Chávez, Gaddafi y el fracaso socialista
Inteligencia Corporativa
El mismo día que el comandante Chávez visitaba Bogotá para ofrecerse como mediador del conflicto con la guerrilla colombiana, en Libia el coronel Muammar al-Gaddafi hacía lo propio con el secretario general de la ONU, para mediar en el conflicto de Darfur. Sin embargo, las motivaciones son diferentes. Mientras el libio, después de 30 años de fracaso socialista, emprendía su tránsito al libre mercado, Chávez retoma el camino socialista abandonado por el líder libio.La sonrisa del socialismo...
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Las Semblanzas no se agotan en estas circunstancias tan puntuales. Ambos intentaron una asonada militar para asirse del poder. Gaddafi con éxito inicial y Chávez cabalgando sobre la ola del intento fallido. Para sus seguidores ambos líderes han encarnado la revolución y sus nombres han estado asociados en sus respectivos países a las nociones de patria y nación.
Ambos crearon su propio sistema filosófico de gobierno como si se tratara de un traje a la medida. Gaddafi lo denominó Tercera Teoría Universal.
Consistía en una combinación de socialismo e islamismo, aderezado con prácticas tribales adquiridas de sus orígenes beduinos. Chávez lo llama socialismo del siglo XXI, en el cual se combinan socialismo, bolivarianismo y cristianismo, salpicado de guevarismo, maoísmo, castrismo y prácticas rurales que han elevado al plano teórico programas como las misiones (de inspiración cristiana), los gallineros verticales y el trueque.
Los dos se inspiraron en sendas deidades políticas, Abdel Nasser, el líder egipcio y Fidel Castro, el líder cubano, para luchar por una unión política y militar de los países de sus regiones.
Los dos han financiado con la renta petrolera de sus respectivos países movimientos que reflejan estos utópicos ideales.
Sin embargo, lo pedagógico de la comparación es el fracaso socialista de Gaddafi después de 30 años de revolución y la persistencia del otro en repetir los mismos errores. El proceso socialista libio de la Tercera Teoría Universal comenzó el 1 de septiembre de 1969 y 30 años más tarde, en 1999, después que la ONU levantó las sanciones punitivas por su vinculación con el terrorismo, el coronel Gaddafi comenzó a desandar el socialismo, hasta emprender camino al capitalismo e iniciar una apertura petrolera.
El socialismo bolivariano comenzó en 1999 y, si tomamos en serio las reiteradas promesas o amenazas del presidente Chávez y su reforma constitucional, como los libios, deberíamos esperar 20 años más para ver los mismos resultados de este experimento socialista marxista que tiene la particularidad de haber fracasado, sin excepción, a través de todo el siglo XX.
Ambos crearon su propio sistema filosófico de gobierno como si se tratara de un traje a la medida. Gaddafi lo denominó Tercera Teoría Universal.
Consistía en una combinación de socialismo e islamismo, aderezado con prácticas tribales adquiridas de sus orígenes beduinos. Chávez lo llama socialismo del siglo XXI, en el cual se combinan socialismo, bolivarianismo y cristianismo, salpicado de guevarismo, maoísmo, castrismo y prácticas rurales que han elevado al plano teórico programas como las misiones (de inspiración cristiana), los gallineros verticales y el trueque.
Los dos se inspiraron en sendas deidades políticas, Abdel Nasser, el líder egipcio y Fidel Castro, el líder cubano, para luchar por una unión política y militar de los países de sus regiones.
Los dos han financiado con la renta petrolera de sus respectivos países movimientos que reflejan estos utópicos ideales.
Sin embargo, lo pedagógico de la comparación es el fracaso socialista de Gaddafi después de 30 años de revolución y la persistencia del otro en repetir los mismos errores. El proceso socialista libio de la Tercera Teoría Universal comenzó el 1 de septiembre de 1969 y 30 años más tarde, en 1999, después que la ONU levantó las sanciones punitivas por su vinculación con el terrorismo, el coronel Gaddafi comenzó a desandar el socialismo, hasta emprender camino al capitalismo e iniciar una apertura petrolera.
El socialismo bolivariano comenzó en 1999 y, si tomamos en serio las reiteradas promesas o amenazas del presidente Chávez y su reforma constitucional, como los libios, deberíamos esperar 20 años más para ver los mismos resultados de este experimento socialista marxista que tiene la particularidad de haber fracasado, sin excepción, a través de todo el siglo XX.
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El proceso libio
El proceso libio
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Esos 30 años de socialismo libio respaldados por la Tercera Teoría Universal de Gaddafi, estuvieron caracterizados por el financiamiento de movimientos internacionales que, supuestamente, contribuirían a poner fin al capitalismo por la vía violenta.
Las etiquetas del discurso del coronel Gaddafi eran “democracia directa y popular”, “nacionalismo árabe” y “socialismo islámico”. Creó las Milicias Populares Libias paralela a las fuerzas armadas.
En seguimiento del panarabismo de Nasser intentó crear una “Federación de Repúblicas Árabes” con la unión de Egipto y Siria, rechazada por los líderes de estas naciones. De nuevo intentó la unión política con Túnez, Chad, Níger y Sudan que igualmente fracasó.
Su estridente nacionalismo lo condujo a violentos encuentros y a una invasión fracasada en el vecino Chad.
Muerto Nasser, su inspiración política, las relaciones con los países árabes de la región se deterioraron, especialmente con el nuevo líder de Egipto, Anuar el-Sadat, lo cual lo obligó a una dependencia militar de la Unión Soviética que le suplía la mayor parte de su armamento. Libia fue el primer país, fuera del bloque soviético, en adquirir los aviones de combate MiG-25, armas y otros sistemas de defensa que muy pronto las dificultades económicas volvieron obsoletas.
En agosto de 1973 nacionalizó el 51% del capital de todas las compañías extranjeras. Una vez demostrada su participación en un acto terrorista en Berlín destinado a soldados americanos, Reagan ordenó bombardear Trípoli y Bengasi.
Esos 30 años de socialismo libio respaldados por la Tercera Teoría Universal de Gaddafi, estuvieron caracterizados por el financiamiento de movimientos internacionales que, supuestamente, contribuirían a poner fin al capitalismo por la vía violenta.
Las etiquetas del discurso del coronel Gaddafi eran “democracia directa y popular”, “nacionalismo árabe” y “socialismo islámico”. Creó las Milicias Populares Libias paralela a las fuerzas armadas.
En seguimiento del panarabismo de Nasser intentó crear una “Federación de Repúblicas Árabes” con la unión de Egipto y Siria, rechazada por los líderes de estas naciones. De nuevo intentó la unión política con Túnez, Chad, Níger y Sudan que igualmente fracasó.
Su estridente nacionalismo lo condujo a violentos encuentros y a una invasión fracasada en el vecino Chad.
Muerto Nasser, su inspiración política, las relaciones con los países árabes de la región se deterioraron, especialmente con el nuevo líder de Egipto, Anuar el-Sadat, lo cual lo obligó a una dependencia militar de la Unión Soviética que le suplía la mayor parte de su armamento. Libia fue el primer país, fuera del bloque soviético, en adquirir los aviones de combate MiG-25, armas y otros sistemas de defensa que muy pronto las dificultades económicas volvieron obsoletas.
En agosto de 1973 nacionalizó el 51% del capital de todas las compañías extranjeras. Una vez demostrada su participación en un acto terrorista en Berlín destinado a soldados americanos, Reagan ordenó bombardear Trípoli y Bengasi.
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Vendedores de petróleo
Vendedores de petróleo
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La renta petrolera de Libia sirvió para que Gaddafi subsidiara a movimientos de liberación en el continente africano y en otras partes del mundo.
Este dispendio benefició incluso a Daniel Ortega de Nicaragua y no falta quien incluya al candidato Chávez en 1998. El pasado mes de mayo Ortega lo visitó en una gira por el Medio Oriente financiada por el líder Gaddafi.
Con una inflación del 30% y un desempleo de 20% los libios fueron testigos de un derroche obsceno de su riqueza en otros países y el sostenimiento de un liderazgo global que no conoció límites. En sus giras Gaddafi viajaba con 400 escoltas, entre ellos un grupo de bellas amazonas expertas en artes marciales, 4 aviones, 60 carros blindados y un arsenal. A este grupo lo seguía un buque con alimentos.
Después de 30 años de revolución, el líder militar y socialista se quejaba de la incompetencia de sus colaboradores repitiendo frases como, “no fabricamos nada, sólo vendemos petróleo y no somos más que unos consumidores”.
Sus discursos eran matizados con extravagancias, algunas de ellas grotescas.
En un aniversario de la Unión Africana sostuvo que la Coca-Cola se fabricaba con sustancias cultivadas en África y que esta corporación los debía compensar adecuadamente. Sobre el problema de la “inmigración de africanos a Europa” ofreció resolverlo si la Unión Europea le entregaba anualmente 10.000 millones de euros.
La renta petrolera de Libia sirvió para que Gaddafi subsidiara a movimientos de liberación en el continente africano y en otras partes del mundo.
Este dispendio benefició incluso a Daniel Ortega de Nicaragua y no falta quien incluya al candidato Chávez en 1998. El pasado mes de mayo Ortega lo visitó en una gira por el Medio Oriente financiada por el líder Gaddafi.
Con una inflación del 30% y un desempleo de 20% los libios fueron testigos de un derroche obsceno de su riqueza en otros países y el sostenimiento de un liderazgo global que no conoció límites. En sus giras Gaddafi viajaba con 400 escoltas, entre ellos un grupo de bellas amazonas expertas en artes marciales, 4 aviones, 60 carros blindados y un arsenal. A este grupo lo seguía un buque con alimentos.
Después de 30 años de revolución, el líder militar y socialista se quejaba de la incompetencia de sus colaboradores repitiendo frases como, “no fabricamos nada, sólo vendemos petróleo y no somos más que unos consumidores”.
Sus discursos eran matizados con extravagancias, algunas de ellas grotescas.
En un aniversario de la Unión Africana sostuvo que la Coca-Cola se fabricaba con sustancias cultivadas en África y que esta corporación los debía compensar adecuadamente. Sobre el problema de la “inmigración de africanos a Europa” ofreció resolverlo si la Unión Europea le entregaba anualmente 10.000 millones de euros.
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Al oeste por el este
Al oeste por el este
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Dos reformas constitucionales elevaron a Muammar al-Gaddafi a un estrato superior al de Presidente. Devino en un “guía espiritual e ideológico” con facultades, que en la práctica, no se diferenciaban de las del rey Idriss al Senussi depuesto por la revolución el 1ro de septiembre de 1969. En efecto, el Art. 34 de la primera “proclamación constitucional” de Gaddafi que reforma la constitución monárquica indica que “todas las referencias de la anterior Constitución, sobre las facultades del Rey y del Parlamento, deben ser entendidas como referencias al Consejo del Comando Revolucionario”. Presidido, naturalmente, por Gaddafi.
Debieron de transcurrir 30 años para que Muammar al-Gaddafi advirtiera que su revolución socialista islámica era un estruendoso fracaso. Durante estos largos años, muchos con elevados precios petroleros, no fue suficiente para aliviar las dificultades económicas de Libia. A partir del bloqueo económico sancionado por la ONU Libia quedó aislada de la comunidad internacional y la situación económica empeoró.
La producción petrolera de Libia ha promediado alrededor del 80% de la venezolana, pero con una cuarta parte de la población (6 millones de habitantes).
El 95% de sus exportaciones dependen del petróleo. No obstante, la escasez de alimentos ha sido crítica y por años la pobreza se incrementó.
Dos reformas constitucionales elevaron a Muammar al-Gaddafi a un estrato superior al de Presidente. Devino en un “guía espiritual e ideológico” con facultades, que en la práctica, no se diferenciaban de las del rey Idriss al Senussi depuesto por la revolución el 1ro de septiembre de 1969. En efecto, el Art. 34 de la primera “proclamación constitucional” de Gaddafi que reforma la constitución monárquica indica que “todas las referencias de la anterior Constitución, sobre las facultades del Rey y del Parlamento, deben ser entendidas como referencias al Consejo del Comando Revolucionario”. Presidido, naturalmente, por Gaddafi.
Debieron de transcurrir 30 años para que Muammar al-Gaddafi advirtiera que su revolución socialista islámica era un estruendoso fracaso. Durante estos largos años, muchos con elevados precios petroleros, no fue suficiente para aliviar las dificultades económicas de Libia. A partir del bloqueo económico sancionado por la ONU Libia quedó aislada de la comunidad internacional y la situación económica empeoró.
La producción petrolera de Libia ha promediado alrededor del 80% de la venezolana, pero con una cuarta parte de la población (6 millones de habitantes).
El 95% de sus exportaciones dependen del petróleo. No obstante, la escasez de alimentos ha sido crítica y por años la pobreza se incrementó.
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Veinte años
Veinte años
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Después de soportar casi 10 años de sanciones económicas, en 2003 el gobierno de Gaddafi indemnizó por una suma de .700 millones a los 270 familiares de las víctimas del avión de Panam que fue derribado en la población escocesa de Lockerbie como consecuencia de un explosivo introducido por agentes de inteligencia de Libia.
Levantadas las sanciones de la ONU, el lider Gaddafi giró 180 grados con una apertura petrolera que fue celebrada con la visita del primer ministro Tony Blair de Gran Bretaña, el mismo país cuyo servicio secreto de inteligencia intentó una vez asesinarlo.
El repunte económico ha sido notable. El PIB de 2006 fue de 6.01%. Gaddafi es objeto de una crítica feroz por la izquierda internacional que le reclama su traición.
En virtud de esta notable diferencia las motivaciones que conducen a Gaddafi como mediador del conflicto de Darfur no son las mismas que llevan a Chávez a Bogotá a ofrecer su mediación en el conflicto de Colombia. Uno ingresa en el amplio mundo de las democracias liberales y el otro en el minúsculo mundo del socialismo marxista.
¿Habrá que esperar 20 años más para oír al presidente Chávez repetir que “no fabricamos nada, sólo vendemos petróleo y no somos más que unos consumidores”?
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Diario de América - USA/19/09/2007
Después de soportar casi 10 años de sanciones económicas, en 2003 el gobierno de Gaddafi indemnizó por una suma de .700 millones a los 270 familiares de las víctimas del avión de Panam que fue derribado en la población escocesa de Lockerbie como consecuencia de un explosivo introducido por agentes de inteligencia de Libia.
Levantadas las sanciones de la ONU, el lider Gaddafi giró 180 grados con una apertura petrolera que fue celebrada con la visita del primer ministro Tony Blair de Gran Bretaña, el mismo país cuyo servicio secreto de inteligencia intentó una vez asesinarlo.
El repunte económico ha sido notable. El PIB de 2006 fue de 6.01%. Gaddafi es objeto de una crítica feroz por la izquierda internacional que le reclama su traición.
En virtud de esta notable diferencia las motivaciones que conducen a Gaddafi como mediador del conflicto de Darfur no son las mismas que llevan a Chávez a Bogotá a ofrecer su mediación en el conflicto de Colombia. Uno ingresa en el amplio mundo de las democracias liberales y el otro en el minúsculo mundo del socialismo marxista.
¿Habrá que esperar 20 años más para oír al presidente Chávez repetir que “no fabricamos nada, sólo vendemos petróleo y no somos más que unos consumidores”?
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