Ejércitos de mercenarios: Los nuevas fuerzas de ocupación que actúan en todo el mundo
La inclusión de fuerzas paramilitares, al margen de las responsabilidades de una fuerza convencional pero con los riesgos que esto conlleva, es una práctica que cada vez seduce más a los países del primer mundo enredados en conflictos internacionales. Así, USA, Gran Bretaña, Francia, Sudáfrica e Israel utilizan empresas privadas que brindan sus servicios de "seguridad" en zonas conflictivas de Irak, Afganistan, África o Colombia. La nueva estructura de la guerra implica cada vez más a empresas privadas que están por fuera de la institucionalidad.
-
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - El 3 de octubre de 1993, el cadáver del sargento Gary Gordon fue exhibido por las calles de Mogadiscio, la capital de Somalia, arrastrado por un carro blindado. El incidente marcó el cambio en el sentimiento de la opinión pública de EEUU respecto a la intervención en ese país: a los americanos les bastó con que una milicia entrenada por Bin Laden les matara a 18 soldados para que decidieran echar a correr en Somalia.
El 31º de marzo del 2004, los estadounidenses vivieron una reedición del incidente de Mogadiscio. Las televisiones habían evitado el día anterior dar imágenes del descuartizamiento y ahorcamiento de los cadáveres de los cuatro contratistas asesinados en Faluya, Irak. Pero los periódicos pusieron en primera página las fotos.
El fantasma de Somalia había vuelto sobre USA, aunque con una pequeña (gran) diferencia. Aunque iban armados hasta los dientes -por eso su coche explotó-, los cuatro americanos descuartizados y colgados del puente no eran soldados. Lo habían sido: tres habían estado en las Fuerzas Especiales de la Marina y el cuarto en la Fuerza Delta del Ejército. Pero lo dejaron para irse al sector privado, en busca de salarios que son, como mínimo, dos veces mayores que los que cobraban del Pentágono.
Estos soldados trabajaban para una empresa de seguridad llamada Blackwater, que etimológicamente significa agua negra y, por extensión, se refiere a las aguas servidas de las cloacas que transportan materia fecal y productos de aseo no reciclables... encargados del trabajo sucio.
Blackwater, creada en 1977 por Eric Prince, heredero de una rica familia de cristianos ultraconservadores de Michigan y ex comando de la marina norteamericana (Navy Seals), dispone de 20 aviones de guerra, otro tanto de helicópteros blindados y una nómina con más de 20.000 ex soldados y ex policías inscriptos y listos para entrar en acción. La empresa es algo asi como la guardia pretoriana de George W. Bush en su guerra contra el terrorismo.
Blackwater es ahora uno de los actores más poderosos de todos los que participan en esta guerra. Pero al ser una milicia privada, la administración Bush queda politicamente a resguardo de sus actos… y de sus bajas. Según Jeremy Scahill, autor del libro “Blackwater: el nacimiento del ejercito de mercenarios más poderoso del mundo”, en Irak han muerto unos 780 contratistas militares privados, pero no están incluidos en las listas oficiales de muertos americanos. Así que ni reciben asistencia médica a cargo del Pentágono… ni tampoco nadie controla sus excesos.
La empresa también es la que provee la seguridad de Paul Bremer. Porque el virrey estadounidense en Bagdad no está protegido por tropas estadounidenses, sino por ex soldados americanos en nómina de Blackwater.
Algunos congresistas han mostrado su preocupación por la existencia de estos ejercitos de mercenarios de los que resulta imposible averiguar nada. Pero además de estar en Irak y Afganistan, Blackwater también está operando en suelo americano. De hecho después del huracán Katrina, Jeremy Scahill asegura haberles visto allí y cuando les preguntó cual era su misión, le respondieron que “luchaban contra el crimen y el pillaje”.
En Youtube circula un vídeo que muestra a un supuesto francotirador de Blackwater enfrentándose a la insurgencia iraquí en la misma zona en la que estaban las fuerzas españolas.
La participación en fuerzas mercenarias es sumamente redituable: en muchas ocasiones, un soldado de una empresa de seguridad puede cobrar hasta 10 veces más que lo que gana su par de la fuerza regular, lo que ha generado no pocas quejas por parte de los miembros de las fuerzas armadas norteamericanas en Irak porque, cuando las papas les queman a los mercenarios, es el ejército regular el que tiene que ir en su rescate.
Y las acciones de Blackwater no se limitan sólo a Irak. En 2004 el gobierno estadounidense contrató a Blackwater para entrenar una fuerza azeri de élite al estilo de los SEALS de la Marina estadounidense. “Son comunes la tortura, el abuso policial y el uso excesivo de fuerza por las fuerzas de seguridad en Azerbaiyán", según un informe de Human Rights Watch citado en el libro. Scahill explica que el gobierno de Bush quería construir un oleoducto en ese país para tener acceso a las abundantes reservas de petróleo en el mar Caspio sin tener que pasar por Irán o Rusia. También quería utilizar el país como base de vanguardia para posibles operaciones contra Irán, que colinda con Azerbaiyán.
Los reclutados provienen de países reputados por la rudeza de su formación militar, como Sudáfrica, Urania, Rusia, Inglaterra, USA, los provenientes de América Latina, especialmente los chilenos así como los nepaleses –que tienen una antigua tradición de mercenariado, recordemos los famosos gurkas del Imperio Británico–, y por el color de la piel parecido al de los árabes. Naturalmente los provenientes de Medio Oriente y en general de los países árabes son reclutados para tareas de intérpretes y desencriptación de información.
Incluso el accionar de la empresa no se limita a las guerras fuera del territorio estadounidense. El Departamento de Seguridad de la Patria de USA mandó a 150 tropas de Blackwater en equipo de batalla y con armas automáticas a Nueva Orleáns. Scahill dice: “Lo que se necesitaba desesperadamente [en Nueva Orleáns] fue comida, agua y alojamiento. En cambio lo que mandaron con más prisa fueron armas, muchas armas”. Cita a un soldado de Blackwater: “La única diferencia entre este lugar [Nueva Orleáns] e Irak es que aquí no hay bombas en la calle”.
Además, Blackwater ha montado una campaña y ha dado testimonio en audiencias del Congreso para que sus tropas se desplieguen en la frontera de USA y México.
En una base militar que la CIA usaba durante los años 80 para entrenar a la contra nicaragüense y el tristemente famoso escuadrón de la muerte Batallón 316, una compañía privada estadounidense recién entrenó a soldados hondureños para servir como paramilitares en Irak. Al parecer, el revés de la guerra de Malvinas (donde pelearon argentinos que anteriormente habían servido como mercenarios de USA en centroamérica) hizo entender a los estadounidenses que lo mejor era usar empresas privadas para los trabajos sucios.
Y el recurso a los mercenarios se justifica por dos razones fundamentales:
- Una comodidad contable en primer lugar, ya que en caso de muerte los mercenarios no figuran en la lista de balances oficiales estadounidenses o ingleses.
- Una comodidad operacional seguidamente ya que los mercenarios no están sumisos a las obligaciones militares y disponen de un mayor margen de maniobra. En caso de escándalo, como es el caso de las torturas en Abu Ghraib, el honor de un país queda sin mácula en la medida en que la responsabilidad del crimen incumbe a los subcontratistas.
Este tipo de empresas no es la única que trabaja en Irak ni, mucho menos, la única que contrata USA para sus operaciones. Los soldados de Titan y CAGI (otros dos grupos paramilitares) participaron en la tortura de presos en Abu Ghraib. Según la demanda que entabló el Centro pro Derechos Constitucionales, Titan y CAGI conspiraron con oficiales estadounidenses de alto rango para “humillar, torturar y abusar a personas” con el fin de conseguir más contratos para sus “servicios de interrogación”.
Otras grandes empresas de milicias privadas que contrata USA son: Vinnell Corp, cuya sede está en Fairfax, Virginia, y BDM international. Ambas son filiales de la multinacional Carlyle y aparecen como los brazos armados privilegiados de la política estadounidense en Arabia y en el Golfo. Vinnel corp, cuya misión saudí fue objeto de un atentado en Khobar en 1995, tiene gran poder sobre la formación de la Guardia Nacional saudí, mientras que BDM dirige la formación de la armada del aire, la marina y las fuerzas terrestres saudíes.
El establishment de USA no oculta por otro lado sus relaciones con las empresas de provisión de mercenarios: así, el grupo Carlyle está dirigido por Franck Carlucci, ex director adjunto de la CIA y ex asistente de Caspar Weinberger, secretario de defensa en el gobierno de Ronald Reagan, mientras que John Deutsch, ex director de la CIA, es miembro del consejo de administración de CMS Energy Corporation, empresa encargada de la protección de las instalaciones de energía (petróleo, nuclear y electricidad).
Y USA no es el único país en contratar fuerzas paramilitares para cumplir sus propósitos. Tanto el Reino Unido como Israel, Francia y Sudáfrica tienen sus especialistas en la materia que exportan sus experiencias allí donde sean contratados.
Gran Bretaña tiene lo suyo
Diversas agencias privadas suministran a los hombres de terreno, principalmente DSL (Sistemas de Defensa, sociedad de responsabilidad limitada, del inglés Defence Systems Limited). Fundada por Allistair Morisson, un ex miembro de la SAS (servicios aéreos especiales, en inglés Special Air Services), las tropas de elite de las fuerzas aéreas británicas, DSL dispone de una fuerza privada de veinte mil hombres y se presenta como una de las mayores compañías militares privadas.
Además de Defense Systeme Ltd, Gran Bretaña dispone de una segunda compañía privada de provisión de mercenarios, Watchguard, cuya sede está en Guernesey, en las islas británicas. Fundada en 1967 por David Sterling, un ex comando de la aviación británica (Special Air Services), Watchguard pasa por ser un intrumento de influencia de la diplomacia británica.
En su historial figuran la protección del Cheik Zayed Ben Sultan Al-Nahyane, del Cheik d’Abou Dhabi y presidente de la Federación de Emiratos del Golfo, así como el dirección de las tropas omaníes en la represión de la guerrilla marxista del Dhofar, en los años 1965-1970.
Aparentemente hubo una repartición de tareas entre las empresas de USA y las británicas. Si los ingleses están presentes en su antigua zona de influencia, especialmente en los emiratos petroleros del Golfo, USA marca su presencia en Arabia Saudí y el resto de Medio Oriente.
Francia e Israel
Francia adoptó un perfil bajo desde la desaparición de Bob Denard, el famoso aventurero francés que tuvo una importante actuación en el continente africano. En ausencia de un jefe carismático capaz de conducir soldados tan recalcitrantes a la disciplina, Francia hizo una modesta aparición en Iraq con ayuda de una pequeña estructura, Earthwind Holding Corporation. Primera y única sociedad militar privada francoparlante operativa en el mundo, Earthwind Holding dispone de 30 a 40 ex militares y policías franceses en Iraq para hacerse caso de operaciones anteriormente asignadas a oficiales de habla inglesa.
Francia dispone por otro lado de una estructura de empresa mixta, el DCI (siglas de la denominación en francés de Compañía Internacional de Defensa), en la que el Estado francés posee el 50% de las acciones y el otro 50% se distribuye entre las industrias francesas de armamento (Thales, Dassault, etc.) con una estructura para cada fuerza.
La Cofras (siglas de Compañía Francesa de Asistencia Especializada), para las fuerzas terrestres, Navco para la marina y Airco para las fuerzas aéreas. Con un capital de 21,3 millones de euros y 1.200 empleados, la Compañía Internacional de Defensa (DCI) tuvo a su cargo la formación de especialistas saudíes del contrato Safari de aprovisionamiento de material militar a Arabia Saudí.
Israel dispone de LEV-DAN, filial de Kardan Investment, empresa especializada en el comercio de diamantes en Angola y en Zaire, que le sirve además de cobertura en los dos países para el contrabando internacional de piedras preciosas. Lev-Dav ayudó al ex presidente congolés Pascal Lissouba en su batalla por el control de Brazzaville contra su rival Sassou Nguesso a fines de los años 1990. Fundada por el general Zeev Zakron, Lev DAN puso en funcionamiento a la milicia del oficial libanés disidente Saad Haddad, al que le confió el control de la zona de seguridad durante la guerra civil libanesa (1975-1990).
La mano de obra desocupada del apartheid
La Sudáfrica post-apartheid tolera las patrullas de granjeros blancos armados sudafricanos que, lejos de recriminaciones sobre racismo y todo eso, les son ahora de mucha utilidad a Pretoria pues contienen -sin contemplaciones y, ahora, sin agrias acusaciones de racismo- el tsunami humano que llega del vecino del norte, en medio de la habitual mezcla de situación crítica humanitaria e incremento de la criminalidad y la delincuencia asociada a situaciones fuera de control. Pero no sólo la Sudáfrica de los gobiernos negros dejan a los granjeros paramilitares blancos que hagan el trabajo sucio que ellos no pueden o no desean hacer a plena luz del día, como abiertamente reconocen los policías fronterizos (negros) sudafricanos.
Los ex oficiales y militares de raza blanca de los tiempos del apartheid, decepcionados por el cambio político registrado en su país gobernado desde entonces por la mayoría negra, se lanzaron a protagonizar el papel de super gendarmes privados del continente negro, formando la empresa sudafricana Executive Outcomes, la forma más lograda de la acción mercenaria moderna.
Dotados de una reserva permanente de 2.000 hombres con sólida formación y bien organizados, Executive Outcomes firma contratos "guerras llave en mano" tomando a su cargo la formación y el equipamiento de las fuerzas locales, su logística, así como la respuesta militar en caso de derrota para asegurar la victoria del contratante. Sus trofeos son respectivamente Sierra Leona donde en cooperación con las fuerzas británicas derrocó al presidente Charles Taylor, así como Angola, donde contribuyó a la consolidación del régimen Dos Santos, inorporándose de pasada al tráfico de piedras preciosas.
El contagio a Colombia
El régimen del Apartheid se convirtió en centro mundial de guerra. Las empresas de mercenarios tuvieron sus sedes allí a sus anchas. De allí partieron Peter McAleese, David Tomkins y otros mercenarios británicos y sudafricanos a la guerra de Angola.
Tras su derrota, el británico Mcallese se alistó en la 44 Parachute Brigade del ejército sudafricano en la que consideró la mejor época de su vida. Luego pasó a servir en una empresa de mercenarios COIN Security Group (coin de contrainsurgencia) y luego, con su amigo Tomkins y otros 16 mercenarios británicos, sudafricanos y australianos, viajaron desde Londres a Colombia, contratado por el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha para entrenar paramilitares de las Autodefensas en Puerto Boyacá y en El Azul Putumayo y “combatir a la guerrilla”. Los había precedido el mercenario israelí Yair Klein, quien asegura que fue llamado por los estadounidenses.
McAleese y Tomkins tomaron junto con Washington, tomaron por entonces el rumbo de “Los Pepes”, con Carlos Castaño y demás paramilitares que llegarían a hacerse conocer como “Autodefensas de Córdoba y Urabá” y luego constituirían el mando de las “Autodefensas Unidas de Colombia” AUC. Su aporte a los autores de una cadena de masacres y a sus beneficiarios, estaba hecho.
Solo el gobierno estadounidense habría gastado en menos de una década (el período 1994-2002) alrededor de US$ 300.000 millones en esas sociedades que están presentes en una treintena de países, principalmente en el mundo árabe y en África. Es la nueva forma de guerra que plantea occidente, financiando ejércitos privados que van por fuera de la institucionalidad para combatir a fuerzas no convencionales como las terroristas o guerrilleras en distintos puntos del planeta.
-
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - El 3 de octubre de 1993, el cadáver del sargento Gary Gordon fue exhibido por las calles de Mogadiscio, la capital de Somalia, arrastrado por un carro blindado. El incidente marcó el cambio en el sentimiento de la opinión pública de EEUU respecto a la intervención en ese país: a los americanos les bastó con que una milicia entrenada por Bin Laden les matara a 18 soldados para que decidieran echar a correr en Somalia.
El 31º de marzo del 2004, los estadounidenses vivieron una reedición del incidente de Mogadiscio. Las televisiones habían evitado el día anterior dar imágenes del descuartizamiento y ahorcamiento de los cadáveres de los cuatro contratistas asesinados en Faluya, Irak. Pero los periódicos pusieron en primera página las fotos.
El fantasma de Somalia había vuelto sobre USA, aunque con una pequeña (gran) diferencia. Aunque iban armados hasta los dientes -por eso su coche explotó-, los cuatro americanos descuartizados y colgados del puente no eran soldados. Lo habían sido: tres habían estado en las Fuerzas Especiales de la Marina y el cuarto en la Fuerza Delta del Ejército. Pero lo dejaron para irse al sector privado, en busca de salarios que son, como mínimo, dos veces mayores que los que cobraban del Pentágono.
Estos soldados trabajaban para una empresa de seguridad llamada Blackwater, que etimológicamente significa agua negra y, por extensión, se refiere a las aguas servidas de las cloacas que transportan materia fecal y productos de aseo no reciclables... encargados del trabajo sucio.
Blackwater, creada en 1977 por Eric Prince, heredero de una rica familia de cristianos ultraconservadores de Michigan y ex comando de la marina norteamericana (Navy Seals), dispone de 20 aviones de guerra, otro tanto de helicópteros blindados y una nómina con más de 20.000 ex soldados y ex policías inscriptos y listos para entrar en acción. La empresa es algo asi como la guardia pretoriana de George W. Bush en su guerra contra el terrorismo.
Blackwater es ahora uno de los actores más poderosos de todos los que participan en esta guerra. Pero al ser una milicia privada, la administración Bush queda politicamente a resguardo de sus actos… y de sus bajas. Según Jeremy Scahill, autor del libro “Blackwater: el nacimiento del ejercito de mercenarios más poderoso del mundo”, en Irak han muerto unos 780 contratistas militares privados, pero no están incluidos en las listas oficiales de muertos americanos. Así que ni reciben asistencia médica a cargo del Pentágono… ni tampoco nadie controla sus excesos.
La empresa también es la que provee la seguridad de Paul Bremer. Porque el virrey estadounidense en Bagdad no está protegido por tropas estadounidenses, sino por ex soldados americanos en nómina de Blackwater.
Algunos congresistas han mostrado su preocupación por la existencia de estos ejercitos de mercenarios de los que resulta imposible averiguar nada. Pero además de estar en Irak y Afganistan, Blackwater también está operando en suelo americano. De hecho después del huracán Katrina, Jeremy Scahill asegura haberles visto allí y cuando les preguntó cual era su misión, le respondieron que “luchaban contra el crimen y el pillaje”.
En Youtube circula un vídeo que muestra a un supuesto francotirador de Blackwater enfrentándose a la insurgencia iraquí en la misma zona en la que estaban las fuerzas españolas.
La participación en fuerzas mercenarias es sumamente redituable: en muchas ocasiones, un soldado de una empresa de seguridad puede cobrar hasta 10 veces más que lo que gana su par de la fuerza regular, lo que ha generado no pocas quejas por parte de los miembros de las fuerzas armadas norteamericanas en Irak porque, cuando las papas les queman a los mercenarios, es el ejército regular el que tiene que ir en su rescate.
Y las acciones de Blackwater no se limitan sólo a Irak. En 2004 el gobierno estadounidense contrató a Blackwater para entrenar una fuerza azeri de élite al estilo de los SEALS de la Marina estadounidense. “Son comunes la tortura, el abuso policial y el uso excesivo de fuerza por las fuerzas de seguridad en Azerbaiyán", según un informe de Human Rights Watch citado en el libro. Scahill explica que el gobierno de Bush quería construir un oleoducto en ese país para tener acceso a las abundantes reservas de petróleo en el mar Caspio sin tener que pasar por Irán o Rusia. También quería utilizar el país como base de vanguardia para posibles operaciones contra Irán, que colinda con Azerbaiyán.
Los reclutados provienen de países reputados por la rudeza de su formación militar, como Sudáfrica, Urania, Rusia, Inglaterra, USA, los provenientes de América Latina, especialmente los chilenos así como los nepaleses –que tienen una antigua tradición de mercenariado, recordemos los famosos gurkas del Imperio Británico–, y por el color de la piel parecido al de los árabes. Naturalmente los provenientes de Medio Oriente y en general de los países árabes son reclutados para tareas de intérpretes y desencriptación de información.
Incluso el accionar de la empresa no se limita a las guerras fuera del territorio estadounidense. El Departamento de Seguridad de la Patria de USA mandó a 150 tropas de Blackwater en equipo de batalla y con armas automáticas a Nueva Orleáns. Scahill dice: “Lo que se necesitaba desesperadamente [en Nueva Orleáns] fue comida, agua y alojamiento. En cambio lo que mandaron con más prisa fueron armas, muchas armas”. Cita a un soldado de Blackwater: “La única diferencia entre este lugar [Nueva Orleáns] e Irak es que aquí no hay bombas en la calle”.
Además, Blackwater ha montado una campaña y ha dado testimonio en audiencias del Congreso para que sus tropas se desplieguen en la frontera de USA y México.
En una base militar que la CIA usaba durante los años 80 para entrenar a la contra nicaragüense y el tristemente famoso escuadrón de la muerte Batallón 316, una compañía privada estadounidense recién entrenó a soldados hondureños para servir como paramilitares en Irak. Al parecer, el revés de la guerra de Malvinas (donde pelearon argentinos que anteriormente habían servido como mercenarios de USA en centroamérica) hizo entender a los estadounidenses que lo mejor era usar empresas privadas para los trabajos sucios.
Y el recurso a los mercenarios se justifica por dos razones fundamentales:
- Una comodidad contable en primer lugar, ya que en caso de muerte los mercenarios no figuran en la lista de balances oficiales estadounidenses o ingleses.
- Una comodidad operacional seguidamente ya que los mercenarios no están sumisos a las obligaciones militares y disponen de un mayor margen de maniobra. En caso de escándalo, como es el caso de las torturas en Abu Ghraib, el honor de un país queda sin mácula en la medida en que la responsabilidad del crimen incumbe a los subcontratistas.
Este tipo de empresas no es la única que trabaja en Irak ni, mucho menos, la única que contrata USA para sus operaciones. Los soldados de Titan y CAGI (otros dos grupos paramilitares) participaron en la tortura de presos en Abu Ghraib. Según la demanda que entabló el Centro pro Derechos Constitucionales, Titan y CAGI conspiraron con oficiales estadounidenses de alto rango para “humillar, torturar y abusar a personas” con el fin de conseguir más contratos para sus “servicios de interrogación”.
Otras grandes empresas de milicias privadas que contrata USA son: Vinnell Corp, cuya sede está en Fairfax, Virginia, y BDM international. Ambas son filiales de la multinacional Carlyle y aparecen como los brazos armados privilegiados de la política estadounidense en Arabia y en el Golfo. Vinnel corp, cuya misión saudí fue objeto de un atentado en Khobar en 1995, tiene gran poder sobre la formación de la Guardia Nacional saudí, mientras que BDM dirige la formación de la armada del aire, la marina y las fuerzas terrestres saudíes.
El establishment de USA no oculta por otro lado sus relaciones con las empresas de provisión de mercenarios: así, el grupo Carlyle está dirigido por Franck Carlucci, ex director adjunto de la CIA y ex asistente de Caspar Weinberger, secretario de defensa en el gobierno de Ronald Reagan, mientras que John Deutsch, ex director de la CIA, es miembro del consejo de administración de CMS Energy Corporation, empresa encargada de la protección de las instalaciones de energía (petróleo, nuclear y electricidad).
Y USA no es el único país en contratar fuerzas paramilitares para cumplir sus propósitos. Tanto el Reino Unido como Israel, Francia y Sudáfrica tienen sus especialistas en la materia que exportan sus experiencias allí donde sean contratados.
Gran Bretaña tiene lo suyo
Diversas agencias privadas suministran a los hombres de terreno, principalmente DSL (Sistemas de Defensa, sociedad de responsabilidad limitada, del inglés Defence Systems Limited). Fundada por Allistair Morisson, un ex miembro de la SAS (servicios aéreos especiales, en inglés Special Air Services), las tropas de elite de las fuerzas aéreas británicas, DSL dispone de una fuerza privada de veinte mil hombres y se presenta como una de las mayores compañías militares privadas.
Además de Defense Systeme Ltd, Gran Bretaña dispone de una segunda compañía privada de provisión de mercenarios, Watchguard, cuya sede está en Guernesey, en las islas británicas. Fundada en 1967 por David Sterling, un ex comando de la aviación británica (Special Air Services), Watchguard pasa por ser un intrumento de influencia de la diplomacia británica.
En su historial figuran la protección del Cheik Zayed Ben Sultan Al-Nahyane, del Cheik d’Abou Dhabi y presidente de la Federación de Emiratos del Golfo, así como el dirección de las tropas omaníes en la represión de la guerrilla marxista del Dhofar, en los años 1965-1970.
Aparentemente hubo una repartición de tareas entre las empresas de USA y las británicas. Si los ingleses están presentes en su antigua zona de influencia, especialmente en los emiratos petroleros del Golfo, USA marca su presencia en Arabia Saudí y el resto de Medio Oriente.
Francia e Israel
Francia adoptó un perfil bajo desde la desaparición de Bob Denard, el famoso aventurero francés que tuvo una importante actuación en el continente africano. En ausencia de un jefe carismático capaz de conducir soldados tan recalcitrantes a la disciplina, Francia hizo una modesta aparición en Iraq con ayuda de una pequeña estructura, Earthwind Holding Corporation. Primera y única sociedad militar privada francoparlante operativa en el mundo, Earthwind Holding dispone de 30 a 40 ex militares y policías franceses en Iraq para hacerse caso de operaciones anteriormente asignadas a oficiales de habla inglesa.
Francia dispone por otro lado de una estructura de empresa mixta, el DCI (siglas de la denominación en francés de Compañía Internacional de Defensa), en la que el Estado francés posee el 50% de las acciones y el otro 50% se distribuye entre las industrias francesas de armamento (Thales, Dassault, etc.) con una estructura para cada fuerza.
La Cofras (siglas de Compañía Francesa de Asistencia Especializada), para las fuerzas terrestres, Navco para la marina y Airco para las fuerzas aéreas. Con un capital de 21,3 millones de euros y 1.200 empleados, la Compañía Internacional de Defensa (DCI) tuvo a su cargo la formación de especialistas saudíes del contrato Safari de aprovisionamiento de material militar a Arabia Saudí.
Israel dispone de LEV-DAN, filial de Kardan Investment, empresa especializada en el comercio de diamantes en Angola y en Zaire, que le sirve además de cobertura en los dos países para el contrabando internacional de piedras preciosas. Lev-Dav ayudó al ex presidente congolés Pascal Lissouba en su batalla por el control de Brazzaville contra su rival Sassou Nguesso a fines de los años 1990. Fundada por el general Zeev Zakron, Lev DAN puso en funcionamiento a la milicia del oficial libanés disidente Saad Haddad, al que le confió el control de la zona de seguridad durante la guerra civil libanesa (1975-1990).
La mano de obra desocupada del apartheid
La Sudáfrica post-apartheid tolera las patrullas de granjeros blancos armados sudafricanos que, lejos de recriminaciones sobre racismo y todo eso, les son ahora de mucha utilidad a Pretoria pues contienen -sin contemplaciones y, ahora, sin agrias acusaciones de racismo- el tsunami humano que llega del vecino del norte, en medio de la habitual mezcla de situación crítica humanitaria e incremento de la criminalidad y la delincuencia asociada a situaciones fuera de control. Pero no sólo la Sudáfrica de los gobiernos negros dejan a los granjeros paramilitares blancos que hagan el trabajo sucio que ellos no pueden o no desean hacer a plena luz del día, como abiertamente reconocen los policías fronterizos (negros) sudafricanos.
Los ex oficiales y militares de raza blanca de los tiempos del apartheid, decepcionados por el cambio político registrado en su país gobernado desde entonces por la mayoría negra, se lanzaron a protagonizar el papel de super gendarmes privados del continente negro, formando la empresa sudafricana Executive Outcomes, la forma más lograda de la acción mercenaria moderna.
Dotados de una reserva permanente de 2.000 hombres con sólida formación y bien organizados, Executive Outcomes firma contratos "guerras llave en mano" tomando a su cargo la formación y el equipamiento de las fuerzas locales, su logística, así como la respuesta militar en caso de derrota para asegurar la victoria del contratante. Sus trofeos son respectivamente Sierra Leona donde en cooperación con las fuerzas británicas derrocó al presidente Charles Taylor, así como Angola, donde contribuyó a la consolidación del régimen Dos Santos, inorporándose de pasada al tráfico de piedras preciosas.
El contagio a Colombia
El régimen del Apartheid se convirtió en centro mundial de guerra. Las empresas de mercenarios tuvieron sus sedes allí a sus anchas. De allí partieron Peter McAleese, David Tomkins y otros mercenarios británicos y sudafricanos a la guerra de Angola.
Tras su derrota, el británico Mcallese se alistó en la 44 Parachute Brigade del ejército sudafricano en la que consideró la mejor época de su vida. Luego pasó a servir en una empresa de mercenarios COIN Security Group (coin de contrainsurgencia) y luego, con su amigo Tomkins y otros 16 mercenarios británicos, sudafricanos y australianos, viajaron desde Londres a Colombia, contratado por el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha para entrenar paramilitares de las Autodefensas en Puerto Boyacá y en El Azul Putumayo y “combatir a la guerrilla”. Los había precedido el mercenario israelí Yair Klein, quien asegura que fue llamado por los estadounidenses.
McAleese y Tomkins tomaron junto con Washington, tomaron por entonces el rumbo de “Los Pepes”, con Carlos Castaño y demás paramilitares que llegarían a hacerse conocer como “Autodefensas de Córdoba y Urabá” y luego constituirían el mando de las “Autodefensas Unidas de Colombia” AUC. Su aporte a los autores de una cadena de masacres y a sus beneficiarios, estaba hecho.
Solo el gobierno estadounidense habría gastado en menos de una década (el período 1994-2002) alrededor de US$ 300.000 millones en esas sociedades que están presentes en una treintena de países, principalmente en el mundo árabe y en África. Es la nueva forma de guerra que plantea occidente, financiando ejércitos privados que van por fuera de la institucionalidad para combatir a fuerzas no convencionales como las terroristas o guerrilleras en distintos puntos del planeta.
-
Urgente 24 -Argentina19/09/2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario