Afganistán: reforma de las fuerzas armadas en crisis por el desacuerdo internacional
Hay demasiadas lagunas en las fuerzas armadas afganas. Los países implicados en la misión de estabilización del país asiático ya han mostrado su disposición a aumentar las inversiones, mostrando a la vez ciertas discrepancias de puntos de vista.
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Natascia Nicoletti
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El reestablecimiento de las seguridad interna en Afganistán es una prioridad, tanto para el Gobierno afgano como para la comunidad internacional. A pesar de la reforma de las fuerzas armadas y la policía motivada por el programa Afghanistan Compact, en el 2006, todavía se está lejos de alcanzar los estándares previstos. La falta de una distinción clara entre el cometido de la Policía Nacional Afgana (ANP, por sus siglas en inglés) y el Ejército Nacional Afgano (ANA) sigue siendo una fuente de problemas; así como la ausencia de un código deontológico que defina los comportamientos y las medidas ante los actos delictivos. Sobre todo, resultan evidentes los problemas en el adiestramiento del personal, debido a la falta de coordinación y, a menudo,la superposición de políticas por parte de los países colaboradores.
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Natascia Nicoletti
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El reestablecimiento de las seguridad interna en Afganistán es una prioridad, tanto para el Gobierno afgano como para la comunidad internacional. A pesar de la reforma de las fuerzas armadas y la policía motivada por el programa Afghanistan Compact, en el 2006, todavía se está lejos de alcanzar los estándares previstos. La falta de una distinción clara entre el cometido de la Policía Nacional Afgana (ANP, por sus siglas en inglés) y el Ejército Nacional Afgano (ANA) sigue siendo una fuente de problemas; así como la ausencia de un código deontológico que defina los comportamientos y las medidas ante los actos delictivos. Sobre todo, resultan evidentes los problemas en el adiestramiento del personal, debido a la falta de coordinación y, a menudo,la superposición de políticas por parte de los países colaboradores.
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El problema del adiestramiento militar
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La coordinación de las políticas de reforma de las fuerzas de seguridad afganas se ha confiado a la Junta Mixta de Coordinación y Vigilancia (JCMB, por sus siglas en inglés), gestionada por un oficial afgano y un Representante Oficial del Secretario de la ONU. El adiestramiento de las fuerzas armadas de la policía se realiza según el programa de la NATO CSTC-A (siglas en inglés para Comando de Transición de Seguridad – Afganistán), que estableció hasta finales de 2005 una división de competencias entre los dos países guía del proyecto: Alemania, a cargo de la ANP; y Estados Unidos, a quien se confiaba la formación del ejército. El 12 de julio de 2005, el Gobierno estadounidense asumió la responsabilidad de ambos programas. Este cambio en el GSTC-A ha llevado a una discrepancia en las técnicas de entrenamiento de la policía afgana, debido a la diferencia de métodos de ambas naciones.Alemania sostiene la Academia Nacional de Policía, situada en Kabul, que prevé un adiestramiento de tres años para los oficiales de policía, más un programa de doce semanas para los que quieran diplomarse como supervisores o suboficiales. El programa de adiestramiento de la academia de Kabul no sólo comprende formación militar, sino también estudio en materia de derecho y sociedad.Estados Unidos ha confiado la planificación de los programas de adiestramiento a la Oficina contra el Narcotráfico (Bureau of International Narcotics and Law Enforcement Affairs) en condivisión con la DynCorp, una Private Military Company. La formación se lleva a cabo en el Centro de Entrenamiento Central, en Kabul, o en uno de los siete Centros de Entrenamiento Regional, que se encuentran en Kandahar, Herat, Gardez, Mazar-e-Sharif, Konduz, Jalalabad, y Bamiyan. El programa contempla nueve semanas de entrenamiento para los candidatos alfabetizados, y cinco para los analfabetos.Las diferencias políticas entre Alemania y Estados Unidos es la base de la falta de homogeneidad de las actividades en Afganistán; mientras los germanos apuestan por un sistema de pocos hombres muy competentes, los americanos prefieren un aumento masivo de las unidades militares.
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La coordinación de las políticas de reforma de las fuerzas de seguridad afganas se ha confiado a la Junta Mixta de Coordinación y Vigilancia (JCMB, por sus siglas en inglés), gestionada por un oficial afgano y un Representante Oficial del Secretario de la ONU. El adiestramiento de las fuerzas armadas de la policía se realiza según el programa de la NATO CSTC-A (siglas en inglés para Comando de Transición de Seguridad – Afganistán), que estableció hasta finales de 2005 una división de competencias entre los dos países guía del proyecto: Alemania, a cargo de la ANP; y Estados Unidos, a quien se confiaba la formación del ejército. El 12 de julio de 2005, el Gobierno estadounidense asumió la responsabilidad de ambos programas. Este cambio en el GSTC-A ha llevado a una discrepancia en las técnicas de entrenamiento de la policía afgana, debido a la diferencia de métodos de ambas naciones.Alemania sostiene la Academia Nacional de Policía, situada en Kabul, que prevé un adiestramiento de tres años para los oficiales de policía, más un programa de doce semanas para los que quieran diplomarse como supervisores o suboficiales. El programa de adiestramiento de la academia de Kabul no sólo comprende formación militar, sino también estudio en materia de derecho y sociedad.Estados Unidos ha confiado la planificación de los programas de adiestramiento a la Oficina contra el Narcotráfico (Bureau of International Narcotics and Law Enforcement Affairs) en condivisión con la DynCorp, una Private Military Company. La formación se lleva a cabo en el Centro de Entrenamiento Central, en Kabul, o en uno de los siete Centros de Entrenamiento Regional, que se encuentran en Kandahar, Herat, Gardez, Mazar-e-Sharif, Konduz, Jalalabad, y Bamiyan. El programa contempla nueve semanas de entrenamiento para los candidatos alfabetizados, y cinco para los analfabetos.Las diferencias políticas entre Alemania y Estados Unidos es la base de la falta de homogeneidad de las actividades en Afganistán; mientras los germanos apuestan por un sistema de pocos hombres muy competentes, los americanos prefieren un aumento masivo de las unidades militares.
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Fuerzas de seguridad afganas
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Según la política de Reforma del Sector de Seguridad (Security Sector Reform o SSR), adoptada en 2003 por el presidente Karzai, la consolidación de las fuerzas armadas y de la policía debe respetar la composición étnica afgana y el respeto a la políticas de género, como la adhesión de mujeres a sus filas.
El ejército afgano, que cuenta con el apoyo formativo de la Task-Force Phoenix, en la que participan Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Croacia, Alemania, Italia, Mongolia, Noruega, Holanda, Polonia, Rumanía, Eslovenia y Suiza. De los cerca de 50.000 hombres del destacamento, 35.000 han sido adiestrados por la Task-Force Phoenix, aunque según el 2006 Afghanistan Compact, se deben alcanzar los 70.000 efectivos para garantizar un nivel aceptable de seguridad interna.En lo que respecta a la Policía Nacional, el número de agentes resulta igualmente insuficiente, a pesar de que en 2006 Karzai fundase la Policía Nacional Auxiliar Afgana (Afghanistan National Auxiliary Police o ANAP) para hacer frente a las necesidades más urgentes.Según las líneas de actuación adoptadas, antes del 2010, los efectivos policiales deberían ascender a 62.000 hombres, pero en mayo de 2007, la Junta Mixta de Coordinación y Vigilancia (JCMB) solicitó que se incrementara hasta los 82.000 hombres, incluyendo 18.500 para vigiar las fronteras. A pesar del aumento previsto, la proporción entre población y fuerzas de policía resultará inferior a la de otros países, como por ejemplo Irak. La propia JCMB ha reconocido que no sabe el número de hombres que trabajan para la Policía Nacional, debido a la escasa difusión provincial de los bancos de datos electrónicos.
A pesar de las políticas nacionales, la composición étnica de la Policía Nacional, es aún homogénea, presentando una mayoría de representantes Tajiks. A julio de 2007, 72.000 policías habían recibido formación en los centros de adiestramiento: de los 223 suboficiales diplomados, 167 eran Tajiks, 37 Pashtuns, 11 Hazaras, 6 Sadats, uno Uzbek y otro Gujar; mientras que las proporciones se repiten con los 376 oficiales: 210 eran Tajiks, 144 Pashtuns, 15 Hazaras, 3 Uzbeks, 3 Sadats y uno Pashai. La escasa representación de otros grupos étnicos en las Policía Nacional y la excesiva presencia de Tajiks, en una situación tan conflictiva como la afgana, podría acrecentar el sentimiento de desconfianza de la población ante la autoridad.La situación de la Policía Nacional resulta crítica desde el punto de vista del escaso equipamiento del que dispone, tal como ha denunciado el general estadounidense Durbin, ya que sólo alcanza a cubrir el 40% de las unidades operativas. Por su parte, el ejército goza de mejores medios, gracias a las considerables inversiones (que ascienden a 2.000 millones de dólares desde la entrada en vigor del Afghanistan Compact).
Reclutar civiles para las filas del la Policía Nacional resulta difícil debido a los bajos salarios, a los previstos por el ejército (mientras un policía cobra 70 dólares, un soldado recibe al menos 100). Las diferencias entre Ejército Nacional y Policía Nacional, sumado a la presencia de compañías de seguridad privadas (que pagan a su personal entre 150 y 200 dólares al mes), hacen difícil acabar con la corrupción interna del cuerpo. Por otro lado, la Policía Nacional Auxiliar y el reclutamiento de sus integrantes, parece minar el objetivo de lograr una fuerza de policía que respete los estándares profesionales necesarios para evitar problemas de corrupción y discriminación.
Fuerzas de seguridad afganas
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Según la política de Reforma del Sector de Seguridad (Security Sector Reform o SSR), adoptada en 2003 por el presidente Karzai, la consolidación de las fuerzas armadas y de la policía debe respetar la composición étnica afgana y el respeto a la políticas de género, como la adhesión de mujeres a sus filas.
El ejército afgano, que cuenta con el apoyo formativo de la Task-Force Phoenix, en la que participan Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Croacia, Alemania, Italia, Mongolia, Noruega, Holanda, Polonia, Rumanía, Eslovenia y Suiza. De los cerca de 50.000 hombres del destacamento, 35.000 han sido adiestrados por la Task-Force Phoenix, aunque según el 2006 Afghanistan Compact, se deben alcanzar los 70.000 efectivos para garantizar un nivel aceptable de seguridad interna.En lo que respecta a la Policía Nacional, el número de agentes resulta igualmente insuficiente, a pesar de que en 2006 Karzai fundase la Policía Nacional Auxiliar Afgana (Afghanistan National Auxiliary Police o ANAP) para hacer frente a las necesidades más urgentes.Según las líneas de actuación adoptadas, antes del 2010, los efectivos policiales deberían ascender a 62.000 hombres, pero en mayo de 2007, la Junta Mixta de Coordinación y Vigilancia (JCMB) solicitó que se incrementara hasta los 82.000 hombres, incluyendo 18.500 para vigiar las fronteras. A pesar del aumento previsto, la proporción entre población y fuerzas de policía resultará inferior a la de otros países, como por ejemplo Irak. La propia JCMB ha reconocido que no sabe el número de hombres que trabajan para la Policía Nacional, debido a la escasa difusión provincial de los bancos de datos electrónicos.
A pesar de las políticas nacionales, la composición étnica de la Policía Nacional, es aún homogénea, presentando una mayoría de representantes Tajiks. A julio de 2007, 72.000 policías habían recibido formación en los centros de adiestramiento: de los 223 suboficiales diplomados, 167 eran Tajiks, 37 Pashtuns, 11 Hazaras, 6 Sadats, uno Uzbek y otro Gujar; mientras que las proporciones se repiten con los 376 oficiales: 210 eran Tajiks, 144 Pashtuns, 15 Hazaras, 3 Uzbeks, 3 Sadats y uno Pashai. La escasa representación de otros grupos étnicos en las Policía Nacional y la excesiva presencia de Tajiks, en una situación tan conflictiva como la afgana, podría acrecentar el sentimiento de desconfianza de la población ante la autoridad.La situación de la Policía Nacional resulta crítica desde el punto de vista del escaso equipamiento del que dispone, tal como ha denunciado el general estadounidense Durbin, ya que sólo alcanza a cubrir el 40% de las unidades operativas. Por su parte, el ejército goza de mejores medios, gracias a las considerables inversiones (que ascienden a 2.000 millones de dólares desde la entrada en vigor del Afghanistan Compact).
Reclutar civiles para las filas del la Policía Nacional resulta difícil debido a los bajos salarios, a los previstos por el ejército (mientras un policía cobra 70 dólares, un soldado recibe al menos 100). Las diferencias entre Ejército Nacional y Policía Nacional, sumado a la presencia de compañías de seguridad privadas (que pagan a su personal entre 150 y 200 dólares al mes), hacen difícil acabar con la corrupción interna del cuerpo. Por otro lado, la Policía Nacional Auxiliar y el reclutamiento de sus integrantes, parece minar el objetivo de lograr una fuerza de policía que respete los estándares profesionales necesarios para evitar problemas de corrupción y discriminación.
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Reacción de los países de la OTAN
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Las declaraciones sobre el estado de las reformas pronunciadas con ocasión del aniversario del 11-S, indican que los países implicados en el frente afgano están preparados para llevar a cabo mayores inversiones para la estabilización de Afganistán, sólo queda resolver la cuestión del “modus operandi”. Alemania ha adoptado medidas internas para aumentar el número de soldados, pero no ve con buenos ojos la política de Estados Unidos. Por su parte, el asistente del Secretario de Estado de Estados Unidos para Asia meridional y central, Richard Boucher, ha solicitado una mayor flexibilidad a los contingentes de la OTAN, particularmente a Alemania, que se había negado a enviar 3.000 soldados a la zona meridional de Afganistán. Mientras tanto, Canadá y los Países Bajos barajan la posibilidad de retirar sus tropas, debido al fuerte debate surgido entorno a la eficacia de la misión de la OTAN.
Un eventual retiro de las tropas holandesas y canadienses pondría en crisis la misión internacional, tanto desde el punto de vista operativo como político.Los países del Tratado comienzan a percibir un estancamiento de la misión en Afganistán, debido a la persistente agresividad de los grupos rebeldes talibanes. A pesar de los gastos soportados por los países miembros (entre enero y junio de 2007, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo suministró 77,242 millones de dólares aportados por Canadá, Italia, Polonia, Noruega, Suecia y Estados Unidos), la situación militar no mejora, al contrario, los últimos acontecimientos evidencian una escalada de tensiones en el país. Además, el retraso en la adquisición de autonomía y competencias por parte de las fuerzas de seguridad, debido a las diferencias introducidas durante el adiestramiento, amenaza con incrementar la percepción de inutilidad de la misión afgana por parte de los países implicados en la misma.
Reacción de los países de la OTAN
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Las declaraciones sobre el estado de las reformas pronunciadas con ocasión del aniversario del 11-S, indican que los países implicados en el frente afgano están preparados para llevar a cabo mayores inversiones para la estabilización de Afganistán, sólo queda resolver la cuestión del “modus operandi”. Alemania ha adoptado medidas internas para aumentar el número de soldados, pero no ve con buenos ojos la política de Estados Unidos. Por su parte, el asistente del Secretario de Estado de Estados Unidos para Asia meridional y central, Richard Boucher, ha solicitado una mayor flexibilidad a los contingentes de la OTAN, particularmente a Alemania, que se había negado a enviar 3.000 soldados a la zona meridional de Afganistán. Mientras tanto, Canadá y los Países Bajos barajan la posibilidad de retirar sus tropas, debido al fuerte debate surgido entorno a la eficacia de la misión de la OTAN.
Un eventual retiro de las tropas holandesas y canadienses pondría en crisis la misión internacional, tanto desde el punto de vista operativo como político.Los países del Tratado comienzan a percibir un estancamiento de la misión en Afganistán, debido a la persistente agresividad de los grupos rebeldes talibanes. A pesar de los gastos soportados por los países miembros (entre enero y junio de 2007, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo suministró 77,242 millones de dólares aportados por Canadá, Italia, Polonia, Noruega, Suecia y Estados Unidos), la situación militar no mejora, al contrario, los últimos acontecimientos evidencian una escalada de tensiones en el país. Además, el retraso en la adquisición de autonomía y competencias por parte de las fuerzas de seguridad, debido a las diferencias introducidas durante el adiestramiento, amenaza con incrementar la percepción de inutilidad de la misión afgana por parte de los países implicados en la misma.
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Conclusiones
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El refuerzo de la política de Reforma del Sector de Seguridad es vital para consolidar la seguridad interna del país. La desconfianza de la población en la autoridad amenaza con convertirse en un movimiento antigubernativo, agravando aún más la situación. Por otro lado, la OTAN tendrá que resolver sus problemas internos para poder hacer frente a los objetivos fijados, y mantener una presencia eficaz en el país.
Conclusiones
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El refuerzo de la política de Reforma del Sector de Seguridad es vital para consolidar la seguridad interna del país. La desconfianza de la población en la autoridad amenaza con convertirse en un movimiento antigubernativo, agravando aún más la situación. Por otro lado, la OTAN tendrá que resolver sus problemas internos para poder hacer frente a los objetivos fijados, y mantener una presencia eficaz en el país.
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Equilibri.net - Italy/05/10/2007
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