Miguel Hernández: palabras para un poeta en su tierra
UNA VELADA DE HOMENAJE, EN ORIHUELA
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Se habló del vínculo de Hernández con los poetas porteños, a metros de la casa donde él creció.
Por: Jorge Aulicino
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Se habló del vínculo de Hernández con los poetas porteños, a metros de la casa donde él creció.
Por: Jorge Aulicino
En Orihuela, la ciudad natal de Miguel Hernández, que el año próximo celebrará los 100 años del nacimiento del poeta, se realizó una velada en la que el argentino Antonio Requeni habló de la relación de los poetas porteños con el malogrado autor de El rayo que no cesa y Viento del pueblo. La charla, en el antiguo casino en el que Hernández leyó sus poemas en 1933, fue auspiciada por la Fundación Miguel Hernández, que también agasajó al escritor Alejandro Roemers con un premio por su labor poética, de estilo clásico.
La Fundación realizará el año próximo diversos actos en memoria de Hernández, quien murió en una prisión de Alicante, durante el franquismo, en 1942. Como parte de la celebración, que se espera que también se produzca en la Argentina, se lanzó el Premio de poesía Miguel Hernández, dotado de 24.000 euros. Las bases están en: www.miguelhernandezvirtual.com.
El poeta y periodista Requeni, miembro de la Academia Argentina de Letras, evocó el poema que el poeta de Orihuela escribió al argentino Raúl González Tuñón. Raúl, si el cielo azul se constelara/ sobre sus cinco cielos de raúles /a la revolución sus cinco azules /como cinco banderas entregara, comienza el soneto, dedicado a nuestro autor, que Hernández consideraba su maestro en la conversión al comunismo. Hombres como tú eres pido para /amontonar la muerte de gandules, seguía el poema de Hernández, quien en 1936, al estallar la insurrección nacionalista, se sumó a las filas del legendario Quinto Regimiento, la milicia formada por el Partido Comunista español.
El antiguo casino en que se realizó el acto conmemorativo conserva aún, estampada sobre las mayólicas de su salón central, la lista de los "muertos por Dios y por la patria", es decir, los que combatieron en el campo franquista.
Cerca del centro, se conserva la casa austera de Hernández, hijo de un propietario de ganados del entonces pueblo levantino.
Considerado uno de los grandes poetas españoles del siglo pasado, pasión y tradición se unían en sus poemas, muchos de los cuales fueron musicalizados décadas después por Alberto Cortés, Paco Ibañez y Joan Manuel Serrat. Su último libro, El hombre acecha, fue destruido por la censura franquista. Algunos ejemplares se salvaron y fueron reeditados posteriormente. En Buenos Aires se deben al poeta paraguayo Elvio Romero las primeras reediciones de sus libros, que estaban prohibidos en España.
Hernández -muerto en la flor de su edad, a los 32 años- estaba ligado al Siglo de Oro; la dura pasión que lo encendía y consumía no era hostil a las viejas y nobles formas castellanas del verso, incluso encontraban en ellas su mejor continente.
Se casó en Orihuela, durante la guerra. Perdió su primer hijo, y en 1939 nació el segundo, Manuel, a quien dedicó luego, en la cárcel, sus famosas Nanas de la cebolla.
Después de haber estado en la batalla de Teruel y en los frentes de Extremadura y Andalucía, intentó salir de España cuando cayó la República, pero fue entregado por la policía de Portugal. Logró la libertad gracias a gestiones de Pablo Neruda ante la curia y volvió a Orihuela. Delatado y condenado a muerte, se le conmutó la pena por la de 30 años de cárcel, merced a la intervención del vicario de la diócesis.
Al término del acto en el casino, se celebran en Orihuela las guerrillas de las "fiestas de moros y cristianos", que en todo el Levante (la costa del Mediterráneo) recuerdan la reconquista del territorio ocupado por los árabes, por lo reyes católicos españoles, en el siglo XV. Los disfrazados disparan con arcabuces potentísimas bombas de estruendo que estremecían todo el centro, incluidas las vidrieras del casino.
De humo, explosiones y simulacro de combates están llenas las calles del fascinado poeta de la Guerra Civil.
La Fundación realizará el año próximo diversos actos en memoria de Hernández, quien murió en una prisión de Alicante, durante el franquismo, en 1942. Como parte de la celebración, que se espera que también se produzca en la Argentina, se lanzó el Premio de poesía Miguel Hernández, dotado de 24.000 euros. Las bases están en: www.miguelhernandezvirtual.com.
El poeta y periodista Requeni, miembro de la Academia Argentina de Letras, evocó el poema que el poeta de Orihuela escribió al argentino Raúl González Tuñón. Raúl, si el cielo azul se constelara/ sobre sus cinco cielos de raúles /a la revolución sus cinco azules /como cinco banderas entregara, comienza el soneto, dedicado a nuestro autor, que Hernández consideraba su maestro en la conversión al comunismo. Hombres como tú eres pido para /amontonar la muerte de gandules, seguía el poema de Hernández, quien en 1936, al estallar la insurrección nacionalista, se sumó a las filas del legendario Quinto Regimiento, la milicia formada por el Partido Comunista español.
El antiguo casino en que se realizó el acto conmemorativo conserva aún, estampada sobre las mayólicas de su salón central, la lista de los "muertos por Dios y por la patria", es decir, los que combatieron en el campo franquista.
Cerca del centro, se conserva la casa austera de Hernández, hijo de un propietario de ganados del entonces pueblo levantino.
Considerado uno de los grandes poetas españoles del siglo pasado, pasión y tradición se unían en sus poemas, muchos de los cuales fueron musicalizados décadas después por Alberto Cortés, Paco Ibañez y Joan Manuel Serrat. Su último libro, El hombre acecha, fue destruido por la censura franquista. Algunos ejemplares se salvaron y fueron reeditados posteriormente. En Buenos Aires se deben al poeta paraguayo Elvio Romero las primeras reediciones de sus libros, que estaban prohibidos en España.
Hernández -muerto en la flor de su edad, a los 32 años- estaba ligado al Siglo de Oro; la dura pasión que lo encendía y consumía no era hostil a las viejas y nobles formas castellanas del verso, incluso encontraban en ellas su mejor continente.
Se casó en Orihuela, durante la guerra. Perdió su primer hijo, y en 1939 nació el segundo, Manuel, a quien dedicó luego, en la cárcel, sus famosas Nanas de la cebolla.
Después de haber estado en la batalla de Teruel y en los frentes de Extremadura y Andalucía, intentó salir de España cuando cayó la República, pero fue entregado por la policía de Portugal. Logró la libertad gracias a gestiones de Pablo Neruda ante la curia y volvió a Orihuela. Delatado y condenado a muerte, se le conmutó la pena por la de 30 años de cárcel, merced a la intervención del vicario de la diócesis.
Al término del acto en el casino, se celebran en Orihuela las guerrillas de las "fiestas de moros y cristianos", que en todo el Levante (la costa del Mediterráneo) recuerdan la reconquista del territorio ocupado por los árabes, por lo reyes católicos españoles, en el siglo XV. Los disfrazados disparan con arcabuces potentísimas bombas de estruendo que estremecían todo el centro, incluidas las vidrieras del casino.
De humo, explosiones y simulacro de combates están llenas las calles del fascinado poeta de la Guerra Civil.
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Clarin - Argentina/17/07/2009
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