobierno de privatizar el sector petrolero.
"Celebro que a más de un año del fraude electoral del 2 de julio, se mantenga vigente el espíritu de lucha y la decisión inquebrantable de abolir el régimen de corrupción y privilegios", dijo el ex alcalde de la capital al iniciar su discurso.
López Obrador, que hace un año se autoproclamó ante decenas de miles de partidarios "presidente legítimo", ofreció lo que denominó su "primer informe de gobierno", en el que criticó la política de Felipe Calderón, que fuera su contrincante en las elecciones presidenciales de 2006 y que le ganó por un margen del 0,54%, derrota que no aceptó.
La plaza del Zócalo de la capital de México, auténtico feudo de la izquierda, estaba llena (salvo en la cuarta parte que ocupaba la estructura de una exposición itinerante), y miles de seguidores siguieron su discurso desde las calles adyacentes.
Sin embargo, el poder de convocatoria de López Obrador ha ido disminuyendo desde las manifestaciones masivas de 2006 para denunciar el presunto fraude electoral.
El único incidente durante el acto fue cuando en pleno discurso de uno de los participantes comenzaron a sonar las campanas de la catedral, lo cual fue tomado como una provocación por algunos partidarios de López Obrador (que se ha enfrentado con la Iglesia) y una cincuentena de ellos irrumpió en el templo al grito de "¡Obrador, Obrador!".
El político se centró en su discurso en el alza de precios y la supuesta intención del Ejecutivo de aprobar una reforma energética que abra el nacionalizado sector petrolero a la iniciativa privada.
Denunció que en el último año "los precios de la canasta básica han subido en un 35% de promedio (...), siete veces más que los salarios" y anunció que lo peor está todavía por llegar cuando se aplique la reforma fiscal recientemente aprobada por el Congreso, en particular una subida de impuestos y una tasa especial para la gasolina.
"Ahora con la llamada reforma energética, se pretende profundizar en la privatización de la industria eléctrica y, sobre todo, lo que más ambicionan: apoderarse del petróleo", añadió para después convocar a sus simpatizantes a movilizaciones ante cualquier atisbo de privatización del sector petrolero.
Además, pidió que se revisase el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte para sacar al maíz y al frijol de la apertura comercial que debe entrar en vigor enero de 2008 y acusó al gobierno de tener "presos políticos" y de propiciar la represión de las protestas sociales.
López Obrador, cuyo "gobierno legítimo" se mantiene con aportaciones de los congresistas de los partidos que le apoyan y donaciones voluntarias de los ciudadanos, explicó que se ha dedicado en el último año a recorrer 1.000 de los 2.500 municipios del país y que se han adherido a su proyecto 1,7 millones de personas.
A pesar de contar con un amplio respaldo popular, al menos en la capital del país, López Obrador ha fracasado en su intento de que los cargos electos del PRD, la segunda fuerza política en el Congreso, boicoteen el gobierno de Calderón.
Los diputados y senadores del PRD no han seguido sus consignas de reventar el trámite legislativo de algunas reformas aprobadas en los últimos meses y, de los gobernadores, tan sólo el jefe de gobierno de la capital, Marcelo Ebrard (ex brazo derecho del ex candidato) se ha negado a reconocer al presidente.
"Celebro que a más de un año del fraude electoral del 2 de julio, se mantenga vigente el espíritu de lucha y la decisión inquebrantable de abolir el régimen de corrupción y privilegios", dijo el ex alcalde de la capital al iniciar su discurso.
López Obrador, que hace un año se autoproclamó ante decenas de miles de partidarios "presidente legítimo", ofreció lo que denominó su "primer informe de gobierno", en el que criticó la política de Felipe Calderón, que fuera su contrincante en las elecciones presidenciales de 2006 y que le ganó por un margen del 0,54%, derrota que no aceptó.
La plaza del Zócalo de la capital de México, auténtico feudo de la izquierda, estaba llena (salvo en la cuarta parte que ocupaba la estructura de una exposición itinerante), y miles de seguidores siguieron su discurso desde las calles adyacentes.
Sin embargo, el poder de convocatoria de López Obrador ha ido disminuyendo desde las manifestaciones masivas de 2006 para denunciar el presunto fraude electoral.
El único incidente durante el acto fue cuando en pleno discurso de uno de los participantes comenzaron a sonar las campanas de la catedral, lo cual fue tomado como una provocación por algunos partidarios de López Obrador (que se ha enfrentado con la Iglesia) y una cincuentena de ellos irrumpió en el templo al grito de "¡Obrador, Obrador!".
El político se centró en su discurso en el alza de precios y la supuesta intención del Ejecutivo de aprobar una reforma energética que abra el nacionalizado sector petrolero a la iniciativa privada.
Denunció que en el último año "los precios de la canasta básica han subido en un 35% de promedio (...), siete veces más que los salarios" y anunció que lo peor está todavía por llegar cuando se aplique la reforma fiscal recientemente aprobada por el Congreso, en particular una subida de impuestos y una tasa especial para la gasolina.
"Ahora con la llamada reforma energética, se pretende profundizar en la privatización de la industria eléctrica y, sobre todo, lo que más ambicionan: apoderarse del petróleo", añadió para después convocar a sus simpatizantes a movilizaciones ante cualquier atisbo de privatización del sector petrolero.
Además, pidió que se revisase el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte para sacar al maíz y al frijol de la apertura comercial que debe entrar en vigor enero de 2008 y acusó al gobierno de tener "presos políticos" y de propiciar la represión de las protestas sociales.
López Obrador, cuyo "gobierno legítimo" se mantiene con aportaciones de los congresistas de los partidos que le apoyan y donaciones voluntarias de los ciudadanos, explicó que se ha dedicado en el último año a recorrer 1.000 de los 2.500 municipios del país y que se han adherido a su proyecto 1,7 millones de personas.
A pesar de contar con un amplio respaldo popular, al menos en la capital del país, López Obrador ha fracasado en su intento de que los cargos electos del PRD, la segunda fuerza política en el Congreso, boicoteen el gobierno de Calderón.
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AFP/19/11/2007
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