“En la democracia soy partidario de los límites”
José Miguel Insulza
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Para el secretario general de la OEA, en Latinoamérica toma fuerza la idea de que debe fortalecerse la gestión del Estado, pero niega que hayan surgido dos polos ideológicos.
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Amílcar Mejía
nacion@laprensa.com.sv
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José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), hizo una breve escala en El Salvador, el pasado jueves. Venía de Managua donde participó en dos eventos con los presidentes Antonio Saca, de El Salvador; Manuel Zelaya, de Honduras; y Daniel Ortega, de Nicaragua. Por la noche se reunió con la cúpula del FMLN, que le externó sus dudas sobre el registro electoral. Partió luego a San José, Costa Rica, para observar el referendo sobre el TLC con Estados Unidos. Insulza ve una región con grandes avances democráticos y rechaza que en Latinoamérica existan dos polos ideológicos marcados.
¿Cómo ve a Centroamérica?
Centroamérica está progresando y está progresando la integración. Ciertamente hay problemas, siempre los hay, pero escucho a los presidentes que tienen una buena relación entre sí.
¿Las misiones electorales de la OEA han ganado credibilidad?
Yo creo que han ganado credibilidad, prestigio y se han diversificado... En algunos casos ayudamos a hacer elecciones como en Haití, por ejemplo, en la elección presidencial; en otros casos observamos referendos, en otros —una cosa nueva y muy importante para mí— auditamos el padrón electoral, como el caso de El Salvador. Estamos desarrollando trabajo importante de una gran credibilidad.
¿Es primera vez que auditan un padrón electoral?
Esta es la primera vez que, yo recuerdo, hay un proceso en el que solamente hay una auditoría del padrón electoral, sin perjuicio de las elecciones que vamos a observar más adelante.
¿Cómo ve que los partidos recurran a la OEA para esta labor?
El que recurrió a nosotros y nos pidió la auditoría fue el Tribunal (Supremo) Electoral. Ahora me parece estupendo que la oposición también quiera esa auditoría y esté a favor de ella, creo que es muy buena cosa.
Sin embargo, hay algunos casos donde la misión de la OEA ha sido cuestionada, como en Venezuela.
En el caso de Venezuela hemos tenido en los últimos dos años algunos pronunciamientos de distinto tipo. Cuando observamos la elección (parlamentaria) de diciembre de 2005 conseguimos todas las garantías que la oposición nos pedía; sin embargo, la oposición se retiró. Luego hicimos el informe electoral y al presidente Hugo Chávez no le gustó y también criticó a la OEA, pero luego su mismo gobierno dijo que le parecían bien los informes que se habían emitido; después tuvimos la elección misma y ahí hubo críticas de todos lados, pero finalmente nuestra observación se impuso; luego tuvimos el incidente de Radio Caracas Televisión (RCTV). La política venezolana es un poco polarizada y eso probablemente hace que algún día alguna cosa no le guste a uno y otra cosa no le guste al otro, pero les damos garantías a todos.
¿Hasta la fecha todos los procesos electorales en Venezuela han sido confiables?
Sí. Todo puede mejorar. Como organización, lo que decimos es que formulamos muchas opiniones y muchas críticas, los informes son muy circunstanciados; decimos exactamente todo lo que nos parece bien y todo lo que nos parece mal. Desde ese punto de vista no hemos cuestionado ninguna de las elecciones venezolanas que hemos observado, todas han dado un resultado que refleja lo ocurrido, más allá de que si se mira el informe puede estar lleno de críticas puntuales.
¿Ha sido difícil su gestión al frente de la OEA con el actual escenario político?
Creo que el escenario ha cambiado, más que porque han cambiado los gobiernos —hemos tenido unas 16 elecciones en los últimos tiempos y muchos presidentes han sido reelectos—; por tanto, el cambio más bien ha sido del escenario, de ambiente.
Lo que hay es un cierto retorno a un concepto de que el Estado debe tener una participación bastante mayor en la gestión de los asuntos sociales. Hubo un período en que algunos pensaban que era posible prescindir del Estado, que este no era parte de la solución sino del problema, que había prácticamente que privatizarlo todo, eso ha pasado; hay mucha más demanda de buenas políticas públicas, de buena gestión, y creo que por ahí va el camino de fortalecer la democracia; se puede fortalecer no solo sobre la base de hacer buenas elecciones, sino sobre la base de fortalecer también la gestión del Estado.
¿Existen dos polos muy marcados en Latinoamérica?
No creo que haya dos polos. Yo me muevo con la idea de que no hay dos polos. Quiero una organización donde todo el mundo se sienta cómodo y lo he conseguido. Si usted le pregunta a los gobernantes de distintos países de los que son identificados como de derecha o los identificados como de izquierda, se sienten cómodos en la Organización de Estados Americanos y ellos dicen que se sienten cómodos. Y eso es importante; esta es una organización inclusiva, no está para perseguir a nadie ni para excluir a nadie, ni para aislar a nadie.
Sin embargo, vimos la última asamblea de la OEA en Panamá un poco convulsionada.
Solamente un incidente de 10 minutos que iba a ocurrir, de todas maneras, por el tema de Radio Caracas Televisión. Por el contrario, el hecho de que la mayoría de los países se haya abstenido de participar conserva un deseo de evitar que los problemas dividan a la organización.
¿Qué está pasando con Cuba?
El tema de Cuba está siendo planteado cada vez con más frecuencia, todo mundo espera cierto cambio en Cuba, cierta transformación; yo creo que tenemos que tratar de ayudar a la reincorporación de Cuba al sistema interamericano y ayudarlo tendiendo la mano y tendiendo un diálogo. No ayudamos aislando.
¿Hay señales?
Señales no sé, pero yo por lo menos creo que la mayor parte de los americanos, en general, quisieran ver a Cuba aproximándose al sistema interamericano; sin embargo, yo creo que no sería bueno para nadie que eso ocurriera en confrontación con Estados Unidos; por el contrario, creo que la OEA en ese caso no cumpliría su papel, por lo tanto no soy de los que estoy por apresurar el proceso ni por crearnos antagonismos al interior de la OEA; estoy porque el proyecto sea discutido cuando madure la necesidad de un cambio, soy partidario de un cambio, pero partidario de hacer natural la posibilidad del cambio.
¿Las reelecciones dañan o benefician a la democracia?
Un sistema de reelección por sí no significa que un país sea más democrático o menos democrático; personalmente, en la democracia en general, soy partidario de los límites. Creo en el balance de poderes y en los límites en el ejercicio del poder; siempre he sido partidario de eso. No cuestiono que haya otros sistemas, pero creo que sobre todo los regímenes presidenciales, donde el balance de poder es un poquito más complejo, tienen que tener determinados límites.
¿Hasta dónde deben llegar estos límites?
No me pronuncio. Hay países que tienen reelección no inmediata, otros que tienen solo una reelección inmediata; creo que cada país va a elegir lo que quiera, pero el hecho de que en un país no haya límites a la reelección por sí solo no significa una descalificación, por lo tanto las reformas constitucionales tienen que ser examinadas en el contexto: qué grado de equilibrio de poder crean, qué grado de descentralización general. Hay que medirla bajo el parámetro de la Carta Democrática Interamericana.
El Salvador va a su quinta elección presidencial tras la firma de la paz. ¿Cómo evalúa el avance de la democracia?
Hay un clima de paz en la región, se hace política, los partidos políticos funcionan, los sistemas electorales funcionan, hay libertad de prensa y libertad de expresión. Creo que todo el continente, y esta parte en especial, vive una era nueva desde el punto de vista de la democracia.
¿La polarización no puede generar peligros a la democracia?
La polarización siempre es un problema, no en el sentido que la gente piense distinto. La polarización es peligrosa cuando se piensa que las diferencias hay que resolverlas de otra manera. Creo, sin embargo, que desde el punto de vista de la atracción de inversión extranjera, de la apertura del país, siempre es bueno tener situaciones más consensuales.
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José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), hizo una breve escala en El Salvador, el pasado jueves. Venía de Managua donde participó en dos eventos con los presidentes Antonio Saca, de El Salvador; Manuel Zelaya, de Honduras; y Daniel Ortega, de Nicaragua. Por la noche se reunió con la cúpula del FMLN, que le externó sus dudas sobre el registro electoral. Partió luego a San José, Costa Rica, para observar el referendo sobre el TLC con Estados Unidos. Insulza ve una región con grandes avances democráticos y rechaza que en Latinoamérica existan dos polos ideológicos marcados.
¿Cómo ve a Centroamérica?
Centroamérica está progresando y está progresando la integración. Ciertamente hay problemas, siempre los hay, pero escucho a los presidentes que tienen una buena relación entre sí.
¿Las misiones electorales de la OEA han ganado credibilidad?
Yo creo que han ganado credibilidad, prestigio y se han diversificado... En algunos casos ayudamos a hacer elecciones como en Haití, por ejemplo, en la elección presidencial; en otros casos observamos referendos, en otros —una cosa nueva y muy importante para mí— auditamos el padrón electoral, como el caso de El Salvador. Estamos desarrollando trabajo importante de una gran credibilidad.
¿Es primera vez que auditan un padrón electoral?
Esta es la primera vez que, yo recuerdo, hay un proceso en el que solamente hay una auditoría del padrón electoral, sin perjuicio de las elecciones que vamos a observar más adelante.
¿Cómo ve que los partidos recurran a la OEA para esta labor?
El que recurrió a nosotros y nos pidió la auditoría fue el Tribunal (Supremo) Electoral. Ahora me parece estupendo que la oposición también quiera esa auditoría y esté a favor de ella, creo que es muy buena cosa.
Sin embargo, hay algunos casos donde la misión de la OEA ha sido cuestionada, como en Venezuela.
En el caso de Venezuela hemos tenido en los últimos dos años algunos pronunciamientos de distinto tipo. Cuando observamos la elección (parlamentaria) de diciembre de 2005 conseguimos todas las garantías que la oposición nos pedía; sin embargo, la oposición se retiró. Luego hicimos el informe electoral y al presidente Hugo Chávez no le gustó y también criticó a la OEA, pero luego su mismo gobierno dijo que le parecían bien los informes que se habían emitido; después tuvimos la elección misma y ahí hubo críticas de todos lados, pero finalmente nuestra observación se impuso; luego tuvimos el incidente de Radio Caracas Televisión (RCTV). La política venezolana es un poco polarizada y eso probablemente hace que algún día alguna cosa no le guste a uno y otra cosa no le guste al otro, pero les damos garantías a todos.
¿Hasta la fecha todos los procesos electorales en Venezuela han sido confiables?
Sí. Todo puede mejorar. Como organización, lo que decimos es que formulamos muchas opiniones y muchas críticas, los informes son muy circunstanciados; decimos exactamente todo lo que nos parece bien y todo lo que nos parece mal. Desde ese punto de vista no hemos cuestionado ninguna de las elecciones venezolanas que hemos observado, todas han dado un resultado que refleja lo ocurrido, más allá de que si se mira el informe puede estar lleno de críticas puntuales.
¿Ha sido difícil su gestión al frente de la OEA con el actual escenario político?
Creo que el escenario ha cambiado, más que porque han cambiado los gobiernos —hemos tenido unas 16 elecciones en los últimos tiempos y muchos presidentes han sido reelectos—; por tanto, el cambio más bien ha sido del escenario, de ambiente.
Lo que hay es un cierto retorno a un concepto de que el Estado debe tener una participación bastante mayor en la gestión de los asuntos sociales. Hubo un período en que algunos pensaban que era posible prescindir del Estado, que este no era parte de la solución sino del problema, que había prácticamente que privatizarlo todo, eso ha pasado; hay mucha más demanda de buenas políticas públicas, de buena gestión, y creo que por ahí va el camino de fortalecer la democracia; se puede fortalecer no solo sobre la base de hacer buenas elecciones, sino sobre la base de fortalecer también la gestión del Estado.
¿Existen dos polos muy marcados en Latinoamérica?
No creo que haya dos polos. Yo me muevo con la idea de que no hay dos polos. Quiero una organización donde todo el mundo se sienta cómodo y lo he conseguido. Si usted le pregunta a los gobernantes de distintos países de los que son identificados como de derecha o los identificados como de izquierda, se sienten cómodos en la Organización de Estados Americanos y ellos dicen que se sienten cómodos. Y eso es importante; esta es una organización inclusiva, no está para perseguir a nadie ni para excluir a nadie, ni para aislar a nadie.
Sin embargo, vimos la última asamblea de la OEA en Panamá un poco convulsionada.
Solamente un incidente de 10 minutos que iba a ocurrir, de todas maneras, por el tema de Radio Caracas Televisión. Por el contrario, el hecho de que la mayoría de los países se haya abstenido de participar conserva un deseo de evitar que los problemas dividan a la organización.
¿Qué está pasando con Cuba?
El tema de Cuba está siendo planteado cada vez con más frecuencia, todo mundo espera cierto cambio en Cuba, cierta transformación; yo creo que tenemos que tratar de ayudar a la reincorporación de Cuba al sistema interamericano y ayudarlo tendiendo la mano y tendiendo un diálogo. No ayudamos aislando.
¿Hay señales?
Señales no sé, pero yo por lo menos creo que la mayor parte de los americanos, en general, quisieran ver a Cuba aproximándose al sistema interamericano; sin embargo, yo creo que no sería bueno para nadie que eso ocurriera en confrontación con Estados Unidos; por el contrario, creo que la OEA en ese caso no cumpliría su papel, por lo tanto no soy de los que estoy por apresurar el proceso ni por crearnos antagonismos al interior de la OEA; estoy porque el proyecto sea discutido cuando madure la necesidad de un cambio, soy partidario de un cambio, pero partidario de hacer natural la posibilidad del cambio.
¿Las reelecciones dañan o benefician a la democracia?
Un sistema de reelección por sí no significa que un país sea más democrático o menos democrático; personalmente, en la democracia en general, soy partidario de los límites. Creo en el balance de poderes y en los límites en el ejercicio del poder; siempre he sido partidario de eso. No cuestiono que haya otros sistemas, pero creo que sobre todo los regímenes presidenciales, donde el balance de poder es un poquito más complejo, tienen que tener determinados límites.
¿Hasta dónde deben llegar estos límites?
No me pronuncio. Hay países que tienen reelección no inmediata, otros que tienen solo una reelección inmediata; creo que cada país va a elegir lo que quiera, pero el hecho de que en un país no haya límites a la reelección por sí solo no significa una descalificación, por lo tanto las reformas constitucionales tienen que ser examinadas en el contexto: qué grado de equilibrio de poder crean, qué grado de descentralización general. Hay que medirla bajo el parámetro de la Carta Democrática Interamericana.
El Salvador va a su quinta elección presidencial tras la firma de la paz. ¿Cómo evalúa el avance de la democracia?
Hay un clima de paz en la región, se hace política, los partidos políticos funcionan, los sistemas electorales funcionan, hay libertad de prensa y libertad de expresión. Creo que todo el continente, y esta parte en especial, vive una era nueva desde el punto de vista de la democracia.
¿La polarización no puede generar peligros a la democracia?
La polarización siempre es un problema, no en el sentido que la gente piense distinto. La polarización es peligrosa cuando se piensa que las diferencias hay que resolverlas de otra manera. Creo, sin embargo, que desde el punto de vista de la atracción de inversión extranjera, de la apertura del país, siempre es bueno tener situaciones más consensuales.
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José Miguel Insulza
Perfil
"La democracia se puede fortalecer no solo sobre la base de hacer buenas elecciones —que las hacemos—, sino sobre la base de fortalecer también la gestión del Estado.”
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"Creo que un sistema de reelección por sí no significa que un país sea más democrático o menos democrático, pero personalmente, en la democracia en general, soy partidario de los límites.”
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Nacimiento:
Santiago de Chile, 2 de junio de 1943.
"Creo que un sistema de reelección por sí no significa que un país sea más democrático o menos democrático, pero personalmente, en la democracia en general, soy partidario de los límites.”
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Nacimiento:
Santiago de Chile, 2 de junio de 1943.
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Profesión:
Titulado como abogado y con una maestría en Ciencias Políticas.
Profesión:
Titulado como abogado y con una maestría en Ciencias Políticas.
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Trayectoria:
Ha ejercido la docencia en universidades de Chile y México. Salió al exilio durante la presidencia de Augusto Pinochet. Tras el retorno de la democracia a su país, ha sido ministro de Relaciones Exteriores y del Interior.
Trayectoria:
Ha ejercido la docencia en universidades de Chile y México. Salió al exilio durante la presidencia de Augusto Pinochet. Tras el retorno de la democracia a su país, ha sido ministro de Relaciones Exteriores y del Interior.
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Cargo:
Desde mayo de 2005 ejerce como secretario general de la OEA.-
Cargo:
Desde mayo de 2005 ejerce como secretario general de la OEA.-
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La Prensa Gráfica - El Salvador/10/10/2007
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