¿De verdad quieren a Chávez en el Mercosur?
¿Brasil y Paraguay morderán el anzuelo envenenado que Chávez les ofrece?
Incorporar a Chávez al MERCOSUR, podría significarle muchos más dolores de cabeza que beneficios
A partir de la firma del Protocolo de Adhesión de Venezuela al Mercado Común del Sur, como miembro observador en el bloque conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, entre réplicas y contra réplicas, se espera la decisión de Brasil y Paraguay, países que aun evalúan acerca del ingreso de Venezuela.
Los antecedentes y su política actual de identificación con criminales como Fidel Castro y Ahmadinejad, con el fundamentalismo y el grupo terrorista FARC, no son su mejor aval.
Pareciera cobrársele, entre otras, aquella declaración de sus más cercanos jefes militares, el general Víctor Cruz Weffer, cuando en el 2002 expresó abiertamente -para un semanario venezolano-, que la “oligarquía colombiana es más peligrosa que la guerrilla”. Es así como del plano de la especulación se pasó a la certidumbre.
Desde entonces, la presencia de la política hegemónica de Chávez en cualquier nación sustentada en la legalidad y democracia es una amenaza. Y pareciera no gustarle en lo absoluto al grupo sureño. ¿De verdad quieren a Chávez en el Mercosur?
Desde entonces, la presencia de la política hegemónica de Chávez en cualquier nación sustentada en la legalidad y democracia es una amenaza. Y pareciera no gustarle en lo absoluto al grupo sureño. ¿De verdad quieren a Chávez en el Mercosur?
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Primero:
Primero:
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En Paraguay existe un mal precedente. El malestar suscitado cuando en la Declaración de Asunción en Paraguay contra el terrorismo y el narcotráfico del 15 de agosto de 2003, que suscribieron las naciones participantes, Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, en ocasión de la toma de posesión de Nicanor Duarte Frutos nuevo Presidente del Paraguay. Hugo Chávez Frías se negó a firmarla. La ministra colombiana de Defensa, para entonces Marta Lucía Ramírez, criticó duramente la actitud de Venezuela. Luego y a pesar que la cancillería venezolana pretendió confundir a la opinión pública nacional e internacional con la peregrina tesis de que se trataba de una Declaración del MERCOSUR, a las claras era evidente que en dicho texto no se mencionaba para nada al grupo, pues ni Colombia ni Perú son miembros o asociados.
En este sentido, vale destacar “…la postura ideológica declarada del presidente Chávez, afín con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y con el Ejército de Liberación Nacional (ELN)”, se consideró inconsistente y ha limitado “la cooperación de Venezuela con Colombia en la lucha contra el terrorismo”. Al respecto y sobre la penetración del islamismo en Venezuela es señalado en el informe del Departamento de Estado USA de 2003.
Los gobiernos firmantes anunciaron su “firme convicción de que la estabilidad política, basada en el respeto a los principios democráticos, de derechos humanos, de seguridad y de la no violencia, es un requerimiento fundamental para lograr la paz y el desarrollo social de los pueblos”. Igualmente “destacan la importancia del fortalecimiento de la cooperación” para enfrentar el flagelo del narcoterrorismo y “expresan su más firme respaldo y solidaridad al Gobierno de Colombia, en la persona de su presidente”. De esta manera, la negativa venezolana puso en patética evidencia que la violencia y el terrorismo, en el proyecto revolucionario del gobernante venezolano, no son males en sí. Y confirma aquello de que el fin justifica los medios. De ahí la consigna años más tarde, la del actual “socialismo, patria o muerte, venceremos”, la bandera del proclamado socialismo siglo XXI.
Ahora bien, el gobierno paraguayo apoyó y gestionó el ingreso de Venezuela al grupo. A través del canciller guaraní Rubén Ramírez Lezcano, el funcionario encargado de elevar ante el Congreso la petición del presidente Chávez. Y dijo: “Necesitamos ampliar nuestro horizonte, nuestro mercado. Venezuela es un socio potencial que coopera con Paraguay".
Pero las reacciones de los sectores opositores, no se corresponden. Por el contrario, existen severos cuestionamientos sobre el carácter democrático del gobierno de Chávez. Notorias las afirmaciones del senador Juan Carlos Ramírez Montalbetti, del opositor Partido Liberal Radical Auténtico. Calificó a Chávez de "dictador" y comparó al presidente venezolano con Adolfo Hitler. Se pronunció públicamente contra el ingreso venezolano por considerar que el gobierno de Venezuela violó la cláusula democrática del MERCOSUR por cerrar "en forma arbitraria" el canal televisivo Radio Caracas Televisión (RCTV).
Tampoco por parte del empresariado paraguayo. Dirigentes de los principales gremios empresariales de Paraguay han expresado su rechazo al ingreso de Venezuela, alegando que el gobierno de Hugo Chávez viola la cláusula democrática del bloque y no respeta la propiedad privada.
“Un gobierno que cierra medios de comunicación y se opone al libre comercio no debe ser socio del bloque, sostuvo el presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Gustavo Volpe, en declaraciones a medios radiales y televisivos locales… Si existe una cláusula democrática y un gobierno se especializa en cerrar un medio de comunicación, no creo que sea muy democrático", manifestó Volpe. Enfatizo el empresario que era negativo el ingreso de Venezuela al grupo porque el presidente Hugo Chávez "tiene una forma muy especial de gobierno en donde están liquidando la empresa privada", situación con la que "obviamente nosotros no estamos de acuerdo". Coincide con esta declaración la del titular de la Federación de Producción la Industria y Comercio de Paraguay (Feprinco), Alberto Soljancic. “El Mercosur no necesita de Venezuela. Tener como socio al gobierno de Hugo Chávez en el bloque no servirá para nada”.
En Paraguay existe un mal precedente. El malestar suscitado cuando en la Declaración de Asunción en Paraguay contra el terrorismo y el narcotráfico del 15 de agosto de 2003, que suscribieron las naciones participantes, Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay, en ocasión de la toma de posesión de Nicanor Duarte Frutos nuevo Presidente del Paraguay. Hugo Chávez Frías se negó a firmarla. La ministra colombiana de Defensa, para entonces Marta Lucía Ramírez, criticó duramente la actitud de Venezuela. Luego y a pesar que la cancillería venezolana pretendió confundir a la opinión pública nacional e internacional con la peregrina tesis de que se trataba de una Declaración del MERCOSUR, a las claras era evidente que en dicho texto no se mencionaba para nada al grupo, pues ni Colombia ni Perú son miembros o asociados.
En este sentido, vale destacar “…la postura ideológica declarada del presidente Chávez, afín con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y con el Ejército de Liberación Nacional (ELN)”, se consideró inconsistente y ha limitado “la cooperación de Venezuela con Colombia en la lucha contra el terrorismo”. Al respecto y sobre la penetración del islamismo en Venezuela es señalado en el informe del Departamento de Estado USA de 2003.
Los gobiernos firmantes anunciaron su “firme convicción de que la estabilidad política, basada en el respeto a los principios democráticos, de derechos humanos, de seguridad y de la no violencia, es un requerimiento fundamental para lograr la paz y el desarrollo social de los pueblos”. Igualmente “destacan la importancia del fortalecimiento de la cooperación” para enfrentar el flagelo del narcoterrorismo y “expresan su más firme respaldo y solidaridad al Gobierno de Colombia, en la persona de su presidente”. De esta manera, la negativa venezolana puso en patética evidencia que la violencia y el terrorismo, en el proyecto revolucionario del gobernante venezolano, no son males en sí. Y confirma aquello de que el fin justifica los medios. De ahí la consigna años más tarde, la del actual “socialismo, patria o muerte, venceremos”, la bandera del proclamado socialismo siglo XXI.
Ahora bien, el gobierno paraguayo apoyó y gestionó el ingreso de Venezuela al grupo. A través del canciller guaraní Rubén Ramírez Lezcano, el funcionario encargado de elevar ante el Congreso la petición del presidente Chávez. Y dijo: “Necesitamos ampliar nuestro horizonte, nuestro mercado. Venezuela es un socio potencial que coopera con Paraguay".
Pero las reacciones de los sectores opositores, no se corresponden. Por el contrario, existen severos cuestionamientos sobre el carácter democrático del gobierno de Chávez. Notorias las afirmaciones del senador Juan Carlos Ramírez Montalbetti, del opositor Partido Liberal Radical Auténtico. Calificó a Chávez de "dictador" y comparó al presidente venezolano con Adolfo Hitler. Se pronunció públicamente contra el ingreso venezolano por considerar que el gobierno de Venezuela violó la cláusula democrática del MERCOSUR por cerrar "en forma arbitraria" el canal televisivo Radio Caracas Televisión (RCTV).
Tampoco por parte del empresariado paraguayo. Dirigentes de los principales gremios empresariales de Paraguay han expresado su rechazo al ingreso de Venezuela, alegando que el gobierno de Hugo Chávez viola la cláusula democrática del bloque y no respeta la propiedad privada.
“Un gobierno que cierra medios de comunicación y se opone al libre comercio no debe ser socio del bloque, sostuvo el presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Gustavo Volpe, en declaraciones a medios radiales y televisivos locales… Si existe una cláusula democrática y un gobierno se especializa en cerrar un medio de comunicación, no creo que sea muy democrático", manifestó Volpe. Enfatizo el empresario que era negativo el ingreso de Venezuela al grupo porque el presidente Hugo Chávez "tiene una forma muy especial de gobierno en donde están liquidando la empresa privada", situación con la que "obviamente nosotros no estamos de acuerdo". Coincide con esta declaración la del titular de la Federación de Producción la Industria y Comercio de Paraguay (Feprinco), Alberto Soljancic. “El Mercosur no necesita de Venezuela. Tener como socio al gobierno de Hugo Chávez en el bloque no servirá para nada”.
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Segundo:
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El senador brasileño Eduardo Suplicy, líder del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, anunció su compromiso para que el Congreso de Brasil ratifique el protocolo de adhesión de Venezuela. "Lo importante es que seamos capaces de superar los problemas que ocurrieron como consecuencia de las declaraciones de algunos senadores brasileños o de gobernantes de Venezuela y Brasil, al calor de los acontecimientos".
Cabe recordar la polémica y agravios suscitados a raíz del pronunciamiento del Senado de Brasil cuanto instó al gobernante venezolano a que reconsiderara su decisión de no renovar la concesión al canal opositor RCTV. Chávez replicó airadamente que los senadores actuaban "como loros" que repiten a Washington y como derechistas que buscan evitar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR. Y en estos términos la polémica aun continúa.
Expuestos los hechos, a decir de los entendidos, la carnada que Chávez ofrece para que lo incluyan son sólo dádivas, a cambio de compromisos peligrosos, caso de las relaciones con el iraní Ahmadinejad. De ahí, la especial significación que tiene para el Mercado Común del Sur, la declaración del 17 de septiembre pasado, cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Bernard Kouchner, advierte que el mundo debía "prepararse para lo peor", es decir, "la guerra" con Irán, si las sanciones contra ese país resultaban ser insuficientes para convencerlo de suspender su programa nuclear.
Lo cual permite concluir que los pocos beneficios económicos que Chávez pueda traer al MERCOSUR son imcomparablemente menores a los perjuicios y peligros. De hecho, la comunidad económica europea seguramente reconsideraría la opción de entablar un acuerdo con el grupo del sur si Chávez forma parte.
Ya los congresistas argentinos y uruguayos aprobaron el ingreso de Venezuela. Mientras, con cautela, brasileños y paraguayos ponen freno a Chávez, para proteger los intereses de sus propios países. Tampoco deja de constituir un gran dolor de cabeza para el tirano venezolano en sus pretensiones de asaltar el continente con su revolución, so pretexto de unos proyectos propuestos por él, como los del Gasoducto del Sur y el Banco del Sur.
Por eso insiste en su amenazante desafío: "Si Venezuela no entra al MERCOSUR, será una victoria del imperio”. Como frase concluyente podría quedar en el tapete otra interrogante, la de si al fin y al cabo, ¿Brasil y Paraguay morderán el anzuelo envenenado que Chávez les ofrece?
El senador brasileño Eduardo Suplicy, líder del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, anunció su compromiso para que el Congreso de Brasil ratifique el protocolo de adhesión de Venezuela. "Lo importante es que seamos capaces de superar los problemas que ocurrieron como consecuencia de las declaraciones de algunos senadores brasileños o de gobernantes de Venezuela y Brasil, al calor de los acontecimientos".
Cabe recordar la polémica y agravios suscitados a raíz del pronunciamiento del Senado de Brasil cuanto instó al gobernante venezolano a que reconsiderara su decisión de no renovar la concesión al canal opositor RCTV. Chávez replicó airadamente que los senadores actuaban "como loros" que repiten a Washington y como derechistas que buscan evitar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR. Y en estos términos la polémica aun continúa.
Expuestos los hechos, a decir de los entendidos, la carnada que Chávez ofrece para que lo incluyan son sólo dádivas, a cambio de compromisos peligrosos, caso de las relaciones con el iraní Ahmadinejad. De ahí, la especial significación que tiene para el Mercado Común del Sur, la declaración del 17 de septiembre pasado, cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Bernard Kouchner, advierte que el mundo debía "prepararse para lo peor", es decir, "la guerra" con Irán, si las sanciones contra ese país resultaban ser insuficientes para convencerlo de suspender su programa nuclear.
Lo cual permite concluir que los pocos beneficios económicos que Chávez pueda traer al MERCOSUR son imcomparablemente menores a los perjuicios y peligros. De hecho, la comunidad económica europea seguramente reconsideraría la opción de entablar un acuerdo con el grupo del sur si Chávez forma parte.
Ya los congresistas argentinos y uruguayos aprobaron el ingreso de Venezuela. Mientras, con cautela, brasileños y paraguayos ponen freno a Chávez, para proteger los intereses de sus propios países. Tampoco deja de constituir un gran dolor de cabeza para el tirano venezolano en sus pretensiones de asaltar el continente con su revolución, so pretexto de unos proyectos propuestos por él, como los del Gasoducto del Sur y el Banco del Sur.
Por eso insiste en su amenazante desafío: "Si Venezuela no entra al MERCOSUR, será una victoria del imperio”. Como frase concluyente podría quedar en el tapete otra interrogante, la de si al fin y al cabo, ¿Brasil y Paraguay morderán el anzuelo envenenado que Chávez les ofrece?
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Diario de América - USA/26/09/2007
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