22/7/08

"La integración es una tarea de estado"

Entrevista al embajador de Chile en Argentina, Luis Maira
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**José Zepeda Varas
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El embajador de Chile en Argentina, Luis Maira, estuvo de visita en Radio Nederland, donde mantuvo una conversación con los integrantes del departamento español. Maira es un destacado político chileno, que jugó un importante papel durante la Transición a la democracia en Chile.
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Escuche la entrevista a *Luis Maira, embajador de Chile en Argentina
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En su visita a Radio Nederland, el embajador Maira hizo una valoración sobre el estado de la cuestión en América Latina y sobre el panorama de las relaciones internacionales de esta región con otros actores mundiales como Estados Unidos y Europa.
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José Zepeda: Embajador Maira, decía usted hoy en el encuentro que ha tenido con el Departamento Latinoamericano de Radio Nederland que América Latina y, concretamente América del Sur, tiene una buena oportunidad para la integración. ¿Por qué?
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Sr. Luis Maira: Hay varias razones; la primera es que América del Sur está viviendo un buen ciclo económico que empezó en 2003 y que ha permitido 5 años de crecimiento continuo en el producto interno bruto de los países, un mejoramiento de las cifras y los indicadores macro-económicos, países con más reservas internacionales, con una paridad cambiaria más estable y ajustada, con mayor recaudación tributaria, con mayores exportaciones y mayor venta de sus productos en el mercado mundial y eso ha dado un gran impulso a la solución de problemas muy críticos como los de la pobreza. Han mejorado un poquito los indicadores de desigualdad, el Coeficiente de Gini ha subido algo favorablemente en estos años. También se da un fenómeno nuevo que es un mejoramiento de los términos de intercambio, o sea, los productos que venden los países sudamericanos han aumentado mucho su valor, más que el de los bienes industriales, cosa que por primera vez se produce y entonces el precio del petróleo, el del cobre, el de la soja, el precio de muchos de los productos que vende América Latina es cada vez más favorable.
En ese cuadro hay un segundo elemento interesante a tener en cuenta y es que ha habido un progreso institucional. No teníamos ningún organismo para la integración sudamericana hace 5 años, en 2004 se creó la Comunidad Sudamericana de Naciones, en diciembre en una reunión en Cuzco con un acuerdo de los 12 jefes de Estado del área y esto se ha perfeccionado al darse la denominación de Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) a este grupo de países, que están ya trabajando en la construcción de una institucionalidad básica y en la definición de las tareas más importantes de la integración que son muy concretas. Tareas en el campo de las infraestructuras y la conectividad para ponerle fin al aislamiento y a la desvinculación de los doce países sudamericanos; tareas de cooperación energética para usar mejor los recursos y hacer más transferencia de lo que a algunos les sobra y otros tengan que comprar; tareas para la inclusión social, la lucha contra la pobreza y mejoramientos en términos de equidad, y tareas en el campo de la educación, de la revolución científico-técnica y del trabajo de las comunidades científicas sudamericanas para hacer esfuerzos conjuntos de investigación y de docencia. Entonces hay, por un lado, más recursos, por otro lado, más instituciones, y las tareas son relativamente claras y todo eso ayuda a que el horizonte de la integración sudamericana mejore.
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JZ: Usted sabe que una de las condiciones indispensables para que se produzca la integración es que haya confianza entre los socios. Uno de los temores que han expresado algunos diplomáticos latinoamericanos (digo temores, no certezas) es que esta sea una iniciativa brasileña para Brasil. Es decir que, mientras sirva a los intereses nacionales y las aspiraciones a nivel mundial de Brasil, será un éxito, y cuando no sea así, será un fracaso.
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LM: El tema de la confianza es clave y la confianza es una de las caras de esta moneda; la otra es la voluntad política, nítida y resuelta, para empujar las cosas que son posibles. Y tiene usted toda la razón. Si este fuera un negocio brasileño, no tendría mayor viabilidad ni destino. Pero, creo que el tema de la integración, por las mismas tareas que mencionaba, terrenos como el energético o el de la infraestructura, son temas de beneficio mutuo para los doce países sudamericanos y hacen mejores cada una de las 12 estrategias nacionales de desarrollo que esos países tienen que impulsar y, en ese sentido, lo que va en beneficio de Brasil no va en desmedro de los otros, sino que va en paralelo, como un aporte que puede favorecer a los diversos gobiernos y a los diversos países. Es una coyuntura, un micro-clima muy único. Si uno mirara los últimos 50 años de la historia de América Latina, nunca se habían dado simultáneamente estos tres factores: la potencialidad institucional, el de los buenos resultados económicos y una voluntad política expresada por la totalidad de los jefes de Estado de la región.
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JZ: Cómo incide el factor EE.UU. en una iniciativa como UNASUR. ¿Lo ve con buenos ojos el Departamento de Estado?
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LM: UNASUR y la integración sudamericana nació un poco de un cierto repliegue que los EE.UU. tuvieron después de los acontecimientos de septiembre del 2001. La propia lucha contra el terrorismo es un tema que está ausente en lo principal en América del Sur, quizás Colombia sea el único caso que se pueda encuadrar dentro de esa lógica. Pero el hecho de que los otros 11 países no estén involucrados en esta lucha que EE.UU. libra contra el terrorismo crea una mayor autonomía relativa de los gobiernos, y ha sido un factor que ha permitido impulsar las cosas con mayores posibilidades en los últimos años. EE.UU., por cierto, no ha sido ni un obstáculo, ni ha vetado esta iniciativa y su relativa prescindencia es un elemento que es suficiente para darle fuerza y viabilidad al proyecto.
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JZ: Y esta prescindencia de los EE.UU., ¿es asimilable, por razones distintas, pero, es asimilable a la Unión Europea?
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LM: La Unión Europea tiene un cuadro muy distinto. Esta mantiene un diálogo mucho más activo en los encuentros periódicos de los jefes de Estado de Europa y América Latina. Segundo, su experiencia es muy emblemática en América del Sur y por lo tanto lo que la Unión Europea pueda hacer en la dirección de transmitir su conocimiento y, bajo la forma de cooperación, su "expertise" en materia de cooperación va a ayudar mucho al desenlace de este proceso. EE.UU. no tiene, a la escala de su propia historia, experiencias semejantes a la de la Unión Europea, y ésta tiene un enorme poder e influencia en la región que hasta ahora no se ha ejercido sino positivamente.
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JZ: Vuelvo a los aspectos regionales. Dos aclaraciones; la primera de ellas tiene que ver con las naciones que no pertenecen a América del Sur, me refiero a Centro y Norteamérica. Es efectivo que México desde por lo menos hace 8 años, está ausente de cualquier iniciativa de integración en América Latina y está más concentrado en el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y Canadá. Pero, ¿significa de una u otra manera que el sector intelectual de América Latina ve las cosas hoy más pragmáticamente que antes y dice... bueno, lo posible hoy es... y la oportunidad hoy es sólo para América del Sur, prescindiendo de Centroamérica y de México?
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LM: Yo lo pondría de la siguiente manera; EE.UU. reconceptualizó sus relaciones con la mayoría de las regiones y sub-regiones del mundo después de los impactantes acontecimientos de Septiembre de 2001. Como resultado de esa nueva segmentación que EE.UU. hizo, se estableció una mayor diferencia que antes entre la América Latina del norte de la que es parte México, con el Caribe y Centroamérica, de esta América Latina del sur que forman los 12 países sudamericanos. Esto originó dos tipos de procesos de integración; México tiene una iniciativa desde el 2000 que es el plan Puebla-Panamá, que se aplicaría a los países centroamericanos y a algunas de las naciones del Caribe. Ese plan ha mostrado menos ambiciones en sus objetivos y ha tenido menos recursos desde 2000 hasta ahora, que los que ha tenido la integración sudamericana con la Comunidad Sudamericana de Naciones, y ahora con UNASUR, desde 2004. Y en ese sentido, son procesos que marchan complementariamente, por carriles distintos, y que uno tendría que aspirar a que tuvieran el máximo de potencialidades y resultados. Uno y otro no son procesos contradictorios, son procesos, insisto, complementarios y habría que esperar que hubiera una especie de emulación o competencia positiva entre los integrantes de estas dos sub-regiones para poder empujar tanto como se pudiera, en el tiempo que viene, el proceso de integración que ambos han declarado desear.
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JZ: Supongo que se puede acrecentar la esperanza de la oportunidad de integración sudamericana en la medida en que la ideologización que está en marcha decrezca en alguna medida en el próximo futuro.
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LM: Yo creo que la integración es una tarea de estado que incluye a gobiernos y a pueblos y no se ayuda con ninguna forma de ideologización. Es una tarea que tiene que probarse positiva para cada una de las estrategias nacionales de desarrollo de los países que se involucran en este proceso y que no debe ofrecerle gratuitamente a nadie un liderazgo excluyente respecto del papel y del protagonismo de los demás países. Entonces hay que ser particularmente exigente en que la voluntad política que expresen todos los integrantes tenga un reflejo en los recursos y en las decisiones que los países toman, y que esto no sea visto como una oportunidad de liderazgo excluyente o de un negocio para uno de los socios a expensas de los demás.
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JZ: Hemos nombrado justamente uno de los factores que podría ayudar a avanzar en un proceso de integración suramericano, esto de menos ideologización, más políticas de estado. ¿Qué otros factores son importantes?
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LM: Creo que es muy importante encarar los conflictos que han aparecido en la región, conflictos bilaterales bastante numerosos y que hay que encausarlos de una manera para que no se conviertan también en un obstáculo al proceso integrador. Hay muchas cuestiones pendientes. Todos tenemos conciencia de cuan cerca estuvimos de la guerra en el diferendo entre Colombia y Ecuador; problemas que mantiene Brasil con Bolivia después del proceso de la recuperación del gas por parte del presidente Morales; dificultades entre Chile y Perú en la delimitación marítima; y el conflicto de las papeleras en el río Uruguay entre Argentina y Uruguay. En fin, tenemos un sinnúmero de situaciones que tenemos que ir resolviendo con la mejor voluntad por parte de los países que están en ellos, buscando canales institucionales que todos respeten e ir creando una salida a esta sensación de que los conflictos han crecido y que las disputas son mayores ahora que hace 20 años.
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*Luis Maira es embajador de Chile en Argentina.
**José Zepeda Varas es director del departamento español de Radio Nederland.
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Etiqueta:
América Latina, Argentina, CAN, Chile, Estados Unidos, integración, José Zepeda Varas, Luis Maira, MERCOSUR, UNASUR, Unión Europea
Radio Nederland - Holanda/22/07/2008

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